Peinando la oportunidad

EN LA CONSIDERACIÓN de cierta amistad en Facebook dice que nos hallamos en México en un momento adecuado para construir una oposición dialéctica frente a lo que nos aqueja como pueblo y nación, e invita a quienes le seguimos en su muro a proponer ideas que puedan servir para trazar un plan de acción que derive en un mejor destino y una democracia menos sujeta a los intereses de la oligarquía.

Desde una perspectiva de filosofía política el tema puede parecer relativamente sencillo de discutir; pero, como bien dice este amigo, en la práctica no tanto. Vayamos por partes.

Primero que nada los líderes son necesarios y en todos y cada uno de nosotros hay un líder. Solo existen nueve estilos de liderazgo y cada uno de nosotros puede ejercer cada estilo con mayor o menor eficacia y efectividad; según la situación en que nos hallemos podremos ser tan autocráticos o transformacionales, tan intelectuales como ejecutivos según se requiera y se nos dé en función de nuestra personalidad o la circunstancia. Así que aquello de que “no hay líderes” es una falacia con la que nos han querido envolver desde finales de la década de los noventa los oportunistas, los populistas, incluso los terroristas (de todo tipo, el terrorismo no solo aplica a los métodos violentos y sangrientos) y los pusilánimes. Esto así en la casa, en la fuente de trabajo o el gobierno; y ha derivado en un enfermizo conflicto con la figura de autoridad.

Segundo, el quid del asunto no está tanto de un solo lado de la moneda. Al menos ya no es así en estos tiempos, cuando las sociedades han evolucionado (no necesariamente madurado) a un punto en el que la dependencia de los gobiernos ya no es tan marcada o por lo menos ya se califica, si no de indeseable, por lo menos de mesurable. La democracia en sí misma es un sistema imperfecto. Suena muy bien, muy bonito eso de “el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, pero en el momento de la toma de las decisiones importantes para la mayoría, esa mayoría no puede decidir sin entrar en conflicto, es entonces cuando, nos guste o no, nuestro destino manifiesto queda en las manos de un solo hombre o un grupo, tan falible como nosotros.

La democracia se creó originalmente no para dar voz y voto a la mayoría, sino para, frente a esa mayoría abrumadora, ceder al derecho de la minoría.

La verdadera democracia no apela a la voz de muchos en detrimento de los pocos, sino al contrario, sin desoír a los muchos da su lugar a los menos sin discriminarlos o marginarlos del resto, pues al fin son también pueblo.

Desafortunadamente la historia y los factores “hereditarios” (tengo una teoría al respecto que no he podido desarrollar en profundidad) han terminado por pervertir el significado original de la democracia haciendo que el poder en manos de una minoría dotada de prebendas y recursos consiga imponerse aun a despecho del interés común de la mayoría y bajo el disfraz de gozar de su venia general.

El papel de los gobernantes, tanto como el de los legisladores y los jueces es, visto de manera reduccionista, limitado a la administración del Estado, en su acepción más básica como la suma del pueblo, el territorio y el gobierno.

Hoy escuchamos aquí y allá a ciudadanos desacreditando a los políticos; y hacen esto protestando, manifestándose, lo que ya es una manera de hacer política del mismo modo que lo es sufragar en los comicios.

El desatino y la desorientación es tal que también escuchamos a ciudadanos en calidad de candidatos, ya en las filas de un partido o de manera independiente, deslindándose con vergüenza de la idea de ser políticos: “yo no soy político, soy un ciudadano más como tú”, y esos mismos que reprueban el populismo parecen ser o unos hipócritas o unos cínicos o unos imbéciles incapaces de comprender que por el solo hecho de proponerse para un cargo público ya están haciendo política.

Yo, entre broma y en serio, estoy pensando lanzarme como candidato independiente ya para el Gobierno del Estado de México o para la Presidencia de la República. Subrayo eso de “entre broma y en serio”, porque ya se sabe que, entre broma y broma, la verdad asoma. ¿Por qué no aspirar a tal cosa en mi legítimo derecho constitucional que me ampara como hijo de vecino, teniendo o no oportunidad? ¿Qué o quién dicta la oportunidad? Bien me dijo este mismo amigo que detonó el presente ensayo: “no quiero desmoralizarte, pero tendrías que pasar por el terrible filtro del sistema”. El tema está ahí, no tanto en la construcción de una oposición dialéctica, sino en la comprensión de cómo está conformado nuestro sistema político.

