El mensaje de la revocación



EN LA NOCHE del 19 de abril de 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador difundió su mensaje relativo a los resultados del plebiscito de Revocación de Mandato, la nueva figura de democracia directa que muchos pugnamos durante años para que fuera incluida en la Constitución y ahora fuera promovida por él mismo (de forma ilegal, solo los ciudadanos pueden hacerlo) con la finalidad de instaurar el ejercicio. Alguien, de algún modo, tenía que hacerlo para generar conciencia en el pueblo sobre esta "arma democrática" para ejercer presión sobre sus gobernantes y definir el destino de la nación.

En el mensaje de poco más de catorce minutos, el presidente hizo un balance muy a su estilo de la jornada electoral. Pero, aquí en Indicios Metropolitanos quiero destacar un fragmento en particular que podrá prestarse tanto a suspicacias de parte de los detractores del presidente, como a loas ciegas de parte de los simpatizantes o a críticas sensatas en busca de la moderación.


En el fragmento, a partir del minuto 7:05, el presidente afirma [corrección y edición de estilo mía]:

[…] fue una muy buena jornada y lo esencial es […] que estamos haciendo valer la democracia.

Imagínense ustedes si mañana pasa el tiempo y gana la elección un presidente, hombre o mujer, y a los dos años se demuestra que incumple con su responsabilidad social, que se dedica a robar, a saquear. Bueno, ya existe en la Constitución este procedimiento de la revocación de mandato y ojalá, hacia adelante, pues los presidentes se comprometan a que, sin necesidad de llegar al 40% para que sea válida la elección […], aún sin eso, si se pierde en [un plebiscito] pues ¡hay que dejar el cargo! Porque no se puede gobernar sin el apoyo del pueblo. No se puede gobernar sin autoridad moral. Porque si no se tiene autoridad moral, no se tiene autoridad política. ¡No le hace que no sea vinculatoria la consulta! […] El gobernante [debe tener] vergüenza. [Debe tener] dignidad y no estar a fuerza, porque eso no es democracia. Eso es legalidad, pero no necesariamente democracia.

Enseguida, el presidente hace una descalificación, otra vez, de "sus adversarios" y de los "conservadores" a quienes atribuye las razones detrás del abstencionismo abultado. Es decir, desde su óptica machacona, divisoria y paranoica, quienes nos abstuvimos tuvimos razones conservadoras para no asistir. Aunque su lectura es errónea, esta vez sí le doy la razón en algo, en estricto sentido así fue: conservadora.

A modo de manifiesto personal

No puedo hablar por otros, pero sí por mis motivos. Tras mi abstención hay un mensaje claro. Yo me abstuve de asistir a emitir mi sufragio esta vez porque no me iba a prestar a una ilegalidad, a un ejercicio, por muy noble que sea en principio, viciado de origen y que bien puede dar pie a un conjunto de trampas políticas con miras a un futuro de mediano plazo.

Puedo estar en desacuerdo con la forma de gobernar de Andrés Manuel López Obrador y su gabinete, pero soy consciente de que fue electo legal y legítimamente por una mayoría relativa del pueblo mexicano que tiene todo el derecho a expresar tal inclinación, además de que puedo compartir en gran medida muchos de los razonamientos que la llevaron a decidir así.

La izquierda mexicana tiene derecho de llegar al gobierno, de ejercer el poder y ponerse a prueba como lo hizo en su momento la derecha mediante la transición histórica del PRI al PAN. El pueblo mexicano expresó así su hartazgo frente a la política y los políticos de siempre, aun cuando haya topado con más de lo mismo bajo un disfraz chabacano. Y sigo convencido de que en 2024 volverá a ganar un candidato o candidata de izquierda. Ahora mismo me atrevo a augurar además que será una mujer y muy probablemente lesbiana o hasta transexual, porque todos los mexicanos tienen el mismo derecho a votar y ser votados.

Sí, el mío fue un voto conservador, porque quiero conservar al presidente electo por esa mayoría, aun así no haya yo votado por él, pues es justo que cumpla con su juramento hecho en la toma de posesión. Es justo hacer valer su derecho tanto como sus obligaciones, las que debemos exigirles todos. Porque esta figura originalmente no era pensada con retroactividad aplicable al gobernante de hoy, sino como previsión para mermar las aviesas aspiraciones de los futuros. Porque este gobernante, al margen de su hablar obtuso, debe hacer válida su palabra encomendada al pueblo y gobernar para, por y desde todos, los que simpaticen con él como los que no, porque todos hacemos al pueblo entero y no existe el pueblo del patriarca y el de los otros. ¡Porque ese discurso divisionista debe cesar ya! y deben verse resultados concretos en vez de tanta palabrería distractora.

