Los árboles mueren de pie

Motivada por un poema de la escritora venezolana Rosemarie Parra, la siguiente meditación ha de ser vista más que como metáfora, como homenaje.
Frente a casa tengo o queda, mejor dicho, el tocón de una jacaranda que hace años mi madre mandó secar porque ya había crecido tanto que comenzó a botar el piso de la entrada. A los dos nos dio mucha tristeza, pues no solo nos dio cobijo por más de 20 años, sino fue compañera de juegos, violácea alegría de la calle donde aún quedan otras de su especie. Habríamos querido extraerla por completo, o podarla y trasplantarla, pero habría sido además de muy costoso terriblemente complicado, entre permisos, burocracia y logística.
Así, ahí está, como recordatorio de la ingratitud humana, ahora, muerta, alberga nidos de avispas solitarias, cuyas larvas son alimento de pájaros carpinteros.
Convertida en una especie de queso Gruyère, bajo sus raíces habitan roedores, lagartijas, cucarachas, saltamontes, desintegrándola poco a poco. Es espectro que no duele, añoranza que no hiela, confirmación de las palabras del dramaturgo, sí, como mi madre "los árboles mueren de pie".

QUE SE CUELA NEOLOGISMO


En algún recodo del camino me dormí. Hace relativamente poco una colega hizo sonar la campanilla y me llevó a despertar, a volver a abrir los ojos para mirar a uno de mis más grandes amores: la ciencia ficción; la ficción en general.
En el programa Qué tal Fernanda, que se transmite de lunes a viernes a las once de la mañana, tiempo de México, por la estación Imagen 90.6 MHz, del grupo radiofónico mexicano del mismo nombre, la periodista de espectáculos, conferenciante y guionista Lucero Solórzano abordó el tema de las versiones de la historia de El Mago de Oz que ha habido en la historia cinematográfica. Durante su exposición empleó un concepto que saltó obscenamente a mi oído: precuela.
Confieso que me escandalicé y la reconvine mediante Twitter toda vez que esa palabreja no existe en ningún diccionario o enciclopedia del español. Pero, picada la cresta, me di a la tarea de investigar más a fondo, trayendo por consecuencia el escozor del gusanito literario que es causa de lo que soy. Ojo a esta frase, pues la escribo con todo propósito en función de lo que desglosaré en seguida.

Este terco corazón

Desde el 30 de enero de 2009 ¿no ha pasado mucho tiempo? No ha pasado mucho tiempo desde que te vi por última vez. No ha pasado mucho tiempo desde que me dijiste, "calma, hjo , calma". No ha pasado mucho tiempo desde que dijiste aquellas tus inolviables últimas palabras reveladoras de una niña temerosa del dolor. No ha pasado mucho tiempo desde que te vi sentada, viéndome llegar por ti, con esa mirada de angustia aliviada por mi sola vista. Y sin embargo, el calendario cuenta ominosamente los días para recordarle a este terco corazón que, a querer o no, el tiempo pasa.