En los años setenta, don Daniel Cosío Villegas escribió varios ensayos sesudos al respecto, concluyendo que, entonces, el sistema estaba sustentado en el estilo personal de gobernar del presidente. Pero ahora el presidencialismo está acotado y falta compensar los contrapesos legislativo y judicial para equilibrar el sistema.

Yo me he movido en otra línea del poder político: el de los medios y de alguna manera limitada en el de la intelectualidad.

Toda proporción guardada con Vaclav Havel y Lech Walesa, aquí hemos sido gobernados por generales, abogados, administradores, contadores, economistas, internacionalistas; una vez nos gobernó un profesor, Plutarco Elías Calles y, nos guste o no, a él debemos los fundamentos del México actual. ¿Nos volveríamos más sensibles, como los Checos, si gobernara un poeta; o menos solidarios si llegara a presidente un líder sindical? De ahí mi inquietud. ¡Dejara de ser poeta y comunicólogo!

Pero la realidad es ominosa, por mucho que nos alegren las reformas constitucionales que hemos propiciado quienes directa o indirectamente abordamos desde 2005 temas como el voto nulo, el voto blanco, las candidaturas independientes —pienso aparte de mí (el burro por delante) en José Antonio Crespo Mendoza, Denise Dresser, Jorge Castañeda (el primer “candidato independiente”).

Hoy, como están las cosas, de lanzarme a una candidatura independiente, lo que menos me abrumaría es la plataforma doctrinal o ideológica que me sustente, el plan a desarrollar, la visión de México entre manos. Lo que más me preocuparía son las trampas, huecos, omisiones, perversiones que legalmente atan de manos a los aspirantes a una candidatura independiente. No se trata de la cantidad de firmas de adhesión (si tengo pocos amigos y menos admiradores, con qué amparo mi inicial falta de filiación de otros que ni me conocen ni conocerán hasta no estar en campaña). No se trata de los dineros, de la tajada del pastel que determina el INE en función del cumplimiento de los requisitos burocráticos. No se trata tampoco de tener o no una “capacitación” o una “carrera política”. La Constitución no lo determina. Por lo tanto, un campesino o un empresario pueden aspirar a ser presidentes, gobernadores, ediles, etc., sin que sea requisito haber pasado por una curul legislativa o un puesto de administración pública. Así como nadie, salvo la vida misma, nos enseña a ser padres, hijos, amigos, amantes, así también nadie nos enseña a gobernar nuestra existencia o las formas que nos hemos inventado para hacer más llevadera nuestra convivencia como seres humanos y connacionales. Gobernar es más que protocolos, discursos y audiencias. Ser gobernado implica más que solo pagar impuestos o emitir un voto.

El meollo está en cómo, sobre qué hombros colocarse para ser visto, oído, atendido por ese pueblo por lo general ciego, sordo y ruidoso; para darse a conocer, construir una fama libre de la tentación de echarse a dormir.

La propuesta entonces es compleja en su sencillez: debemos propugnar porque la democracia descienda al último peldaño que falta, que es el ciudadano. Y no me refiero solamente a que se hagan efectivas y vinculantes las figuras de la consulta popular (ya incluida en la Constitución), sino a que se dé vida a las otras del referendo, el plebiscito y la revocación de mandato bajo reglas muy claras.
Esto, por una parte; porque además es imprescindible afinar o crear en su caso las leyes correspondientes para propiciar y normar la participación ciudadana efectiva. Pienso en los Consejos y Delegaciones de Participación Ciudadana y sobre lo cual, en el Estado de México, la diputada Patricia Elisa Duran Reveles prepara, dice, un proyecto que llene el vergonzoso hueco legislativo en la entidad.

Si quiero ser candidato independiente la duda no está ya en el cómo, sino con quién.

Quién podría estar dispuesto a ir detrás y acompañando a un ilustre desconocido. Ya vimos la mofa que sufrió el payaso “Lagrimita” tras lanzarse como candidato independiente a la alcaldía de Guadalajara, Jalisco.

