Palabras que matan

octubre 12, 2023 Santoñito Anacoreta 0 Comments


LA INTRINCADA RELACIÓN entre el lenguaje y el terrorismo pone de relieve una verdad pocas veces considerada, en especial por quienes, so pretexto de no tener el lenguaje como principal herramienta de su quehacer, olvidan que es todo lo contrario y que, a querer o no, en el principio está el verbo y es este el factor que determina nuestros grados de libertad, aun cuando, como es el caso de estas líneas, se acuda al recurso inhumano de la inteligencia artificial*.

Una afirmación categórica se alza como faro en medio de un mar de conceptos complejos: el acto de terrorismo no se limita únicamente a señales de alarma, sean estas falsas o verídicas, ni a explosiones devastadoras ni al salvaje y despiadado derramamiento de sangre. En la esencia misma del terror, encontramos su anclaje en un lugar mucho más sutil y retorcido: el lenguaje y, más específicamente, la forma y la intención con la que se emplea.

El verdadero terror no yace en las palabras por sí mismas, como algunos algoritmos de búsqueda en redes sociales o equipos de censores pueden hacernos creer. No, el verdadero terror reside en el contexto que envuelve estas palabras, en la carga emocional que transmiten y en la motivación subyacente. Para comprender esta compleja danza entre el lenguaje y el terror, examinemos las declaraciones recientes del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como un caso paradigmático.

Aunque yo mantenga diferencias con mi presidente Andrés Manuel López Obrador en diversos aspectos, compartimos, como mexicanos, una profunda vocación pacifista. Esto no implica abrazar una "neutralidad" irresponsable y desapegada de la realidad, sino más bien asumir una postura moral e íntegra. El terrorismo, en cualquiera de sus manifestaciones, es condenable, no solo por su inmoralidad, sino también por su profunda inhumanidad.

Es imperativo que tanto musulmanes como israelíes, a pesar de la pesada carga histórica que los separa, reconozcan que tanto quien ejecuta un acto atroz como quien permite que esto ocurra comparten la responsabilidad. Las atrocidades cometidas por grupos como Hamás, Putin y otros son igualmente condenables que las reacciones violentas y desproporcionadas de aquellos que han sido sus víctimas. En el conflicto de intereses, justos y pecadores a menudo comparten el mismo fardo de la culpa.

El verdadero reto radica en comprender que el terrorismo no es un fenómeno aislado, sino un ciclo de violencia que se retroalimenta. Solo cuando seamos capaces de aprehender la relación intrincada entre el lenguaje, el contexto y el terrorismo podremos buscar soluciones reales y duraderas. En la búsqueda de la paz, la responsabilidad recae en todos nosotros, sin importar nuestra procedencia o afiliación política.

Las palabras también matan, aquellas que inflaman los corazones y avivan el fuego del conflicto. Mientras continuemos en este camino de reflexión y comprensión, estaremos un paso más cerca de construir un mundo más pacífico y humano.

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* En efecto, este artículo basado en una entrada escrita por mí en el grupo de este blog en Facebook lo retoqué con inteligencia artificial y posteriormente lo edité para publicarlo en la forma que ahora lees, querido lector.

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México abatido

agosto 14, 2023 Santoñito Anacoreta 0 Comments


 

ERA DE LA OPINIÓN… de que México era un país con la cabeza erguida, orgulloso de su historia y sus tradiciones, pero tal parece que hoy México es todo lo contrario; más parece un país abatido por la pandemia, la economía, el crimen y las torpes decisiones de sus gobiernos.

En la consideración anterior he utilizado una palabra con todo propósito: el verbo abatir.

Desde el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, el verbo abatir ha sido empleado no solamente con torpeza sino con exceso por todos aquellos políticos, periodistas o personas comunes que han abordado el tema del crimen organizado, el combate al narcotráfico, en la nota policiaca o los discursos populistas. Noticias van y vienen, y la constante es el abatimiento del delincuente, el abatimiento de la mujer, el abatimiento de los derechos elementales. Y todo comenzó con un informe dado por los militares allá a comienzos del sexenio de Calderón, al poco tiempo de haber declarado el ex presidente la guerra al narcotráfico. Una guerra que, si por una parte parecía necesaria, por otra parte resultó contraproducente en sus efectos tanto como en sus expectativas, al punto que hoy el estado y sus recursos han sido rebasados en muchos de sus esfuerzos por conseguir la paz, la tranquilidad, la legalidad en este nuestro México abatido.

Pero no podemos culpar a los militares del abuso y mal uso que se ha hecho de este verbo abatir. Ellos, en su momento, al elaborar el primer informe donde utilizaron esta palabra, lo que pretendían era describir, informar acerca del hecho de que habían sometido y aprehendido a determinados criminales, no que los habían asesinado. Pero tal parece que los afanes justicieros solamente entienden la palabra abatir en una de las acepciones que nos provee el diccionario y como eufemismo sinónimo de asesinar: 

1. tr. Derribar algo, derrocarlo, echarlo por tierra. U. t. c. prnl.

2. tr. Hacer que algo caiga o descienda. Abatir las velas de una embarcación. U. t. en sent. fig. Roma abatió el poder de Cartago.

3. tr. Inclinar, tumbar, poner tendido lo que estaba vertical.

4. tr. Hacer caer sin vida a una persona o animal.

5. tr. Hacer perder a alguien el ánimo, las fuerzas, el vigor. U. m. c. prnl.

6. tr. Desarmar o descomponer algo.

7. tr. En determinados juegos de naipes, dicho de un jugador: Conseguir la jugada máxima y descubrir sus cartas, generalmente en forma de abanico sobre la mesa.

8. tr. Geom. Hacer girar alrededor de su recta común un plano secante a otro hasta hacerlo coincidir con él. U. t. c. prnl.

9. tr. desus. Humillar a alguien. Era u. t. c. prnl.

10. intr. Mar. Dicho de un buque: Desviarse de su rumbo a impulso del viento o de una corriente.

11. prnl. Dicho de un ave, de un avión, etc.: Descender, precipitarse a tierra o sobre una presa. El cuervo se abatió SOBRE una peña. U. t. en sent. fig. La desgracia se abatió SOBRE ella.

Cuando examina uno la realidad que hoy estamos viviendo en México, no cabe duda que cada una de las acepciones del verbo abatir son aplicables.  

México es un país abatido.  Las leyes han sido abatidas junto con el estado de derecho que deberían de sostener.  Los servicios de salud pública están abatidos, en parte, por la capacidad rebasada, la falta de presupuesto y las decisiones gubernamentales e institucionales que han hecho de nuestro sistema de salud uno enteco por caduco sometido a la corrupción de empresas privadas y funcionarios públicos. 

El sistema de procuración y administración de justicia están abatidos. En la parte de la procuración de justicia, la corrupción campea de arriba para abajo, y de un lado al otro; pocos escapan a sus tentaciones. Por lo que toca a la administración de justicia, podemos decir que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene parte de razón en los señalamientos que hace acerca de la corrupción existente entre jueces, magistrados y ministros, es algo que no podemos negar pero que tampoco podemos generalizar como una forma de pretexto para trastocar uno de los tres poderes que sustentan a nuestra república. Y si esta procuración y administración de justicia están abatidas es también porque quienes hacen las leyes han abatido al Estado de derecho con un conjunto de reformas a modo cuando no inútiles, absurdas o francamente estúpidas, más interesadas en las metas particulares y partidistas que en el bien común. Es decir, el Congreso de la Unión está abatido por causa de la negligencia, la irresponsabilidad, la tozudez, la soberbia y la ceguera de quienes lo componen.

México es entonces un país abatido por sus políticos, por su población, por su circunstancia.

Todos nosotros, en la medida de nuestra propia y personal responsabilidad, somos causantes de este abatimiento; unos más, otros menos. Y ahora, cuando la carrera hacia las elecciones presidenciales del dos mil veinticuatro ha prácticamente comenzado, escuchamos a morenistas y a frentistas alegando un sin fin de sinrazones, unos culpando al pasado, otros culpando al presente, pero ninguno con la capacidad de reconocer la parte de culpa que le corresponde en este innegable abatimiento de nuestro país.

La economía está abatida, aunque el peso luce fuerte. La fortaleza de nuestra moneda no es efecto de las decisiones de un gobernante o de alguno de los que componen su séquito, es sencillamente la consecuencia de una dinámica de mercado monetario, de la dinámica de una economía mundial interconectada y que, desde mediados de la pandemia, atraviesa por una franca recesión; una recesión que algunos han querido reconocer mientras otros persisten en negar. A los primeros, algunos los tachan de exagerados, por lo menos; y a los segundos, de fervorosos creyentes en la esperanza.

México lleva cinco años de un gobierno que tuvo como lema justo la idea de la esperanza. Los mexicanos, los que votaron por ese gobierno tanto como los que no, esperábamos que el concepto de transformación de veras fuera una metamorfosis que hiciera de nuestro país esa bella metáfora encarnada en la mariposa o ya de perdida en la polilla surgida de una maravillosa aunque grotesca oruga. Pero resulta que la oruga no salió devoradora,  glotona,  ansiosa de poder, y en su deambular mañanero por entre las ramas, con cada bocado abate la imagen, la credulidad y la legitimidad de una nación entera.

Los aspirantes a mandatarios, de un lado apenas llegan a burdos remedos de lo que hoy se tiene.  Los del otro lado recuerdan los pecados de lo que ya se tuvo. Puede haber entre unos y otros quienes tengan las capacidades, conocimientos, experiencias, intuición suficientes como para medianamente garantizar una visión de estado, un rumbo de regular claridad para el país, pero la verdad es que de todos juntos no hacemos uno solo, aunque nos prometan un gobierno de coalición y fundamento ciudadano. Poco importa si son de sexo masculino o femenino o de alguno más inventado por la autopercepción o la circunstancia. Lo que México necesita para levantarse de su abatimiento no es un asunto de sexo, no es un individuo concreto, no es una ideología específica como la que se quiere inducir mediante los libros de texto, tampoco es un sueño guajiro anclado en la letra de un bolero.

Los mexicanos estamos abatidos en nuestro ánimo. El aumento de asesinatos dolosos, de desapariciones forzadas, el miedo, la angustia, el tronarse los dedos por no hallar el ingreso cotidiano suficiente abaten a cualquiera, hasta al más pintado.

