Movilidad y pandemia

abril 25, 2021 Santoñito Anacoreta 0 Comments


RECIENTEMENTE Indicios Metropolitanos pudo atestiguar que la Secretaría de Movilidad del Gobierno del Estado de México ha venido realizando discretamente distintos estudios sobre flujo vehicular, esto sobre todo en avenidas y cruces de importancia como Avenida Gustavo Baz, Mario Colín, etc., por mencionar dos, en municipios del área metropolitana que conforma la Megalópolis.

Dichos estudios no están siendo elaborados, como en otras ocasiones y entidades, utilizando las mangueras neumáticas que permiten un conteo vehicular automático, corroborable con testigos presenciales. Sino ha venido empleando más bien cuadrillas de contadores, hombres y mujeres contratados para el efecto. La empresa a cargo de dicha tarea es la Consultoría Integral en Transportes CITRAN. S.C.

De acuerdo con diferentes fuentes consultadas, el motivo por el cual se realizan estas mediciones por ahora no es claro, aunque podemos trazar algunas suposiciones considerando la utilidad y los antecedentes noticiosos de los años recientes.

Uno de los motivos por los que se realizan estos estudios es para determinar, desde la perspectiva de la ingeniería civil, los datos necesarios para la pavimentación o repavimentación de calles y avenidas, así como los materiales y métodos más adecuados para soportar en el tiempo el desgaste que implica el flujo vehicular repartido entre transportes de bajo, mediano o gran peso.

Otro de los motivos para estos estudios es la evaluación de los flujos mismos, para determinar la apropiada dirección y sentido de los caminos, la necesidad de construir desviaciones, retornos, puentes, conexiones, cruces, cierres de calles, pasos a desnivel subterráneos o elevados y así distribuir la afluencia y por tanto mejorar la movilidad, en función de la búsqueda de la reducción de tiempos de traslado, por ejemplo. Lo que va de la mano de otro motivo que puede ser el de medir los tiempos de pausa, avance y velocidades de flujo, con miras a la adecuada señalización, la instalación de semáforos, cámaras de tránsito, etc.

Por supuesto, estos estudios también pueden tener una finalidad ecológica para la medición estimada (corroborable por otros modos técnico-ambientales) de la huella contaminante de la mano de un pronóstico del censo vehicular particular o de transporte público contrastable con el registro existente tanto por parte de las fábricas y armadoras, concesionarios distribuidores y direcciones de tránsito.

También, entre las razones que sustentan o justifican a estos estudios pueden estar las relacionadas con temas conexos como la seguridad vehicular, entendida por esta aquella que incide en la salud e integridad física o económica de conductores, peatones, locatarios, equipamiento vial. Esto porque el flujo vehicular a veces, en determinadas circunstancias (que son las estudiadas) puede prestarse al aumento de accidentes viales o al aumento de situaciones de robo a vehículos, transeúntes o comercios, al facilitar o dificultar el escape de los malhechores.

Hay muchos motivos más, algunos más finos en el detalle que otros, pero digamos que a efectos de lo que aquí interesa los anteriores son indicios bastantes como para darnos una idea de por donde puede estar pensando a trazar sus siguientes acciones el gobierno encabezado por Alfredo del Mazo Maza, a quienes algunos critican de haber doblado las manos frente al presidente Andrés Manuel López Obrador y yo a veces me pregunto si no le dio el segundo su espaldarazo en parte por ser descendiente directo de Margarita Maza de Juarez, la esposa de Benito Juárez, ídolo del mandatario, además de primo de Enrique Peña Nieto, y primo también de la familia Autrey, uno de cuyos miembros fuera el promotor, años atrás, de la idea del aeropuerto de Texcoco que con Peña Nieto ya presidente empezó a construirse (quitándose las espinas o machetes de Atenco), pero AMLO decidió cancelar a media construcción, lo que nos llevará como nación a un endeudamiento canijo por solo ese tema.

