ERA DE LA OPINIÓN…
de que, si alguna criatura tenía la piel tan gruesa como la de un rinoceronte o
un reptil, esa era precisamente cualquier candidato a elección popular. Y cada
vez confirmo semejante creencia con la cercanía que Indicios Metropolitanos me
ha permitido tener con distintos actores de la política, al menos la tocante a
mi localidad, Naucalpan, en el Estado de México, aunque no exclusivamente.
Todo candidato —la
generalización no excluye el género, por lo tanto, ¡insisto!, la redundancia
imbécil del discurso “políticamente correcto” de decir “todo candidato, toda
candidata” es no nada más inoperante, gramaticalmente estúpido, sino una
innecesaria inversión de tiempo, esfuerzo mental y lingüístico so pretexto de
la indiscriminada consideración por la diversidad humana—; todo candidato,
decía, es sujeto de crítica como cualquier persona.
Criticando, que es gerundio
Todos criticamos y
a todos se nos critica, por angas o mangas, seamos candidatos o no. Es, de
alguna manera, parte de nuestra característica humana la de emitir juicios de
valor, acertados o no, acerca de los actos, dichos o apariencias de personas o
cosas con las que no estamos de acuerdo, no nos agradan o en las que notamos la
posibilidad de una “mejoría” o transformación más afín a nuestro parecer.
La crítica toma
muchas formas que van de la argumentación fundamentada en pruebas y evidencias
hasta la opinión sarcástica anclada en creencias e incluso prejuicios.
Un dato
tergiversado en la comprensión de un hecho, dicho, persona o cosa o situación o
circunstancia es suficiente para desatar la reacción de o hacia la crítica de
parte de quien es foco de la misma. Tal enrevesamiento de lo veraz, por
resultar de la percepción e interpretación de quien critica, con base en sus
conocimientos, experiencias, ideas, enfoque, perspectiva sobre lo criticado,
ocasiona que la reacción pueda darse ya de modo virulento, con violencia, de
manera contradictoria o, al contrario, aceptando, asumiendo la parte de
veracidad que puede tener el discurso crítico al señalar lo que sale de lo
común, de lo aceptado, de lo esperado.
En pleno período de
campañas electorales, como las que estamos experimentando ahora en México, es
esperable que los candidatos se den entre sí hasta con la cubeta, incluso
falseando si es pertinente [ (ANIMAL POLÍTICO, 2018); (SDP Noticias, 2018)] y que, lo mismo simpatizantes,
militantes o quienes emitimos análisis profesional a través de los medios de
comunicación, o la variopinta opinión del ciudadano usuario de redes sociales
que conforma esa llamada por mí opinioncracia,
conlleven una marcada dosis de crítica. Algunos la harán con una tendencia
destructiva, otros, con preferencia por construir vasos comunicantes y
entendimiento, a veces acuerdo o incluso consenso. Todo cabe en la viña del
señor convertida en red social por virtud o vicio de la tecnología.
La piel capaz de tolerar,
mejor que soportar, los “insultantes” dardos de la crítica —parafraseando a
Hamlet— no tiene que ser por necesidad gruesa, refractaria, impermeable; se es
o no se es, y, en esto, la paciencia tanto como la apertura son factores
determinantes. Al contrario, a veces la piel más sensible y permeable hace
posible que los efectos de la crítica incidan en la reconstitución de lo que
subyace en las ideas y conductas de quienes, criticados con o sin razón, muestran
una actitud estética y abren los sentidos no solo a los paradigmas que los
sostienen, sino a las paradojas que en apariencia los pueden contradecir, por
serles, no tanto opuestas como complementarias. ¡Simple ósmosis conceptual!
En el marco de
estas campañas por la presidencia o por cargos de elección popular a nivel
local, no hace mucho el diario El País recordaba cómo el afán político
“revivió” en Twitter una “vieja” crítica
del candidato morenista Andrés Manuel López Obrador a los profesionales
egresados del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) [ (RODRÍGUEZ,
2018);
(LÓPEZ OBRADOR, 2016)], haciendo una
generalización institucional como recurso retórico para señalar lo criticable
en los entonces probables candidatos a competir con él por la presidencia de
México, como Luis Videgaray y el hoy, ya en efecto, candidato por la coalición
“Todos por México” formada por los partidos PRI-PVEM-Nueva Alianza, José
Antonio Meade Kuribreña.