El gobierno y sus seguidores, día tras día, abaten o pretenden abatir a quienes no piensan como ellos y recurren para ello al odio, la división, el descrédito, la falacia y la mentira, distorsionando la verdad para acomodarla a su leal saber y entender. La verificación de la realidad en esos términos se vuelve tarea ardua que acaba por abatir a la verdad misma.

La oposición en cambio con su actuar reaccionario pretende abatir al gobierno en turno descalificándolo o calificándolo de mil maneras, a veces con razón y a veces sin ella. Si en el pasado se quiso desaforar al provocador, hoy el provocador, desaforado, quiere hacer del fuero el parapeto de los cretinos.

Entonces, y para terminar, el México que hemos experimentado entre dos mil dieciocho y dos mil veinticuatro no ha sido otra cosa sino un ring de lucha donde los contendientes, en vez de hacer un espectáculo digno, abaten el concepto mismo de competición, abaten al árbitro, abaten al contrincante, abaten las entradas y abaten al público que los observa. En el proceso, lo único que queda son fosas clandestinas, muebles incendiados, afanes inconclusos, pretensiones prostituidas, tristeza y ausencias.

Andrés Manuel López Obrador consiguió su cometido de pasar a la historia, pero no como el mejor presidente, ni siquiera como el peor, sino como el hombre que, por sus actos y omisiones hizo de México un país abatido. He ahí la verdadera transformación.


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La flor más bella del ejido

julio 08, 2023 Santoñito Anacoreta 0 Comments




ALLÁ EN MIS TIERNOS AÑOS de la secundaria, tenía yo un profesor, el Profesor Montaño, por mejor apodo "Monín", que era dado a comenzar sus clases de Ciencias Sociales e Historia de la manera como se narra un cuento. Me parece oírlo con su voz tipluda invitarnos diciendo:

¡Muchachos!, bienvenidos a un viaje por el tiempo o destiempo en la política mexicana, subámonos a un helicóptero y recorramos el país donde los tapados eran como esos regalos sorpresa en Navidad, pero en lugar de ilusionarnos, solo nos dejaban con la boca abierta y el ceño fruncido. Hoy, en pleno dos mil veinticuatro, la cultura del tapado parece estar resurgiendo con miras a las próximas elecciones presidenciales. ¡Es como si estuviéramos en una máquina del tiempo, pero sin los efectos especiales!

Antes de sumergirnos en la locura del presente, retrocedamos unas cuantas décadas, a los años anteriores a la década de los ochentas del siglo pasado. En aquellos tiempos, el tapado era una figura mítica, una especie de fantasma político que aparecía de la nada para convertirse en el candidato presidencial. Nadie sabía quién era, excepto el presidente en turno, quien guardaba celosamente su identidad como si fuera el último secreto del universo. Había más rumores y especulaciones en torno al tapado que sobre el monstruo del Lago Ness. ¡Vaya misterio! Ni siquiera la maestría de Abel Quezada consiguió develar jamás, a pesar de conocer sus miríficas propiedades divinas con las cuales cualquiera podría identificarlo o identificarla.


Pero lo interesante es cómo se llevaba a cabo toda esta obra de teatro política. Imaginen esto: solo había un candidato en la boleta electoral. Sí, leyeron bien, ¡solo uno! El pueblo mexicano no tenía opciones para elegir, pero eso no impedía que se gastara una fortuna en campañas electorales, porque, ¿quién necesita la diversidad democrática cuando puedes tener un solo sabor de helado en el menú?

Las campañas eran todo un espectáculo. Había propaganda por doquier, desde mascadas hasta discos de vinilo y hasta libros con la ideología del partido. Aunque solo hubiera un candidato, todos tenían que hacer como que competían. Era como jugar un partido de fútbol sin oponente, pero con una multitud de fanáticos aplaudiendo y vitoreando al único jugador en el campo. Al conjunto de aspirantes y sus afiliados se le conocía como "La Cargada" y si, por alguna razón, los indiciados aparecían deslucidos, entonces se consideraba, en términos muy revolucionarios, que "la caballada estaba flaca". Razón por la que se hizo tradicional también que los políticos charros demostraran su adhesión con una cabalgata multitudinaria, si bien no faltaba el Sancho que montaba burro o mula por aquello del no te entumas. ¿Dónde quedó la emoción de la competencia? Hoy ni caballos ni jaripeo; puros tamales de chipilín empujados con pozol endulzado con jarabe de pico.

Pero, amigos míos, ¡prepárense! Porque si creían que esos tiempos eran extraños, la cultura del tapado en la política mexicana de hoy en día nos está dando una lección magistral en absurdo y desconcierto. En lugar de desvanecerse en la historia, el tapado ha resurgido con más fuerza que nunca. Es como si el pasado se hubiera metido en una máquina del tiempo y decidiera hacer una visita en pleno siglo XXI.

En el año dos mil, el año de la transición democrática, en un inolvidable ensayo publicado por la revista Letras Libres —hoy calificada por el régimen de turno como "conservadora"—, Carlos Monsiváis advertía: "la cargada cambia de signo ideológico". Ayer como hoy esto es igualmente válido, y si en aquel tiempo los humoristas hicieron sorna del ambiente político inventando el FUL (Frente Unido de Lambiscones) hoy son los políticos mismos los que han inventado el FAM (Frente Amplio por México) como caricatura involuntaria de sus propias aspiraciones,

¡El Tapado está de vuelta! ¡Y esta vez es aún más divertido!

Según nuestro querido presidente, Andrés Manuel López Obrador, el tapado ya no existe, pero parece haber olvidado mencionárselo a sus colegas políticos. ¿O acaso están todos jugando a ser magos y ocultistas, él incluido con su frase "lo que diga mi dedito"? Cada día aparecen nuevos nombres y candidatos sorpresa, como si fueran personajes de una telenovela de enredos políticos. ¡Y el público solo puede mirar con asombro y confusión!

La verdad es que la cultura del tapado en la política mexicana es un juego de simulación y manipulación. Nos hacen creer que tenemos elecciones libres y justas, pero en realidad, el tapado ya está predestinado a ocupar el puesto más alto. Es como una tragicomedia donde todos actúan sorprendidos, pero en el fondo saben cómo terminará la historia.

Y así, queridos lectores, llegamos al final de este viaje en el tiempo por la cultura del tapado en la política mexicana. ¿Acaso podemos reír o llorar ante esta farsa electoral? Tal vez ambas cosas. Pero algo es seguro: debemos reflexionar y tomar acción. No podemos permitir que el tapado sea la norma, la tradición que se repite una y otra vez, por graciosa y entretenida que nos parezca, con todo y sus botargas, caricaturas y monigotes. Debemos exigir transparencia, competencia real y una democracia que no sea solo un juego de tronos, una democracia sin adjetivos, para citar a otro San Benito mártir de la 4T, Enrique Krauze.



¡Despierten, mexicanos! La elección presidencial de 2024 se acerca, y es hora de dejar de lado los juegos de tapados y exigir un verdadero cambio. No caigamos en el engaño y la complacencia. Es hora de que la política mexicana deje de ser un chiste y se convierta en una fuerza transformadora para el bienestar de todos.

La cargada de los seiscientos

Como si fuera un capítulo de la historia de una Esparta de petate, o una torpe batalla en una Crimea de una Ucrania de algún universo paralelo, en medio de una trama política repleta de ironías y contradicciones, en el vertiginoso escenario político de México, el Jerjes tabasqueño y su MORENA han dejado en claro su desprecio hacia instituciones clave como el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI).

Esta hostilidad se desarrolla en un contexto complejo, donde se entrelazan varios elementos: las próximas elecciones presidenciales de 2024; las denominadas "precampañas que pretenden no ser precampañas", tanto del partido MORENA como de la coalición del Frente Amplio por México conformada por la alianza PRI-PAN-PRD; el papel de los partidos Movimiento Ciudadano (MC) —que crece pero no se mueve—, Verde Ecologista de México (PVM) y del Trabajo (PT) —que nadie sabe para quiénes trabajan—,  y los satélites y apéndices que saldrán de la carga ligera de los seiscientos priyistas encabezada por los audaces Miguel Ángel Osorio Chong —suerte de Leónidas hidalguense—, y Claudia Ruiz Massieu —la Cardigan institucionalista—, y la participación destacada de mujeres políticas como Beatriz Aguirre, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. Todo esto se enreda como dictado por el oráculo de Delfina Gómez:

Mirad, habitantes de la extensa República Mexicana, o bien vuestra poderosa y eximia nación es arrasada por los descendientes del Peje, o no lo es; pero en ese caso, la tierra de Polemón llorará la muerte de un rey de la estirpe de Plutarco, y de Elías, y de Calles. Pues al invasor no lo detendrá la fuerza de los toros o de los leones o de los equis González, ya que posee la fuerza de Kukulkán. Proclamo, en fin, que no se detendrá hasta haber devorado a una u otro hasta los huesos.

En un país donde las elecciones presidenciales se asemejan a un juego de poder, el presidente López Obrador parece haber adoptado una estrategia sacada del Manual de Arbitraje del siglo XIV al cuestionar al árbitro en plena quinta etapa de su gobierno. Tal vez la etimología de "umpire", proveniente del antiguo francés "non per", que significa "número impar, no par", puede explicar de manera más adecuada su enfoque. ¿Por qué conformarse con un árbitro imparcial cuando puedes ser tú mismo el protagonista de la contienda? Dicho esto, resulta pertinente mencionar el famoso dicho beisbolero que el presidente AMLO suele citar: "ni pichas, ni cachas, ni dejas batear". Esta expresión, enlazada con su actitud desafiante hacia los demás poderes, refleja su voluntad de tomar el control absoluto de la situación y no permitir que nadie más tenga influencia en el juego político.

Las precampañas que no son precampañas: ¿Un déjà vu del viejo PRI?

En el contexto de las próximas elecciones presidenciales del 2024, donde la oposición mexicana busca unirse para presentar una opción real, el partido MORENA y el Frente Amplio por México, conformado por el PRI-PAN-PRD, parecen estar reviviendo los viejos tiempos del PRI. Las denominadas "precampañas que supuestamente no son precampañas" nos transportan al pasado, cuando el PRI gobernaba con mano firme y los candidatos ya estaban predestinados. ¿Será este un caso de déjà vu político o simplemente un nuevo capítulo en el juego de poder mexicano?


Mujeres políticas en el tablero: De heroínas a peones en el juego de poder.

