EN EL CONGRESO DEL ESTADO DE MÉXICO, una de las reformas que andan discutiéndose es la que respecta a la iniciativa por la que se expide la Ley para la Protección Integral del Ejercicio Periodístico del Estado de México. De acuerdo con lo dicho por el diputado Jorge Omar Velázquez, los integrantes de este órgano parlamentario coincidieron en la pertinencia de contar con la valiosa opinión de los periodistas. Esto, a través de sus diferentes agrupaciones con el propósito de integrar un marco normativo fortalecido por los propios especialistas en la materia y dar a la sociedad mexiquense y a quienes se dedican a esta noble tarea vinculada con la libertad de expresión y de información, una ley actualizada y eficaz consecuente con la dinámica social. Por lo tanto, refiere el documento leído por la diputada Patricia Durán Reveles (Movimiento Ciudadano), procederemos a recabar la opinión, y entre tanto continuaremos los trabajos de estudio.
EN DIVERSAS OCASIONES que he tenido oportunidad de charlar
con funcionarios y autoridades estatales, municipales y federales encargadas de
la seguridad, les he planteado que la relación gobierno-sociedad,
políticos-ciudadanos, policía-pueblo es una semejante a la de una pareja de
novios o esposos que, hoy por hoy, están peleados y a punto del divorcio, mismo
que no puede suceder sin provocar una revolución, y ya se sabe que no siempre
es la mejor respuesta ni garantiza que el que pueda venir luego no sea tan
patán como el primero, o que la que venga sea tan perra como la primera; así
que han optado por soportarse mutuamente, por aquello de las generaciones del
mañana.
La novia se encuentra muy dolida por la falta de atenciones,
los malos tratos, vejaciones, indiferencia, engañifas e infidelidades del
novio. Tiene muchas razones para estar molesta y tener de aquel la peor de las
percepciones, si bien no es una perita en dulce y tiene una larga cola que le
pisen y vaivenes que la hacen impredecible. Se siente la reinita a la que todos
deben pleitesía.
El novio, por su parte, también está herido en su orgullo y,
llevado por un machismo absurdo, ha preferido comportarse de modo atrabiliario
e intransigente, cuando no tramposo, grosero, mañoso. Se siente la base del
mundo, el protector, pero ni protege ni sostiene.
De los dos no se hace uno. De pronto se arrepienten. Uno
busca congraciarse con el otro, pero siempre la riegan por tal o cual motivo, o
porque se pasa de meloso o porque carece de tacto o el tacto es de pulpo. Uno y
otra se la viven en un violento juego de vanidades en el que ninguno está
dispuesto a ceder haga lo que haga la contraparte. En esa tozudez supina jamás
consiguen acordar algo, nada les parece del otro, viven con suspicacia
paranoica a veces convertida en ambición mezquina deseosa de aniquilar al “contrincante”.
Cada cual ve al otro como el villano favorito. La novia se llama a víctima y, a
él, lo tacha de cruel torturador y abusivo. El novio se llama incomprendido y a
ella la califica de rebelde, entremetida.
He escrito aquí sobre las diversas, numerosas
manifestaciones de la novia-ciudadanía reclamando atención, cuidados, seguridad
económica y en su salud al novio. Ella grita, patalea, para el tránsito,
organiza marchas, plantones, huelgas de hambre y él hace como que la escucha,
toma notas que mañana olvida o las deja por ahí en la esperanza de que otro más
paciente o marrullero agarre la estafeta, ya para dar una solución provisional
o hacerle al loco y dar atole con el dedo.
Ninguno se compromete de veras. Ella chantajea; él amenaza,
reprime. Ella llora su dolor, sus pérdidas, se rasga las vestiduras y, en el
extremo de su odio y su ignorancia, es capaz de linchar; él da unas pocas
palmadas frías, paliativos. Ella le dice sentirse decepcionada del modo como se
ha corrompido su amor. Él revira que ella no propone soluciones. Ella,
desesperada, impotente salvo cuando se junta con más como ella, lo acusa de ser
la causa de su temperamento violento, amargo, de su desilusión. Él promete
tanto y cumple tan poco, ella goza tanto y entrega tan poco. Cuando ella tiene
ganas, él se muestra ocupado en resolver las dificultades mayúsculas. Cuando él
tiene ganas, ella alega dolor de cabeza o fastidio.