Aun si los resultados hubieran sido adversos y en vez de inclinarse la mayoría de los votantes por ratificar a AMLO en el cargo hubiera triunfado la revocación; muy aparte de mis dudas sobre la posibilidad de que el astuto Andrés hubiera aceptado la derrota (jamás lo ha hecho, siempre esgrime algún pretexto o artimaña en contra), entonces también mi abstención habría tenido validez conservadora. Porque lo que estaría yo buscando conservar entonces habría sido el respeto de la voluntad ciudadana.

Me abstuve porque quería tener claro el panorama estadístico (igual que AMLO) de cómo están distribuidas las simpatías con miras a las elecciones de 2024. Y ahora sé bien que, sí, aunque no quieran reconocerlo los lopezobradoristas, hay una merma en los apoyos y la izquierda tiene un camino para remontar y recuperar lo perdido si no quiere sufrir un descalabro. Pero, lo mismo aplica para la oposición.

Lo que hay detrás del abstencionismo actual no es desidia, ni negligencia ni ninguneo ni parsimonioso conformismo. Lo que hay es un mensaje de ¡ponte a trabajar! Los mexicanos estamos sentados en el porche, capoteando el temporal, esperando verte montado en tu carreta de bueyes ya no para ir a hacer campaña, sino para traer el producto del esfuerzo de todos nosotros. A menos que quieras, Andrés, que se aplique a rajatabla la paráfrasis y en la carreta lo transportado sea el féretro con tu cadáver.

Si a los datos duros sumamos este dato blando, el mandatario mexicano tendría que saberse aún más comprometido con el cargo asignado y las expectativas. Aunque difícil, todavía tiene tres años para revertir la mala imagen de que ahora goza entre el resto de los mexicanos y el mundo (pese a sondeos) que o votaron por revocar o anularon o los que no asistimos, nos abstuvimos. ¿O qué, gobernará solo al modo y al son que le cante una minoría de diecisiete millones de mexicanos? Esos que votaron a favor, ¿no son también de la misma manera "conservadores" aunque en pequeña escala? Conservadores de una circunstancia que no ha logrado enfilar al país a mejores niveles de convivencia y desarrollo, por más que se aleguen y pretexten pandemias y recesiones, sin que ello les reste importancia relativa.

El mensaje de la revocación es claro y el propio presidente lo asentó, quiero pensar que sin cinismo: sin autoridad moral, no hay autoridad política; sin el apoyo del pueblo, no se puede gobernar. Andrés Manuel, demuéstranos, como dices, que tienes vergüenza y ponte ya de una buena vez a gobernar, no te lo demandamos diecisiete millones de mexicanos alegres, sino más de 100 millones de votantes y no votantes (en los que incluyo a los menores de edad) que necesitamos ver resultados palpables ¡ya!

Todo cabe en una urna sabiéndolo acomodar


ERA DE LA OPINIÓN… de que todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar, pero bien se ve que en las redes sociales y plataformas como YouTube, Facebook, etc., tal verdad no es cierta y caen en el odioso y perverso recurso del RDA (nos Reservamos el Derecho de Admisión) que tanto tiempo llevó por décadas al sectarismo y la segregación.

Es sabido que Facebook (y no nada más) tiene vetada la url de Frena catalogada como generadora de spam. En Indicios Metropolitanos caben todas las voces, y por ser la de Frena igual que otras una voz importante en el tema de la #RevocacionDeMandato, aquí comparto el más reciente artículo de Gilberto Lozano ya que no puede ser de otra manera.