En medio de este juego de poder, no podemos olvidar la participación de mujeres políticas destacadas para bien o mal. Beatriz Aguirre, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum son algunas de las protagonistas femeninas en este tablero político. Sin embargo, a pesar de su valía y liderazgo, parecen ser tratadas como peones en un juego donde los hombres aún tienen el control. ¿Será el papel de las mujeres políticas solo un espejismo de igualdad en medio de un sistema que sigue perpetuando las desigualdades entre los sexos?



En conclusión, el escenario político en México se asemeja a un juego de tronos lleno de ironías y contradicciones. La animadversión de López Obrador y MORENA hacia instituciones como el INE y el INAI refleja una estrategia en la cual el poder y la manipulación son moneda corriente. Mientras los partidos juegan sus cartas en las próximas elecciones presidenciales, las "precampañas que supuestamente no son precampañas" se convierten en un nuevo capítulo del antiguo libro del PRI. En este juego, partidos como Movimiento Ciudadano, el PT y el PVM intentan encontrar su lugar, pero ¿serán simples comparsas o árbitros reales? Y en medio de todo esto, las mujeres políticas, aunque presentes, parecen estar relegadas a un papel secundario, incluso cuando las vistan de huipil, pipa y guante. Este escenario político nos invita, sin lugar a dudas, a reflexionar sobre el juego de poder y las desigualdades que persisten en nuestro sistema político. Es momento de cuestionar, de exigir un cambio real y de no permitir que el futuro de nuestro país se decida en un juego de tronos donde la justicia y la equidad son meras piezas de ajedrez. ¡Levantemos nuestras voces y construyamos un México más justo y democrático para todos!

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¡Oh, capitán! ¡Mi capitán!

julio 06, 2023 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Foto: Archivo Indicios Metropolitanos. "¡Oh, capitán, mi capitán!", imagen generada con inteligencia artificial.
Autor: Alfred Steppenwolf


ERA DE LA OPINIÓN…, influenciado por la mercadotecnia política, de que los candidatos eran simples cosas de quita y pon, corcholatas, cartas de una baraja, removibles a veces por la gracia de un prodigioso dedo flamígero, a veces por algo que los dizque entendidos llaman la voluntad popular. ¡Qué equivocado estaba! O debería decir que estábamos, tú y yo, amable lector. Todos.

El voto en la mano no es letra de cambio ni garantía de calidad.

Los electores, aunque se los quiera ver como individuos, en el contexto de una elección  y más de una campaña, solo son parte de la masa y, la masa, lo saben bien Carlos Alazraky y otros colegas, no piensa, reacciona. Por eso, las campañas propagandísticas apelan a lo que las masas consumen: popularidad, atractivo, motivación, sentimientos. Buscan satisfacer lo más inmediato o, cuando mucho, lo más mediato en cuanto a carencias, resolver deficiencias. No más.

Eso explica también por qué políticos, empresarios e intelectuales acaban juntándose en clubes donde conciliar sus sueños y fantasías, separados del conglomerado y creyéndose los semidioses mandamases sobre la comunidad, aunque esta los vea con recelo. Desprecian al vulgo suponiéndole mera recua a la que es obligado guiar a punta de chicote, chiflido, golosina o canciones, mientras comprenden la travesía del modo como haría el capitán de un navío desfallecido en la cubierta, al lado del timón.

Claro está, es deseable que el elector, ya en la soledad de la cabina donde asienta su sufragio a depositar en la urna, como el individuo que es, sopese los planes, proyectos, ideas, propuestas (mejor que promesas), personalidades, pros y contras de un candidato y su partido respecto de los contendientes, por comparación, y que exprese mediante la boleta su aprecio por tal o cual específico, o en alianza con otras fuerzas, intereses e ideologías distintas de la imperante. Al final eso sucede, de malas o de buenas. Pero mal hacen los sobrios petulantes en pretender que, para los cargos de representación popular, y más los de la envergadura del presidencial, solo tengan cabida, a despecho y contrapelo de los derechos fundamentales asentados en la Carta Magna, los individuos candidatos con "capacidad", "experiencia", "conocimientos", así sean feos, inmorales o impopulares; o, ya de perdida, que cumplan con un diez por ciento de capacitación y un noventa por ciento de leal probidad.

Con toda la legitimación que conforme a derecho le asista a un individuo, ni el ejercicio de una profesión, ni los grados académicos, ni la experiencia, ni el sentido común garantizan que, ya no digamos un candidato, sino el mismo triunfador de unos comicios, será lo non plus ultra. La falibilidad humana siempre será un factor determinante en el ejercicio del poder, tanto como en el de cualquier acción realizada por el hombre (y aquí hablo del ser humano, para que no me tachen de misógino los socotrocos de apostadores por el lenguaje inclusivo y dizque políticamente correcto).

En algún momento de nuestra historia democrática, el voto era un mero trámite. Hoy se procura darle significado como efectiva, eficiente y eficaz forma de expresión de las preferencias ciudadanas, en cualquiera de las maneras que adopte: voto nulo, blanco, directo, indirecto, virtual o abstención.

Pero el voto también podemos verlo metafóricamente como un equilibrista caminando sobre una cuerda floja sin red de seguridad debajo, un violinista danzando sobre un tejado. Basta un mal paso o un soplo más fuerte de lo calculado para que las cosas salgan como no se habían imaginado.

Lemas como "La honestidad valiente, "La corrupción somos todos", "Arriba y adelante, "Por el bienestar de todos", "La esperanza de México", "La solución somos todos" y muchos más, ponen en evidencia sintética lo expuesto en lo antedicho. Los hechos y dichos están ahí, incontrovertibles, registrados por esos mismos medios oficialistas o no, a los que tanto se aplaude cuando no se los ataca.

¡Votando, que es gerundio!

La popularidad es fundamental para la construcción de liderazgos. No lo digo yo, lo dicen —valga la cacofonía entrante— los expertos psicólogos, sociólogos, politólogos o colegas comunicólogos, y no de ahora, sino desde que comenzaron los estudios sobre el tema allá por la década de los treintas del siglo pasado. No es un tema nuevo. De ahí que el populismo no es malo en sí, al contrario —ya se lo explicaba el presidente Obama al presidente Enrique Peña Nieto—, tiene una función específica en el arrastre de los grupos y masas. El problema se suscita cuando el populismo, basado en la popularidad, insisto, se pervierte y da pie a la demagogia. Y esta puede darse indistintamente entre quienes se definen de "derecha" como en quienes lo hacen cual de "izquierda", o hasta de "centro". En la casa del jabonero, el que no cae, resbala. Nada tiene que ver con afanes comunistas, socialistas, socialdemócratas o capitalistas. Sú único afán es provocar a las conciencias, seducirlas para conseguir su atención y favores con miras a una supuesta misión compartida y que alguien, puede ser cualquiera el ungido, no sabemos quién, ha de encabezar. Poco importa si la muchedumbre es tarada, imbécil, idiota o enterada. Hasta ahora la costumbre ha sido que quien levanta la mano y dice "¡yo quiero!" es tomado como feliz cordero para el sacrificio, noble sacrificio de sufrir la gloria o el infierno. Pero vivimos tiempos de transformación. Tal vez la bendición o maldición recaiga sobre mí, o sobre este o ese de allende. ¡Del agua mansa nos salve Dios!; y tengamos cuidado con lo que deseamos, pues los deseos, tarde o temprano, para bien o mal, se cumplen.


Por lo tanto, quienes se rompen la cabeza por hallar quién puede ser el capitán del navío, deben buscar candidatos populares, con capacidad de arrastre pero que no sean demagogos ni den pie al amotinamiento. Para no caer en la demagogia, su tipo de liderazgo ha de ser lo que debe definirse de entre los nueve existentesCabe destacar que estos estilos de liderazgo no son mutuamente excluyentes, y muchos líderes pueden combinar diferentes enfoques según las circunstancias y las necesidades de la comunidad (según se la vea como sistema de grupos organizados, conjunto de equipos o con el vago término de "sociedad civil"):

  1. Liderazgo autocrático: Este tipo de liderazgo se caracteriza por un control centralizado y una toma de decisiones unidireccional. El líder autocrático toma decisiones sin consultar al equipo y espera obediencia total.
  2. Liderazgo democrático: En este estilo de liderazgo, se promueve la participación activa de los miembros del equipo en la toma de decisiones. El líder democrático valora las opiniones y aportes de los demás antes de tomar una decisión final.
  3. Liderazgo laissez-faire: En este enfoque, el líder adopta un enfoque de "dejar hacer" y otorga a los miembros del equipo una gran autonomía y libertad para tomar decisiones. El líder se convierte en un recurso y brinda apoyo cuando se solicita, pero no se involucra de manera activa en la dirección del equipo.
  4. Liderazgo transformacional: Este tipo de liderazgo implica inspirar y motivar a los miembros del equipo para alcanzar niveles más altos de desempeño y lograr objetivos comunes. Los líderes transformacionales fomentan la creatividad, la innovación y el desarrollo personal de los seguidores.
  5. Liderazgo transaccional: Aquí, el líder establece acuerdos y recompensas claras con los miembros del equipo a cambio de un rendimiento determinado. El líder monitorea el cumplimiento de las tareas y ofrece incentivos o sanciones según los resultados.
  6. Liderazgo carismático: Los líderes carismáticos ejercen una fuerte influencia sobre los seguidores a través de su personalidad carismática y su capacidad para comunicar una visión convincente. Inspiran a los demás y generan entusiasmo y compromiso.
  7. Liderazgo situacional: Este estilo de liderazgo se basa en la idea de que no hay un enfoque único que sea efectivo en todas las situaciones. Los líderes situacionales adaptan su estilo de liderazgo según las necesidades y la madurez de los miembros del equipo.
  8. Liderazgo visionario: Los líderes visionarios tienen una visión clara del futuro y son capaces de comunicarla de manera persuasiva a los demás. Inspiran a los seguidores con un propósito común y los guían hacia metas a largo plazo.
  9. Liderazgo orientado a los resultados: Los líderes orientados a los resultados se centran en la consecución de objetivos y en la mejora del desempeño. Establecen estándares altos, fomentan la rendición de cuentas y dirigen a los miembros del equipo hacia el logro de resultados tangibles.

Las relaciones peligrosas o qué sabroso pollito con papas.

