Una carta de amor al planeta
David Agustín Belgodere "Bogus", Regidor panista en Naucalpan. Foto: Extracto del fragmento de video subido por el regidor a Facebook |
ERA DE LA OPINIÓN… de que partidos como el PAN y sus miembros bateaban de derecha. Pero…
Atiendo con detenimiento un fragmento del video que contiene parte de la participación del regidor "Bogus" durante la sesión de cabildo del tres de junio y me declaro sorprendido. Vamos por partes.
El regidor David Agustín Belgodere, en el minuto 7:08 de su exposición de motivos para promover la firma de adhesión por parte del gobierno municipal a la "Carta de la Tierra", afirmó en especial que el tema relativo al fortalecimiento de las familias es un punto que "teorías globalistas" han pasado por alto. Si bien entiendo el énfasis puesto por el regidor, me pregunto si no será que estamos ante un panista zurdo, por aquello de su crítica trasnochada al globalismo más propio del discurso progresista de las izquierdas. Además de que se equivoca de cabo a rabo como bien demuestran los académicos [(Jaramillo Pérez et al., 2015), (Sánchez Lorenzo, 2011), (Schooyans, 2013), (Martin y Schumann, 1999)] pues el tema de la familia ha sido central en las teorías sobre la globalización.
Me explico. En primer lugar, la "Carta de la Tierra", con todas las bondades éticas que la definen, no nos dejemos engañar, es parte y fundamento desde su creación en 1987 de una serie de foros y esfuerzos como el Foro de Río y la Agenda 2030 de la UNESCO entre cuyos objetivos centrales está crear conciencia acerca de la necesidad de establecer nuevas normas sociales, políticas, técnológicas, económicas, pedagógicas e incluso morales para guiar la transición planetaria hacia el desarrollo sostenible.
Estos foros e iniciativas, aunque loables, han ocasionado polémica incluso en nuestro Naucalpan, sin ir más lejos, al incidir en el afán por implementar el discutido Plan de Desarrollo Urbano Municipal (PDUM) sobre el que he escrito ya más de una vez aquí advirtiendo que, guste o no, terminará imponiéndose por obedecer a una directriz internacional.
Una carta a los Reyes Magos
En este contexto, promover desde el cabildo adherirse a la "Carta de la Tierra", aunque no tenga peso vinculatorio en lo legal o lo presupuestal, como bien explicó el regidor, es un primer paso para justificar la aplicación de un PDUM como el que ha buscado instaurarse desde los tiempos de Azucena Olivares en que, entre las principales metas, está la construcción de un "municipio resiliente" (entendida como la capacidad de adaptación en situaciones adversas). Es decir, parafraseando la Iniciativa MCR (Making Cities Resilient) se trata de articular múltiples partes interesadas "para impulsar la resiliencia local a través de la incidencia política, el intercambio de conocimientos y experiencias", y establecer "redes de aprendizaje entre ciudades", fortalecer las capacidades técnicas, así como "conectar múltiples niveles de gobierno y promover alianzas estratégicas".
La naturaleza del riesgo ha cambiado y las ciudades se enfrentan a un creciente riesgo de desastres, derivado de los efectos del cambio climático u otros como la pandemia del COVID-19. El enfoque de la reducción del riesgo de desastres no puede considerar amenazas aisladas, dividirse en apartados estancos o ser responsabilidad de entidades de respuesta o prestación de servicios. La participación de los organismos de planificación local, con una representación multisectorial y que involucre diversas partes interesadas es necesaria.
Estos procesos de planificación de las ciudades no solamente deben incorporar la premisa de la reducción del riesgo, también deben dirigir las inversiones para el fortalecimiento de la resiliencia. Esto permite que los sistemas, los servicios y las personas comprendan el riesgo, respondan a las crisis, puedan hacer frente a los impactos y las tensiones, y se recuperen.
La iniciativa MCR2030 apoya a las ciudades en su senda hacia la reducción del riesgo y el desarrollo de la resiliencia a través de una hoja de ruta para la resiliencia urbana, facilitando el acceso al conocimiento, las herramientas de diagnóstico, monitoreo y reporte. También ofrece orientación y apoyo a las ciudades para mejorar su comprensión sobre la reducción de riesgos y la resiliencia, mejorar la planificación estratégica de manera acorde y ejecutar acciones que les permitan avanzar en dicha hoja de ruta.
Para abundar sobre el tema recomiendo volver a echar un vistazo a mi artículo "Saber decir no" y los demás con que hube dado seguimiento al tema de forma crítica sobre todo señalando lo absurdo de las objeciones expuestas por diversas asociaciones vecinales en Naucalpan, Tlalnepantla y Atizapán.