En dicho artículo, el empresario y líder de esa asociación, describe su experiencia durante la jornada. El hecho de que los resultados hayan sido contrarios a su promoción original para revocar el mandato a Andrés Manuel López Obrador en el cargo de primer mandatario de la nación no le resta valor. Al revés. Los datos duros, a pesar de la marcada diferencia de más de 90%, no descalifican a su movimiento ni sus intenciones, como tampoco significan que quede desestimado el sentir de aquellos que legítimamente se sienten desconfiados, defraudados, ajenos a la forma de gobernar del actual presidente. Más bien, en todo caso refrenda la necesidad de esos y los otros para exigir resultados que hagan de México lo que todos esperamos, y recuerda que han sido tres años perdidos irremisiblemente por el empeño de un hombre y un grupo empecinados en sacar adelante meras ocurrencias, decisiones torpes en el supuesto de una idílica transformación reveladora solo de que, llegue quien llegue al poder, todos cojean de la misma pata, unos más que otros, y que en el país de los ciegos, el tuerto es rey; pero, los ciegos tarde o temprano hacen el cambio con sus dotes y sensibilidad excepcionales como ya vimos con el abultado e histórico abstencionismo que permitió acotar la verdadera cuota de simpatía con que cuenta el gobierno actual.

Qué tanto es tantito

Esa clase de censura  mentada líneas arriba de cualquier voz, por muy escandalosa que pueda resultar o molesta a las comunidades, siempre la veré, sin importar la plataforma, medio, red social, como un atentado a la libre expresión y a los derechos de expresión y publicación. Y este artículo es una forma de decir ¡basta! a esas políticas burdas que las "buenas conciencias" detrás del cuidado de los negocios que son las plataformas imponen bajo el supuesto de mantener una relativa armonía comunicacional y de intercambio de mensajes y contenidos edulcorados, eufemistas, todo menos incluyentes aunque aleguen lo contrario.

Voy de acuerdo en que se procure la defensa de los menores, de los grupos vulnerables, de las sensibilidades y las susceptibilidades, de no permitir la violencia de cualquier índole que implique mucho más que la ofensa lacerando la dignidad de las personas, o hasta su integridad física o psicológica y emocional, pero la misma intolerancia puede y debe ser tolerada dentro de ciertos parámetros, aunque no nos guste, nos lastime, resulte contraria a nuestro parecer, credo o intereses. El diálogo con los que piensan distinto de uno es lo que nos vuelve más comprensivos y humanos. No por pertenecer a la mayoría dentro de una tendencia de conducta o pensamiento nos hace poseedores de la verdad, cuando hay muchas formas de experimentar lo que la realidad nos sorraja en la cara.

Es sabido que yo, en lo personal, no comulgo con las ideas de Frena y de otros, por ejemplo los cuatroteístas, por extremas. Pero, como bien se dice citando a la escritora británica Evelyn Beatrice Hall (frase atribuida erróneamente a Voltaire de quien fue biógrafa y con la que ella sintetizaba al filósofo) "puedo no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo".

Frena ha sido un importante actor en la promoción de la revocación de mandato, independientemente de sus tonos altisonantes. Frena fue en buena medida quien, siguiendo el juego al presidente Andrés Manuel López Obrador (promotor primigenio e ilegal desde la perspectiva constitucional del ejercicio), tomándole la palabra inició el recabamiento de firmas ciudadanas para justificar el ejercicio conforme a derecho. Muy aparte y además de los lopezobradoristas y morenistas, los seguidores de Gilberto Lozano y otros actores relacionados con Frena impulsaron el ejercicio de una figura democrática inscrita en nuestra constitución junto con otras formas de participación ciudadana directa y cuya finalidad es el perfeccionamiento y la diseminación del espíritu democrático entre los mexicanos.

Lejos están o deberían estar las atribuciones de corte maniqueo como las expuestas por los temerosos de que México siga los torcidos caminos de otros tiranuelos como el venezolano Hugo Chávez o el boliviano Evo Morales. Sí, aquí mismo he señalado, he alertado sobre las trampas detrás, en el sustrato de la promoción gubernamental de la revocación de mandato y de la consulta popular en primera instancia. Pero, ello no obsta para minar la nobleza de las figuras en su espíritu y finalidad ulteriores.

La votación ha sido efectuada ya. No estuvo exenta de tropiezos, ilegalidades, suspicacias, abusos, cinismo, triunfalismo, amenazas, distorsiones. Y fue tanto feliz en su consecución, como triste al exhibir la calidad de mexicanos que todavía muchos somos queriendo hallarle tres pies al gato y fraguando trapacerías. Los resultados fueron, dentro de lo que cabe, los esperados.

En democracia todas las voces cuentan, pero no todos los procederes suman. Todos los afanes valen, pero no siempre los resultados satisfacen a todos.