El término "sociedad civil" tiene sus orígenes en la filosofía política y ha sido utilizado y desarrollado por varios pensadores y académicos a lo largo de la historia. Sin embargo, se atribuye al teórico político inglés del siglo XVII, John Locke, la formulación más influyente del concepto de "sociedad civil".

Locke planteó la idea de una sociedad civil como un ámbito separado y distinto del gobierno y la autoridad política. En su obra Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil (1690), estableció la distinción entre la sociedad política, que era el ámbito de la autoridad estatal y la legislación, y la sociedad civil, que se refiere a las relaciones y asociaciones voluntarias entre los individuos en la sociedad. Le faltó hacer la distinción con el ámbito de la autoridad judicial, porque entonces no existía la división de poderes como hoy la conocemos.

Posteriormente, otros filósofos y teóricos políticos, como Jean-Jacques Rousseau y Alexis de Tocqueville, contribuyeron a desarrollar el concepto de sociedad civil en sus propias obras. Desde entonces, el término ha sido ampliamente utilizado en la teoría política y el discurso académico para referirse a la esfera de la actividad social, económica y cultural que existe fuera del ámbito del gobierno, y que involucra la interacción y la organización de los individuos en asociaciones y organizaciones no estatales. Pero también, a ciencia y paciencia, a querer o no, se fue propiciando el divorcio franco entre los gobernantes y los gobernados llevando a dos visiones de mundo: a) quienes ven el mundo como el tablero de ajedrez donde se ejerce el poder mientras la sociedad civil conforma las piezas del juego; b) quienes ven a los gobernantes, autoridades, funcionarios y representantes como empleados sujetos al dictado de una vaga razón popular. Lo que hoy estamos viviendo y atestiguando en México y el mundo, ese afán popular por someter a los líderes traza una fina y peligrosa raya que separa la democracia, por imperfecta que sea, y la oclocracia, la que puede conducir a una toma de decisiones impulsiva y a la vulneración de los derechos y las libertades de aquellos que no están en línea con la opinión o la voluntad de la mayoría, o de una minoría que se autodefine como representantes virtuosos de dicha amorfa mayoría.

Esa forma de categorizar al gobernante, en tanto funcionario público, como "empleado del pueblo", como subalterno de una autoridad difusa es un craso error. Como lo es también la visión extrema contraria. El elegido no es por definición ni caudillo ni mártir, ni ogro filantrópico ni capataz, ni pedagogo ni pescador de hombres.

Los líderes válidos no se autonombran o autoeligen o autoproponen. Para que un liderazgo, cualquiera de sus tipos, sea sólido, este debe ser reconocido y aceptado por los otros, por la gente que conforma el grupo al que pertenece ese individuo; y el rol debe ser asumido por quien lo detenta. Si uno de estos dos factores no ocurre, el liderazgo, tarde o temprano, pierde fuerza, poder y queda reducido a una función complementaria, lo cual tampoco es despreciable, pues siempre se espera y sucede que convivan los nueve tipos de liderazgo en un mismo grupo y de forma simultánea, complementándose. No quiere decir que solo unos pocos pueden ser líderes. Todo lo contrario, en cada persona hay una o más formas de liderazgo como respuestas adaptativas a las situaciones que envuelven a la organización de la que son parte. La dinámica de la alternancia del liderazgo es una constante en todo sistema social.

De ahí, la importancia en la selección de candidatos radica no en el plan, programa, proyecto o visión de campaña, sino en la personalidad con el potencial de llevar a efecto dicho plan, y de adaptarse a la circunstancia de su aplicación. De entenderse y coordinarse con los otros tipos de liderazgo para conducir la nave a buen puerto. Para que eso ocurra, el elegido debe estar arropado por un equipo que abarque los restantes tipos de liderazgos que lo complementen. Es verdad que en algún momento estos otros podrían sustituirlo, pero para que eso suceda debe ser por causas mayores o un cambio radical en la circunstancia de origen.

¿Quiénes seleccionan a esos nueve liderazgos? Mejor dicho, ¿quiénes los reconocen entre la multitud? Los otros, la gente misma en un proceso "natural" de "¡sigan al bueno", al audaz, al inteligente, al poderoso, al carismático, al conocedor, al relacionado, al sensible, al calculador estratega o al ferviente místico. Eligiendo siempre con apego a la circunstancia que aqueja definiendo la situación del grupo o la masa. No lo hacen de forma artificial y artificiosa con base en métodos y protocolos retorcidos, densos, cartabones inflexibles sujetos a los lineamientos de una ideología.

El verdadero líder no tiene necesidad de ir de casa en casa recabando firmas. La gente con solo mirarlo, escucharlo, leerlo y tratarlo lo identifica. Poco importa su sexo o su preferencia sexual.

De ahí también que, por años, la mercadotecnia política ha estado equivocada en mirar a los candidatos individuales, como productos y, a los partidos que los contienen e impulsan, como marcas. Sólo hay algo cierto en ese enfoque y es la posibilidad de que el producto, asociado a la marca, con base en sus propiedades y objetivos, motive la adhesión del elector visto, de nuevo un error, como público consumidor. Sí, también es cierto que todo candidato, visto como producto, está sujeto a una fecha de caducidad, pero no como individuo, como persona. De ahí que lo elegido no son botellas de refrescos, unos burbujeantes otros libres de azúcares, sino personas. La mercadotecnia, pues, ha sido el factor pervertidor de la política ya de por sí podrida desde antaño. Pero es la mercadotecnia también la que, revisando sus principios aplicados a este tema, puede transformar la manera como los electores, ya en su individualidad, voten conforme a su leal saber, entender y sentir, y muy aparte de lo que la masa puede sugerir por inercia social.

Hoy México es una nave encallada. Su capitán, su Ulises, atado al mástil no consiguió eludir los cantos de las sirenas y nos llevó a derivar por una odisea en la que los monstruos a enfrentar fueron, en su mayoría, productos de su delirio. Entre otras cosas, eso explica nuestra división. Ahora está por verse si nosotros seremos capaces de remar o nadar hasta la orilla. En esta circunstancia, cabe recordar a Walt Whitman.

¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha terminado.
La nave ha salvado todos los escollos, hemos ganado el anhelado premio.
Próximo está el puerto, ya oigo las campanas y el pueblo entero que te aclama,
Siguiendo con sus miradas la poderosa nave, la audaz y soberbia nave;
Más, ¡ay!, ¡oh corazón!, ¡mi corazón!, ¡mi corazón!
No ves las rojas gotas que caen lentamente,
Allí, en el puente, donde mi capitán
Yace extendido, helado y muerto.
¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! Levántate para escuchar las campanas.
Levántate. Es por ti que izan las banderas. Es por ti que suenan los clarines.
Son para ti estos búcaros, y esas coronas adonardas.
Es por ti que en las playas hormiguean las multitudes,
Es hacia ti que se alzan sus clamores, que vuelven sus almas y sus rostros ardientes.
¡Ven, capitán! ¡Querido padre!
¡Deja pasar mi brazo bajo tu cabeza!
Debe ser sin duda un sueño que yazgas sobre el puente.
Extendido, helado y muerto.
Mi capitán no contesta, sus labios siguen pálidos e inmóviles,
Mi padre no siente el calor de mi brazo, no tiene pulso ni voluntad,
La nave, sana y salva, ha arrojado el ancla, su travesía ha concluido.
¡La vencedora nave entra en el puerto, de vuelta de su espantoso viaje!
¡Oh, playas, alegraos! ¡Sonad, campanas!
Mientras yo, con dolorosos pasos,
Recorro el puente donde mi capitán
Yace extendido, helado y muerto.

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Con la mesa puesta

julio 01, 2023 Santoñito Anacoreta 0 Comments



HACIA LAS DOS DE LA MAÑANA del cinco de junio, con casi el 90% de las actas computadas, la candidata Alejandra del Moral de la alianza PRI-PAN-PRD repuntó quedando separada por escaso 8% frente a la virtual triunfadora de las elecciones en el Estado de México, la morenista Delfina Gómez.

El dato no permitía entonces hablar de un "empate técnico", y menos por ocurrir en un panorama que, además, ponía en duda la legitimidad de la ganadora tanto como de la perdedora al registrarse menos del 50% de participación ciudadana.

Probablemente, de haber habido además elecciones al congreso local, quizás la oposición conformada por la alianza habría obtenido una mayoría significativa como para contrarrestar y balancear los poderes. Pero Delfina Gómez llegó con un congreso local dominado por MORENA. Habrá que verse cómo sortearán las decisiones estatales los alcaldes de la oposición, como Angelica Moya M.

Los verdaderos perdedores y ganadores.

Hablando en plata y a la luz de las pruebas y evidencias, quien de veras ganó las elecciones en el Estado de México y Coahuila fue el abstencionismo. En tanto expresión ciudadana del sufragio y como ya he escrito con anterioridad, el abstencionismo debe ser leído como un mensaje claro del hartazgo que, en general la clase política y el sistema de partidos, entre otros factores, han ocasionado en el ánimo de los ciudadanos y electores. Ya no ha bastado anular el voto o votar en blanco para enviar el mensaje. Ahora, la ciudadanía fue más tajante con un ausentismo escandaloso, quizás de los mayores en la historia de las elecciones intermedias o nacionales en México.

El presidente Andrés Manuel López Obrador es el gran perdedor, aunque es posible que no lo reconozca nunca. En su momento afirmó con determinación que MORENA arrebató al PRI el control del Estado de México, pero esa victoria no fue significativa considerando su origen y trayectoria política, ya que proviene del PRI. Podríamos decir que nos encontramos ante una situación ambigua. Además, la derrota de MORENA en Coahuila implica la perpetuación del control de los intereses fácticos en una región industrial emergente y en crecimiento como Coahuila, donde se ha descubierto uno de los yacimientos de litio más grandes del mundo y se ha atraído a Tesla para establecerse en Nuevo León. En contraste, el Estado de México está experimentando un declive en este sentido, exacerbado por los conflictos entre los cárteles de narcotráfico que han perturbado el orden legal y la paz en la región.

Es decir, MORENA y AMLO perdieron lo más por lo menos, y sus seguidores y afiliados felices y miopes, cuando no francamente ciegos, dicen y dirán que la zanahoria al final de la pértiga se veía más sabrosa que el norteño campo tapizado de alfalfa. Qué más, en eso consisten las victorias pírricas.

