PIENSA TU VOTO. Aprendiendo a votar
Votar es una acción que se nos antoja sencilla, y lo es cuando se la mira superficialmente: basta hacer fila en una casilla electoral, cruzar una opción en una o varias boletas y, tan tan, eso es todo.
Pero si lo que uno quiere es que su voto sea efectivo es necesario tomar en cuenta algunas consideraciones que generalmente no se nos enseña ni en la escuela, ni nos informan los medios de comunicación.
Hoy que en México está tan llevada y traída la discusión en torno al voto blanco y el voto nulo, se impone por salud de la democracia mexicana hacer ciertas precisiones.
Para que, por parte de los escrutadores que conforman la Mesa Directiva de toda casilla, un voto sea considerado VOTO VÁLIDO (o comprometido o diferenciado, como algunos han denominado), el elector DEBE REGISTRAR SU VOTO SOLAMENTE COMO SE MUESTRA EN LA ILUSTRACIÓN. Cualquiera de las variantes mostradas se cuentan como voto válido.
En cambio, si el elector no sigue los lineamientos anteriores y al momento de registrar su voto cae en uno de los siguientes ejemplos, los escrutadores consideran tal voto nulo. Estos ejemplos, que pueden tener como origen el error de parte del individuo que emite su voto, pueden ser hechos también con todo propósito.
Esto último lo menciono porque, quienes se han dedicado recientemente a promover que la gente vote, pero que vote nulo no están haciendo de manera correcta la distinción de los modos de anulación y la manera como se relacionan estos con la aparente intencionalidad detrás de ello.
Para el caso de las boletas que incluyen candidaturas comunes entre partidos, pero los partidos fueron registrados en las mismas individualmente con su propio recuadro y no en un diseño conjunto representando la coalición, también existe una manera de identificar el voto nulo y el voto válido. Es el caso que se muestra en la tercera ilustración.
Debe considerarse, que estos ejemplos no tienen nada que ver con la otra opción denominada VOTO BLANCO. Generalmente, pero no siempre, dependiendo del número de partidos registrados y espacios o recuadros en la boleta, puede o debe existir un recuadro en blanco. Este recuadro da la posibilidad al elector de anotar en el espacio el nombre de un partido o candidato no registrado y/o cruzarlo como en los otros casos. Este NO ES UN VOTO NULO siempre y cuando no caiga en una de las muestras de la segunda ilustración.
Es importante destacar que TODAS LAS FORMAS DE VOTACIÓN CUENTAN. El hecho de que nuestras legislaciones federal y locales no tengan normas de procedimientos que determinen qué hacer con los votos nulos y blancos, en caso de ser su número superior al de los partidos o candidatos registrados y votados, no obsta para que conste este hecho. TODAS LAS FORMAS DE VOTACIÓN CUENTAN, y para muestra basta constatar que entre los muchos documentos que deben llenar y firmar los funcionarios de casilla, entre actas y reportes están aquellos en los que se asientan TODOS los resultados.
Si las formas de votación que hoy se discuten NULO Y BLANCO sólo tienen valor estadístico, no por ello pierden su carácter de opción válida y legal. Es tarea de legisladores y juzgadores interpretar y definir el significado de tales datos para el mejoramiento de nuestra incipiente democracia. Las encuestas recientes arrojan que hay la posibilidad de que el voto nulo o blanco (aún confundidos por los mismos encuestadores) alcance porcentajes nunca vistos de entre el 15 y el 18% de la votación en las próximas elecciones intermedias a celebrarse el 5 de julio de 2009. De ser así o aún superior, la tercera fuerza electoral que hasta ahora ha sido el Partido de la Revolución Democrática (PRD) bajaría en las preferencias. Y aun cuando no fuera así, el solo dato debería ser leído en principio como la señal de un electorado que no se siente debidamente representado por ninguna de los partidos existentes. No se trata de indecisos o solo de ciudadanos descontentos. Sino sería la evidencia de que o el sistema de partidos actual está rebasado y caduco, o el cambio cívico en la población está gestando un nuevo nicho que requiere atención más dedicada y moderna. En el supuesto de que rebasara esta tendencia a todos, el indicio significaría algo más: el estado debería ser reformado desde la raíz y con la mayor prontitud posible.
Votemos, como queramos, por quien queramos, pero ejerzamos ese derecho (que no obligación, como algunos quieren hacernos creer falsamente).
