LA RELEVANCIA DEL ZAPATO

junio 26, 2009 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Cartón: Boligan
Teóricamente, una noticia tiene generalmente como promedio de vida en el ámbito de la opinión pública de alrededor de una semana. En ese tiempo, la resonancia de la información depende de muchos factores contra lo que puedan suponer los adoradores del rating, el ranking y otras mediciones estadísticas. El primero y más determinante de ellos es curiosamente el más difícil de medir: la relevancia.
Es común que los investigadores midan la relevancia desde la perspectiva del uso o respuesta de los consumidores respecto de un mensaje en particular. Así, si 10 personas leen la nota "A" mientras 25 atienden a la nota "B" se determinan conclusiones que se antojan estadísticamente obvias, pero si hay algo con lo que los estadísticos tienen que lidiar y hasta ahora muy pocos han podido resolver es con el valor subjetivo y cultural que subyace en las respuestas de los consumidores.

Al investigar mediante el buscador de Google cuántas referencias se suscitaron a lo largo de la semana en que estuvo en la palestra el asonado tema de los zapatazos lanzados al presidente estadounidense George W. Bush, estas fueron de un millón 380 mil referencias conteniendo la combinación de palabras "zapato" y "bush", para las fechas entre el 15 y el 22 de diciembre de 2008. Referencias todas estas en varios idiomas, algunas repetidas o redundantes o con alguna forma de desviación en cuanto al contenido contextual. Ahora, a la fecha de redactar esta entrega, el número de referencias "actualizadas" es de 163 mil. Es decir que disminuyeron en poco más del 90%.

¿Qué significan esos números? ¿El grado de interés sobre el tema? ¿Su importancia? ¿La actualidad? Sí y no exactamente. En la superficie sólo son la cantidad de búsquedas actuales relacionadas y no necesariamente la cantidad de referencias específicas, entre las que podrían contarse los documentos y artículos más añejos, las variaciones sobre el tema o las tendencias e inclinaciones en tal o cual sentido de la información. Podría pensarse que servirían de fundamento para establecer una tasa de referencialidad o una tasa de actualidad, pero no serían suficientes para retratar tales conceptos cabalmente.

En aquellas fechas, cuando la búsqueda se combinaba además con la palabra "periodista", el número disminuía notablemente a un millón 10 mil referencias. ¿Era menos interesante o relevante el tema por incluir al periodista actor del hecho? Hoy se muestran 143 mil referencias. Tanto en uno como en otro caso, todavía habría que hacer la tarea de excluir aquellas referencias sesgadas por incluir alguna o varias de las palabras pero en contextos diferentes al de la famosa escena del periodista iraquí que lanzó un zapato al ex presidente George W. Bush. No pueden hacerse simplonas sumas y restas, como pretenden algunos.

En estos días muy próximos a las elecciones intermedias en México, los temas de discusión central han sido el voto nulo y el voto blanco. Al buscar en Google la combinación exacta "voto nulo" obtenemos 495 mil referencias. Con la combinación "voto blanco", 363 mil referencias.

Desde mediados de junio, luego de la proposición del empresario Alejandro Martí mediante su organización Mexico S.O.S. para promover el "voto comprometido" bajo el lema "mi voto por tu compromiso", y con el cual conminó a los políticos mexicanos a signar ante notario público una lista de compromisos a cumplir a cambio del voto ciudadano, la primera combinación a la fecha de este artículo arroja 1,550 referencias, mientras la segunda arroja 151 mil referencias, haciendo notar un mayor uso de esa combinación en los materiales publicados en la Internet tanto en blogs, sitios, revistas, diarios, podcasts, etcétera, trátense de textos verbales o textos icónicos (imágenes e ilustraciones).

Estas cifras, que nada tienen que ver con otras medidas como vistas, visitas, clicks, contrastan con las de otra combinación: "voto diferenciado", que arroja 4,160 referencias.
  Estos datos duros, fríos, no reflejan el grado de confusión que el tema ha suscitado en la población mexicana que no está distinguiendo los conceptos "voto blanco" y "voto nulo", considerándolos equivalentes cuando en estricto y técnico sentido no lo son; ni clarifica el nivel de aprobación o rechazo del mismo. Sólo son indicios del interés que unas parejas de palabras tienen en la opinión pública durante un tiempo más o menos determinado.

A los anunciantes y publicistas esta información resulta útil al momento de contratar espacios publicitarios. Y a los editores de contenidos en la Internet y otros medios les sirve de guía para generar interés y tránsito hacia sus sitios mediante la fijación de etiquetas y categorías para la búsqueda. Pero para efectos comunicacionales y sociológicos, esta información no basta para profundizar en el trasfondo que encierra el interés por dichas palabras "voto", "nulo", "blanco", "diferenciado" y "comprometido". Son necesarios y obligados otros estudios más concienzudos que separen y observen por separado la incidencia de otros factores conceptuales y filtros de búsqueda. Las búsquedas que hemos hecho para este artículo no han utilizado ninguna clase de filtro, fuera del que implica el orden de las palabras, el uso de signos lógicos y el idioma.

También es importante considerar el origen y ubicación de la referencia, pues no es lo mismo que una palabra aparezca en el cuerpo de un artículo, que este artículo sea reciente o antiguo, a que lo haga en el título del mismo.

Google, sin duda el mejor buscador, aún con sus filtros, no discrimina. Es labor del investigador documental, del lector, del usuario de la Internet efectuar la discriminación y para eso son necesarios criterios que van más allá de la simple medición estadística. Hay que decir igualmente que semejantes datos no distinguen entre referencias comerciales (anuncios), referencias interactivas (vínculos y tracking), menciones efímeras (twitterfacebook y otros), y otras formas de referencialidad capaces de introducir sesgo involuntario.

Quien se entera mediante la carretera de la información ha de tener en cuenta estas minucias para no caer en las trampas que encierra la formación de la opinión pública. Existen muchos periodistas adoradores de las estadísticas que harían bien en volverse más metódicos y críticos al momento de emplear estos datos para su labor informativa, de lo contrario seguirán abonando a la confusión y amplificando la espiral de ruido.

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