Una revisión somera de las noticias relacionadas que pudiera dar luz sobre las intenciones del gobierno mexiquense nos pone enfrente lo siguiente:

  • La existencia de un Plan Estatal de Desarrollo Urbano ligado al Plan Nacional de Desarrollo Urbano y con la Agenda Hábitat 2030 de la UNESCO que, entre otras cosas, contempla la necesidad de convertir las ciudades y municipios en sitios sostenibles, resilientes, como ya apunté en otros artículos anteriores.
  • Derivado de lo anterior, la existencia de un Plan Regional de Movilidad que, desde el gobierno municipal en Naucalpan (como referencia) de Edgar Olvera Higuera tiene como fin el reordenamiento regional de calles, avenidas, señalamientos y transporte público. Este plan y proyecto no han podido realizarse del todo, aunque se han ido dando avances parciales en algunos puntos de la entidad.
  • El probable proyecto de entubamiento de ríos, contra el proyecto probable de CONAGUA para el rescate y reconversión de los cuerpos de agua y afluentes de la cuenca de Anáhuac y en general del país. Un proyecto de gran envergadura el segundo que muy probablemente políticos más dispuestos a pararse el cuello con obras de relumbrón optarán por aplazar indefinidamente para malestar de los mexicanos y degeneración de nuestros recursos naturales.
  • La pendiente terminación del Viaducto Bicentenario que quedó trunco en algunos de sus aspectos constructivos como es el caso del regreso entre Tepozotlán y la Ciudad de México.
  • El plan para reordenar centros citadinos como San Bartolo, en Naucalpan, o zonas industriales y trazar las conexiones necesarias entre circuitos interiores o exteriores, avenidas eje y cruces para facilitar el transporte de los trabajadores, de la mano de creación de rutas específicas para el transporte público en sus distintas variantes, incluido el nuevo teleférico Mexicable, el tren suburbano, etcétera.
Sin ser los únicos, algunos de esos incisos han generado inquietud, dudas, resquemores, incomodidad y  sospechas entre la población mexiquense dividida entre las soluciones "fáciles" y "cómodas" como el entubamiento de ríos para el desarrollo de nuevas vialidades con los efectos colaterales no siempre positivos que ello conlleva, o las soluciones más complejas pero más saludables. Unas y otras pasan por afectar de un modo u otro lo mismo a residentes que a locatarios, comercio ambulante, generación y control de desperdicios y mucho más.
A lo anterior es necesario sumar las exigencias de los tiempos actuales como la introducción de vehículos híbridos o eléctricos y la necesidad de ubicar centros de carga y suministro. La reconversión y mejor administración de rutas y vehículos de transporte público, tema que siempre choca con los intereses creados entre los funcionarios corruptos otorgadores de permisos de circulación, emplacamiento, etc., y las empresas y sindicatos de transportistas contra los que nadie se ha atrevido a darles el manotazo en la mesa para meterlos en cintura, ordenarlos y responsabilizarlos de los males que causan por sus procedimientos, métodos, y vicios administrativos, políticos, laborales. Y claro, también están las empresas publicitarias de anuncios exteriores que aprovechan los resultados de estos estudios sobre movilidad para garantizar mayores y mejores impactos de los mensajes a sus anunciantes, lo que implica la ubicación y reubicación de paradas de autobuses, sitios de taxis y otras formas de equipamiento para el asunto.
En medio de estos tiempos recesivos y de pandemia considero estos indicios de gran importancia, pues datos como este: que en un cruce vial, durante una hora, circule un promedio de ciento sesenta vehículos, lo que hace que en ocho hora laborales circulen en ese solo punto mil doscientas ochenta unidades, nos pueden dar luz también sobre la manera como el manejo de la pandemia y sus semáforos de actividad han incidido más o menos en la contaminación, en la creación de empleos formales o informales, en el aumento de los contagios y la mortalidad, en la dinámica misma de las ciudades y contrastar incluso las ventajas y desventajas (no solo económicas) de la inmovilidad a que hemos estado sujetos la mayor parte del tiempo frente a la necesidad de una movilidad desordenada.
Mirar a cuadrillas de contadores tomando datos acerca de esto podría considerarse un indicio menor, pero es, como se intelige, solo la punta de un enorme iceberg que, junto con la sequía, la generación de energía y de desperdicios, está a punto de chocar con el estilo de vida de los mexiquenses y más, de los habitantes de la Megalópolis. Del encontronazo puede seguir la mejora continua y arribar a buen puerto o hundirnos como sociedad, como entidad. La mancuerna Sheinbaum-Del Mazo será determinante independientemente de quiénes ganen en las próximas elecciones.

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