La corrupción vacía de contenido la democracia

Si por una parte, Manlio Fabio Beltrones acomoda piezas en el interés de cerrar el paso a Andrés Manuel López Obrador, por otro lado Margarita Zavala aspirante ¿panista? para la presidencia hace lo propio para, en la línea de la autopromoción hacerse presente en los medios con Rumbo al 2018, con un discurso que busca sentar algunas bases para la dignificación de la política.



Este cuento ¿se acabó?



Finalmente desechó “de plano” el Tribunal Electoral el recurso de reconsideración interpuesto por el PRI para demandar la inelegibilidad del alcalde electo Edgar Olvera Higuera frente a las supuestas irregularidades señaladas contra el excandidato David Parra Sánchez.


Con esta sentencia dada por el Tribunal Superior en tercera instancia este 19 de noviembre quedó confirmado, reconfirmado y súper reconfirmado el triunfo del panista para ocupar el puesto de presidente del Gobierno Municipal de Naucalpan. Este cuento ¿se acabó o sólo se abre un paréntesis en la relación del excandidato y el presidente electo?

Alcalde encasillado

DENTRO DE POCO TIEMPO seguramente tendremos nuevas y más noticias sobre el exalcalde David Sánchez Guevara preso en el penal de Otumba. Su caso, como el de tantos más, me hace pensar en la oca.

El juego de la oca está inspirado, según Paolo Coehlo y otros en la peregrinación del camino hacia el sepulcro del Santo Yago o Iacopo, Jacobo (el mayor, hijo de Zebedeo; al menor, hijo de Alfeo, se le conoce mejor como Juan), rumbo a Compostela desde Tierras celtas, el Camino a Santiago.

No es necesario ir hasta los mismos senderos de origen medieval para experimentar la contrición del santo, del pecador, del hereje, del reo liberado. En nuestro diario acontecer, de una y mil maneras andamos la senda hacia el encuentro con lo maravilloso.

Cuenta la leyenda que ocho siglos después de la muerte del Apóstol Santiago un ermitaño de nombre Pelayo o Paio, un “payo”, narraría al obispo gallego Teodomiro haber atestiguado una estrella posada a baja altura o un fuego fatuo, unas luces como antorchas, sobre un monte deshabitado en el bosque de Libredón (de otro modo no habría atraído sus sentidos), en la localidad de lo que hoy se conoce como Compostela, España. Dicho prodigio se asocia con la idea de que la estrella señalaba el sitio de enterramiento del citado apóstol, pues la búsqueda del obispo llevó al hallazgo de una tumba y en ella un cuerpo decapitado con la cabeza bajo el brazo; y de ahí que la ciudad del mismo nombre fuera considerada desde entonces santa.

No me detendré en detalles que el lector interesado bien puede hallar aquí y allá al respecto de este tema y sus pormenores mitológicos, arqueológicos, históricos, filológicos, metafísicos, religiosos e incluso turísticos. Si lo he traído a cuento es porque, en el juego de la oca como en el Camino a Santiago, en cualquiera de sus rutas, quien no cae en la mazmorra puede resbalar en el pozo, extraviarse en la espesura boscosa, dormir en el hostal a la vera de la senda, volar con el escándalo de la oca o regresar al punto de origen en un incesante avanzar y retroceder, hasta dar con la cuenta exacta de pasos que lleven a la orilla del acantilado donde puede apreciarse el sublime atardecer en la costa de A Coruña. Y la vida es así. Hoy lo ha comprobado el exalcalde David Sánchez Guevara que, puesto en la ruta hacia el poder, cedió terreno a las tentaciones extraviando la vía rumbo a la meta para, en cambio, internarse en una dura, relativamente solitaria, peregrinación hacia el encuentro consigo mismo.

Mientras por un lado nos vamos enterando de que el quebranto al Organismo de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento (OAPAS) en Naucalpan asciende a poco más de 166 millones 500 mil pesos (sumados los 60 millones del caso FICREA, una de las imputaciones por las que está preso el exalcalde naucalpense), por otra parte los dados sobre el tablero de la oca podrían propiciar alguna de las condiciones reglamentarias del juego por las cuales un jugador puede salir del pozo y estas son, uno, que sea sustituido por el jugador en turno, en este caso el exdirector del organismo OAPAS, Elías Prieto López, o dos, puede suceder que otro participante caiga en la misma casilla de la mazmorra y compartir situación con el ya reo hasta obtener el número exacto para quedar libres uno u otro de los atrapados.