Lo dije tiempo atrás, México necesita un tanatólogo. El
duelo que sigue a toda pérdida —y toda forma de separación entre amantes es una
manera de perder algo que se tiene: autoestima, valor, respeto, etc.— es
un hito, el punto de partida de la iniciación para ser humano. México y los
mexicanos necesitamos aprender a morir, para aprender a vivir. Porque cada día
que vivimos morimos un poco. Saber vivir pasa por saber morir.
Desafortunadamente la inseguridad que hoy nos tiene temerosos, hastiados y
dolidos nos ha dado duras lecciones sobre la muerte, pero no sobre la vida. Y
cuando la fe en lo que sea nos pone ante la lección de vida, sólo pensamos en
la revancha mortal.
En el municipio donde habito, Naucalpan, el exalcalde hoy
preso, David Sánchez Guevara, en el afán de cambiar la percepción que la novia,
que es la sociedad, tiene respecto del novio, que son el gobierno, la policía,
instruyó que los policías se acercaran a los ciudadanos, dispuestos,
sonrientes, amables y hasta se tomaran
fotografías con los vecinos como una muestra de proximidad. Ello se prestó,
también, a la tentación para extorsionar de parte de los palurdos dotados de
poder. No todo fue miel sobre hojuelas, pero tampoco la estancia previa al
infierno.
Entonces se acuñó la idea, adaptada de esfuerzos anteriores
aplicados a médicos, enfermeras y
burócratas, de hacer una “policía próxima a la gente”, volver al concepto del “policía
de barrio”, más simpático que empático con los vecinos: como Miguel Inclán en Salón
México, Cantinflas en El gendarme desconocido o Joaquín
Pardavé en Gendarme de punto: “aquí
el 40, siempre vigilando; o ¿qué, pasó algo sin que yo me diera cuenta?”. Idea,
por cierto, muy romántica, pero la verdad tampoco muy halagüeña sobre todo
cuando uno mira en la historia las condiciones paupérrimas en que vivían y la “respetuosa
discriminación” de que eran objeto los policías de barrio, una especie de
eslabón perdido entre el sereno, el velador y el cuico de crucero.
Semejante idea ha llevado ahora a hacer un experimento
social más allá, en el mismo municipio, en el interés de conseguir esa
proximidad. Es como si el novio llegara ante la novia cargado de chocolates, con
flores y serenata para reconquistarla, porque dice o cree amarla todavía con la
misma intención e intensidad. Así que a algún mando operativo o administrativo
se le ocurrió poner a los elementos policiacos a ofrecer —como en kermés— charla
y abrazos a la población, en pleno centro de Naucalpan.
La manifestación de los abrazos, por contraste con las
manifestaciones multitudinarias de vecinos marchando por calles, avenidas y
haciendo plantones en Las Torres de Satélite, por ejemplo, suena bien.
Por lo menos cada una de las partes empieza a dar pasos
adelante en el intento de la reconciliación, a sabiendas de que no hay juez de
por medio ni manera de agendar juntas de avenencia y un divorcio implicaría una
ruptura, más que del cuerpo y el alma, de la economía, de la política, de la
credibilidad, de la soberanía.
Pero, ¿qué pasa? Que la novia, haciéndose la digna, se burla
del policía, lo tilda de ridículo, señala a los mandos por atreverse a rayar en
la desvergüenza, a hincarse para suplicarle. Sí, quiere la súplica, eso la
envanece, pero ni ese modo ni ninguno otro la complace. Lo ridiculiza y
hostiga, pasa de ser la víctima a ser la victimaria. Litiga en los medios,
chismorrea en las redes sociales lanzándole vituperios, golpes bajos y si él se
atreve a defenderse, arremete de nuevo haciéndose la sufrida. ¡Represión!,
grita ofendida. Entonces ella cambia la estrategia y lo busca y le platica y lo
seduce y lo invita a sumar esfuerzos, a trabajar juntos por mejores condiciones
para ambos. Y los papeles se invierten, él se queja de ser señalado injusta,
parcialmente. Tal video en que se lo retrató descontextualiza los hechos y
tergiversa su imagen a ojos de los demás, ella manipula la información. En fin,
ninguno se cree el villano, pero actúa como tal respecto del otro, argumentando
autodefensa de los derechos humanos.
