Un poquito más de vida
MIENTRAS LOS
POLÍTICOS DEMAGOGOS, ya en plenas funciones públicas dentro de algún gobierno o
persiguiendo el hueso, elaboran discursos acerca de su adhesión a las políticas
de prevención de la diabetes o toman decisiones conducentes a la mejor calidad
de vida de los ancianos repartiendo sillas de ruedas o agendando programas de
salud general o entregando testamentos elaborados con descuentos o facilitan
lentes, en octubre, en la Universidad
de Exeter y en la Universidad de Michigan se han hecho descubrimientos e
invenciones de antología y que podrían revolucionar la medicina y, con ello,
trastocar todos los sistemas políticos y económicos existentes.
Estoy hablando de
un descubrimiento acerca de la probabilidad del rejuvenecimiento real (no
mercadológico o ficticio) de las células. Es tanto como decir que se ha
descubierto el “elixir de la eterna juventud”.
Cuando el destino nos alcance
Tiempo atrás y todavía,
los médicos discutían acerca de qué es la vejez, ¿un estado de involución
marcado por la decrepitud natural de los organismos o una enfermedad? Si lo
primero, ¿cómo frenar la decrepitud para propiciar no nada más una vida más
prolongada sino con mejor calidad? Si lo segundo, ¿cómo identificar las marcas
determinantes de esos síntomas que derivan en el envejecimiento y, más, cómo
saber la causa de la enfermedad, si se trata de una enfermedad relacionada con
el sistema inmunológico o si es ocasionada por factores de alguna clase de
toxicidad como pueden ser los oxidantes?
Film Cuando el Destino nos Alcance |
Más allá de la
investigación científica o de la imaginación literaria y cinematográfica, las
preguntas esenciales tendrán que ver con las implicaciones sociales, políticas,
económicas y ecológicas de las posibilidades que se vislumbran con la apertura
de esta puerta. Si ya hoy estamos preocupados con poblaciones cada vez más
amplias de ancianos para los que los sistemas de salud no se dan abasto; si ya
hoy las economías de los países enfrentan fuertes déficits y quebrantos
relacionados con el peso de las pensiones de los jubilados y se ha propuesto
aumentar la edad de la jubilación para mantener más tiempo activos a los
senectos a riesgo de la “baja productividad” resultante de la baja energía
natural de esas edades, será poco halagüeño lo que podría esperarse de este
avance de la ciencia y de la tecnología mientras no se atiendan de manera
debida los otros asuntos más inmediatos.
En tiempos cuando
más y más ancianos quedan en el abandono o la pobreza o son vistos como una
carga social —basta ver la a veces irracional oposición de algunos (incluso
ancianos) a la instalación de casas de reposo, asilos por ubicarlos en zonas
residenciales del Estado de México—, pensar en la extensión de la vida y el
mejoramiento de la calidad de vida en años posteriores a la mediana edad se
antoja, por una parte, fantástico (lo cual no siempre es algo bueno) porque
aporta a la idea de una más prolongada y amplia productividad, más dichosa;
pero, por otro, lado, se antoja también problemático (lo que no siempre es
negativo) porque a la par tendría que desarrollarse todo un conjunto de
complejos métodos, procedimientos, programas administrativos, sociales, económicos,
tecnológicos, ecológicos sustentables,
es decir, capaces de soportar y resolver las consecuencias de una población en
edades económicamente activas más avanzadas y más o menos saludables.
¡Viejos!, los cerros; y
reverdecen.
Hacia comienzos de
octubre, un equipo dirigido por la Profesora Lorna Harries, Profesora de
Genética Molecular en la Universidad de Exeter, descubrió una nueva forma de
rejuvenecer las células viejas o senescentes inactivas. A las pocas horas del
tratamiento, las células más viejas comenzaron a dividirse y tenían más largos
los “capuchones” en los cromosomas —conocidos como telómeros— que se acortan a
medida que envejecemos.
Este
descubrimiento, financiado por Dunhill Medical Trust, se basa en hallazgos
anteriores del grupo Exeter que demostraron que una clase de genes llamados
factores de empalme se desactivan progresivamente a medida que envejecemos. El
equipo de investigación de la Universidad de Exeter, trabajando con el profesor
Richard Faragher y la doctora Elizabeth Ostler de la Universidad de Brighton,
descubrió que los factores de empalme pueden volverse a conectar con productos
químicos, haciendo que las células senescentes no solo parezcan físicamente más
jóvenes, sino que comiencen a comportarse más como jóvenes células y comenzar a
dividirse.
Los investigadores
aplicaron compuestos llamados análogos de reversión, productos químicos basados
en una sustancia que se encuentra naturalmente en el vino tinto, chocolate
negro, uvas rojas y arándanos, a las células en cultivo. Los productos químicos
causaron factores de empalme, que se apagan progresivamente a medida que
envejecemos para volver a encenderse. En cuestión de horas, las células
parecían más jóvenes y comenzaron a rejuvenecerse, comportándose como células
jóvenes y dividiéndose [cf. (EXETER, University of, 2017) , (LATORRE, y otros, 2017) ].
Esto de alguna manera
viene a reforzar las ideas populares acerca de los beneficios de las sustancias
antioxidantes contenidas en frutos como la uva, el arándano y sus derivados en forma
de vino, y explicaría los beneficios de su consumo moderado para la nutrición y
la salud del sistema circulatorio de los adultos, como ha argumentado por años la
industria vitivinícola en el mundo.
El descubrimiento
tiene el potencial de conducir a terapias que podrían ayudar a las personas a
envejecer mejor, sin experimentar algunos de los efectos degenerativos del envejecimiento
y quizá, por ende y con el tiempo, a la extensión del promedio de vida en condiciones
relativamente más saludables.
