Bitcoin en el sube y baja
Foto: fuente El País |
¿QUÉ PASA con el Bitcoin? ¿Por qué continúa su ascenso, esta vez lento, sistemático, constante, y no tan contundente como al final de 2020 y los primeros dos meses del año en curso?
Los analistas explican que, si bien siendo la primera criptomoneda y esperando que su influencia sea determinante por ello, el peso del Bitcoin frente a las nuevas y cada vez más numerosas criptomonedas y monedas digitales ha dejado de convertirlo en LA moneda de referencia principal. Y esto no ocurre por la competición entre ellas, pues cada criptomoneda tiene un fundamento propio, sino se debe a que la variedad y la relación criptomoneda-dólar se expresan hoy de maneras distintas según las características del mercado cambiario y su evolución digital.
Esto es, para los financistas e inversores, la abundancia de criptomonedas permite una mayor diversificación de las inversiones a futuro y ello ocasiona que algunas vayan más a la baja y otras más a la alta en un comparativo.
Para el recientemente sonado caso del Bitcoin que ocasionó un furor por su repentina revaloración que lo impulsó a cotas insospechadas, el alza y la baja de esta moneda se explica justo por esos motivos. En la mar de monedas, la dominancia del Bitcoin ha pasado a un segundo plano por su influencia en tanto factor de medición, como por la tecnología minera o algorítmica que lo hace posible. Ello, sin embargo y contrario a lo que suena, no demerita al Bitcoin, sino lo acomoda en su justo sitio al igual que a las demás criptomonedas, aun cuando por otra parte, la aparente dependencia cambiaria frente al dólar en tiempos cuando una pujante China impulsa su Yuán para colocarla como la segunda moneda patrón o de reserva y quizá sustitutiva del dólar estadounidense, puede estarse expresando justo en la revaloración de la criptomoneda como una manera de reaccionar de los inversionistas en la idea, a futuro, de lo que podría significar la caída del dólar. Ello no implica que un dólar debilitado refuerce a las monedas digitales, pero es un hecho que, si algún país y alguna economía ha apostado e implementado la digitalización de la moneda ese es sin duda China quien lleva la delantera.
Las implicaciones de esto para el llamado "reseteo mundial" del capitalismo son de suma importancia, pues explican y justifican muchos de los cambios que estamos experimentando de la mano de la pandemia y la recesión mundial, por doloroso que signifique en otros aspectos. Nos estamos acercando al final de la moneda física, si bien ella no desaparecerá del todo y se seguirá acuñando e imprimiendo. De lo que se trata es de establecer por una parte controles financieros más seguros, en especial para los gobiernos, lo que conlleva la limitación de ciertas libertades. Por otro lado, de agilizar las transacciones aun más y, teóricamente, permitir una mayor y más asequible liquidez de fondos, de nuevo, para los gobiernos y, por extensión, para las personas morales y físicas.
El ascenso de la cotización del Bitcoin, entonces, puede ser leída no como una mera burbuja especulativa, sino como la señal inequívoca del reacomodo que la economía capitalista está experimentando como parte de las políticas internacionales en esta materia. Aunque no faltarán quienes, con una visión tradicionalista, lo miren con suspicacia y confundan el hecho con otros similares ocurridos en el pasado con otros giros y activos que derivaron en estrepitosas caídas bursátiles. La diferencia fundamental es que aquí se trata no de una moneda, sino de todas las monedas digitales y sus soportes financieros. No son esos soportes, ejemplo las inmobiliarias, lo que está en el ámbito especulativo, sino son los valores mismos, por lo tanto, la fluctuación no necesariamente implica una debacle en el ámbito del intercambio.
Elon Musk, foto Reuters |
La mejor muestra de ello ha sido la reciente y sorpresiva compra de tokens por parte del empresario Elon Musk quien, en entrevista para Bloomberg citado por The Straists Time: "tener unos Bitcoins simplemente es una manera menos tonta que el efectivo para generar liquidez". Ahora bien, no es lo mismo la criptomoneda que el concepto de token, más nuevo y que se define como una forma monetarista de descentralizar la gobernanza. O, parafraseando al Ing. Miguel Caballero, cofundador de la plataforma educativa Tutellus y especialista en tokenización, citado por Tomás López Morales, colaborador de El País, de lo que se trata es de una forma de empoderamiento de la gente: "Si empoderas a una comunidad, la comunidad es más activa". ¿Qué significa esto que parece encerrar un trasfondo más filosófico?
La nueva tecnología blockchain que ahora soporta a Bitcoin, por contraste con su original manera de "minarse", es decir de generarse como el oro en una mina, es lo que hoy le permite ir un paso más allá mediante la emisión de "vales" o tokens que han dado paso a lo que se denomina economía de tokens o tokeconomía.
Aun cuando ello recuerda justo la creación de las primeras bolsas de valores que comenzaron allá por 1360 —aun cuando la historia es de más larga data— con la emisíon de bonos y acciones bursátiles como modos sustitutos de los contratos constitutivos de las empresas para efectos de soportar sus valores de transacción comercial, sejemante recuerdo se diferencia en los efectos. Las caídas bursátiles registradas en la historia mueven a susto, suspicacia y cautela. Sin embargo, aparentemente la tecnología blockchain permitiría un mayor control de los factores conducentes a tales caídas por derivar en canales, digamos, democráticos, al permitir que las monedas, los valores puedan circular más libremente no nada más entre los generadores de riqueza, sino en la distribución de la misma.
Con blockchain —explica López Morales [loc.cit.], esos intercambios de bienes y servicios son trazables, inmutables, transparentes y descentralizados. Y tienen una liquidez inmediata: los tokens pueden cambiarse con toda facilidad por las criptomonedas, que tienen su hábitat natural en blockchain.
El comportamiento y valoración del Bitcoin es mucho más que el resultado de una burbuja especulativa. |
Entonces, lo que está pasando con el Bitcoin y el conjunto de monedas es el efecto de su popularización, efecto añadido a las respuestas económicas derivadas de la dinámica a que nos "ha obligado" la pandemia para realizar transacciones comerciales: mayor uso de la compra en línea, el trabajo a distancia, etc. A falta de las formas tradicionales de remuneración, la banca electrónica y la digitalización monetaria son el siguiente paso, la basamento de la verdadera cuarta transformación de la que, ya he dicho en otros artículos, va más allá de simplonas promesas de campaña.
La pandemia cayó como anillo al dedo, no para la instauración de programas ideológicos, aunque exista le tentación política, sino para hacer el respectivo "corte de caja" para un "borrón y cuenta nueva". Así, desde un punto de vista filosófico, lo que está detrás de esta transformación es el reacomodo de los principios distributivos del capitalismo que demostró en la práctica, en su versión de "capitalismo real", haber resultado no solo perverso en sus efectos, sino nocivo al desarrollo humano, tanto o más que lo fue el llamado socialismo real. Quizás estamos siendo testigos de un afán por encaminarnos a una versión intermedia de corte socialdemocrata que permita reducir la brecha entre ricos y pobres y en general entre las personas, aun cuando la pandemia esté enfatizando la distancia social por motivos de higiene y salud y, por ende, haciendo reclacitrantes otras formas de discriminación y segregación sociales, ahora orquestadas desde el nuevo estatus quo regido por los gobiernos y las bancas centrales.