El 12 de noviembre, el juez unitario David Guadarrama González dictó el cierre de instrucción dentro de la investigación que sigue la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) en torno a Sánchez Guevara por el delito de peculado. De esta forma culminó el periodo de presentación de nuevas pruebas para el Ministerio Público, al cual el juez emplazó además a formular acusación formal, sobreseer el caso o pedir suspensión del mismo en no más de diez días. (Sigue en el aire la duda de qué sucederá con la demanda penal en contra de la exmunícipe Azucena Olivares.)

El Ministerio Público tiró los dados y con ellos puso sobre la mesa dos nuevas pruebas contra David Sánchez Guevara, mientras la defensa ha hecho lo propio con tres amparos contra las acusaciones ya presentadas en relación con el cobro por la construcción de un corredor nunca realizado, la supuesta compra de ropa de trabajo para empleados sindicalizados y el traslado del exalcalde de una casilla penal a otra en el intrincado tablero de la administración de justicia.

Sánchez Guevara lleva tres meses recluido y, de formular el MP la acusación y aceptarla el juez con base en las pruebas presentadas, este tiempo podría extenderse una vez iniciado el juicio formal a poco más de un año.

De nuevo, detrás de los entretelones de este drama, las líneas de personajes de apariencia secundaria se entrecruzan con las de los protagonistas, ocasionando tropiezos e incluso dolor innecesario. Es el caso de Jessica Camacho González, prima hermana de Leticia Camacho, la ¿examante? de Sánchez Guevara. A Jessica se la señala como una de las personas beneficiadas con la relación personal y sentimental entre el exedil y la directora de Promocasting, pues de acuerdo con un documento devengaba —en calidad de aviadora— un sueldo de 60 mil pesos en la nómina de OAPAS, sin ser la única. Esto ha llevado a muchos a confirmar sus sospechas sobre el grado de influencia de Leticia Camacho sobre el exalcalde. Pero una lectura cuidadosa de los hechos y los dichos puede llevar por una vía distinta en este “Camino a Santiago”.

“Cuántas personas tienen el corazón roto y pasan el resto de sus vidas sufriendo de amor, incapaces de aceptar la energía del amor nuevo […] El peregrinaje, aun si viajas rápido, te calma”, opina Paolo Coehlo. A la ¿examante? de Sánchez Guevara, Leticia Camacho, en su faceta de modelo de manos quizá le valdría incluir en su portafolio una toma enjabonando ropa para, también quizá, metafóricamente justificar las razones detrás de algunas de sus publicaciones en Twitter como las más recientes que mueven al lector suspicaz a imaginarla en una especie de estado de liberación por vía del escarmiento del redentor.


Pero no se piense aquí que ensalzo cínicamente o que hago mofa sutil del exalcalde y aquellos tachados de compinches por las circunstancias. No lo estoy elevando a la santidad. Tampoco lo estoy crucificando. Como en anterior publicación busco ver el lado humano de los hechos, entender a los personajes en tanto personas con todas sus debilidades y fortalezas.

Tal vez ya es hora efectivamente de peregrinar, de acercar la carne a la carne, el espíritu al espíritu y alejar las verdades de las preconcepciones. En este caso hay culpables y deben pagar. Esa es la labor de quienes procuran y administran la justicia, de nadie más. En la ruta varios se verán íntimamente transformados para bien, otros para mal. Aquí, como en el Camino a Santiago, todas las vías iniciales confluyen y llevan al “puente de la reina”.

“Creo”, nos dice Coehlo, “que todos los puentes tienen un significado muy especial en nuestra vida”. Quizá David Sánchez debía cruzar el “puente de la reina” para encontrar un significado sobre su quehacer político y su desarrollo humano, sobre su familia y sus principios. Quizá Leticia Camacho debía llegar al punto donde los viandantes en tránsito dejan algo de sí para no mirar atrás.








Hay peregrinos que quisieran hacer la senda con su propio andar, pero más pronto que tarde se dan cuenta que solo siguen los pasos de quienes les antecedieron. Siempre tienen la opción de salir del sendero o de continuar reconociendo humildemente la huella por pisar y la dejada ya como seña del paso de uno.