EN EL GRUPO de este blog en Facebook, uno de los seguidores, y en cierto modo colaboradores que emplean el espacio para su promoción personal, es el ex candidato a alcalde de Naucalpan, David Parra Sánchez, de quien ya he escrito tiempo atrás en estos Indicios Metropolitanos y quien lleva rato haciendo proselitismo velado al más puro modo lopezobradorista, hecho que seguro más de uno se lo reclamará ante el instituto electoral mexiquense pertinente del IEEEM.
A mí no me molesta qué y cómo haga, para eso hice el espacio en pleno ejercicio y defensa de la expresión de las más variopintas formas de pensar y decir. A veces expongo mi opinión acerca de algo publicado por los más de 500 miembros del grupo, a veces me limito a guardar respetuosa distancia o, cuando mucho, emitir algún emoticón asaz suficiente para mostrar mi sentir sobre lo publicado.
Esta vez, David Parra y sus personeros publicaron un mensaje en el marco de la pandemia de Covid-19 que incluyo a continuación:
No quiero que se malinterprete mi emoticón (carita abrazando un corazón) debajo de la publicación (valga la horrenda cacofonía), siempre libre, de David Parra.
Me encantó, no lo retratado (imagen que abre estas líneas de ahora) ni la tergiversación de las palabras y el sentido de las mismas, escritas por Joseph Campell, en El héroe de las mil máscaras, un estudio psicoanalítico-mitológico de la fundamentación narrativa y análisis literario, hermenéutico, de mitos, leyendas y literatura en general, desde una perspectiva socio-psicoantropológica y de antropología metafísica.
Lo que me encantó es que se le haya citado, punto.
Porque detrás de sus palabras y de toda su obra descansa buena parte de la mía, de lo que hago como escritor, siendo, como es, una de mis principales influencias intelectuales y literarias.
Su obra, aun con toda su profundidad, no es para tomar o dar lecciones moralinas o motivacionales; y mucho menos para hacer publicidad anodina, etiquetando a este o a esotro de "héroes", sin ahondar en el significado esencial.
Me encantó porque también conecta con lo expuesto en este espacio en el más reciente artículo de opinión con visos de reportaje acerca del Memorial para los "héroes del Covid-19".
Rebajarlo a un discurso político es menospreciar su peso intelectual, cultural. No es la mejor manera de difundir su pensamiento ni de usarlo fuera de contexto.
Tomar lo que conviene de una obra es hacerla añicos para intereses mezquinos, por mucho que se los presente como nobles, desinteresados, filantrópicos o solidarios. Es hacer y mostrar una lectura superficial, simplona y reduccionista; oportunista.
Ese libro fue fundamental y detonador, para mí, al momento de escribir y editar a lo largo de 30 años el primer libro de mi zaga de novelas Laberinto bestial (su primer y hasta ahora único tomo Semillero de Indicios —no por falta de interés, ganas o ideas, como sí de sustento y liquidez despreocupantes— se liga en parte con este esfuerzo bloguero y de red social, y lo encuentran en Amazon, dicho sea de paso).
La cita mencionada ahí apuesta al típico yerro de quienes no se detienen en las entrelíneas de las obras humanas. Dando por sentado que la nobleza radica en emular a Jesucristo, Budah o Teseo en su afán por vencer al Minotauro, cuando en realidad su heroicidad no puede ser tal ni se comprende sin el hilo y el amor de Ariadna, ni la intervención de Dédalo quien, como lo interpreta el propio Cambell:
[...] es muy curioso que el mismo científico que al servicio del rey culpable había sido el cerebro que concibió el horror del laberinto, con la misma facilidad pudo servir para alcanzar la meta de la libertad. Durante siglos Dédalo ha representado el prototipo del artista científico: ese fenómeno humano curiosamente desinteresado, casi diabólico, por encima de los lazos normales del juicio social, dedicado a la moral no de su tiempo sino de su arte. Él es el héroe de los caminos del pensamiento, de corazón entero, valeroso, lleno de fe en que la verdad, cuando él la encuentre, ha de darnos libertad [v. op.cit. 30)].
Es decir, una versión más mundana de Prometeo, más similar al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de México. Pero, si hemos de hablar de protagonistas y personajes de una historia como la de Naucalpan, queda claro que ni los Parra, ni Olvera, ni los Durán, ni etc., han estado a la altura de la trama, dejando cabos sueltos —ya sea por negligencia, complicidad impericia o azares del destino— como es el caso de Azucena Olivares cuyo delito pecuniario está ya muy próximo a prescribir bajo la mirada de soslayo del "principal afectado", el sindicato SUTEYM y sus trabajadores, y unas finanzas de llorar, por no mencionar otros aspectos y escenas de la novela. ¿Dónde está entonces el líder moral del sindicato, el amante de la lírica napolitana; qué de las cuentas por resolver y aclarar y que las mismas normas de transparencia se encargaron de opacar bajo el argumento legaloide de la secrecía y la confidencialidad? ¿Cómo interpretar, calificar, el silencio u omisión de los trabajadores?
