A toda capillita le llega su fiestecita; y no hay plazo que dure cien años ni cuerpo que los aguante. Así, las campañas electorales para los comicios próximos, en que los mexicanos elegiremos presidente de la República, presidentes municipales, jefes delegacionales en el Distrito Federal, diputados federales, senadores y en algunas entidades gobernador, ya terminaron y, por lo mismo y en virtud de las nuevas y tan discutidas leyes electorales, se entra en una etapa breve de veda, una especie de laguna de la tranquilidad que tiene como meta teórica permitir a los ciudadanos sopesar lo visto y escuchado a lo largo de las campañas: propuestas, promesas, discursos, posturas, opiniones, encuestas, cifras, consideraciones de toda índole para nutrir y justificar el lado hacia el cual inclinar su muy particular e individual voto.
Ahora bien, el presente artículo se inscribe en la tesitura de darte herramientas como elector precisamente para esto último, y ayudarte a meditar cuidadosamente las razones de tu sufragio al momento de marcar la boleta en esos breves momentos de soledad en la casilla. Que pienses que cada cruz marcada significará una cuenta más en alguno de los platos de la balanza. El movimiento “Yo Soy 132” tuvo entre sus principales y originarios motivos esto precisamente, aun cuando (y en su momento y lugar apunté de manera oportuna que sucedería y sucedió) no faltaron los oportunistas que se colgaron de la iniciativa universitaria, para pudrirla en el afán de sacar agua para sus respectivos molinos. Pues bien, sin más preámbulo entremos en la materia.
El presente artículo consta de tres partes. La primera, esta, tiene como finalidad instruirte sobre los pormenores que necesitas conocer esta vez para emitir tu voto de manera clara, exacta, sobre todo para evitar confusiones. Lo planteo de esta manera porque en esta ocasión las boletas electorales presentan algunas complicaciones de lectura que es necesario dilucidar para su mejor empleo en la casilla, tanto por los funcionarios de casilla (escrutadores, más específicamente), como por los representantes de partidos y por supuesto cada elector. En la segunda parte expondré un conjunto de consideraciones en relación con la inducción "involuntaria" implícita en el diseño de la boleta electoral, y en la tercera apuntaré algunas notas tendientes a efectuar, como es mi costumbre ya y dando continuidad a artículos previos, mis muy personales pronósticos sobre los resultados de la elección, tanto sobre la base de los datos existentes como a contrapelo de los mismos, claro que con la mayor objetividad posible y sin incurrir en el delito electoral de "inducir el voto" en ningún sentido.
Votando con palitos y manzanitasComencemos por mostrar la boleta.
Ahora que vayas a la casilla a depositar tu voto (supongo que ejercerás tu derecho, que no obligación, tampoco te dejes coaccionar por los enjundiosos simpatizantes) notarás, por lo pronto y como ejemplo, en relación con la boleta dedicada para la elección de Presidente de la República cambios importantes en cuanto a la manera como podrás asentar tu decisión. Estos cambios son similares, salvo por detalles “menores” en las boletas para elegir diputados, senadores, jefe y delegados del Distrito Federal, presidentes municipales y gobernadores. Así, usando la mencionada como ejemplo vámonos con palitos y manzanitas para saber cómo votar.
Lo primero que notarás es que, por ley, los casilleros que contienen la información de los partidos están acomodados en función de la antigüedad de su registro ante el Instituto Federal Electoral. Siendo el más antiguo el PAN (1939), seguido de PRI (1946), PRD (1989), VERDE (1986), PT (1990 y 1991), Movimiento Ciudadano (2011, antes Convergencia, 1999 y Convergencia para la Democracia, 2002), Nueva Alianza (PANAL, 2005). El último casillero está en blanco para que puedas anotar el nombre de un candidato o de un partido no registrado, ejemplo, José Antonio de la Vega Torres o Manuel Jesús Clouthier Carrillo (hijo de Manuel de
Jesús Clouthier del Rincón "Maquío", quien fuera candidato presidencial por el PAN en 1988) o Julia Orayén, la edecán del primer debate o el Partido Todos con Hipólito Ingram Aspeitia (TCHINGAS); este es el casillero para el famoso Voto Blanco del cual escribí en mis artículos previos "
Votar o No Votar", "
Piensa tu voto. Aprendiendo a votar" y "
Votar o Anular. Falso Dilema", "
Arrancadero 2012", "
Tres candidatos sobre la tela de una araña", voto blanco este sobre el que se llegó a pensar que existía una especie de movimiento: el movimiento del voto blanco y el movimiento del voto nulo, cosa más que alejada de la realidad, aun cuando en su momento reconocidos académicos y politólogos abrazaron la idea con bastante enjundia y raciocinio. No pierdas de vista que estos, el voto blanco y el voto nulo (en tanto voluntario) son para ti opciones adicionales a los partidos y candidatos registrados y cuentan igualmente al momento de efectuar las actas de escrutinio.
