Comediantes de pastelazo o Si Tin Tan viviera

agosto 23, 2019 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Fotomontaje: Sin Embargo.mx

ERA DE LA OPINIÓN... de que ser presidente era un asunto serio. Pero, parece que en este sexenio, como cuando en el de Vicente Fox, tendremos que aprender a relajarnos para ser felices, felices, felices con las ocurrencias, los datos contradictorios y a pesar de la incertidumbre con que nos cargan régimen, administración, expertos, críticos, simpatizantes y detractores del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Recientemente ha circulado con singular alegría y haciendo historia la mención con que el presidente se refirió a su homólogo ex presidente Felipe Calderón Hinojosa como "Comandante Borolas", esto en referencia evidente a la talla y el origen de ambos personajes oriundos de Morelia, Michoacán. Antes AMLO no llamó a Felipe Calderón "El funerario Borolas", en razón de los muertitos fruto de su "negocio" pues, desde Calderón, guste o no, parecería que viviéramos entre Los Resbalosos.



Para que disfruten un ratito y se relajen, debajo de estas líneas les compartiré esa, una de tantas películas del cine de oro mexicano en que interviniera este singular, carismático y entrañable comediante Joaquín García "Borolas" por cierto fallecido en las circunstancias más ominosas, en la indigencia resultante de su adicción al juego.

Ya el ex presidente contestó afirmando "que no le queda el saco"; pero, falta ver si, en ese ir y venir de réplicas carperas, el ex presidente hará alusiones similares, comparando el régimen actual con cintas del cine mexicano como "Nos dicen los intocables", "Nos lleva la tristeza", "Pacto de sangre", "El corrido de 'El hijo desobediente' ", "El medio pelo", "Cacería de traficantes", o la tetralogía de "Chucho el Roto", de entre las más significativas películas protagonizadas por otro López tabasqueño, Manuel López Ochoa, también recordado por encarnar a Plutarco Elías Calles en la telenovela "Senda de Gloria" de la que comparto aquí estos estupendos extractos que mueven bien a la reflexión sobre cuánto no ha cambiado la política en nuestro país, donde un Secretario de Relaciones Exteriores como Marcelo Ebrard "salva" la situación ante las presiones del gobierno estadunidense de Donald Trump, yuxtaponiendo sus funciones a las de la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero en materia de inmigración, por ejemplo; o la consideración del probable papel del narcotraficante Ismael "Mayo" Zambada en la "pacificación" del país, amnistía o no de por medio, cual si Pancho Villa.





Es importante recordar que, entre el dicho de la Secretaria de Gobernación, en el sentido de que el gobierno federal estaría "dialogando" con grupos delincuenciales del crimen organizado dispuestos a "deponer las armas" y no pelear entre ellos; la mención distractora de asociar dicha declaración a una referencia indirecta a las autodefensas en Michoacán y Guerrero, y ahora esta pachotada de AMLO, en marzo de este año tuvimos el indicio de la aparición en municipios como Naucalpan de narcomantas presumiblemente atribuidas al "Mayo" Zambada.

A comienzos de marzo de 2019 aparecieron en distintos municipios del país narcomantas
con mensajes como el mostrado en esta imagen de una vista en Naucalpan, Estado de México.
Posteriormente a su aparición los homicidios entre delincuentes se dispararon.
Si Felipe Calderón erró al dar un palo alborotando al avispero, parece que un AMLO apicultor pretende aplacarlo con cortinas de humo. Si Julio Scherer García pudo entrevistar al "Mayo" Zambada para su revista Proceso, ¿por qué se nos hace tan difícil creer la posibilidad de que el subsecretario de Gobernación Ricardo Peralta Saucedo hubiera podido contactarlo igualmente, quizá incluso a través de los nexos en Naucalpan y en general el Estado de México, cuyo gobernador, durante su campaña para hacerse con el mando de la entidad, externó a algún miembro de su círculo cercano y según pudo saber Indicios Metropolitanos por cierta fuente que, de llegar y de ser necesario, promovería combatir el derramamiento de sangre con sangre, aludiendo a los excesos del crimen organizado.

Para los lectores y seguidores de Indicios Metropolitanos quedó claro que  el espaldarazo dado por el morenista AMLO al priyista Alfredo del Mazo Maza el 25 de junio pasado fue más allá de la sola referencia al superficial "mejoramiento urbano".

Cabe preguntarnos, también marginalmente, qué indicios podrían colocar en esta nueva circunstancia al "Mayo" Zambada como un moderno Lucio Cabañas Barrientos, toda proporción guardada.