¡Caray! En alguien tiene que caber la cordura, dar el paso
hacia poner entre paréntesis un entendimiento de veras, con tolerancia,
asumiendo las responsabilidades propias, pues de lo contrario seguiremos siendo
medias naranjas en busca del complemento; dueños, cada cual, de su razón, pero
carentes de finalidad común.
El día que estemos los ciudadanos a ver a los policías, para
empezar —a los buenos policías, por supuesto, que no son la excepción— como
nuestros iguales, tan humanos y falibles, tan necesitados de afecto, reconocimiento
y atención como nosotros, entonces empezaremos a redefinir la relación. La
clave está en tomar la iniciativa y no esperar a que el otro dé el primer paso;
y menos en los términos caprichosos y egoístas que, uno u otro, hayamos podido
imaginar.
MUDO TESTIGO DE LA HISTORIA moderna de México, del Estado de
México y concretamente de Naucalpan de Juárez, el monumento escultórico de las
Torres de Satélite cobró su primer muerto.
En realidad, si nos atenemos a las crónicas periodísticas no
es el primero en estricto sentido, pues en el sitio y sus alrededores han
ocurrido decesos por varias causas, desde atropellamientos hasta asesinatos
arteros. Los vecinos de La Florida hemos alertado más de una vez —sobre todo luego
de la construcción del Viaducto Bicentenario— cómo, entre las obras terminadas
y las decisiones relativas, por ejemplo, a la eliminación de una parada de
transporte público en el entronque de Periférico y Paseo de la Primavera, tarde
o temprano conllevaría una tragedia. Lo que no había pasado era que un
fallecimiento ahí se relacionara irónicamente con una manifestación en contra
de la inseguridad. Primero las enlutaron, ahora las ensangrentaron.
1. Crónicas cruzadas, de lo obvio y lo no tanto
Fotos: Juan Manuel Barrera (El Universal) / Policías Unidos Naucalpan (Facebook)
El 27 de mayo de 2016, un grupo de manifestantes
—uno más, pero este entre semana— organizado por la Asociación Independiente
Defensora de los Derechos de la Nación A.C. (ASIDDENA), sufrieron un fuerte
percance a manos de un conductor que atropelló a alrededor de unas diez
personas (UNIVERSAL, El, 2016), de las cuales, una
de ellas identificada como Gloria Rivera de 69 años, falleció en el lugar y
otra más en el nosocomio a causa de las heridas.
Días atrás, el 23 de mayo, el gobernador del Estado de
México firmaba el convenio para la instauración del Mando Único Policial con
117 de los 125 municipios de la entidad, salvo Naucalpan, Nezahualcóyotl, Valle
de Chalco, Amanalco de Becerra, Atizapán de Zaragoza, Texcoco y Huizquilucan (RAMÍREZ, 2016), y dos días después
el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, el priyista
Emilio Gamboa Patrón anunciaba que las comisiones ordinarias del Senado
sesionarían la próxima semana y pedirían a la Comisión Permanente efectuar, entre
el 13 y el 17 de junio, el Período Extraordinario tan solicitado por la
sociedad para dar ocasión de discutir y aprobar —si se da el caso— las leyes
reglamentarias del Sistema Nacional Anticorrupción, la mariguana para uso
medicinal y el Mando Mixto Policial (EXCÉLSIOR, 2016).