Por supuesto no se hicieron esperar los ataques a los consejeros y la estructura del INE previa a las recientes reformas como una justificación que, de nuevo, pondrá en tela de juicio la integridad y amable disposición de los ciudadanos insaculados para ser funcionarios de casilla. En este gobierno, la culpa siempre es ajena y una reminiscencia del pasado (tan acendrada en la memoria como los repetitivos y rancios anecdotarios historicistas del mandatario). Y si a ello sumamos la aparente sumisión de los nuevos consejeros electorales, pues podríamos decir que la mesa está casi puesta para el dos mil veinticuatro.

Pero, hay otro gran perdedor y ese es el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en franca decadencia y perdiendo terreno, cuando no hasta el registro en varias entidades, hecho que lo muestra ahora ya ni siquiera como el apéndice extraído del PRI, sino como la bazofia restante de la cantera al punto que podemos afirmar que ha cumplido su ciclo político y enfrenta una crisis profunda que pone en duda su supervivencia como una fuerza relevante en México.

El final del PRD o los estertores la socialdemocracia mexicana.

Como mencioné en este blog tiempo atrás y varias veces, el PRD fue creado como apéndice del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y como un intento de aglutinar a las diversas corrientes de izquierda en el país. Sin embargo, a lo largo de los años, el PRD ha experimentado escisiones y divisiones internas, lo que ha debilitado su cohesión y su capacidad para representar efectivamente a las izquierdas en México. Acotaba René Torres-Ruiz, investigador en temas electorales:

[…] el PRD es resultado de un gran caleidoscopio de partidos y organizaciones sociales de izquierda, y de la propia Corriente Democrática del PRI, que le dan un sello particular. Es un partido que recupera y se nutre, desde su fundación misma, de la larga y dificultosa lucha de las izquierdas por transformar y democratizar el país. Así, las organizaciones y los movimientos sociales fueron un actor central en la creación del partido, no sólo apoyando e impulsando su constitución, sino aportando ideas, estrategias de lucha, un debate nutrido y crítico frente a una realidad política que estaba en plena transformación. […] Maurice Duverger, señaló en algún momento que “[…] los partidos sufren profundamente la influencia de sus orígenes” (Duverger, 1996: 15). En el caso del PRD esta idea ha quedado claramente de manifesto ([TORRES-RUIZ, 2021], p.29).

Y lo dicho por Duverger es aplicable también a MORENA e incluso las alianzas y coaliciones que de un tiempo a esta fecha han llevado a los distintos partidos a construir relaciones de franca y burda conveniencia. A decir de Esperanza Palma (cit. [TORRES-RUIZ, 2021], p.33), en la década de mil novecientos noventa, para los fundadores y simpatizantes: "La tesis dominante dentro del PRD […] era que la extinción del PRI era una condición necesaria para la democratización del país". Pero la realidad poco a poco lo hizo derivar a un campo sembrado de intereses más bien mezquinos.

La extinción del PRI no sucedió, como sí en cambio su adecuación a los tiempos, casi de la manera como pasó en sus inicios al cambiar mucho más que solo de siglas entre ser el Partido Nacional Revolucionario (PNR, de 1928 a 1938), luego Partido Revolucionario Mexicano (PRM, de 1938 a 1946), y afianzarse como Partido Revolucionario Institucional (PRI, desde 1946), hecho este que, en todo caso, ha llevado a pensar a algunos estudiosos si no estamos atestiguando una nueva metamorfosis y actualización de todo el aparato en reacción a los procesos sociopolíticos nacionales e internacionales de hoy, tal como evidentemente ocurrió al crearse bajo la simulación de una ruptura el PRD y ramificarse en MORENA y Movimiento Ciudadano, pues todos los políticos o la mayoría de los fundadores de dichos partidos han tenido sus raíces justo en el PRI y, al no ser favorecidos por el sistema, optaron por actuar desde una supuesta marginalidad progresista y seudo opositora.

Acomodos y enterramientos.

El proceso no ha sido terso y ha estado constantemente minado por diversos intereses fácticos que pasan por los empresariales y topan con los del narcotráfico y la delincuencia organizada, ocasionando una preocupante y creciente cantidad de muertes en México, incluida la de específicas instituciones como podría ser el PRD (POLEMÓN, 2023).

Respecto de las altas cifras de personas asesinadas y desaparecidas en México, una cantidad importante corresponde a personas ligadas también a la política, ya sea en puestos de elección popular, como activistas o relacionados, en mayor o menor medida, con actividades delictivas como el narcotráfico. Solo entre dos mil veinte y dos mil veintiuno, de acuerdo con fuentes consultadas por BBC de Londres, se contabilizaron más de ciento cincuenta asesinatos de carácter político (BROOKS, 2021).

El debilitamiento del PRD ha dejado un vacío en el panorama político mexicano, y algunos se preguntan si esto podría abrir la puerta a una mayor consolidación de una opción socialdemócrata en el país. La socialdemocracia, como una corriente política que busca combinar los principios de la democracia y la justicia social, ha tenido una presencia limitada en México. Aunque el PRD permitió la identificación de corrientes socialdemócratas en el país, la percepción de la moderación aún es vista por muchos como "tibieza".

La vocación política de los mexicanos todavía se encuentra anclada en maneras autocráticas, tanto de derecha como de izquierda. Esto ha dificultado la consolidación de una socialdemocracia fuerte en México. Sin embargo, es importante destacar que el panorama político es dinámico y está sujeto a cambios. A medida que la sociedad evoluciona y se transforma, las preferencias políticas también pueden cambiar. Es posible que en el futuro, México se perfile hacia una mayor aceptación y adopción de principios socialdemócratas, pero esto dependerá de múltiples factores, incluyendo la evolución de la sociedad y la capacidad de los partidos políticos para articular y promover propuestas socialdemócratas convincentes.

El tránsito del partido único al tripartidismo.

Existe la posibilidad de que México, en un futuro cercano, pueda evolucionar hacia un sistema tripartidista que permita organizar a las izquierdas, las derechas y los partidos moderados socialdemócratas en tres organizaciones solamente. Actualmente, el sistema político mexicano se caracteriza por la presencia de múltiples partidos políticos con diferentes ideologías y enfoques. Sin embargo, la fragmentación política ha sido un desafío para la gobernabilidad y la estabilidad política del país.

La consolidación de un sistema tripartidista podría ayudar a simplificar el panorama político y promover una mayor cohesión y articulación de propuestas políticas. Esto permitiría una mejor organización de las fuerzas de izquierda, derecha y moderadas, facilitando el debate y la toma de decisiones. Sin embargo, la transición hacia un sistema tripartidista requeriría cambios significativos en el marco legal y en la cultura política del país. No se descarta la elaboración de una nueva Carta Magna, idea promovida ya desde el surgimiento del PRD y hoy vuelta a poner sobre la mesa por Andrés Manuel López Obrador. Además, sería necesario que los partidos políticos logren establecer alianzas y coaliciones sólidas, capaces de atraer a un amplio espectro de votantes. De alguna manera la alianza conformada recientemente por PRI, PAN y PRD para oponerse a MORENA podría pensarse en esta línea, aun cuando para el PRD en concreto supone más bien una tabla de salvación. No solo eso, sería necesario proponer un cambio radical en la forma de gobierno para transitar a uno semi parlamentario que, ya se ve, podría ser más ajustado a la vocación mexicana.

Según mis proyecciones y análisis, preví y preveo todavía que la izquierda morenista podrá ganar las elecciones presidenciales nuevamente en 2024. Sin embargo, estimo que la izquierda morenista no obtendrá una mayoría en el congreso, el cual quedará dividido como en sexenios anteriores. Esto por el desencanto causado por la llamada Cuarta Transformación de un partido que se erigió en la "esperanza de México" y no ha sido tal por sus torpes decisiones, el nulo combate a la corrupción y la demagogia que le caracteriza.

Este escenario plantea desafíos para la gobernabilidad y la implementación de políticas, ya que la falta de una mayoría legislativa dificulta la aprobación de reformas y la toma de decisiones. El Congreso dividido puede llevar a un mayor debate y confrontación política, lo que podría obstaculizar el avance de la agenda legislativa propuesta por el presidente y su partido. En este contexto, se requerirá una mayor capacidad de negociación y diálogo político para lograr consensos y avanzar en la implementación de políticas públicas. Y para que ello ocurra el candidato de izquierda con la mayor capacidad negociadora y visión de estadista podría hallarse entre personajes como Marcelo Ebrard Casaubon o Ricardo Monreal. Mientras, por el lado opositor, parecería que los únicos con semejante perfil podrían ser Xóchitl Gálvez, José Ángel Gurría o Santiago Creel, si no sale por ahí un ciudadano sin tanta fama pero mayor sensibilidad política.

El ir y venir de las tendencias

Considerando el comportamiento pendular del sistema político mexicano, es difícil realizar un pronóstico preciso sobre qué fuerza política podría acceder al poder presidencial en 2030. El sistema político mexicano ha sido caracterizado por cambios de gobierno y alternancia entre diferentes fuerzas políticas a lo largo de su historia. Estos cambios han sido impulsados por diversos factores, como la insatisfacción ciudadana, los resultados de las elecciones y los cambios en el contexto político y social.

Sin embargo, basándonos en la historia política de México y el comportamiento pendular del sistema, es posible aventurar que podría haber un cambio de fuerza política en el poder presidencial en 2030. Dada la polarización y la volatilidad política en el país, podríamos anticipar que podría haber un regreso de la derecha al poder, o incluso el surgimiento de nuevas fuerzas políticas que actualmente no están en el centro del debate.

Es importante tener en cuenta que los pronósticos políticos siempre son inciertos y están sujetos a múltiples variables. El comportamiento pendular del sistema político mexicano es solo una de las muchas variables que pueden influir en el resultado de las elecciones y en el acceso al poder presidencial en 2030. Otros factores, como la economía, el desempeño de los gobiernos y las preferencias electorales de la ciudadanía, también desempeñarán un papel importante en la configuración del panorama político futuro.

El sistema político mexicano ha experimentado cambios de gobierno y alternancia política a lo largo de su historia, lo que refuerza la idea de un comportamiento pendular. Un ejemplo destacado es el periodo conocido como la "docena trágica" en 1913, cuando Victoriano Huerta dio un golpe de Estado y derrocó al presidente Francisco I. Madero, quien representaba la vía democrática y reformista [5].