La construcción del significado
político del devenir
A AMLO, el tiempo,
los años, lo han mesurado… y cansado; pero, también le han dado perspectiva. No
por ello ha de descalificársele rabiosamente como hicieran sus contrincantes
Meade y Anaya durante el segundo debate, cuando le señalaron:
El problema,
Andrés Manuel, no es tu edad, en lo absoluto. El problema es que tus ideas son
muy viejas […] Tampoco me parece, en lo absoluto, un problema que no entiendas
inglés. El problema, Andrés Manuel, es que no entiendes el mundo. Ese sí es un
problema (ANAYA, 2018).
Y también resulta
petulante y miope, cuando no necio, creer que, de las ideas añejas, no puede
todavía extraerse lo providencial para atajar dificultades del presente o para
vislumbrar el porvenir.
Quien no aprende de
la historia tiende a repetir en el futuro los mismos errores (frase hecha). Ha
habido ideas enterradas por decenios en, por ejemplo, revistas científicas de
medicina, olvidadas y que, por tozudez o curiosidad crítica de un investigador,
de pronto se encuentra en ellas la simiente para nuevos procedimientos,
metodologías o prognosis sobre tal o cual remedio para alguna enfermedad. Y
esto ocurre en todas las áreas del conocimiento.
El desdén por las
“ideas preconcebidas” puede estar fundado cuando se comprueba que estas derivan
en maleficio o distorsión de las respuestas anticipadas. Empero, también
propende a distanciar de puntos de vista a veces visionarios o provenientes de
la sabiduría popular, milenaria, aun cuando no hayan sido producto de la
descripción del presente que interesa. La caducidad, cuando mucho, solo es un
indicio de que algo añejo puede no funcionar a plenitud o, en el peor de los
casos, ocasionar efectos colaterales más nocivos de lo que se pretende
remediar.
De ahí que no
concuerde por completo, a título personal, con lo expuesto por el joven orador
conferencista Iván Adel Chipeña ante políticos y estudiantes reunidos en el
recinto del Senado de la República cuando examinó:
Las
vanguardias [en oratoria] del siglo XXI tienen que ver con [estas] premisas
fundamentales: la pragmática, el pathos y, sobre todo, la dialéctica. ¿Esto qué
quiere decir? Que no hay un mensaje sin retroalimentación, sin un ejercicio de
ida y vuelta. Pero, este mensaje tiene que ser proporcionado en emoción y en
racionalidad.
¿Qué
observamos hoy? Las grandes narrativas tecnócratas no funcionan para resolver
los problemas nacionales. O sea, si te dicen que “el problema lo solucionas con
un sello de política pública el cual tiene que estar segmentado a través de la
estratificación de los deciles poblacionales”, eso no conecta con nadie. Eso no
soluciona los problemas de fondo. […Hoy…] nos encontramos en el gran divorcio
de la tecnocracia, que ha fallado para conectar con la gente y sus grandes
narrativas, y los problemas micro que tenemos que aprender a resolver.
[…]
Mucho del siglo XXI tiene que ver con aprender y conectar grandes narrativas; y
esas grandes narrativas tienen que ver con la construcción de mensajes
sencillos a la audiencia. Pero, la sencillez no tiene que ser pariente de lo
raro [… o] de lo burdo, sino que tiene que ser doblemente explicado con mayor
facilidad. Si [se logra] que un tema complicado como el de Ley de Seguridad
Interior [pueda ser explicado] a un niño de primaria y [este] entienda, [se
está] comunicando de forma efectiva. Pero, ustedes [políticos], están muy
encaprichados en tratar de resolver la complejidad con complejidad, y seguirán
fracasando en sus discursos con esas grandes propuestas. Hoy, lo que
necesitamos son estas micro narrativas que construyan un acercamiento con las
personas.
[…]
Las vanguardias del siglo XXI en la oratoria tienen también que ver con un
punto fundamental. Yo respeto mucho el pensamiento de los autores del siglo XX
de México, son profundos, son claros; pero, hablan del siglo XX. Y este es otro
de los grandes déficits que yo noto: [los oradores] quieren describir la
realidad del siglo XXI con autores del siglo XX.