Quién estaría dispuesto a creer en la supuesta probidad de un tal por cual cuando ya todos nos parecen iguales, carroñeros tras el hueso de la oportunidad que, a falta de influencias para colarse en el sistema se abrazan al hartazgo popular para, por esa vía, realizar aquello de “a mí no me den, solo pónganme (con su voto) donde hay”.

La figura del candidato independiente, por motivos y razones administrativo-electorales, legales y de prácticas clientelares está en riesgo de pasar a ser de un avance a una moda pasajera y no soy el único en imaginar este probable triste fin. De ahí que piense en broma lo de lanzarme como candidato independiente.

Pero como comparto el malestar de tantos mexicanos y veo que es afianzando la independencia política y definiendo el voto —en tanto modelo de comunicación y cual expresión de la voluntad popular— como podremos transformar desde lo profundo la estructura y las funciones del sistema y por ende sus mecanismos de filtración.

Mientras Colosio veía un México doliente, yo veo un México exhausto, un México apresurado, un México con baja autoestima, contenido, reprimido más por la abulia de la mayoría que por las perversas decisiones de unos pocos.

Este amigo me dijo: “no quiero desmoralizarte, pero si crees tener oportunidad...” ¿Oportunidad? ¿No dicen que uno debe construirla?


¿Qué estamos haciendo como pueblo para construirnos oportunidades para la transformación de lo que nos aqueja? Pero ya se sabe que a la oportunidad la pintan calva, con un solo pelito ondeando al viento. Las oportunidades que experimentan los que forman parte del sistema son como las pelucas, hechas a modo y a la medida. ¿Queremos seguir peinando en nuestras testas un mogote Luis XV, caireles?; ¿o preferimos raparnos las ideas sobre el México que queremos y soñamos, para alisar la curvatura de nuestro mundo y nuestra democracia?

Funcionarios cadeneros

LA TARDE DE ESTE 7 DE DICIEMBRE tomará protesta el presidente electo por Naucalpan Edgar Olvera Higuera en el escenario del Teatro Cuauhtémoc del IMSS.
Recuerdo cuando fue la toma de protesta del exalcalde hoy preso, David Sánchez Guevara, en el escenario del Teatro Las Torres dentro del recién estrenado World Trade Center Mexiquense o, como le llaman algunos vecinos, World Trade Center de “petatiux” donde a la sazón también se encontraban las oficinas de la asociación de munícipes que presidiera su antecesora Azucena Olivares.

Con bombo, platillo y alfombra roja desfilaron al besamanos lo mismo personalidades de la industria, el comercio, el clero (por ahí se contoneaba el Cardenal don Onésimo Cepeda), la plana mayor del PRI Naucalpan y un largo etcétera entre el que pude observar atentamente la presencia de un grupo de empresarios chinos.

Recuerdo como si fuera ayer la escena. Algunos medios no “alcanzamos a entrar” y ya no se diga ciudadanos interesados en atestiguar el protocolo por definición público. Parados detrás de mí estaban los chinos muy contrariados. Delante de mí, personal de la Secretaría del Ayuntamiento y de la Dirección de Comunicación Social.

«¡Cómo puede ser!», dijo uno de los funcionarios a un secreto al oído de otro. «¡Cómo que no los dejan entrar! ¡A los inversionistas!», afirmó exaltado y acto seguido retiró la cadena y llamó con la mano a los cuatro inversionistas para que se adelantaran. Los recibió con una sonrisa hipócrita y los dirigió a la entrada. Con ese pretexto insistí amablemente en pasar, en tanto medio, para cubrir la toma de protesta.

Es comprensible, cierto, que en espectáculos de este tipo y por razones de seguridad se tengan controles, pero no deja de ser molesto para cualquiera que algunos funcionarios adopten actitudes de cadeneros de antros; como también es impropio que ciudadanos o colegas de medios adopten actitudes de clientes tozudos y empeñados en tener mesa de pista solo por su linda cara institucional.

Estaré presente en la toma de protesta de Edgar Olvera para cubrir tan magno hecho. Espero no tener dificultad para ingresar toda vez que mi medio para algunos no resulta confortable. Espero también que con este gobierno, ante la atomización de los medios de comunicación, la abundancia de blogs que informamos sobre los hechos y dichos de la localidad, los responsables de la comunicación municipal y estatal dejen de lado el tan gustado deporte nacional del ninguneo y nos tomen más en cuenta, especialmente a los que procuramos mantener una visión lo más objetiva y sobre todo profesional (porque sí, hay de todo en la viña de la Internet).