¿Qué tan cierto es que la Guardia Nacional está rebasada por el crimen organizado? ¿Qué tan cierto que no es así, como asegura el presidente? La queja y preocupación de empresarios y sociedad en general al respecto contrasta con las declaraciones oficiales o de expertos o de oportunistas. De nuevo, parece, seguimos en medio de un espejismo donde la percepción gubernamental se opone a la percepción ciudadana. Y ese, el tema de la percepción, es uno que no han podido resolver tres gobiernos sucesivos, el de Calderón, el de Peña Nieto y este de ahora y de momento. ¿Conseguirá AMLO zafarse del fantasma de la percepción? Para ello, pienso, tendría que supeditar el populismo demagógico que lo caracteriza por uno más efectivo sustentado por hechos y no por comedias de pastelazos.





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Diz que no hay líderes

agosto 20, 2019 Santoñito Anacoreta 0 Comments



ES FALSO afirmar que en el mundo de hoy "no existen líderes". Sí los hay. Lo que ocurre es que la sociedad, y en especial la que nos atañe, la mexicana está tan ensimismada en sus dificultades, problemas, quejas, añoranzas, expectativas sobre o subvaluadas, que no se ha dado el tiempo ni el lugar para identificarlos, resaltarlos, ubicarlos.

Recordemos que, de acuerdo con los estudiosos del tema (y eso se supone que se los enseñan en el IPADE también), hay 9 tipos de liderazgo. No hay uno que sea el mejor, el más adecuado o idóneo para todo tipo de situación. Es la mezcla virtuosa de todos los tipos lo que permite que un grupo llegue a conseguir sus metas de manera asertiva.

Puede que no estemos de acuerdo con el tipo de liderazgo del presidente actual o del anterior, pero los líderes, a menos que sea por el uso de la fuerza, no se autonombran y eligen y erigen. El liderazgo reconocido por el conjunto es el que puede ser susceptible de ser elegido y encumbrado, por considerarlo la mayoría el más oportuno y pertinente para los fines del grupo. Eso no quita que el grupo, en tanto ente colectivo, pueda errar en su decisión o en los argumentos que la sostienen.

Una mayoría abrumadora eligió a AMLO y encumbró a muchos morenistas --chapulines o no, cada cual su conciencia-- en alcaldías y gobiernos estatales. ¿Se equivocó esa mayoría? ¿O es la desesperación, la ansiedad, el azoro, la perspectiva distinta de lo que se cree lo mejor lo que hace a la minoría no votante (entre los que me encuentro) acusar lo que nos pone en carácter de opositores al régimen y llevando a algunos (ahí sí me deslindo) a perder la objetividad y dividir a la sociedad en afiliados simpatizantes versus antipáticos reprobadores? Cada quién tiene su respuesta.

Ahí están los líderes. Véanlos. Están en los medios de comunicación, en las empresas, en las calles, como si esas figuras de antaño, a la espera inesperada de un cazador de talentos que los reconozca y les ofrezca el oro y el moro para llevarlos a la pantalla grande y a la chica y al móvil y a la postrera memoria desmemoriada de la fama.

Quizá estamos como los judíos y los musulmanes, esperando la llegada del mesías sin tener certeza siquiera de cómo lo reconoceremos a su arribo, tan escépticos como nos hemos vuelto.

Quizá estamos ilusionados con que surja de entre el fango, como por arte de magia, ese rostro, esa voz dulce y estentórea que nos subyugue con su encanto y nos dicte el camino, el único, hacia la salvación de nuestras omisiones y fallas individuales y como sociedad.

Tal vez estamos, como el anciano o el ciego, dispuestos a cruzar la calle rogando no ser atropellados o por un vehículo o por la muchedumbre, anhelando la mano tierna, solidaria, con intención benéfica de acompañarnos hasta el otro extremo del arroyo para, con el corazón en la mano, expresarle ese hondo "gracias" que traemos acogotado en el fondo de nuestro mar de angustias.

Ahí están los líderes. Actuando, no imponiéndose o vanagloriándose de sus capacidades y habilidades, de sus sueños o pretensiones. Ahí están, en la casas, las escuelas, las fábricas, el campo, haciendo con sus manos y sus pensamientos y sentir de este México nuestro una nación sobreviviente, orgullosa --a pesar de las discriminaciones entre nosotros-- de sus raíces autóctonas tanto como de las resultantes de la mixtura y el mestizaje, clave de lo que somos modernamente pues ya no hay nada puro en esta vida.

Ahí están. Son indicios de lo que podemos, de lo que queremos ser. ¿No los ven? Comulgan con nuestros valores, aunque establezcan el orden de estos en categorías distintas de prioridades. Porque los valores jamás se pierdan, contradiciendo a quienes piensan otra cosa. Porque esos valores son compartidos lo mismo por delincuentes que por la "gente buena". El ladrón honrado también murió en una cruz, según cuentan.

Los líderes que necesitamos, ahí están. Tal vez deberíamos dejar de tener miedo a los probables alacranes que imaginamos pueden estar debajo de una piedra de la que desconfiamos levantar.

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