Ustedes
tienen que darle cauce y voz a su tiempo y es ahí donde la pragmática tiene un
elemento fundamental. Y eso implica un reto aún mayor […:] estar con los
autores del siglo XXI y tomarlos y hacerlos propios […,] porque seguimos
describiendo un México de Carlos Fuentes de 1954 […]
Es
algo muy complicado reconocer que el tiempo y el pensamiento caducan en tiempo
y espacio […] Las generaciones siempre están en una lucha constante entre el
pasado y el presente […] ¿Cómo construir una idea de prospectiva o de futuro en
el siglo XXI? […] En la política, para resolver los problemas sociales, le
tenemos mucho miedo a decir “yo siento esto y mi intención es esta” (CHIPEÑA ESTRADA, 2018).
Lo de hoy descansa en el ayer,
todavía
Estar con los
autores del siglo XXI, propone el joven orador y conferencista. Sí, puedo estar
de acuerdo. Solo que Chipeña olvida que estamos empezando el siglo XXI, es 2018
y “los autores del siglo XXI” son apenas unos adolescentes sin mucha idea
siquiera de su presente. Los que sí actuamos como autores del siglo XXI somos
todavía esos adultos de mediana edad nacidos, le guste o no a Chipeña —él
incluido—, en la segunda mitad del siglo XX. Es lógico que nuestras referencias
básicas partan de lo experimentado a lo largo de nuestras vidas en el
transcurso del tiempo a la fecha de hoy. Somos, por más que describamos lo que ocurre
actualmente, autores de la transición entre siglos. No somos todavía ni de
aquí, ni de allá temporalmente. Aún estamos acomodando los nombres, las
aportaciones de quienes pudiéramos ser considerados como los autores de nuestra
mexicanísima versión de la Generación del 98.
Y somos autores en la medianía de la edad, hoy más próximos a la senectud que a
la adolescencia que apenas va abriéndose paso.
AMLO, de haber sido
totalmente sensible e intolerante a la crítica, hoy parece haber cambiado un
poco asumiendo que se puede nadar mejor “de muertito” (como hace el
pejelagarto) que hacerlo a contracorriente —en realidad siempre ha reaccionado
así, taimado, de ahí su mote desde su juventud—, aun cuando ello no implica de
pronto actuar con la enjundia del salmón, sobre todo si se trata de oponerse a
un sistema señalado de corrupto o clamar el desmantelamiento de instituciones [ (MONROY, 2018); (PÁRAMO, 2018)].
Esto es en síntesis
el enfoque crítico de AMLO frente a la que él ha calificado como “mafia en el
poder”, pero de la que no ha negado ni reconocido su influencia en la propia
trayectoria personal, como ese conjunto de ideas viejas cargadas en su talega
de formación política e intelectual. Las mismas, por cierto, que cargan los
otros candidatos, aunque acomodadas de distinta manera en su bagaje. Tiene
razón AMLO cuando dice que vamos siendo testigos de la cuarta transformación
del sistema político mexicano, aun cuando lo mira con la óptica del viejo
sistema en que se crio; y todos vamos siendo pieza primordial en esta
transformación lenta, penosa, incierta.
La confrontación de
las ideas y propuestas de los candidatos, tengan su base en lo viejo o en lo
nuevo, al final nos deja, a los mexicanos electores, con un palmo de narices,
boquiabiertos porque, jóvenes o viejos, los candidatos acaban diciendo las
mismas promesas de siempre, aun cuando las vistan con joviales ropajes de
modernidad. ¡Cuánta razón tiene el poeta León Felipe! Aunque la forma cambie,
en el fondo son las mismas ideas, las mismas guerras, los mismos hombres, las
mismas ambiciones, las mismas diatribas, las mismas necesidades.
¡Qué pena!¡Qué pena si
este camino fuera de muchísimas leguasy siempre se
repitieranlos mismos
pueblos, las mismas ventas,los mismos
rebaños, las mismas recuas! ¡Qué pena si
esta vida tuviera—esta vida
nuestra—mil años de
existencia!¿Quién la
haría hasta el fin llevadera?¿Quién la
soportaría toda sin protesta?¿Quién lee
diez siglos en la Historia y no la cierraal ver las
mismas cosas siempre con distinta fecha?Los mismos
hombres, las mismas guerras,los mismos
tiranos, las mismas cadenas,los mismos
farsantes, las mismas sectas¡y los
mismos, los mismos poetas! ¡Qué pena,que sea así
todo siempre, siempre de la misma manera!