Lo segundo que notarás es que los nombres de los candidatos aparecen en algunos casos más de una vez. Esto obedece a que, por ley, siendo candidatos correspondientes a alianzas entre partidos, el IFE está obligado a hacerlo de esta manera. Eso introduce la primera complicación, que de alguna manera ya vimos en las elecciones de 2009, pues, al momento de tú llegar al espacio donde en soledad emitirás tu voto, tendrás que considerar varias opciones para señalar tu elección. Esas opciones en el pasado incidían en anulación de boletas por considerarse errores de facto, pero ahora la ley "libera" de dichos errores hasta cierto punto, lo que no significa que impide la anulación por otras causas. ¿Cómo es esto? Mira los siguientes ejemplos (y por favor, no los consideres formas de inducción del voto en algún sentido, son ejemplos que he tomado de otras fuentes periodísticas y del mismo IFE).
En el caso de que quieras votar por un candidato específico, tendrás que marcar su nombre una o tantas veces como aparezca, pero ¡OJO! Si el candidato aparece, como Enrique Peña Nieto o Andrés Manuel López Obrador, dos o tres veces, eso NO SIGNIFICA que estarás duplicando o triplicando el número de votos para ese candidato. Tampoco será motivo para que la boleta sea anulada por tener dos o tres cruces (como se hacía antes). El escrutador de la casilla deberá considerar un solo voto PARA EL CANDIDATO y el IFE, por su parte, contará un voto para el candidato y adicionalmente un voto PARA CADA PARTIDO de la fórmula elegida, con lo cual cada cruz abona a su mantenimiento del registro ante el IFE. Así, el ejemplo mostrado con la letra "A" daría un voto al candidato y un voto al partido. Mientras el ejemplo con la letra "B" implicaría un voto para el candidato, un voto para la fórmula combinada y un voto para cada partido de la fórmula.
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Ejemplo "A" (arriba). Votando por un candidato y un partido específicos. Ejemplo "B" (abajo). Votando por un candidato, una coalición específicos y los partidos correspondientes. |
Así, como puedes ver, la primera complicación consiste en que al emitir tu voto debes primero pensar qué determinará tu sufragio: ¿el candidato?, ¿la institución que encabeza?, ¿la fórmula de instituciones en alianza? Es decir, puede ser que la personalidad del candidato y su trayectoria personal y profesional determinen tu preferencia, o puede ser que tu afiliación y simpatía por la institución política sea lo que incline tu decisión, o que el conjunto de propuestas concordantes que fundamentaría la alianza de dos o más partidos sea lo que optes. De cualquier modo debes tener cuidado al momento de cruzar el o los casilleros correspondientes.
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Ejemplo "C". Tachaduras comunes causales de anulación de boleta y voto. |
Ahora bien, tienes que tener cuidado de dónde y cómo tachas, porque una cruz mal puesta puede ser motivo de anulación de la boleta, como podemos ver en el ejemplo "C". Las causas comunes como rebasar una casilla y tocar otra de un partido o candidato opositor siguen siendo motivo de anulación, así como tachar toda la boleta (recurso que emplea quien elige anular voluntariamente su voto, dentro de sus opciones de sufragio; ya lo mencioné en artículos previos, no implica abstencionismo, es voto útil para efectos, por ahora, solamente estadísticos).
Dicho y mostrado lo anterior es importante recalcar que una de las bondades que introoduce esta metodología de registro del voto es propiciar su raciocinio, se esté o no de acuerdo con que puedan efectuarse coaliciones y alianzas (las que personalmente, insisto, me parecen una aberración democrática por implicar la forzada asociación de ideologías contradictorias, por muy complementarias que puedan o parecer). Por una parte desmotiva el voto por impulso (el del "ahí se va" o "Ave maría, dame puntería"), el "marrullero y "obliga" al elector a pensar así sea un instante las razones de su sufragio, concentrar su atención en el nombre del candidato o en el logotipo del partido, en ambos o en el conjunto que los comprende; en considerar cuánto pesará su voto para el mantenimiento del registro de un instituto político o su desaparición. Entre los vicios que implica está el de confundir al elector o propiciar el error "involuntario" de parte del elector indolente o el impulsivo o el manipulador, en cuyo caso la tasa de anulación puede elevarse de manera notable. Otro de los vicios o fallas más importantes es lo que desarrollaré en la segunda parte de estas entregas.
(Continuará)