Mi afán, enfatizo, siempre se finca en el interés de construir una opinión pública enterada, significativa, lo más neutral posible. Servir tanto a funcionarios públicos, autoridades y ciudadanía para convivir de manera armónica, cooperativa y edificante.

El gobierno entrante de Edgar Olvera no la tendrá todas consigo, principalmente por razones financieras, aunque el gobierno saliente alegue lo contrario y acentúe la reducción de la deuda como la ampliación de un margen de maniobra.

Por otra parte, las divisiones internas den el PRI de la mano de los intereses del sindicato de trabajadores del ayuntamiento jugarán un papel fundamental así de vigilancia como de continuidad en las tareas heredadas de gobiernos anteriores.

Es claro que todo gobierno municipal, estatal o federal retoma lo dejado por el anterior para darle fin a lo comenzado. En el camino, poniendo el estilo personal de gobernar, no siempre se atina a terminar de la mejor manera lo heredado, lo pendiente, muchas veces por apresurar lo proyectado en función de los intereses creados de los poderes fácticos.

Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México y principal apoyo del contendiente a la presidencia municipal, el excandidato David Parra Sánchez con todo su séquito de sindicalistas, estará presente para dar curso al protocolo, tomando protesta al panista. Días atrás insistió el gobierno estatal que no hace distingos partidistas. José Manzur, Secretario de Gobierno, ha declarado tener un trato de “amigo” con Olvera e incluso semanas atrás lanzó un “¡tate quieto!” al frente de simpatizantes parristas indicando que “no se tolerarán desmanes de ningún tipo en las tomas de protesta de los munícipes electos”. No lo dudo. La seguridad será férrea, pero hay muchas maneras de desequilibrar las relaciones que se dan bajo la mesa de la política.

Comienza una nueva partida de ajedrez en Naucalpan. Por lo que a mí toca, entre que decido lanzarme de candidato independiente al gobierno estatal, entre broma y en serio, aclararé mi vista para ser testigo del nuevo gobierno de alternancia en el poder naucalpense.

Deseo para el presidente Olvera, como se dice en la marina, buena mar y mejores vientos, que todos lo requerimos para no nada más achicar las aguas que han venido escamoteando el progreso de nuestro municipio, sino para llevar a buen puerto la nave.

Ya veré si habrá de nuevo chinos o si estarán españoles de OHL, que el regreso del Viaducto Bicentenario es uno de los pendientes (encargados al exalcalde David Sánchez como última tarea antes de ser “premiado” con la candidatura a la diputación federal), o si mostrarán sus rostros los finlandeses interesados en invertir en la localidad en caso de resultar electo el priyista David Parra.
Ya les contaré.

De activista a funcionario (2a y última parte)

UN PRINCIPIO BÁSICO de la teoría política consiste en la duda sobre qué hacer con aquellos ciudadanos o grupos de ciudadanos inconformes con el estado de las cosas. Y estrategias hay muchas; sin embargo, se engloban en tres grandes acciones básicas: 1) combatirlos hasta erradicarlos, 2) incluirlos en tanto contracultura al status quo, 3) omitirlos.

La primera opción implica una confrontación generalmente represiva. La segunda incluye entre las tácticas la cooptación. La tercera es la más común, fácil y difundida y va de la mano de lo que en México llamamos “ninguneo” y se aplica a veces con el argumento paternalista “no hagas caso, son una minoría”.

Posiblemente es la primera vez que muchos lectores de Indicios Metropolitanos se enteran de la existencia del activista Antonio Arzate; quizá sólo sabían de él su lucha relacionada con la disminución de baches en el municipio de Naucalpan. Pero, ¿quién es Antonio Arzate hoy ¿absorbido? como funcionario?
Proveniente de una familia sencilla dedicada a trabajar arduamente, es el mayor de cuatro hermanos. Desde muy joven abrazó la responsabilidad de sacar adelante a su familia como ocurre a tantos mexicanos más. Antonio Arzate se describe:

Soy un varón de 44 años, nacido en el Distrito Federal, en la delegación Azcapotzalco. Toda mi vida estudiantil la hice en escuelas de gobierno. Egresé del Instituto Politécnico Nacional como Técnico en Maquinaria y Herramientas. Estudié hasta séptimo semestre de ingeniería mecánica en la ESIME Azcapotzalco. 
Antonio Arzate ante el Cabildo de Naucalpan.