La diferencia estriba en que ahora se nos pretende deslizar la decisión bajo un aura de virtud ecologista mientras años atrás sustentaba al garlito un burdo interés oportunista que veía y aún, sobre todo en la perspectiva inmobiliaria, la canasta de los huevos de oro. Entre ambas opciones, la de ahora es más sensata aunque quién sabe cuán honesta en su trasfondo.
Para que pueda realizarse la implementación del susodicho PDUM será necesario planificar antes una reestructuración de la Comisión para el Plan de Desarrollo Urbano Municipal (COPLADEMUN) no nada más por lo que a sus miembros tocaría sino sobre todo en sus atribuciones. También sería necesario ligar esta comisión a una nueva dirección que fuera creada una vez durante el gobierno de David Sánchez Guevara y desechada por los siguientes alcaldes, es decir la Dirección de Buen Gobierno o de Gobernanza y esta, a su vez, tendría que poner ojo avisor sobre los instrumentos administrativos en manos de la Dirección de Desarrollo Urbano y que, muy al margen del PDUM, pueden ser modificados discrecionalmente para ajustar, por ejemplo, la clasificación de las zonas residenciales, industriales, barrios, etc., como ya se hizo en el gobierno de Patricia Durán permitiendo así el cambio de uso de suelo y abriendo la puerta a mil perversiones. Si bien la pandemia frenó las tentaciones, estas persisten.
Los nuevos y no tan nuevos globalismos
Este regidor "Bogus" ya había dado muestras desde que fue funcionario en el gobierno del exalcalde Edgar Olvera de ser no nada más torpe en su grata simpatía, sino ignorante o por lo menos ingenuo y manipulable, y no descarto que esté muy dispuesto, en afán de hacerse una carrera política, de prestarse a triquiñuelas como la del caso del balón gigante del Mundial en Qatar exhibido en las Torres de Satélite de forma ilegal como destaqué en estos Indicios Metropolitanos no hace mucho. Un hecho que avergonzó al PAN y salpicó a la diputada local Martha Moya, quien se ha presumido por muchos años como una de las personas que gestionaron la denominación de las Torres de Satélite como Patrimonio Artístico y Cultural de la Nación, la alcaldesa Angélica Moya y al diputado local Enrique Vargas del Villar quien además aspira a contender por la gubernatura del Estado de México en 2023.
Su propuesta de firmar la "Carta de la Tierra", en la superficie se antoja noble, oportuna si la miramos como una ocurrencia para hacer fila en las preocupaciones que, por estar "de moda" y a pesar de su indiscutible necesidad, dan caché y brillo a quien se cuelga de ellas.
En el fondo puede ser un arma de dos filos pues, si bien creo que ninguno podemos negar la necesidad imperiosa de transformar no nada más Naucalpan sino al planeta frente a la realidad ominosa que hoy nos angustia con una recesión mundial, nos coloca en la antesala de una hambruna, etc., también pienso que dicha transformación se puede prestar a que a río revuelto se produzcan ganancias de pescadores; como siempre pasa. Y todo porque —al menos en ello está mi duda— el popular regidor "Bogus", como muchos otros y quienes les rodean no han caído en cuenta que, si hay una teoría globalizadora a ultranza, esa es justo la subyacente en la "Carta de la Tierra" y en la Agenda 2030, aun cuando sus planteamientos difieran de los de otras teorías que han abordado la globalización más que nada desde una perspectiva geopolítica-económica limitada. No porque se piense a nivel municipal y local, la aplicación de iniciativas como estas quedarán en el terruño como si nada, al contrario, se espera que en sus efectos tengan trascendencia transfronteriza y más, incidan en la definición de una nueva ideología humanista socialdemocrata más comprometida con la naturaleza, solidaria y responsable como también dejó claro el mismísimo Papa Francisco al plantear la urgencia de un Nuevo Orden Mundial que implique una "hermandad global"; o el propuesto por Vladimir Putin entre sus justificaciones para invadir Ucrania; o el argumentado por Xi Ying Ping y el Partido Comunista Chino para, por su parte, justificar sus afanes hegemónicos. Y ni hablar de los "nuevos órdenes mundiales" que propugnaron en sus respectivos momentos Ronald Reagan, ambos George Bush y ahora Joe Biden.