La mayoría de las personas
de 85 años ha experimentado algún tipo de enfermedad crónica y, a medida que
las personas envejecen, son más propensas a los accidentes cerebrovasculares,
las enfermedades cardíacas y el cáncer.
El profesor Harries
dijo: “Este es un primer paso para tratar de hacer que las personas vivan vidas
normales, pero con salud para toda la vida". Nuestros datos sugieren que
el uso de productos químicos para volver a la clase principal de genes que se
apagan a medida que envejecemos podría proporcionar un medio para restaurar la
función a las células viejas”.
A medida que
envejecemos, nuestros tejidos acumulan células senescentes que están vivas, pero
que no crecen ni funcionan como deberían. Estas viejas células pierden la
capacidad de regular correctamente la producción de sus genes. Esta es una
razón por la cual los tejidos y los órganos se vuelven susceptibles a las
enfermedades a medida que envejecemos. Cuando se activan, los genes emiten un
mensaje que da las instrucciones para que la célula se comporte de cierta
manera. La mayoría de los genes pueden generar más de un mensaje, lo que
determina cómo actúa la célula.
Como te ves, me vi; como me ves, te
verás. Vaya agendando su ancianidad
Los factores de
empalme son cruciales para garantizar que los genes puedan realizar su gama
completa de funciones. Un gen puede enviar varios mensajes al cuerpo para
realizar una función, como la decisión de cultivar nuevos vasos sanguíneos o
no, y los factores de empalme determinan la decisión sobre qué mensaje emitir.
A medida que las personas envejecen, los factores de empalme tienden a
funcionar de manera menos eficiente o no funcionan en absoluto, lo que
restringe la capacidad de las células para responder a los desafíos en su entorno.
Las células senescentes, que se pueden encontrar en la mayoría de los órganos
de personas mayores, también tienen menos factores de empalme.
El profesor
Harries agregó: “Esto demuestra que cuando se tratan células viejas con
moléculas que restauran los niveles de los factores de empalme, las células
recuperan algunas características de la juventud. Son capaces de crecer, y sus
telómeros, las tapas en los extremos de los cromosomas que se acortan a medida
que envejecemos, ahora son más largos, como lo son en las células jóvenes.
Ahora se necesita mucha más investigación para establecer el verdadero
potencial de este tipo de enfoques para abordar los efectos degenerativos del
envejecimiento”.
En el mismo mes, en
la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, otro equipo de científicos
elaboró un sesudo algoritmo computacional y matemático cuya finalidad es la
reprogramación celular con base en el código genético (RONQUIST, y otros, 2017) .
En esta otra
investigación, el equipo interdisciplinario conformado por pediatras,
matemáticos, ingenieros en Computación, Medicina computacional, Bioinformática,
oncólogos, y biólogos, describieron un enfoque para optimizar el uso de los
factores de transcripción (TF) en la reprogramación celular, basado en un
dispositivo comúnmente utilizado en el control óptimo, para desarrollar mejores
predicciones y métodos para el control de procesos biológicos específicos y el
comportamiento de células en todo el sistema corporal humano.
“El día cuando
entenderemos el tiempo, la evolución de los eventos subcelulares, a un nivel de
detalle comparable a los sistemas físicos gobernados por las leyes del movimiento
de Newton parece muy lejano”, anota este equipo investigador en su artículo y añade:
“Aun así, los enfoques cuantitativos de la dinámica celular se suman a nuestra
comprensión de la biología celular”.
El equipo construyó
un modelo matemático y computacional aproximado para describir la evolución
natural de una población sincronizada de fibroblastos humanos, basada en datos
obtenidos al muestrear la expresión de más de 22 mil genes en varios momentos
durante el ciclo celular.
Fibroblastos humanos |
Para llegar a un
modelo de complejidad moderada, el equipo agrupó la expresión génica basada en
la división del genoma en dominios que se asocian topológicamente (TAD) y luego
modeló la dinámica de los niveles de expresión de TAD.
Con base en este
modelo dinámico y en datos adicionales, como los sitios de unión a TF conocidos
y la actividad, el equipo desarrolló una metodología para identificar los
mejores candidatos de TF para una tarea específica de reprogramación celular,
lo que permite la predicción de algunas combinaciones potencialmente útiles de
TF.
Sin duda, ambos
hallazgos, el de la Universidad de Exeter y el de la Universidad de Michigan resaltan
el inmenso potencial de los modelos dinámicos, las matemáticas, tecnología y las
metodologías y substancias químicas específicas de origen natural guiadas por
datos para mejorar las estrategias de control de los procesos biológicos y el
envejecimiento.
Referencias
EXETER, University of. (7 de noviembre de 2017). "Old
human cells rejuvenated in breakthrough discovery on ageing".
Recuperado el 16 de noviembre de 2017, de University of Exeter/news:
http://www.exeter.ac.uk/news/featurednews/title_620529_en.html
LATORRE, E., BIRAR, V.,
SHEERING, A., JEYNES, J., HOOPER, A., DAWE, H., . . . HARRIS, L. (17 de
octubre de 2017). "Small molecule modulation of splicing factor
expression is associated with rescue from cellular senescence".
Recuperado el 16 de noviembre de 2017, de BMC (Biomedcentral.com):
https://bmccellbiol.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12860-017-0147-7
RONQUIST, S.,
PATTERSON, G., MUIR, L., CHEN, H., BROWN, M., WICHA, M., . . . RAJAPAKSE, I.
(7 de noviembre de 2017). "Algorithm for cellular
reprogramming". Recuperado el 16 de noviembre de 2017, de PNAS
(Proceedings of The National Academy of Sciences of the United States of
America": http://www.pnas.org/content/114/45/11832.abstract
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