Otro ejemplo importante es el periodo de 2000 a 2012, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) rompió con la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y gobernó el país. Durante este periodo, Vicente Fox y Felipe Calderón, ambos del PAN, ocuparon la presidencia de México. Este cambio de gobierno representó un giro significativo en la historia política del país y demostró la posibilidad de alternancia política.

Además, en los últimos años, la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador y su movimiento Morena ha sido otro ejemplo de cambio político y alternancia en el sistema mexicano. López Obrador, quien fundó Morena después de abandonar el PRD, ha sido un actor central en la escena política mexicana y ha propuesto una agenda de transformación que ha sido respaldada por amplios sectores de la población.

Estos ejemplos ilustran cómo el sistema político mexicano ha experimentado cambios y alternancias a lo largo del tiempo, reflejando el comportamiento pendular y la capacidad de adaptación del sistema político a las demandas y preferencias de la sociedad.

Movimiento Ciudadano, ¿esquirol o la nueva versión del PRD?

El partido Movimiento Ciudadano ha emergido como una fuerza política relevante en México en los últimos años. En las elecciones de 2024, se espera que Movimiento Ciudadano desempeñe un papel importante como una de las opciones para los votantes que buscan una alternativa a los partidos tradicionales.

El partido ha ganado presencia y apoyo en distintas entidades del país, destacando en estados como Jalisco y Nuevo León. Su mensaje de lucha contra la corrupción y de impulsar una agenda progresista ha resonado en algunos sectores de la población, lo que le ha permitido obtener escaños en el Congreso y en gobiernos locales.

Sin embargo, es importante señalar que el escenario político puede cambiar en los próximos años, y el papel de Movimiento Ciudadano en las elecciones de 2024 dependerá de diversos factores, como la coyuntura política, la estrategia del partido y la respuesta de los electores ante sus propuestas.

Hasta hoy, salvo en raras ocasiones, Movimiento Ciudadano (MC) ha apostado por ir solo en las elecciones y mostrar una cara socialdemócrata moderada más próxima a los principios que dieron origen al PRD. Por lo cual no sería difícil que, en caso de desaparecer este, muchos de sus simpatizantes y militantes derivaran a engrosar las filas de MC. De tal forma, una nueva metamorfosis del PRI podría llevarlo a escindirse de nuevo en dos vías. Una conduciría a la derecha priyista a sumarse al PAN, mientras la restante más centralista encontraría acomodo en MC. La desintegración del PRI, entonces, sí se ve cercana, pero no por los motivos que guiaban a la izquierda que encausó a PRD y MORENA, sino por razones más pragmáticas e instrumentales. Entonces, podemos empezar a decir que PRI y PRD ya son historia.

En conclusión, el PRD ha cumplido su misión histórica de aglutinar a las diversas izquierdas en México, permitiendo la identificación de corrientes socialdemócratas en el país. Sin embargo, la posibilidad de que México se encamine hacia una socialdemocracia como modelo político definitivo aún enfrenta desafíos y obstáculos, como la resistencia a la moderación y la percepción de esta como "tibieza" por parte de algunos sectores de la sociedad.

En cuanto a la configuración del sistema político mexicano, la posibilidad de un sistema tripartidista que organice a las izquierdas, las derechas y los partidos moderados socialdemócratas en tres organizaciones solamente es una idea interesante, pero su viabilidad dependerá de diversos factores y dinámicas políticas, incluso decisiones legislativas.

Con respecto a los pronósticos sobre las elecciones futuras y el acceso al poder presidencial en 2030, es importante reconocer que los resultados electorales y las preferencias políticas son difíciles de predecir con certeza. No obstante, los datos registrados y el comportamiento pendular del sistema político mexicano permiten vislumbrar el panorama político del país.


Referencias

  • TORRES-RUIZ, René. (2021). "Historia del PRD, surgimiento, desarrollo y decadencia de un partido de izquierda". Revista Mexicana de Estudios Electorales, volumen 5, número 26, segundo semestre de 2021 (julio-diciembre). Recuperado desde https://www.researchgate.net/publication/353299359_Historia_del_PRD_surgimiento_desarrollo_y_decadencia_de_un_partido_de_izquierda el 1 de julio de 2023.
  • BROOKS, Darío (2021). "Las decenas de políticos que han sido asesinados en México durante la campaña de la elección intermedia" - BBC News Mundo (20 de mayo 2021). Recuperado: 1 July 2023, desde https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-57166582.
  • POLEMÓN. 2023. “PRD En El Hoyo Y a Punto de Perder Su Registro.” Polemón. Polemón. July 2023. https://polemon.mx/prd-en-el-hoyo-y-a-punto-de-perder-su-registro/.‌

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Los árboles mueren de pie

junio 13, 2023 Santoñito Anacoreta 0 Comments

DESDE HACE ALGUNOS MESES —para ser preciso desde octubre de dos mil veintidós—, he venido buscando hacer conciencia entre mis vecinos y conocidos, y más allá, llamar la atención de las autoridades competentes y académicos investigadores acerca de un tema preocupante como lo es la numerosa mortandad de especies arbóreas en el centro de México, la que se ha incrementado en los recientes tres a cinco años.

Todo comenzó cuando, aficionado como soy desde niño a la biología y otras ciencias, y no nada más a la literatura, las humanidades y las ciencias sociales, empecé a notar que en algunos árboles de mi vecindario surgían unas pequeñas bolas de heno y algunas plantas colgantes en troncos y entre las ramas. Jamás las había visto ni de niño ni en mi adolescencia, ni en mi joven vida adulta hasta ahora con mis sesenta años de edad, y eso que llevo cincuenta y cinco años viviendo en esta zona de Naucalpan, en el Estado de México.

Primero me pareció gracioso, pero mi curiosidad —a veces criticada por algunos— me llevó a investigar, y pronto me preocupé de veras al descubrir lo que eran esos especímenes y su papel en el ecosistema. Pero vayamos por partes, pues no he sido el primero ni seré el último en tomar nota de hechos como el que nos ocupa y que me recuerda los efectos nocivos y la pérdida de numerosos pirúes por causa de un peculiar liquen amarillo, también conocido como heno amarillo que plagó Ciudad Satélite hace unos veinticinco años.

Los árboles del norte y centro de México.

El cambio climático es una de las principales causas de la mortandad de árboles en todo el mundo, y el centro de México no es una excepción. Los cambios en los patrones de temperatura y precipitación pueden afectar la salud de los árboles, haciéndolos más susceptibles a enfermedades, plagas y sequías. Además, los eventos climáticos extremos, como las heladas tardías y las sequías prolongadas, pueden debilitar a los árboles y llevarlos a su muerte prematura.

La propagación de plagas y enfermedades forestales también ha contribuido a la mortandad de árboles en el centro de México. Por ejemplo, el gorgojo descortezador del pino (Dendroctonus mexicanus) ha causado estragos en los bosques de la región, especialmente en especies como el pino ocote (Pinus montezumae). Estos insectos se alimentan de la corteza de los árboles, interrumpiendo el flujo de nutrientes y debilitándolos hasta provocar su muerte.

La deforestación y el cambio de uso de suelo son factores determinantes en la mortandad de árboles en el centro de México. La expansión de la agricultura, la ganadería y la urbanización ha llevado a eliminar y degradar grandes extensiones de bosques, dejando a los árboles restantes más expuestos a los efectos negativos del clima, las plagas y las enfermedades. Además, la fragmentación de los bosques puede interrumpir los procesos ecológicos y reducir la capacidad de recuperación de los ecosistemas forestales. 

La intervención humana también ha desempeñado un papel en la mortandad de árboles en el centro de México. Actividades como la tala ilegal, la extracción de recursos forestales no sostenible y la contaminación pueden causar daños directos a los árboles y degradar su entorno. Además, el manejo inadecuado de los bosques, la falta de planes de reforestación y la falta de conciencia sobre la importancia de la conservación forestal contribuyen a la disminución de la salud y la vitalidad de los árboles. Es innegable la necesidad de viviendas, pero el abuso de inmobiliarias, especuladores y funcionarios corruptos ha propiciado una presión excesiva sobre los servicios públicos, la movilidad y por supuesto que alterado los ecosistemas hasta su desertificación. No está muy lejos en mi memoria cuando las colinas alrededor de Naucalpan vibraban con vida silvestre y hoy lucen áridas, repletas de casas y edificios. No hay ya una sola colina libre del efecto humano.

Es importante abordar estas causas y tomar medidas para mitigar los efectos negativos en los árboles. En la Ciudad de México, por ejemplo, el año pasado, dos mil veintidós, se inició el "Programa de Saneamiento de Árboles y Palmeras" para abordar el deterioro causado por plagas y enfermedades. El programa busca coordinar esfuerzos entre el gobierno central, los municipios locales y los ciudadanos para controlar las plagas y enfermedades, con una inversión inicial de sesenta millones de pesos. Por su parte, gobiernos municipales como el de Naucalpan han efectuado campañas de reforestación que, hemos de hablar con verdad, han sido no nada más insuficientes en sus efectos sino más bien un burdo recurso electorero. Solo recientemente se han están llevando al cabo acciones para controlar la propagación de organismos y parásitos que afectan a los árboles en la megalópolis que es la zona metropolitana. El plan de recuperación de la Ciudad de México incluye métodos de control como la poda y el uso del Liquidador Integral de Muérdago (LIM) para los árboles afectados por muérdago, pero la labor es ardua, exahustiva de esas que al final no redundan en votos necesariamente.

En el año dos mil trece, el ingeniero forestal José Javier Robledo Morales (MORALES, 2013) ya exponía en su tesis de licenciatura que desde hacía diez años atrás el heno motita se había convertido en un serio problema de salud para los bosques del país incluyendo bosques de pinos piñoneros, mezquitales y una gran variedad de plantas latifoliadas y plantas del desierto.

Un par de años después, la doctora en ciencias Luz de Lourdes Saavedra (SAAVEDRA, 2015) señalaba varios agentes que estaban ocasionando severos daños foliares en los cuerpos arbóreos del Bosque de San Juan de Aragón, próximo al municipio de Texcoco. Los agentes descritos por la investigadora en fitosanidad y fitopatología, además de reducir la estética del árbol reducen de modo considerable el área foliar activa fotosintéticamente, lo que a largo plazo afecta el crecimiento adecuado de las especies arbóreas.

