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Foto: Archivo VETA Creativa |
LA MADRUGADA del
martes 8 de noviembre, el teléfono anunció una triste noticia a un grupo de
naucalpenses. Javier Chávez Tello había fallecido víctima de un infarto
fulminante mientras dormía en su domicilio. Una muerte —si cabe decir— placentera,
rápida, de esas que algunos consideran “de los justos” y muchos quisiéramos
experimentar llegado nuestro momento.
Javier Luis Chávez
y Tello nació en un poblado cercano a Delicias, Chihuahua, en 1938. A mediados
de los cincuentas llegó al entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México,
para estudiar leyes en la facultad de Derecho de la UNAM. Siempre inquieto y
discutidor, interesado en dirimir causas sociales y políticas, pronto se sumó a
las filas juveniles del Partido Revolucionario Institucional (PRI), destacándose
por sus capacidades como litigante y analista, lo que lo llevó a desempeñar
diversos cargos públicos de mediano y alto nivel, así en el gobierno federal,
durante el sexenio de Luis Echeverría, como en el Distrito Federal y en el
Estado de México, donde, en Naucalpan, fincó el resto de su vida y formó su
familia.
De espíritu
aguerrido y modos francos, rudos a veces, Chávez Tello se caracterizó —así lo
recuerdan sus allegados— por ser un hombre recto, probo, entregado a su
trabajo, dedicado a sus amigos, leal a su partido político y sus creencias
religiosas dentro del catolicismo.
Por esta razón,
además de su interés por incursionar en la operación política, el abogado a
quien algunos apodaban cariñosa y respetuosamente con el sobrenombre del “Zorro
plateado” (en referencia a su particular mechón canoso en el copete) o “El
Padrino”, por su carácter y polémicos procedimientos, dedicó buena parte de su
vida a asesorar a distintas instituciones y dependencias de gobierno, a
particulares, así como al Episcopado Mexicano y a impartir cátedra sobre
diversos tópicos de derecho civil y canónico.
A su sencillo
funeral efectuado en la agencia Gayosso Santa Mónica, asistieron sobre todo
colaboradores suyos, amigos y correligionarios. Uno de sus más cercanos amigos,
David Parra Sánchez, líder moral del Sindicato Único de Trabajadores al
Servicio del Estado de México y Municipios (SUTEyM-Naucalpan) y excandidato a
la alcaldía naucalpense en las pasadas elecciones, comentó en entrevista
exclusiva a Indicios Metropolitanos sobre quien fuera su apoderado y brazo
fuerte legal:
Al maestro Chávez
Tello —yo le digo maestro, porque era un maestro de la vida y del derecho; un
hombre muy meticuloso en su trabajo, muy preciso— se le admira porque fue muy
profesional como abogado, de esos abogados que son muy rectos y muy fieros en
su defensa de las cosas. Nunca perdió un juicio con nosotros. Está
pendiente el de Azucena Olivares, pero está bien encausado.
En las elecciones
para alcalde de 2015, como asesor jurídico de Parra Sánchez, Chávez Tello
enfrentó uno de sus más complicados retos y quizá
su
más grande derrota, al ser desestimados los alegatos de nulidad de los
comicios que llevaron al triunfo al panista Edgar Olvera Higuera interpuestos
ante el Tribunal Electoral del Estado de México (TEEM) y luego, en segunda instancia, haber dictado sentencia en contra la Sala Superior Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado de México
(TEPJEM). Pero, ¿no está hecho de victorias y fracasos la vida de todo ser
humano? Parra abundó sobre el personaje:
Fue
un hombre del que se aprendía mucho, muy claridoso de palabra, de cojones bien
puestos, lo que le generaba mucha antipatía entre la gente, pero también mucho
respeto de aquellos a los que les decía “su precio”, sin medida ni mediar ningún
halago. Los últimos ocho años de su vida los dedicó en cuerpo y alma a defender
las tesis de los trabajadores. Nunca lo vi dubitativo. Era entrón. Él se describía
como un perro bulldog.
Lo
conocí desde que yo tenía once años. Él estaba de Secretario del Ayuntamiento
[de Naucalpan]. Él fue tres veces Secretario del Ayuntamiento. Yo entré a
trabajar en la época del Lic. Manuel Mateos Cándano (1970-1971) y él estuvo en
la época del que le siguió, Manuel de la Torre Abedrop (1971-1972). Por
aquellos años él también quiso ser presidente municipal, pero no se le hizo. Le
abrió la puerta de Naucalpan al siguiente, Juan Monroy Pérez (1973-1975) como a
muchos otros políticos de la época, como Arturo Montiel Rojas [exgobernador de
1999 a 2005]. Los ayudó a ser lo que fueron.
Siempre fue un hombre vertical que vivía
de su modesto trabajo, sumamente honrado. Hizo
mucha labor social en Naucalpan, desde la creación del equipo de futbol de
Tercera División, los famosos “Mastines de Naucalpan” [1967; hoy “Halcones de
Naucalpan”]. Él era el dueño [hasta 1977]. Él decía que se cansó de mantener
hombres; y obviamente se cansó porque se le acabó la bolsa.
Nunca
se terminará de ir. No caerá en el olvido.