A comienzos del mismo mes, el Secretario de Salud —en su
calidad de representante regional del gobernador y, según algunos, el “delfín”
de Eruviel Ávila para sucederlo en 2017, y cuya hermana, Luisa Elena, se
desempeña hoy como Tercera Síndica en el cabildo naucalpense— César Nomar Gómez
Monge señaló que la policía estatal reforzaría la vigilancia en calles y
avenidas de Naucalpan tanto en zona residencial como popular. Esto, luego que
el alcalde Edgar Olvera cuestionara la presencia de policías estatales en
calles internas de Satélite, sin coordinación con las autoridades municipales y
estarse investigando la presunta participación de elementos de seguridad estatal
en secuestros exprés (JIMÉNEZ Jacinto, 2016).
La manifestación, quinta o sexta en lo que va del año en ese
lugar concreto y que se suma a otras tantas del año pasado con la misma
finalidad, ha venido a sentar un precedente trágico que debería cimbrar a las
autoridades municipales, estatales y federales para dejarse de estires y
aflojes de índole política para, como ha estado ocurriendo, propiciar el
afloramiento de grupos diversos, unos convenencieros otros auténticos que han
venido colgándose del tema lo mismo para el reclamo sensible que para llevar
agua para su particular “causa social”.
El título de este texto, del que ahora tienes la primera
parte a modo de introducción, amigo lector, puede parecer engañoso. La novela a
la que alude, del autor alemán Erich Maria Remarque (seudónimo de Erich Paul
Remark) trata como tema los horrores y las pérdidas de la guerra, las dudas
sobre el sentido de la misma, la camaradería entre los soldados y el trauma
inimaginable que les supone combatir en ella y el que les supondrá rehacer sus
vidas tras el conflicto.
En México, desde el sexenio de Felipe Calderón conocemos a
diario —como señalaba irónicamente Jacobo Zabludovsky en su noticiario— “el
parte de una guerra no declarada” entre el crimen organizado y el resto de los
mexicanos. Diarios y revistas como Milenio o Nexos han tenido la
atingente, casi morbosa curiosidad de efectuar un más o menos detallado
inventario de muertos, heridos, aprehendidos, esfumados, cultivos de mariguana
y amapola incendiados por el ejército, etc., dejando para la crónica una numeralia de la infamia, la vergüenza,
el dolor, la ineficiencia y la inoperancia; pero, eso sí, de la efectividad.
Porque hemos de reconocer que los efectos de toda índole no se han dejado
esperar, especialmente en lo que toca al desgaste continuo y constante de los
actores sociales y políticos involucrados y esto no nada más en lo que respecta
a su imagen y la percepción de la misma.
Hoy, ese desgaste emocional, económico, político, moral,
humano nos hace concluir provisionalmente, con razón o sin ella, entre las
cifras oficiales y la apreciación de los ciudadanos, que no hay novedad en el
frente.
Al margen de las diferencias de fondo —de las que ya he
escrito tiempo atrás— entre el gobernador mexiquense Eruviel Ávila y el
presidente Enrique Peña Nieto y que han arrastrado en comicios locales a los
municipios mexiquenses, hay un tema que los une a la vez que los distancia y
ese es justo el relativo a la seguridad policiaca en todos los niveles de
gobierno.
EXCÉLSIOR. (4 de mayo de 2016). "Cuando haya
dictámentes habrá periodo extraordinario". Recuperado el 4 de mayo
de 2016, de Excélsior:
http://www.excelsior.com.mx/nacional/2016/05/04/1090359
JIMÉNEZ Jacinto, R. (5
de mayo de 2016). "Policías estatales reforzarán operativos en
Naucalpan". Recuperado el 27 de mayo de 2016, de El Universal /
Metrópoli:
http://www.eluniversal.com.mx/articulo/metropoli/cdmx/2016/05/5/policias-estatales-reforzaran-operativos-en-naucalpan
RAMÍREZ, D. (23 de mayo
de 2016). "Signan mando único 118 municipios de Edomex; 7 se
rehúsan". Recuperado el 20 de junio de 2016, de Excélsior:
http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2016/05/23/1094406
UNIVERSAL, El. (27 de
mayo de 2016). "Atropellan a manifestantes en Satélite; fallece
uno". Recuperado el 27 de mayo de 2016, de El Universal / Metrópoli:
http://www.eluniversal.com.mx/articulo/metropoli/edomex/2016/05/27/atropellan-manifestantes-en-satelite-fallece-uno