Desde muy joven tuve inquietudes relacionadas con ayudar a los otros y por ello me uní a la división juvenil del PRI. Ello me llevó a ser asambleísta suplente y titular en la Asamblea del D.F. entre 1994 y 1997. 

He combinado siempre mis actividades de interés sociopolítico con mi desempeño laboral, ya en la iniciativa privada como en el gobierno. En la industria trabajé para Kimberly Clark, en el Departamento Técnico y de Procesos de la Planta Naucalpan. 

Me inicié en el activismo en razón de cierta vez que hubo problemas con el suministro de agua en la delegación Azcapotzalco. Entonces, 2004, encabecé una lucha por el agua en Xochináhuac, en El Rosario. Mis actividades profesionales en muchas ocasiones han estado relacionadas con temas ambientales y esa experiencia me llevó a salir del PRI para militar en el Partido Verde Ecologista de Azcapotzalco. 

Como por mis actividades mantenía contacto con gente del gobierno me fui empapando de temas legales relacionados con todo esto. Así me sumé a un despacho legal con mi socio Gildardo Yubi dedicado a asesorar en tópicos sobre impacto ambiental. 

En esa época me di cuenta que la presión social más allá de la política a que estamos acostumbrados realmente sirve para propiciar resultados. Me di cuenta que podía hacer política de otra manera. 

Así, entonces organicé junto con otras personas líderes vecinales el Foro Político Ciudadano Tecpaneca. Fuimos precursores en cierto modo de lo que hoy se llama el “Presupuesto participativo”. 
De ahí derivó que contendiera y dos veces en las elecciones para diputado local por el PVEM y el PRD.

Tras sus experiencias en la delegación Azcapotzalco del Distrito Federal, Antonio Arzate se mudó con su familia a Naucalpan donde radica actualmente en la humilde colonia Rincón Verde. Lejos de separarse del activismo este se vio reforzado luego que en 2010 incidiera en el cierre de una gasera construida con métodos no muy legítimos en dicha colonia por un grupo de personas relacionadas con la alcaldesa en esos años, Azucena Olivares.

Tiempo después, un accidente ocasionado por un bache y que incidió en una situación de inseguridad motivó a Arzate a crear el movimiento antibache, por el que hoy más se le conoce y mediante el cual ha ejercido presión sobre los gobiernos naucalpenses para que transparenten las finanzas dedicadas a la solución de este solo problema que afecta a tantas calles y avenidas en Naucalpan. La poca respuesta de los gobiernos lo llevó a decidir ponerse en huelga de hambre durante tres días.


Dice el dicho que “nadie sabe para quién trabaja”. Luego de lo anterior, vinieron las manifestaciones contra la inseguridad de las que hice relación en la primera parte de este reportaje. Tras ellas, la presencia política de Arzate despuntó incluso por sobre la de los primeros organizadores respecto de los que el entrevistado se pregunta dónde están ahora, mientras él se incorpora al gobierno.

—¿Por qué tú y no otra persona para ocupar esta nueva coordinación dentro de la Dirección de Seguridad de Naucalpan?

—Por las propuestas. Porque proponiendo y no solo reclamando he estado presente— contestó Arzate a Indicios Metropolitanos y añadió: —Porque con un conjunto de ciudadanos (entre los que tú estabas, Tocayo) ofrecimos mecanismos para el acercamiento entre la ciudadanía y las autoridades municipales, estatales y federales. Mientras, regidores, candidatos que se paraban el cuello, ¿dónde están? Yo no combatí al gobierno del cual hoy soy parte. Solamente solicité o, si se quiere, exigí el uso claro, transparente de recursos para resolver el tema de los baches. En este puesto yo no manejaré ningún presupuesto, porque la función será primordialmente de enlace entre gobierno y ciudadanía.

—Hecho tu nombramiento y dada tu experiencia y trayectoria en estos asuntos, ¿serás un funcionario incómodo hacia el interior del gobierno y respecto de otros líderes sociales?