Pensar el voto, es aprender a elegir y configurar el tipo de democracia que nos queremos dar.
Pero si lo que uno quiere es que su voto sea efectivo es necesario tomar en cuenta algunas consideraciones que generalmente no se nos enseña ni en la escuela, ni nos informan los medios de comunicación.
Hoy que en México está tan llevada y traída la discusión en torno al voto blanco y el voto nulo, se impone por salud de la democracia mexicana hacer ciertas precisiones.
Para que, por parte de los escrutadores que conforman la Mesa Directiva de toda casilla, un voto sea considerado VOTO VÁLIDO (o comprometido o diferenciado, como algunos han denominado), el elector DEBE REGISTRAR SU VOTO SOLAMENTE COMO SE MUESTRA EN LA ILUSTRACIÓN. Cualquiera de las variantes mostradas se cuentan como voto válido.
En cambio, si el elector no sigue los lineamientos anteriores y al momento de registrar su voto cae en uno de los siguientes ejemplos, los escrutadores consideran tal voto nulo. Estos ejemplos, que pueden tener como origen el error de parte del individuo que emite su voto, pueden ser hechos también con todo propósito.
Esto último lo menciono porque, quienes se han dedicado recientemente a promover que la gente vote, pero que vote nulo no están haciendo de manera correcta la distinción de los modos de anulación y la manera como se relacionan estos con la aparente intencionalidad detrás de ello.
Para el caso de las boletas que incluyen candidaturas comunes entre partidos, pero los partidos fueron registrados en las mismas individualmente con su propio recuadro y no en un diseño conjunto representando la coalición, también existe una manera de identificar el voto nulo y el voto válido. Es el caso que se muestra en la tercera ilustración.
Debe considerarse, que estos ejemplos no tienen nada que ver con la otra opción denominada VOTO BLANCO. Generalmente, pero no siempre, dependiendo del número de partidos registrados y espacios o recuadros en la boleta, puede o debe existir un recuadro en blanco. Este recuadro da la posibilidad al elector de anotar en el espacio el nombre de un partido o candidato no registrado y/o cruzarlo como en los otros casos. Este NO ES UN VOTO NULO siempre y cuando no caiga en una de las muestras de la segunda ilustración.
Es importante destacar que TODAS LAS FORMAS DE VOTACIÓN CUENTAN. El hecho de que nuestras legislaciones federal y locales no tengan normas de procedimientos que determinen qué hacer con los votos nulos y blancos, en caso de ser su número superior al de los partidos o candidatos registrados y votados, no obsta para que conste este hecho. TODAS LAS FORMAS DE VOTACIÓN CUENTAN, y para muestra basta constatar que entre los muchos documentos que deben llenar y firmar los funcionarios de casilla, entre actas y reportes están aquellos en los que se asientan TODOS los resultados.
Si las formas de votación que hoy se discuten NULO Y BLANCO sólo tienen valor estadístico, no por ello pierden su carácter de opción válida y legal. Es tarea de legisladores y juzgadores interpretar y definir el significado de tales datos para el mejoramiento de nuestra incipiente democracia. Las encuestas recientes arrojan que hay la posibilidad de que el voto nulo o blanco (aún confundidos por los mismos encuestadores) alcance porcentajes nunca vistos de entre el 15 y el 18% de la votación en las próximas elecciones intermedias a celebrarse el 5 de julio de 2009. De ser así o aún superior, la tercera fuerza electoral que hasta ahora ha sido el Partido de la Revolución Democrática (PRD) bajaría en las preferencias. Y aun cuando no fuera así, el solo dato debería ser leído en principio como la señal de un electorado que no se siente debidamente representado por ninguna de los partidos existentes. No se trata de indecisos o solo de ciudadanos descontentos. Sino sería la evidencia de que o el sistema de partidos actual está rebasado y caduco, o el cambio cívico en la población está gestando un nuevo nicho que requiere atención más dedicada y moderna. En el supuesto de que rebasara esta tendencia a todos, el indicio significaría algo más: el estado debería ser reformado desde la raíz y con la mayor prontitud posible.
Votemos, como queramos, por quien queramos, pero ejerzamos ese derecho (que no obligación, como algunos quieren hacernos creer falsamente).
Pensar el voto, es aprender a elegir y configurar el tipo de democracia que nos queremos dar.