Las brujas y los hechiceros de conciencias, los transformistas de voluntades, los corruptores, los traidores, los oportunistas, aun siendo personajes circunstanciales algunos, llevan el peso del thriller en la construcción de los mitos de iniciación,, de ascenso y la escatología naucalpenses, la aventura toda de quienes habitamos aquí y en México entero. Y en medio de esa poética torcida, una verdad resurge desde la cita elemental:
[...] ni siquiera tenemos que arriesgarnos solos a la aventura, porque los héroes de todos los tiempos se nos han adelantado, el laberinto se conoce meticulosamente; solo tenemos que seguir el hilo del camino del héroe. Y donde habíamos pensado encontrar algo abominable, encontraremos un dios; y donde habíamos pensado matar a otro, nos mataremos a nosotros mismos; y donde habíamos pensado que salíamos, llegaremos al centro de nuestra propia existencia; y donde habíamos pensado que estaríamos solos, estaremos con el mundo (loc.cit.).
Así, la descontextualización se vuelve un arma de los necios, sin importar su bandera, filiación o fobia, para desviar el arroyo hacia su molino y desecar las parcelas de los vecinos. Para erigirse subrepticiamente en falsas deidades para los crédulos y los idólatras.
La política, sucursal de Mitos marca ACMÉ y filial de la corporación Arietes marca AMLO, ha dado tantos productos, ha replicado y hecho tantas versiones actualizadas del Golem que ya estamos acostumbrados a nuestro rol de consumidores sempiternos de mentiras, las que vemos y tomamos como verdades indubitables. A todos damos el beneficio de la duda y la oportunidad de demostrar que son algo distinto de lo conocido y, aunque no nos convence el dicho popular, terminamos repitiéndolo resignados: más vale malo por conocido que bueno por conocer. ¿Será?
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Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell y el presidente Andrés Manuel López Obrador. Foto: Milenio |
Rebasado el "escenario catastrófico", el acmé de los 60 mil muertos por causa de la pandemia de Covid-19, aun creemos que los amuletos, las trampas en la senda podemos emplearlos en nuestro favor sin necesidad de armas adecuadas y precisas como el conocimiento, la duda y la crítica, en especial la autocrítica. Creemos que podemos andar el laberinto creado por el científico artista sin seguir el cable que él mismo proporcionó a Ariadna, y ahí se cifra el extravío posterior, el desencuentro de los amantes.
Por lo general, los productos de la empresa ficticia Acmé son de mala calidad y tienden a fallar, si lo sabrá López-Gatell cuya predicción se vio rebasada por la realidad, aunque estos problemas son atribuidos también al mal uso del comprador (cf. [Corporación Acme, 2020]).
Y es que el nombre de la compañía Acmé es irónico, ya que la palabra acmé deriva del griego (ακμή), cuyo significado es "el apogeo" o "el punto más alto al que se puede llegar". Muchos de los que hoy se mencionan y perfilan como aspirantes al gobierno municipal de Naucalpan en 2021 [HERNÁNDEZ, 2020] tuvieron su aparente o probado apogeo y a saber cómo lo aprovecharon o desaprovecharon. Pero, ya fueron lo que pudieron, aun cuando sus sueños de ser coronados quedaran truncos, gachos por la frustración. Si Edgar Olvera o Paty Durán aspiran a la reelección, Parra volverá por sus fueros; si van cayendo los orquestadores del arresto de David Sánchez Guevara, quizá este se vea tentado a surcar de nuevo las corrientes procelosas del Mar Estigia; y así cada cual con su meta propia en el derrotero de la aventura por el poder.
Todo, al final, es un gran mito, no por "mentira" (mala traducción del concepto), sino por lo que implica de leyenda, de legible e inteligible y, como diría Shakespeare por voz de Hamlet: "Todo el mundo es un escenario, y todos, hombres y mujeres, son meros actores. Todos tienen sus entradas y salidas, y cada hombre en su vida representa muchos papeles, siendo los actos siete edades..." (aquí un reto, para ver quién lee, que me digan la referencia exacta de esta cita). Pero, hay aspirantes ambiciosos y tozudos, que, en pos del estrellato, son capaces de entrar a destiempo, empalmar diálogos, confundir a replicantes, tramoyistas y espectadores, en vez de hacer mutis a tiempo.
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Referencias
Corporación Acme. (2020, 24 de agosto). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 00:21, agosto 26, 2020 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Corporaci%C3%B3n_Acme&oldid=128708100.
CAMBELL, Joseph. El héroe de las mil máscaras. Fondo de Cultura Económica. México, 1959 (3a. Reimp., 1984)
HERNÁNDEZ, Gabriela. "Encabeza David Parra preferencias para presidencia municipal en 2021", en elpuntocritico.com, México, 6 de abril de 2020, fecha de consulta: 25 de agosto d 2020. https://www.elpuntocritico.com/world/93-estado-de-mexico/174992-encabeza-david-parra-preferencias-para-presidencia-municipal-en-el-2021-para-naucalpan.
ETCÉTERA, Redacción. "Erradas, predicciones de López-Gatell sobre acmé y cierre del ciclo de Covid.19", 25 de junio de 2020. Fecha de consulta: 25 de agosto de 2020. https://www.etcetera.com.mx/nacional/erradas-predicciones-lopez-gatell-acme-covid/