Medios digitales y Lenguaje, un apunte
Sin afán de polemizar y a sabiendas de que en esta red hay muchos de mis estudiantes a lo largo de más de 20 años de docencia diré: Ser práctico no debe estar peleado con la corrección. Nadie es perfecto, eso se entiende, pero al mencionar yo lo de los pretextos señalo algo cierto desde que siempre hemos tenido alguno para justificar nuestro proceder con el lenguaje, con nuestra rica y preciosa lengua materna.
No soy purista, y muchos de mis alumnos lo saben. Hace muchos años no se acentuaban las mayúsculas a despecho de la regla con la justificación de que las máquinas de escribir no imprimían el acento por basarse en teclados de sistema americano. Vinieron las máquinas electrónicas, con posibilidad de configuración de teclados entre idiomas, pero el pretexto siguió siendo el mismo. Luego, la computadora, más poderosa y flexible, el pretexto el mismo. Más recientemente el chat, el SMS, y todo esto de ahora.
El asunto, me parece como comunicólogo, es más serio y fascinante. El pretexto de ser práctico en una comunicación asaz veloz "k obliga =o a decir 1 x 2 y ""te... convierte el fenómeno comunicativo en una suerte de regresión alfabética a los tiempos muy remotos de los ideogramas y los pictogramas, nada más que con piedras Roseta con patas, que son nuestros jóvenes y a los que constantemente hemos de consultar para entender someramente el código detrás de su expresión.
Esto no es ni bueno ni malo, refleja la creación de nuevas formas expresivas. El problema se da, y ahí si es serio, cuando la traducción de un formato y un soporte tecnológico a otro se comete el error de deslizar las mismas expresiones a despecho de los usuarios y lectores, cayendo en faltas ortográficas y gramaticales propias del sustento de cada formato.
Este mismo rollo de ahora, para muchos jóvenes (y no nada más) puede parecer mareador, por largo, explicativo y descriptivo; fuera de lugar tratándose de una "nueva tecnología". Mi gramática aquí no es la propia de un SMS, ni de un telegrama (antecedente más directo), pero si escribiera todo esto con el código y galimatías de un SMS (que no llega a jerga), mi decir y lo que los lectores pudieren captar sería tanto más o menos complicado como las normas no escritas empleadas por los jóvenes dentro de su pequeño círculo de comunicación. Las claves empleadas por un grupo u otro no son iguales aún cuando haya elementos de similitud.
¡Qué bueno que haya evolución! La comunicación es un fenómeno vivo, pero entre el deber hacer, el poder hacer y el querer hacer ha de existir un equilibrio. Y si se cometen errores no hay como aceptar el fallo y tratar de enmendarlo. Los tiempos inquisitoriales de "la letra con sangre entra" ya pasaron. Yo yerro, tú yerras, él/ella yerra... Ninguno somos perfectos, y poco se gana cuando se toma a lo personal o un justificante se convierte en el condescendiente argumento "políticamente correcto".