Coherencia entre objetivos y políticas de gobierno.

abril 06, 2023 Santoñito Anacoreta 0 Comments


ERA DE LA OPINIÓN… de que, como reza el refrán, una golondrina no hace verano, y las declaraciones de Ignacio Galán presidente global de la empresa Iberdrola parecerían confirmar la idea.

Entrevistado en Inglaterra dos días antes de la transacción hecha con el gobierno de México, y respondiendo entre otras preguntas al cuestionamiento expreso de qué necesita la empresa española de los políticos para invertir en un país, Galán afirmó: "Se necesita coherencia entre objetivos y políticas de gobierno".

Palabras más o menos expuso el presidente global de la empresa española ante el presidente Andrés Manuel López Obrador al afirmar con su estilo directo y escueto [énfasis mío]:

Hace dos años estuvimos acá y nos pidió que negociáramos, que dialogáramos, que llegáramos a acuerdos. Pues dos años más tarde hemos dialogado, hemos hablado y hemos llegado a acuerdos. Acuerdos siempre con el mismo espíritu. El espíritu del respeto a las políticas de cada uno de los países donde estamos. Hemos entendido cuál es la política energética de su gobierno, y esa política energética de su gobierno nos ha llevado a buscar una situación que sea buena para el pueblo de México y que al mismo tiempo cumpla con los intereses de nuestros accionistas. […] Por eso nuestro deseo es seguir colaborando con México, lo llevamos haciendo veintidós años, de la forma y manera que el gobierno mexicano desee […]

Es decir, en palabras llanas, si hacemos una libre traducción de lo dicho entre líneas y entre los hechos antecedentes, la declaración es equivalente a decir para qué quedarnos donde no somos bien vistos, donde incluso ni siquiera se respetan las resoluciones judiciales en nuestro favor. Ahí les traspasamos el changarro, a ver si pueden con el paquete. Tomen chocolate y paguen lo que deben. Seguimos interesados en México, pero no ahora, no con este gobierno. Y como no es sensato patear el pesebre, mejor nos hacemos a un lado. Ya habrá ocasión de volver en el futuro, esperamos.

La adquisición de las trece plantas de generación de electricidad de Iberdrola se realiza a través de un vehículo de inversión nacional con participación mayoritaria del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), administrado por Mexico Infrastructure Partners, y financiamiento de la banca, informó Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Y esto porque, hay que decirlo, el gobierno no tiene el dinero para efectuar la transacción y ni se diga CFE, paraestatal que, de haber sido heredada con una relativa salud, en lo que va del sexenio degeneró en un elefante blanco. De lo que se deduce que no se trata ni de lejos de ninguna nacionalización, sino de una compra-venta por interpósitos inversionistas, o dicho de otra manera una reprivatización pero de activos sujetos de ser administrados por una paraestatal, en una variante moderna del afán echeverriyista de hacer del estado una entidad no solo rectora, sino administradora, centralizante y omnímoda, pero en un esquema racional por el que, dado el porcentaje de mercado, CFE queda en los linderos de ser considerada un monopolio, a diferencia de lo que en los setentas del siglo veinte ocurrió con su equivalente de la época, PEMEX. 

De acuerdo con la descripción en su sitio web, "Mexico Infrastructure Partners está formado por un equipo con experiencia regional e internacional que cuenta con una larga trayectoria en estructurar y levantar fondos de inversión, fuertes relaciones con jugadores clave del sector y extensa experiencia en administración de activos". Preside a este fondo Mario Gabriel Budebo, para incongruencia de los dichos de AMLO, y si empleáramos sus mismos adjetivos acostumbrados, un aspiracionista tecnócrata del ITAM. Entre líneas la decisión se antoja el reconocimiento tácito de la ineptitud de Manuel Bartlett y su gente en la administración de los activos actuales de CFE, la necesidad urgente de sumar "expertos en la administración de activos", para reacomodar las piezas del rompecabezas y, no sólo rescatar a la para estatal sino sobre todo al político.

Ahora, la cacareada nacionalización es falaz también porque la adquisición de unos activos bien localizados no significa la totalidad del mercado energético mexicano, para ello el gobierno mexicano tendría que efectuar operaciones semejantes con el resto de los actores que, desde la apertura del sector energético han invertido en el país. Bien dice el refrán que una golondrina no hace verano; a menos que estemos ante el indicio del surgimiento de un dragón que terminaría devorando uno a uno a los inversionistas en el sector energético.







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