Con melón o con sandía
Los partidos, en
general, también fueron mucho tiempo reaccionarios a cualquier crítica interna
o externa, escudándose en estatutos, ideologías, administraciones, leyes. La
animadversión creciente de la ciudadanía frente a los efectos nocivos de la
partidocracia como han sido el ninguneo de la participación ciudadana, el
acaparamiento avaro y ególatra del poder para beneficio de una variedad de
minorías empoderadas, insaciables, así en el medio empresarial como el político,
la trampa bien armada de la transparencia; esa animadversión, decía, los puso
más tarde que pronto contra la pared y todos, sin excepción, decidieron
olvidarse de principios y dar eco a las voces de inconformidad —adaptándolas a
sus intereses, como si patadas de ahogado o gato boca arriba—, padeciendo en
seguida rompimientos, divisiones, individualismos que produjeron una casta de
políticos aun más oportunistas, los chapulines brincadores de una fórmula a
otra, de una plataforma a otra, de una institución a otra, en busca del follaje
apetitoso del cual nutrirse: “si no me hallo en esta mata, salto a la de
enfrente”, piensan.
Los jóvenes “ninis”
y “milenials” no han sino seguido el mal ejemplo, brincando —cuando y si lo
hacen— de una oportunidad laboral a otra, o a ninguna, esperando por el mejor
postor o esperado simplemente nada. Estos saltamontes, langostas en potencia,
empiezan a proliferar como plaga así en las izquierdas como en las derechas
—etiquetas cada vez más inoperantes en su caducidad—, arrasando con campos
enteros de esperanza, enmascarados muchas veces bajo la figura ilusoria de un
ciudadanismo que es expresión de hartazgo y que, en la figura del “candidato
independiente” creyó encontrar la fórmula para alejarse de los partidos
clásicos, para encontrarse, ¡oh desilusión!, con que, a querer o no, también el
ciudadanismo es una forma de “tomar partido” así sea por la orfandad política e
ideológica.
Qué tristeza
ver que las candidaturas independientes para presidente terminaron sirviendo
solo para el reciclaje político. ¡Y lo peorcito de los políticos! Aquí perdimos
todos. (LUNA, 2018)
Así, el PRI decidió
por proponer a los mexicanos un “candidato ciudadano” en Meade, para hablar el
mismo idioma y esconder, ya no detrás de la atractiva figura personal, sino del
concepto, la trampa del continuismo. Ricardo Anaya representa el sincretismo
ramplón de los fundamentos panistas con el conformismo moderado perredista,
sombra vaga de lo que dio origen a ambas fórmulas políticas. Y este sincretismo
ramplón desafortunadamente se ha extendido hasta las bases mismas, generando un
confuso fango donde solo el voto popular se verá estancado, disperso, difuso,
forzado a ser emitido en favor de “alguna izquierda”, que hoy todos los son, de
cierto modo, como ya he escrito en otros textos.
Indicios Metropolitanos ha podido atestiguar cómo, entre personas
comunes que antes simpatizaban, por ejemplo, con Josefina Vázquez Mota o
Margarita Zavala, hoy apoyan a Patricia Durán Reveles, las tres oriundas del
PAN, la segunda hoy ex candidata independiente por propia voluntad y convicción
frente a la desventaja numérica de las estadísticas. La tercera, cobijada hoy
por un Andrés Manuel López Obrador acusado de dar entrada a quien caiga. Esas
personas comunes son simpatizantes del PAN a disgusto con las decisiones
partidistas y que, en vez de inclinarse ahora por la casa, se inclinan mejor
por cualquier demiurgo que les ofrezca lo mínimo de sus esperanzas,
necesidades, ilusiones. Pero también los hay que son de MORENA, del PRD, del
PRI que deambulan como migrantes desamparados en busca de una ideología, una
bandera, un color del cual asir la identidad, donde asilar las creencias. Es
como si quisieran borrar con la goma de sus desesperanzas las traiciones
acomodaticias, los golpes de timón que llevan a los candidatos a presentarse
como “opciones ciudadanas” de moda. Y, como todo cabe en un jarrito sabiéndolo
acomodar, vemos que las canicas de todos los colores encuentran su espacio al
cobijo del candidato más cómodo, próximo o afín, ya por género, ya por estrato.