Aunque en aquel año se  identificaron con menor frecuencia el muérdago y el heno motita, el último, aunque es considerado epífito se mostró en competencia con el hospedante por espacio y luz, aunado a ello se observó que el heno motita produce una especie de compresión (cinchado) en las ramas de sus hospederos restringiendo el flujo de nutrimentos. Y ya Saavedra advertía que la presencia combinada de heno motita y muérdago podría en el corto plazo convertirse en una gran problema como ya estamos corroborando ahora en la mitad del año dos mil veintitrés.

Si bien el heno motita ha sido utilizado con relativa frecuencia como forraje para rumiantes (vacas, caballos, etc.), la atención más formal e institucional se puso sobre el heno motita hacia el año dos mil tres, cuando el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP-Campo Experimental Saltillo) y la CONAFOR (Comisión Nacional Forestal) realizaron estudios encaminados a determinar los efectos de patógenos como el heno motita en los bosques de coníferas del norte del país.

En su tesis, el ingeniero Morales (op.cit.) proponía entre otras cosas la posibilidad de compostar el heno motita para utilizarlo como un sustrato alternativo en la germinación de los cedros americanos (cedrela odorata), de la familia de las meliáceas de la zona intertropical americana, y cuya madera tiene un gran valor comercial que por su calidad se utiliza en ebanistería y carpintería, además de servir como árbol ornamental en avenidas, parques, plazas.​ Pero su estudio arrojó que el heno motita no era adecuado  para utilizarse como composta, por su bajo rendimiento en la germinación.

Hacia dos mil cinco se hizo evidente una alta población de heno motita o musgo bola en las áreas forestales de Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, y San Luis Potosí considerándoselo un problema fitosanitario que se agravó al notarse la presencia adicional de diferentes tipos de muérdago pendiendo de las ramas de los árboles hospederos.

Por qué es un problema. Comprendiendo al enemigo.

El heno motita, conocido científicamente como Tillandsia recurvata, como musgo o paixtle bola, es una planta que crece en los árboles y pertenece al grupo de las plantas epífitas de la familia Bromeliacea, es decir, aquellas que se adhieren a otras plantas para vivir sin ser propiamente parásitas. Se distribuye en zonas semiáridas desde el sur de Estados Unidos hasta Argentina.


A diferencia de las plantas parásitas, el heno motita no absorbe agua ni nutrientes de sus hospederos, sino que los obtiene del medio ambiente a través de sus hojas cubiertas de tricomas especializados.

Esta planta tiene una adaptación única, ya que realiza la fotosíntesis principalmente durante la noche y cierra sus estomas durante el día para evitar la pérdida de humedad. En la época de otoño sobre todo, aprovecha los vientos nocturnos para diseminar sus esporas del tamaño de semillas. Sin embargo, hasta donde se sabía, no afectaba directamente a los árboles ni absorbía sus nutrientes, sino que utilizaba al árbol como sustrato para desarrollarse sobre la corteza. Pero algo ha sucedido en las décadas recientes, pues se ha observado que su presencia en grandes cantidades sobre los árboles puede dificultar su desarrollo normal y afectar su salud hasta matarlos de arriba para abajo convirtiéndolos en graves riesgos a considerar por las dependencias de protección civil.

El heno motita puede afectar negativamente a los árboles hospederos al obstruir los tejidos vasculares, modificar su anatomía y disminuir la eficiencia de la fotosíntesis. Se lo considera un "parásito estructural" de los árboles de mezquite y ha sido reconocido como una "plaga" en ciertas regiones de México por CONAFOR, SEMARNAT y SAGARPA (FLORES, 2017). Para controlar las poblaciones de heno motita, se emplean métodos como la poda y quema de ramas infestadas o tratamientos químicos específicos.

Aunque la sobrepoblación de heno motita no era grave años atrás a decir de algunos especialistas, y a pesar de que el heno motita no causa daño directo a los árboles, su proceso de fotosíntesis requiere una mayor cantidad de agua y luz solar en comparación con los árboles huéspedes, por lo que esta planta consume nutrientes esenciales para el desarrollo de los árboles en los que se encuentra adherida. Esta situación y las condiciones climatológicas oportunas pueden permitir que el heno motita y otras plantas epífitas, o incluso aquellas francamente parásitas como varios tipos de muérdago, se reproduzcan más rápidamente. El clima templado y subhúmedo favorece el rápido desarrollo del heno motita, especialmente en árboles como las jacarandas.

A diferencia de las plantas trepadoras que siempre están arraigadas en el suelo, los epífitos germinan en los troncos y ramas de los árboles, y de esta manera alcanzan una posición favorable para recibir los rayos del sol. La mayoría de las plantas epífitas como el musgo, los líquenes, ciertos helechos y la mayoría de las orquídeas no son parásitas ya que se sujetan en los árboles mediante unas raíces especiales que solo hacen las veces de soporte. Estos vegetales se alimentan de los aportes aéreos y de la lluvia, sin embargo ha habido reportes de que algunas de estas plantas sí pueden ejercer algún efecto nocivo en algunos de sus árboles hospedadores o bien conocidos como forófitos. Y esto puede deberse a que, como parte del proceso de sujeción, estrangulan las ramas, o que, dada su proliferación, aumentan el sombreo sobre el follaje interrumpiendo la fotosíntesis. También está la hipótesis de que secretan hacia el interior de los hospedadores sustancias alelopáticas con la función de, mejor que inhibir la circulación de nutrientes, más bien redirigirlos a las plantas inquilinas, especialmente en situaciones de estrés climático como los que vienen experimentando bosques de coníferas, templados y selvas tropicales y negras (de montaña) desde hace décadas a consecuencia del cambio climático.

Las sustancias alelopáticas son compuestos químicos producidos por las plantas que pueden afectar el crecimiento y desarrollo de otras especies vegetales. Se ha propuesto que tanto el heno motita como el muérdago podrían liberar sustancias alelopáticas que tienen un efecto negativo en los árboles hospederos, contribuyendo así a su mortandad. Sin embargo, se requiere de investigaciones adicionales para comprender mejor la naturaleza y el alcance de estas sustancias alelopáticas, y su relación con la mortandad de árboles en el centro de México.

Por otro lado, también la población de muérdagos, pertenecientes a la familia Loranthacea, plantas parásitas que se encuentran en casi todos los ecosistemas naturales, ha aumentado y se los ha visto creciendo en simbiosis junto con el heno motita en las mismas especies de árboles afectadas, unas más que otras. Se han identificado alrededor de 150 especies de muérdagos, y algunos géneros como Arceuthobium, Psittacanthus, Phoradendron y Struthanthus son especialmente perjudiciales para los árboles como manzanos, encinos, pinos, sauces, fresnos y olmos. Y si bien el muérdago no suele causar la muerte de los árboles, su presencia puede debilitarlos al absorber agua y nutrientes de sus hospederos.

Foto: Getty Images

El muérdago ha sido utilizado en terapias complementarias y alternativas para el tratamiento del cáncer, y se han estudiado sus extractos en diversos ensayos clínicos. Estos extractos han demostrado resultados positivos en términos de mejoría en la supervivencia y reducción de reacciones adversas en pacientes con cáncer de mama y cáncer colorrectal no metastásico. Sin embargo, cabe destacar que la relación del muérdago con la mortandad de árboles en el centro de México requiere de una investigación adicional para determinar su implicación específica. Quizás de la abundancia nociva podría beneficiarse la industria químico-medica mexicana, sobre todo ahora que en nuestro país y como efecto de las torpes decisiones gubernamentales en torno a la pandemia, así como el recorte presupuestal para la compra de medicamentos contra el cáncer, propició escasez de estos insumos. Tal vez, el interés conjunto podría redundar en beneficios para el bienestar tanto de los árboles como de los seres humanos. Lo mismo puede decirse del heno motita o paxtle bola para el interés agropecuario (PANORAMA AGROPECUARIO, 2014).

Los muérdagos, en tanto parásitos, invaden los árboles e incluso arbustos de gran tamaño, y se alimentan de su savia, debilitando su estructura hasta ocasionar la muerte del árbol afectado. Se propagan mediante la dispersión de semillas a través de aves, animales e insectos que consumen sus frutos y luego depositan las semillas en otras ramas, donde germinan y comienzan a desarrollarse nuevamente. En áreas urbanas donde no eran muy frecuentes, han podido observarse estas plantas adaptadas al ambiente y pudiendo crecer en superficies tales como grietas de edificios, entre muros, y desde ahí extendiéndose hacia las copas de los árboles. Esto ha llevado a considerar el muérdago como una plaga silenciosa que ha causado la muerte de más de 100,000 árboles en la Ciudad de México en los últimos cinco años.

Algunos observadores han notado un aparente patrón de comportamiento. Primero aparece el muérdago cuyo follaje se confunde con las copas de los árboles a los ojos de los viandantes inexpertos que no notan su presencia, y al cabo de un tiempo surge a la vista el heno motita. En otros casos ha sido al revés, apareciendo primero el musgo bola en troncos, por lo general en la cercanía de algunos líquenes, tímidamente y en cuanto va extendiéndose a las ramas superiores las aves encuentran más espacio donde posarse y defecar las semillas del muérdago en la corteza, permitiendo su instalación y prosperidad.

Esto puede ocasionar efectos como estos:

  1. Competencia por recursos: Aunque el heno motita no absorbe directamente los recursos de sus hospederos, su presencia en grandes cantidades puede competir por la luz solar, el agua y los nutrientes disponibles en el entorno. Esto puede afectar negativamente el crecimiento y la salud de los árboles hospederos, debilitándolos y haciéndolos más susceptibles a enfermedades y otros factores de estrés.
  2. Sombreamiento: El heno motita forma densas matas sobre las ramas de los árboles, lo que puede generar sombreado excesivo en las hojas y ramas de los árboles hospederos. El sombreado prolongado puede reducir la capacidad de fotosíntesis de los árboles, disminuyendo su producción de energía y debilitando su crecimiento y supervivencia.
  3. Acumulación de humedad: La presencia del heno motita sobre los árboles puede retener la humedad, creando un ambiente propicio para el desarrollo de microorganismos patógenos, como hongos y bacterias, que pueden infectar y debilitar a los árboles. Además, la acumulación de humedad en las ramas y troncos puede favorecer la descomposición y la aparición de pudriciones, lo que también puede contribuir a la muerte de los árboles afectados.

