Participación histórica de menos de 17%

abril 10, 2022 Santoñito Anacoreta 0 Comments


MIENTRAS por un lado tendremos discursos triunfalistas, por otro tendremos los de aquellos que se rasgarán las vestiduras.

Escribo estas líneas siendo las 9:35 pm del histórico 10 de abril de 2022. Los resultados de la Revocación de Mandato arrojan de acuerdo al PREP que la participación ciudadana fue la más baja jamás registrada en cualquier ejercicio democrático en México, quedando apenas por encima del 2.5% al momento de escribir esto. Conforme a los datos del conteo rápido, el estimado de la participación ciudadana final podría situarse en alrededor del 17%.

Si bien el Presidente Consejero del INE, Lorenzo Córdova salió a decir que el ejercicio había sido un éxito desde la perspectiva logística y de realización a pesar de trampas y obstáculos, los datos darán elementos a tirios y troyanos para continuar confrontándose y dividiendo al país.  En otras palabras, el abstencionismo se colocó como la forma mayoritaria de expresión del voto, cobrando así un nuevo sentido y dando nuevo significado al voto como expresión de la voluntad ciudadana, tal como he manifestado, explicado, descrito y defendido en este blog y otros espacios cuando he abordado los temas del voto blanco, el voto nulo y el abstencionismo.

Con menos de diecisiete millones y medio de votos, la mayoría de los sufragantes que asistieron a las casillas instaladas optó por la opción de no revocar el mandato al Presidente Andrés Manuel López Obrador, sino que continúe en el cargo para el que fue electo por seis años. Los lopezobradoristas y cuatroteístas seguro gritarán victoria omitiendo el nada abultado índice de participación. Al final, lo que ha quedado en evidencia es el reducido voto duro morenista y no otra cosa. En otras palabras, revela que acaso hoy, del apretado 35% aproximado del padrón electoral que dio el triunfo a AMLO en 2018 para acceder al mandato presidencial, hoy solo le resta escasa la mitad Considerando que para hacer vinculatoria la revocación debía alcanzarse el 40%, con estos resultados exiguos hasta pensar en la anulación por causa de las ilegalidades efectuadas por los actores políticos (como un plan B) sería ridículo y ocioso.


Estos datos duros reflejan el verdadero panorama de la actitud ciudadana frente a los dimes y diretes. Su lectura permite comprender el desprecio de la mayoría hacia el ejercicio mismo, tanto como a las ilegalidades en que se vio envuelto. Pone también en tela de juicio no tanto la popularidad del presidente, como sí en cambio la desaprobación hacia su forma de gobierno. El mensaje es claro, debe cambiar su proceder en el resto de su sexenio o la continuidad de la izquierda en el gobierno podría sufrir un descalabro mayor. Claro que siempre puede hacerse la lectura contradictoria. Los que votaron a favor lo hicieron por alguno de estos motivos: a) son simpatizantes convencidos del presidente que quieren seguirlo teniendo al frente; b) son aquellos a quienes, aun resultándoles antipático el presidente, consideran que debe terminar el cargo para el que fue electo legal y legítimamente. Las razones detrás del voto a favor quedará en cada cual. Y algo similar puede decirse sobre los motivos, esos siempre más oscuros y difíciles de definir por variados, detrás de esa mayoría abstencionista.



El dinero invertido en el ejercicio con un costo mayor a los mil seiscientos millones de pesos es ya el mayor despilfarro efectuado por cualquier gobierno mexicano. El ejercicio, como ensayo, ninguno negamos que tenía que hacerse, pero no era el momento ni el modo y aunque se hizo una significativa reducción presupuestal y se tomó lección de la experiencia, igual que sucedió con la consulta popular de octubre pasado, no dejará de ser una mancha gigantesca de nuestra democracia y en el gobierno de AMLO, por causa de su tozudez supina.

Este costo de ahora, habrá de sumarse como una vergüenza más a todos los fondos previamente desviados para los programas sociales malhadados y los proyectos insignia de la denominada 4T, antes y durante la pandemia desde la extinción del primero de los fideicomisos. Ni se ha ayudado a los pobres como pudo haberse hecho, se ha espantado a la inversión extranjera, el país está estancado, sin crecimiento real, en medio de una inflación rampante que, en el marco mundial hace parte de una estanflación y una recesión de antología, y la lista de temas sin resolver se alarga.

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