—Tal vez… Yo siempre he querido ayudar a la gente, pero muy pronto me di cuenta que no hay dinero que alcance para ello. No he estado ni con el gobierno ni en su contra. Sumarme a la estructura de gobierno es una oportunidad para poner en práctica mis ideas de manera oficial. Porque yo, lo que digo, lo hago; y te consta, Tocayo. Esa congruencia me permite ahora que, con una investidura oficial y el respaldo de las instituciones, desarrolle mis ideas en relación al bienestar social.


—¿Crees lograr más estando dentro que afuera?

—Sí— respondió Arzate con una afirmación decidida. —Algo que me llevó a la decisión de aceptar la oferta de la presidenta Oyoque fue que hago las cosas de manera organizada. La diferencia es que ahora lo haré además con apoyo oficial.

—No tardarán los dimes y diretes. ¿No corres el riesgo de que, así como pasaste del PRI al Verde y ahora estás ligado al PRD, y de la iniciativa privada al gobierno y de regreso, te mire la gente como a esos políticos “chapulines” que brincan de aquí para allá tras sus conveniencias?

—Primero que nada, no comparto el concepto. Esto no tiene que ver con una carrera definida ni con un método académico. Es igual que el futbol: quien sabe mover el balón, mete el gol.

—¡Bien bajado ese balón! Nadie nace sabiendo de política ni a ser padre ni a gobernar.

—Con el asunto de la gasera que ya te comenté tuve ocasión de conocer a la regidora Esther Tapia, del PRD. Así fue como me ligué con varios de sus militantes, muchos de ellos vecinos de zonas populares como la que habito. Así fue como me uní a sus luchas, conociendo sus problemas y tratando de dar curso a sus soluciones.

—¿Te llama el poder? ¿Qué viene luego de esta experiencia de tu quizá fugaz paso por el ayuntamiento en calidad de funcionario sui generis?

—Me llama “el poder” ayudar a la gente en lo que necesita. Y lo que viene… Quiero ser dirigente del PRD Naucalpan y luego diputado local. En 30 días sabrán más de nosotros, del Órgano de Vinculación Ciudadana, en maneras positivas. Estaremos en este poco tiempo haciendo lo conducente para difundir la prevención del delito. Entre las propuestas que comenzaremos a impulsar está la de la instauración del alcoholímetro, pues está demostrado que previene en una importante proporción los accidentes y muertes por conducir en estado de embriaguez. Iremos negocio por negocio, casa por casa, colonia por colonia haciendo caravanas para promover esta y otras propuestas en este sentido, para recabar el punto de vista de los vecinos y acercar así el gobierno a sus gobernados.

—30 días… El primer día de enero tomará posesión Edgar Olvera Higuera. ¿Continuará este puesto en su estructura? ¿Qué relación se dará entre el presidente electo y el Órgano de Vinculación?

—No lo sé. Aún no me entrevisto con él. No pienso apoyar a Edgar, sino proponerle soluciones reales que estarán en sus manos. Si David Sánchez Guevara no hubiera cometido peculado, Naucalpan no estaría tan lleno de “baches” como está ahora. La seguridad de los naucalpenses se dará cuando las respuestas se concreten por parte del gobierno y la ciudadanía responda involucrándose y participando más activa y directamente en los asuntos de su interés, haciendo a un lado el miedo y la apatía.

Mientras algunos, como el exalcalde de Tlalnepantla y hoy diputado federal Pablo Basáñez no hallan cómo explicar de manera convincente sus “casas blancas”, Arzate ahora en su condición de funcionario expone a pregunta expresa de Indicios Metropolitanos sobre sus emolumentos en su nuevo papel frente a la sociedad:

—Antonio, ¿cuánto ganabas cuando eras técnico en maquinaria?

—Tres mil pesos mensuales.

—¿Y cuando fuiste asambleísta y diputado local?

—70 mil pesos.

—¡Pasaste de 3 mil a 70 mil pesos! ¡La política deja! ¿Y el despacho, tu actividad más reciente?

—Me deja unos 16 mil mensuales.

—¿Y ahora que te unes al ayuntamiento de Naucalpan? ¿Cuánto te ofrecieron? Como funcionario público estarás obligado a transparentar las cuentas.

—Yo mismo dije que no aceptaría menos de 12 mil pesos mensuales. Transparentar es una obligación y no tendré empacho en mostrar lo que haya que mostrar.