También el narcotráfico es globalista y ha demostrado a últimas fechas un marcado interés por afianzarse circunscribiendo territorios de reducida influencia, pero conectados mediante distintas vías que ponen en dificultades a las estructuras de seguridad e impartición de justicia existentes no nada más en nuestro país. El discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador derivado en la polémica política pública de "abrazos, no balazos" conlleva múltiples niveles de lectura, desde la que acusa un presunto contubernio entre el gobierno federal y el cártel de Sinaloa, hasta la que mira en la actitud condescendiente un auténtico afán por transformar incluso al crimen organizado en un motor más del desarrollo del país, por más dura y cínica que semejante idea nos pueda resultar; o ridícula, si se la ve como la delirante pretensión de un aspirante a benemérito de la patria.
Como bien apuntaban Martin y Schumann en el marco de la crítica al neoliberalismo globalista:
El ritmo del cambio y la redistribución del poder y el bienestar erosionan las viejas unidades sociales con mayor rapidez de lo que las nuevas pueden desarrollarse. Los hasta ahora países del bienestar consumen la sustancia social de su cohesión más deprisa aún que la ecológica […] En ningún sitio se aprecia con mayor claridad la disgregación social que en el país de origen de la contrarrevolución capitalista, los Estados Unidos: la criminalidad adopta dimensiones epidémicas (Martin y Schumann, 1999: 16).
Lo que se impone entonces es una visión sistémica, no para rechazar a rajatabla la globalización, sino para comprender sus nuevos derroteros como formas adaptadas a la circunstancia siempre cambiante. Y por supuesto comprender el papel que el municipio tiene en el proceso transformador como entidad raíz de la república, la federación y sobre todo de la democracia. Estamos, ya lo he dicho otras veces, en una franca, estruendosa e hiriente transformación del capitalismo real en todos sus niveles.
Se ha querido ver en el globalismo y en la globalización (conceptos muy distintos en sus alcances políticos y económicos) la raíz de todos los males, los que fueron instrumentados por el tan vilipendiado silicio del neoliberalismo. Pero hoy, los resentidos, los ingenuos, los incautos, los ignorantes, los cortos de vista apelan a una forma diferente de globalismo: el del rechazo global a la constricción que han significado las tecnologías de la comunicación y de la información, sustento de la llamada aldea global que nos aproxima en intereses, gustos, aspiraciones, necesidades y ha prohijado el intercambio y la interacción como jamás antes en la historia. Y ese rechazo, ¡oh, contradicción!, sucede de la mano de la fascinación utilitaria por lo mismo que denosta y pretende dinamitar con la mecha encendida de la intolerancia proteccionista cobijada bajo el manto de un ferviente nacionalismo insuflado por líderes peor que populistas, demagogos.
En resumen, si en el esoterismo vale aquello de que como es arriba es abajo, en cuanto al bienestar vale parafrasear la máxima diciendo que como es en lo municipal lo es en lo global.
Si antes advertíamos, ¡cuidado, no todo lo que brilla es oro!, hoy tendríamos que avisar: ¡alerta, no todo lo que pinta de verde oxigena! Y digo esto sin que se tome como una apología del Tren Maya y las diatribas de AMLO contra los detractores de su proyecto insignia. Cuantimenos como una palmada de beneplácito al regidor por su noble promoción cabildera o las consecuencias que esta nos pudiere traer a los naucalpenses.
-----------
Referencias
- Jaramillo Pérez, J., Bernal Romero, T., Mendoza Ramos, L., Pérez, M. & Suárez, A. (2015). Significados de familia en el marco de la globalización. Hallazgos. Revista de Investigaciones , Año 7 | No. 14 | julio-diciembre de 2010, 59-79. Recuperado el 4 de junio de 2022 desde: https://www.redalyc.org/pdf/4138/413835202004.pdf
- Sánchez Lorenzo, S. (2011). Globalización, pluralidad cultural y Derecho Internacional de la familia (version pre-print). Anuario Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional de la familia. Vol. 17, Madrid, 2005, 87-130. Recuperado el 4 de junio de 2022 desde: https://digibug.ugr.es/bitstream/handle/10481/15002/Globalizaci%C3%B3n%20y%20familia.pdf?sequence=1&isAllowed=y,
- Schooyans, M. (2013, May 10). Familia y Globalización. Dial. Recuperado el 4 de junio de 2022 desde https://dial.uclouvain.be/pr/boreal/object/boreal%3A128764/datastream/PDF_01/view
- Martin y Schumann, Hans-Peter, Harold (1999). La trampa de la globalización. El ataque contra la democracia y el bienestar. Taurus, México.