Con la muerte de esta
personalidad mexiquense, sin duda quedarán muchas cosas y casos en el tintero y
cabe preguntar qué sigue. Parra respondió:
Sin Javier
viene el reacomodo normal. Tenemos un cuerpo de abogados que él entrenaba
constantemente; estarán trabajando con nosotros. Estaremos al pendiente de su
familia, de su hijo único, porque fue algo que nos encargó personalmente; se
queda solo, tiene un problema de salud y nosotros no podemos dejar solos a los
amigos.
Al licenciado
Chávez Tello le sobreviven una hermana, que vive en Chicago; y un hijo, su gran
amor y su gran pena y preocupación, porque el hoy hombre de mediana edad,
también abogado, sufrió mucho emocionalmente tras la muerte de su madre, la
esposa de Chávez Tello, hace nueve años, desarrollando esquizofrenia —según
explicaron a Indicios Metropolitanos personas cercanas a la familia. De
alguna manera, esa humana preocupación ha sido compartida y asumida por los
allegados al hoy difunto.
Visiblemente
afectada por la pérdida, doña Antonia, trabajadora al servicio de Chávez Tello
desde hace más o menos 35 años, no daba crédito al hecho.
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Amigos y colaboradores del Lic. Chávez Tello se reunieron para expresar sus condolencias y rendirle respeto.
Foto: Archivo VETA Creativa |
Entre los arreglos
florales de condolencias, destacaron los enviados por el exlíder del SUTEyM
Naucalpan, Rene Palomares Parra, y el Notario 38 del Estado de México, Lic. Leonardo
Rojas Sánchez.
Coincidiendo con lo
expuesto por David Parra, el Lic. Galo Blanco, expresidente de Colonos de Satélite,
comentó también a Indicios Metropolitanos:
La muerte de Javier
es una pérdida, en primer lugar, para quienes fuimos sus amigos más cercanos y
que estuvimos con él; y, desde luego, para la sociedad naucalpense, porque era
una persona reconocida por todos como un guerrero, como un luchador por las
causas sociales, siempre atento y trabajador, leal con sus amigos.
Javier Chávez Tello
fue una pieza clave en el conflicto que hoy tiene dividida a la Asociación
Colonos de Satélite, ya no nada más entre dos grupos, el encabezado por el “presidente
legítimo”,
Benjamín Macedo, y el organizado grupalmente bajo la Comisión de Honor
y Justicia y la mesa directiva interina
presidida
por don Antonio Gómez Pedroso hasta su muerte reciente. El deceso de este
ocasionó que ese grupo se dividiera a su vez entre
los
que argumentan la urgente necesidad de convocar a elecciones, como Miguel
Blanco, Armando Bravo López, Raúl Chaparro Romero (presidente de la Asociación
de Empresarios y Ciudadanos del Estado de México Naucalpan (ASECEM)), el propio
Galo Blanco (vicepresidente de la misma asociación y expresidente de Colonos de
Ciudad Satélite), y los que consideran impertinente hacerlo ante el “vacío de
poder” al quedar acéfalo el interinato, como ha expuesto el expresidente Francisco
Meixueiro. Al respecto Galo Blanco apuntó:
En la
Asociación de Colonos hemos intentado que sea una como siempre ha sido,
apartidista; y tratamos de que la gente que tiene intereses de carácter político,
partidista, saque las manos de los procesos [internos].
Javier,
como era un distinguido colono, intervino en numerosas ocasiones defendiendo
los derechos apasionada y acaloradamente. Esa fue su participación personal.
Lo
conocí aproximadamente hace unos diez años, cuando yo era presidente de Colonos
de Ciudad Satélite. […] Al principio tuvimos unos enfrentamientos muy fuertes,
pero eso nos hizo conocernos e identificarnos y, una cosa importantísima,
respetar la forma de pensar de cada quien.
El
legado que deja Javier a los naucalpenses es el de un luchador social, de un
gran funcionario público y una gran trascendencia; y al final, conmigo, de una
gran amistad.
Al día siguiente
del funeral, es decir en la fecha que escribo estas líneas, PRI-Naucalpan
efectuó un homenaje de cuerpo presente con la concurrencia de parte de la plana
mayor y la militancia del partido municipal.
Exdirigentes del
partido, representantes de los sectores y organizaciones y líderes sociales,
reconocieron el legado histórico que, tras su fallecimiento, deja Chávez y
Tello a las generaciones de ayer y hoy.
Los priyistas naucalpenses
recordaron la obra del hoy finado, el amor, compromiso, vocación social y sobre
todo, la lealtad al instituto político, en el que militó por alrededor de 50
años.
Francisco Guzmán
Lazo, exregidor y exfuncionario municipal, aseguró:
Chávez y
Tello fue de los pocos priyístas de la vieja usanza que ha dejado impresa su
huella.
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El 4 de noviembre de 2015, por la mañana, algunos miembros del cabildo del ayuntamiento de Naucalpan de Juárez “reventaron” la sesión, ¡la primera que sería transmitida en vivo por medio del nuevo canal de UStream del ayuntamiento!, al no presentarse y así propiciar la falta de quórum para el examen y votación de la propuesta del regidor priyista Francisco Javier Guzmán Silva, para lograr un punto de acuerdo mediante el cual se invalidara la certificación del domicilio del presidente electo Edgar Olvera por considerarla ilegalmente fundada.
Foto: El Universal. |
(Con información de Mario Ruiz.)