En Tula de Allende, Hidalgo, hacia dos mil diecisiete [(CONAFOR, 2017); (RESÉNDIZ & SÁNCHEZ-TRUJILLO, 2021)] se había observado un serio avance del heno motita ya considerado franca plaga. Ello motivó entonces como ahora  a los agricultores a requerir, sobre todo de parte de las autoridades respectivas, acciones urgentes para salvar a los árboles, sin embargo la desatención al campo por parte de los gobiernos estatales y federales ha empeorado el problema.

Esta plaga, que no solo se adhiere a árboles vivos sino también a árboles muertos, petrificados, incrementó su presencia en las zonas boscosas urbanas y rurales del centro de México y ya no nada más en el norte, como se había reportado años atrás. Ahora se sabe también que se alimenta de la contaminación y se encuentra presente en diversos lugares no solo rurales sino urbanos, incluso en cables de transmisión de energía eléctrica, lo que aumenta su riesgo para el desarrollo local y regional, aun cuando la CFE (Comisión Federal de Electricidad) no se ha pronunciado en años al respecto.

A pesar de que las epífitas, como el heno motita, no absorben agua ni nutrientes de las plantas hospederas y se ignora lo que las lleva a adherirse a cables de energía eléctrica, y si bien se creía que solo afectaba a pocas especies de árboles, hoy se ha observado que la lista de especies afectadas se ha ampliado, por lo que es necesario tomar medidas para controlar su proliferación, ya que puede interferir con la producción de árboles frutales y dañar la infraestructura.

Un problema para tomarlo como personal.

Los primeros reportes recientes a la luz de ls opinión pública sobre árboles enfermos en el centro del país fueron notas aisladas, en medios locales de Hidalgo y Querétaro. Los campesinos de esas entidades habían notado que los árboles morían de pie —sí, como metafóricamente reza la obra teatral del dramaturgo español Alejandro Casona con dicho título—. A ellos siguieron aislados apuntes en redes sociales de vecinos del Bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México.

Que yo notara personalmente un árbol en mi calle, un majestuoso jacarandá seco, por entero, en cuestión de medio año, falleciendo luego de más de veinte años de lento y mirífico crecimiento, fue otro indicio para tomar en cuenta, ir más a fondo en la investigación e incidir en la medida de mis posibilidades en generar conciencia sobre el asunto. Así, no solo recorrí mi terruño sino platiqué con la gente, cara a cara, niños, familias, evidenciándoles el tema, explicándoles su importancia desde mi humilde y limitado conocimiento de escritor, comunicólogo, periodista.

Hoy veo con agrado nuevas noticias esperanzadoras, un poco más de compromiso de algunos ciudadanos y de gobiernos locales como el de mi municipio Naucalpan de Juárez, con cuya actual directora del medio ambiente, Amaya Bernárdez, del gobierno encabezado por Angélica Moya, coincido en sus dichos [VENEGAS, 2023); (LEÓN, 2023)], aunque me atrevo a afirmar, sin afán de correrirle la plana, que el porcentaje que menciona del 60% del "arbolado urbano" enfermo por las plagas es solo una cifra conservadora y parcial.

De hacerse un censo adecuado y puntual que abarcara las zonas boscosas y parques como Los Remedios, Naucalli, Presa Iturbide, etc., nos espantaríamos al verificar el problema. Y más, al momento de sumar los casos indebidamente reportados desde hace dos años por las entidades aledañas de Querétaro, Hidalgo, Ciudad de México, Michoacán, Guerrero y Morelos, los más afectados tanto en zonas rurales como urbanas. ¿En qué condiciones se encuentran Villas del Carbón, Cuautitlán Izcalli, Atizapán, y otros municipios caracterizados por sus zonas boscosas y grandes parques naturales?

Un voto para la sensatez. Eligiendo el árbol de la vida.

Mientras unos hoy se pavonean por haber ganado electoralmente el Estado de México y otros hacen lo propio respecto de Coahuila, entre urnas y bosques desde el norte hasta el centro del país, el heno motita y el muérdago hacen otra clase de estragos a la larga más nocivos que los hechos por políticos o narcotraficantes, estragos acaso solo comparables con los incendios forestales y la tala ilegal e inmoderada.

Sería de esperarse que el gobierno estatal, ahora a ser encabezado por la morenista gobernadora electa Delfina Gómez, tome cartas en el asunto de manera más decisiva, coordinada incluso con el gobierno federal hasta ahora omiso en el tema, y más allá de motivos electoreros rumbo al dos mil veinticuatro.

Los pulmones del norte y centro de México están en riesgo, además, porque estas plagas que hoy los afectan justo proliferan en condiciones climáticas como las que tendremos todo este año y el siguiente por el efecto de El Niño, la sequía que propicia, de por sí ya afectando los recursos hídricos como ha notado y reportado OAPAS Naucalpan, y los cada vez más violentos huracanes provenientes del Pacífico, cuyas ráfagas contribuyen a la diseminación de esporas y semillas justo a lo largo de la Sierra Madre Occidental y el Eje Volcánico.

Estas condiciones climáticas fuerzan a los árboles a dosificar la circulación de nutrientes mediante su savia, lo que los debilita, y estas plagas de muérdagos y heno motita lo que hacen es depositar en las células enzimas que instruyen a los árboles a dirigir los nutrientes hacia ellas, por lo que en vez de alimentar las ramas alimentan a los inquilinos que prosperan a sus anchas.

Para resolver este problema preocupante podrían tomarse medidas como las siguientes:

  1. Campañas de concienciación: Realizar campañas educativas para informar a la población sobre la importancia de los árboles, su papel en el ecosistema, incluso como atrayentes y recopiladores de agua de lluvia para el mantenimiento de los mantos acuíferos, y los peligros que enfrentan. Promover la responsabilidad individual y colectiva en la protección y cuidado de los árboles.
  2. Reforzamiento de la vigilancia fitosanitaria: Fortalecer los programas de vigilancia fitosanitaria para detectar y tratar rápidamente enfermedades y plagas que afectan a los árboles. Aumentar en número y capacitar al personal encargado de la vigilancia forestal rural y urbana para mejorar sus habilidades de detección y control.
  3. Restauración y reforestación: Implementar programas de restauración y reforestación que se centren en especies resistentes a las plagas y adaptadas a las condiciones climáticas locales. De preferencia especies endémicas. Fomentar la participación de la comunidad en estas actividades. Incluso promover la creación de huertos urbanos, jardines verticales que, aunque sea en poca medida, ayuden a mitigar los efectos de la urbanización y del cambio climático.
  4. Investigación científica: Promover la investigación científica para comprender mejor las causas de la mortalidad de los árboles y desarrollar métodos efectivos de prevención y control de las plagas. Fomentar la colaboración entre instituciones académicas, científicas y gubernamentales.
  5. Políticas serias y comprometidas de protección ambiental: Establecer y fortalecer políticas de protección ambiental que incluyan medidas específicas para la conservación de los árboles. Crear áreas protegidas, regular los desarrollos inmobiliarios, el comercio de especies vegetales y promover prácticas sostenibles en el sector agrícola y forestal.

Si yo fuera candidato al congreso o a la presidencia de la república, digo siguiendo un poco la ironía crítica de un artículo mío anterior en este mismo blog, no echaría estas propuestas (que no promesas vacuas) en saco roto.


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Referencias

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  • CONAFOR, Gerencia Estatal de Hidalgo. (2017). Comisión Nacional Forestal. Retrieved June 12, 2023, from https://iefectividad.conanp.gob.mx/i-efectividad/orden_docs/ivonne/PN%20El%20Chico_REV_EIBM/PN%20El%20Chico/Componente%20de%20Manejo/Instrumento%20de%20Protecci%C3%B3n/Diagn%C3%B3stico%20Fitosanitario%20Del%20Estado%20De%20Hidalgo%202017.pdf.
  • FAO. (2023). Fao.org. https://www.fao.org/3/y5031s/y5031s0f.htm
  • LEÓN, Alejandro. (2023). “Infestados por plagas, 60 por ciento de los árboles en Naucalpan” - El Sur Acapulco suracapulco I Noticias Acapulco Guerrero. (2023, June 12). El Sur Acapulco Suracapulco I Noticias Acapulco Guerrero. https://suracapulco.mx/impreso/8/infestados-por-plagas-60-por-ciento-de-los-arboles-en-naucalpan/‌
  • RESÉNDIZ, Marisol & SÁNCHEZ-TRUJILLO, Gabriela. (2021). "Environmental function and control of heno motita (Tillandsia recurvata) in the atmospheric basin of Tula de Allende Hidalgo". Journal of Enviromental Sciences and Natural Resources. 19-30. 10.35429/JESN.2021.19.7.19.30.
  • CONAFOR. 2023. "Sanean Mil Hectáreas Forestales Plagadas En Aguascalientes". Gobierno de México https://www.gob.mx/conafor/prensa/sanean-mil-hectareas-forestales-plagadas-en-aguascalientes?idiom=es-MX.
  • FLORES, Joel Dr. (2017). "El 'heno motita' en San Luis Potosí.¿Es una planta parásita del mezquite?". Pulso San Luis. https://pulsoslp.com.mx/slp/el-heno-motita-en-san-luis-potosi-es-una-planta-parasita-del-mezquite/1539631.
  • NIH. (2023)."Extractos De Muérdago (PDQ®)". Instituto Nacional del Cáncer (National Cancer Institute). https://www.cancer.gov/espanol/cancer/tratamiento/mca/pro/muerdago-pdq.
  • MEDIO AMBIENTE, Secretaría del. (2022, 3 de febrero). "Avanza Programa De Saneamiento De Árboles Y Palmeras En La Ciudad". Secretaría Del Medio Ambiente. https://www.sedema.cdmx.gob.mx/comunicacion/nota/invierte-gobierno-capitalino-60-millones-de-pesos-en-saneamiento-de-arboles-y-palmeras-de-la-Ciudad-de-Mexico.
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  • SAAVEDRA Romero, Luz de Lourdes. (2015.). INDICADORES DE SALUD FORESTAL Y SU APLICACIÓN EN ÁREAS VERDES URBANAS CAMPUS MONTECILLO POSTGRADO DE FITOSANIDAD FITOPATOLOGÍA. Retrieved June 13, 2023, from http://colposdigital.colpos.mx:8080/jspui/bitstream/10521/2899/1/Saavedra_Romero_LL_DC_Fitopatologia_2015.pdf
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