"AMLO no es un tirano, solo es un autócrata": Enrique Krauze
Enrique Krauze, a la derecha, entrevistado por Carlos Loret de Mola. Fuente: Latinus. Foto: Archivo Indicios Metropolitanos |
ERA DE LA OPINIÓN... y contra el parecer de otros de que nuestro actual presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene visos de dictador. Lo sigo pensando aunque... su torpeza y empecinamiento permiten inclinarse hacia tal suposición.
¡Imperdible!, todo el contenido, sin desperdicio, el capítulo 64 del programa de Carlos Loret de Mola en el canal Latinus que incluye una densa, pesada, dura, luminosa entrevista al escritor e historiador Enrique Krauze presentando su más reciente libro que recopila ensayos sobre crítica al poder presidencial. En esa entrevista Krauze define a AMLO como un autócrata y afirma que no es tirano ni dictador, abunda en su definición, pero nos deja con la duda, al no distinguir los otros conceptos. Por su misma definición podríamos suponer que el límite es muy sutil.
Vámonos al diccionario y notaremos que la primera acepción, la hoy denotativa contra las siguientes connotativas, empata la idea del autócrata dada por Krauze con la del dictador:
1. m. y f. En la época moderna, persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyada en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica.
2. m. y f. Persona que abusa de su autoridad o trata con dureza a los demás.
3. m. Entre los antiguos romanos, magistrado supremo y temporal, que se nombraba en tiempos de peligro para la república.
En lo tocante al concepto de "tirano", las acepciones registradas ofrecen en segundo lugar una connotación que igualmente asoma cierta similitud:
1. adj. Dicho de una persona: Que obtiene contra derecho el gobierno de un Estado, especialmente si lo rige sin justicia y a medida de su voluntad. U. t. c. s.
2. adj. Dicho de una persona: Que abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materia, o que, simplemente, del que impone ese poder y superioridad en grado extraordinario. U. t. c. s.
3. adj. Dicho de una pasión o de un afecto: Que domina el ánimo o arrastra el entendimiento.
4. f. Canción popular española, ya en desuso, de aire lento y ritmo sincopado en compás ternario, surgida de una que empezaba con las palabras ¡Ay, tirana, tirana!
5. f. Áv., Sal. y Zam. Franja de paño picado con que se adorna la parte inferior del refajo o manteo.
6. f. Sal. y Zam. Vid de más de tres yemas.
Entonces, cabe preguntar si no ese estilo personal de AMLO lo está inclinando ya por tozudez o por necesidad o ceguera o propósito voluntarioso a rebasar los linderos y unir en una misma imagen de dictador tiránico autócrata la figura presidencial con que lo investimos los mexicanos de forma democrática. ¿Es solo percepción? ¿Una falsa percepción? ¿Una percepción distorsionada? Si lo último, ¿a causa de qué o de quién? AMLO siempre ha sido un provocador, como ya anoté aquí tiempo atrás:
[…] lo que bien se aprende no se olvida, y si algo aprendió AMLO […] fue lo lucrativo que resulta políticamente negociar con las carencias de los más necesitados, es decir ser populista. No digo que lo hiciera personalmente, pero pudo atestiguarlo. Quizá su historia personal como proveniente de una familia campesina aunada a sus nuevas obligaciones lo volvieron un provocador profesional.
Ya desde tiempo de Fox recuerdo alguna conversación con algunas personas ya entonces medianamente divididas, polarizadas aun cuando no como ahora y varias de ellas consideraban impostergable la llegada al poder de un mandatario de mano dura, si bien se asociaba el símil con el mantenimiento y procuración de la seguridad. Y cuando llegó Calderón se le juzgó por sus yerros al estirar la rienda. También entre la gente humilde se criticaba el excesivo paternalismo oficial y partidista, y sin embargo las dádivas, vengan de unos u otros siguen siendo bien venidas.
Entonces, leo en la entrevista (estupenda) una prudencia resbalosa en los dichos de Enrique Krauze que no se atreve a llamar al pan, pan y al vino, vino, a no ser andándose por las ramas.
Si AMLO, en el parecer de Krauze, no es un tirano, entonces no implica por necesidad reaccionaria el enfrentamiento y la confrontación. Luego, ¿debemos tolerar, dejar hacer y pasar, aunque los signos ominosos estén tocando a las puertas de nuestras casas?
Juro que a veces me dan ganas de salir a la palestra y decirles a AMLO y su caterva el huevo y quien lo puso y hasta lanzarle el zapatazo colándome en una mañanera, en mi calidad de periodista que sí soy. Pero, sé que no me dejarían entrar por ser periodista independiente, bloguero, uno de tantos y ni siquiera —o eso supongo— influencer y menos influyente a la vieja usanza, de esos que daban "charolazo". Y además, los políticos y los partidos son tan cerrados que seguramente no permitirían a este, simple hijo de vecino, ciudadano común y corriente que alguna vez en mi blog escribí entre serio y en broma que alzaba la mano para volverme candidato a la presidencia, entrar a sus filas y menos a sabiendas que comulgo solo con muy pocos de sus rasgos ideológicos. Ya ni pensar en apostar por la candidatura independiente hecha tristemente en la ley con recovecos y meandros que la vuelven un sueño guajiro.
Pero, aquí estoy, con los aquellos bien puestos, mi afán y mi amor por México, que es todo lo que tengo y si bien alguno diría que eso basta y sobra, la realidad es que no es así, sin recursos, sin apoyos, sin empuje, un individuo solo queda como el tonto y loco de la colina.
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