¡Caray, creo que hay más lealtad entre los aficionados al futbol!
|
Así como en el futbol, los políticos también han hecho suya la costumbre de intercambiar camisetas al pasar de un partido a otro. |
Todo, pues, es una
revoltura, una “coalición” esperpéntica, suerte de cubeta donde los cangrejos
intentan salir jalándose los unos a los otros. Los chapulines, entonces, ya no
solo son políticos profesionales, también el viandante común se ha puesto a
saltar de una opción a otra, tratando de hallar qué arbusto le ofrece las
mejores hojas, la más placentera sombra bajo la cual progresar. Ya no solo son
perros persiguiendo un hueso, ahora son parias nómadas sin un asiento para sus
sueños. ¿Esto los convierte en apóstatas de sus ideales?
ANAYA, R. (20 de mayo de 2018). "Anaya a AMLO: El
problema no es tu edad, es que no entiendes el mundo". Imagen
Noticias (Canal YouTube). Tijuana, Baja California Norte, México: Imagen.
Recuperado el 26 de mayo de 2018, de https://youtu.be/Yo_ApYPz__U
ANIMAL POLÍTICO. (8 de
enero de 2018). "López Obrador critica a medios por no decir la verdad,
pero usa un video falso contra Meade". Animal Político. Ciudad de
México, Ciudad de México, México. Recuperado el 26 de mayo de 2018, de
https://www.animalpolitico.com/2018/01/lopez-obrador-amlo-video-meade-falso/
CHIPEÑA ESTRADA, I. (21
de mayo de 2018). "Vanguardias de la oratoria en el siglo XXI". Taller
Avanzado de Oratoria y Debate Público. (S. d. YouTube), Recopilador)
Ciudad de México, Ciudad de México, México. Recuperado el 26 de mayo de 2018,
de https://youtu.be/jKc-jJ31P84
GEERTZ, C. (1991). La
Interpretación de las Culturas. Barcelona: Gedisa.
LÓPEZ OBRADOR, A. (14
de septiembre de 2016). "Con Calderón y Peña la deuda pública pasó de
1.7 a 9 billones: AMLO". Andrés Manuel López Obrador (Canal YouTube).
Recuperado el 26 de mayo de 2018, de https://youtu.be/aQXyloLKkHg
LUNA, D. (18 de mayo de
2018). "Qué tristeza...". Diego Luna (perfil en Twitter).
Recuperado el 26 de mayo de 2018, de https://twitter.com/diegoluna_/status/997346318728253440
MONROY, J. (6 de
febrero de 2018). "Creo en la crítica; no soy mesiánico ni de
pensamiento único: López Obrador". El Economista. Ciudad de
México, Ciudad de México, México. Recuperado el 26 de mayo de 2018, de
https://www.eleconomista.com.mx/politica/Creo-en-la-critica-no-soy-mesianico-ni-de-pensamiento-unico-Lopez-Obrador----20180206-0081.html
PÁRAMO, A. (5 de mayo
de 2018). "López Obrador: No callaré a empresarios". Excelsior /
Nacional. Matehuala, San Luis Potosí, México. Recuperado el 26 de mayo de
2018, de
http://www.excelsior.com.mx/nacional/lopez-obrador-no-callare-a-empresarios/1237112
RODRÍGUEZ, D. (3 de
abril de 2018). "El video de AMLO donde critica a los egresados del ITAM
revive en Twitter". El País / Elecciones México 2018. Recuperado
el 26 de mayo de 2018, de
https://verne.elpais.com/verne/2018/04/03/mexico/1522788333_908960.html
SDP Noticias. (14 de
marzo de 2018). "Senadores critican a AMLO por no participar en debates
en intercampaña". SDP Noticias. Ciudad de México, Ciudad de
México, México. Recuperado el 26 de mayo de 2018, de
https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/03/14/senadores-critican-a-amlo-por-no-participar-en-debates-en-intercampana