Participación histórica de menos de 17%


MIENTRAS por un lado tendremos discursos triunfalistas, por otro tendremos los de aquellos que se rasgarán las vestiduras.

Escribo estas líneas siendo las 9:35 pm del histórico 10 de abril de 2022. Los resultados de la Revocación de Mandato arrojan de acuerdo al PREP que la participación ciudadana fue la más baja jamás registrada en cualquier ejercicio democrático en México, quedando apenas por encima del 2.5% al momento de escribir esto. Conforme a los datos del conteo rápido, el estimado de la participación ciudadana final podría situarse en alrededor del 17%.

Si bien el Presidente Consejero del INE, Lorenzo Córdova salió a decir que el ejercicio había sido un éxito desde la perspectiva logística y de realización a pesar de trampas y obstáculos, los datos darán elementos a tirios y troyanos para continuar confrontándose y dividiendo al país.  En otras palabras, el abstencionismo se colocó como la forma mayoritaria de expresión del voto, cobrando así un nuevo sentido y dando nuevo significado al voto como expresión de la voluntad ciudadana, tal como he manifestado, explicado, descrito y defendido en este blog y otros espacios cuando he abordado los temas del voto blanco, el voto nulo y el abstencionismo.

Con menos de diecisiete millones y medio de votos, la mayoría de los sufragantes que asistieron a las casillas instaladas optó por la opción de no revocar el mandato al Presidente Andrés Manuel López Obrador, sino que continúe en el cargo para el que fue electo por seis años. Los lopezobradoristas y cuatroteístas seguro gritarán victoria omitiendo el nada abultado índice de participación. Al final, lo que ha quedado en evidencia es el reducido voto duro morenista y no otra cosa. En otras palabras, revela que acaso hoy, del apretado 35% aproximado del padrón electoral que dio el triunfo a AMLO en 2018 para acceder al mandato presidencial, hoy solo le resta escasa la mitad Considerando que para hacer vinculatoria la revocación debía alcanzarse el 40%, con estos resultados exiguos hasta pensar en la anulación por causa de las ilegalidades efectuadas por los actores políticos (como un plan B) sería ridículo y ocioso.


Estos datos duros reflejan el verdadero panorama de la actitud ciudadana frente a los dimes y diretes. Su lectura permite comprender el desprecio de la mayoría hacia el ejercicio mismo, tanto como a las ilegalidades en que se vio envuelto. Pone también en tela de juicio no tanto la popularidad del presidente, como sí en cambio la desaprobación hacia su forma de gobierno. El mensaje es claro, debe cambiar su proceder en el resto de su sexenio o la continuidad de la izquierda en el gobierno podría sufrir un descalabro mayor. Claro que siempre puede hacerse la lectura contradictoria. Los que votaron a favor lo hicieron por alguno de estos motivos: a) son simpatizantes convencidos del presidente que quieren seguirlo teniendo al frente; b) son aquellos a quienes, aun resultándoles antipático el presidente, consideran que debe terminar el cargo para el que fue electo legal y legítimamente. Las razones detrás del voto a favor quedará en cada cual. Y algo similar puede decirse sobre los motivos, esos siempre más oscuros y difíciles de definir por variados, detrás de esa mayoría abstencionista.



El dinero invertido en el ejercicio con un costo mayor a los mil seiscientos millones de pesos es ya el mayor despilfarro efectuado por cualquier gobierno mexicano. El ejercicio, como ensayo, ninguno negamos que tenía que hacerse, pero no era el momento ni el modo y aunque se hizo una significativa reducción presupuestal y se tomó lección de la experiencia, igual que sucedió con la consulta popular de octubre pasado, no dejará de ser una mancha gigantesca de nuestra democracia y en el gobierno de AMLO, por causa de su tozudez supina.

Este costo de ahora, habrá de sumarse como una vergüenza más a todos los fondos previamente desviados para los programas sociales malhadados y los proyectos insignia de la denominada 4T, antes y durante la pandemia desde la extinción del primero de los fideicomisos. Ni se ha ayudado a los pobres como pudo haberse hecho, se ha espantado a la inversión extranjera, el país está estancado, sin crecimiento real, en medio de una inflación rampante que, en el marco mundial hace parte de una estanflación y una recesión de antología, y la lista de temas sin resolver se alarga.