Tengo todo excepto a ti...
Se ve que no te voy,se ve que no me vas.Se ve que en realidad sólo me quierescomo un amigo más, como algo de siempre.Ya ves, me equivoqué, creí que era feliz.Pensaba que yo lo tenía todo,tantos amigos, caprichos,amores locos...Tengo todo excepto a tiy el sabor de tu piel.Bella como el sol de abril.Qué absurdo el día en que soñéque eras para mí.Tengo todo excepto a tiy la humedad de tu cuerpo.Tú me has hecho, por que sí,seguir las huellas de tu olor,loco por tu amor.Se ve que no te voy,se ve que no me vas.Pues tengo todo menos tu miraday sin tus ojos, mis ojos ya no ven nada.Tengo todo excepto a tiy el sabor de tu piel.Bella como el sol de abril.Qué absurdo el día en que soñéque eras para mí.Me sobra juventud,me muero por vivir,pero me faltas tú.Tengo todo excepto a tiy la humedad de tu cuerpo.Tú me has hecho, por que sí,seguir las huellas de tu olor,loco por tu amor.
Esta frase encierra un absurdo, pues significa que en realidad no lo tiene uno todo. Y no es para sentirse mal, ninguno estamos del todo plenos en la vida, siempre hay algo que sentimos que nos falta o nos sobra. O estamos colmados o estamos insatisfechos y es causa de las expectativas que nos hacemos de las cosas y las personas, somos dados a poner todos los huevos en el mismo canasto cuando en verdad la fe, siendo una, es divisible entre las posibilidades que la vida ofrece.
En realidad, de todo tenemos todos algo, aunque sea un triste indicio, mismo en que se encierra la esperanza de más y mejor.
Si nos metemos en honduras metafísicas, los seres humanos, en tanto seres, es decir entes, somos tan cosas como lo que denominamos así.
Cosificarnos no es sino entendernos lo más humildemente posible como uno entre tantos entes que existen; lo que en todo caso nos distingue del resto es que somos animados, esto es, tenemos un ánima, a la que damos características de espíritu (inteligencia) y alma (forma de manación o fluctuación).
En el afán de considerarnos además únicos, nos queremos separar del resto de los animales aduciendo que los otros tienen una inteligencia, cierta manera de conciencia, pero no espíritu y ya no digamos alma (aún hoy la discusión clásico-griega y medieval al respecto se sostiene a pesar de los avances científicos en pro o en contra).
Más que plantear que la frase mentada se trata de una frase "vacía", lo que afirmo es su carácter de ab-surdo, o sea de "lo totalmente otro, distinto" (de acuerdo con la etimología del término).
El enunciado expone el trasfondo de una creencia compartida por todos nosotros: creo tener todo (dinero, poder, fama, dicha, etcétera), pero también hace evidente la conciencia que alcanza quien, más allá de su acto de credulidad o su fe, en un lapso, en un instante cae en cuenta que ante el impedimento de tener (que no poseer) a ese otro (humano o divino) para sí tanto o más valioso que el resto, sencillamente no lo tiene todo (ni el mismo Dios lo tiene todo, puesto a reflexionar sobre su particular situación agravada por la eternidad, por más que lo definamos como omnipotente y omnisciente y ubicuo).
Ese hueco, ese (eso sí) vacío, esa nada consciente, impertinente insight existencial es efecto de alguna causa, de una falla, ya en lo humano como en lo divino; por ejemplo, el rechazo de la persona querida, deseada o necesaria para considerarse uno pleno, satisfecho. O más simple, la espera en soledad de la réplica del otro.
La totalidad no significa completud como la solitud no supone aislamiento o abandono. Esto es, para ponerlo con otras palabras quizá más llanas, como la imagen que esboza en su letra el tango "Fumando espero":
Fumar es un placer, genial, sensual
fumando espero a la que tanto quiero
tras los cristales de alegres ventanales
y mientras fumo mi vida no consumo
porque flotando el humo me suelo adormecer
tendido en mi sofá, fumar y amar
vera mi amada feliz y enamorada
sentir sus labios o besar con besos sabios
y el devaneo sentir con mas deseo
cuando en sus ojos veo sedientos de pasión
por eso estando mi bien
es mi fumar un edén
dame el humo de tu boca
dame que mi pasión provoca
corre que quiero enloquecer
de placer sintiendo ese calor
de el humo embriagador
que acaba por prender
la llama ardiente del amor.
dame el humo de tu boca
dame que mi pasión provoca
corre que quiero enloquecer
de placer sintiendo ese calor
de el humo embriagador
que acaba por prender
la llama ardiente del amor.
Mientras espero a la que quiero (una de esas tantas musas que pueblan mi poesía y otros escritos) las tengo a todas, ¡sí, soy el "todas mías"!, me hago a la idea de que tengo todo, lo prescindible y lo imprescindible a mi alrededor, mas no la tengo a ella en específico como ni ella a mí (independientemente de que pueda tener a otro más acomodado a su existencia).
0 comentarios:
Gracias por sus comentarios con "L" de Lector.