Los árboles mueren de pie

DESDE HACE ALGUNOS MESES —para ser preciso desde octubre de dos mil veintidós—, he venido buscando hacer conciencia entre mis vecinos y conocidos, y más allá, llamar la atención de las autoridades competentes y académicos investigadores acerca de un tema preocupante como lo es la numerosa mortandad de especies arbóreas en el centro de México, la que se ha incrementado en los recientes tres a cinco años.

Todo comenzó cuando, aficionado como soy desde niño a la biología y otras ciencias, y no nada más a la literatura, las humanidades y las ciencias sociales, empecé a notar que en algunos árboles de mi vecindario surgían unas pequeñas bolas de heno y algunas plantas colgantes en troncos y entre las ramas. Jamás las había visto ni de niño ni en mi adolescencia, ni en mi joven vida adulta hasta ahora con mis sesenta años de edad, y eso que llevo cincuenta y cinco años viviendo en esta zona de Naucalpan, en el Estado de México.

Primero me pareció gracioso, pero mi curiosidad —a veces criticada por algunos— me llevó a investigar, y pronto me preocupé de veras al descubrir lo que eran esos especímenes y su papel en el ecosistema. Pero vayamos por partes, pues no he sido el primero ni seré el último en tomar nota de hechos como el que nos ocupa y que me recuerda los efectos nocivos y la pérdida de numerosos pirúes por causa de un peculiar liquen amarillo, también conocido como heno amarillo que plagó Ciudad Satélite hace unos veinticinco años.

Los árboles del norte y centro de México.

El cambio climático es una de las principales causas de la mortandad de árboles en todo el mundo, y el centro de México no es una excepción. Los cambios en los patrones de temperatura y precipitación pueden afectar la salud de los árboles, haciéndolos más susceptibles a enfermedades, plagas y sequías. Además, los eventos climáticos extremos, como las heladas tardías y las sequías prolongadas, pueden debilitar a los árboles y llevarlos a su muerte prematura.

La propagación de plagas y enfermedades forestales también ha contribuido a la mortandad de árboles en el centro de México. Por ejemplo, el gorgojo descortezador del pino (Dendroctonus mexicanus) ha causado estragos en los bosques de la región, especialmente en especies como el pino ocote (Pinus montezumae). Estos insectos se alimentan de la corteza de los árboles, interrumpiendo el flujo de nutrientes y debilitándolos hasta provocar su muerte.

La deforestación y el cambio de uso de suelo son factores determinantes en la mortandad de árboles en el centro de México. La expansión de la agricultura, la ganadería y la urbanización ha llevado a eliminar y degradar grandes extensiones de bosques, dejando a los árboles restantes más expuestos a los efectos negativos del clima, las plagas y las enfermedades. Además, la fragmentación de los bosques puede interrumpir los procesos ecológicos y reducir la capacidad de recuperación de los ecosistemas forestales. 

La intervención humana también ha desempeñado un papel en la mortandad de árboles en el centro de México. Actividades como la tala ilegal, la extracción de recursos forestales no sostenible y la contaminación pueden causar daños directos a los árboles y degradar su entorno. Además, el manejo inadecuado de los bosques, la falta de planes de reforestación y la falta de conciencia sobre la importancia de la conservación forestal contribuyen a la disminución de la salud y la vitalidad de los árboles. Es innegable la necesidad de viviendas, pero el abuso de inmobiliarias, especuladores y funcionarios corruptos ha propiciado una presión excesiva sobre los servicios públicos, la movilidad y por supuesto que alterado los ecosistemas hasta su desertificación. No está muy lejos en mi memoria cuando las colinas alrededor de Naucalpan vibraban con vida silvestre y hoy lucen áridas, repletas de casas y edificios. No hay ya una sola colina libre del efecto humano.

Es importante abordar estas causas y tomar medidas para mitigar los efectos negativos en los árboles. En la Ciudad de México, por ejemplo, el año pasado, dos mil veintidós, se inició el "Programa de Saneamiento de Árboles y Palmeras" para abordar el deterioro causado por plagas y enfermedades. El programa busca coordinar esfuerzos entre el gobierno central, los municipios locales y los ciudadanos para controlar las plagas y enfermedades, con una inversión inicial de sesenta millones de pesos. Por su parte, gobiernos municipales como el de Naucalpan han efectuado campañas de reforestación que, hemos de hablar con verdad, han sido no nada más insuficientes en sus efectos sino más bien un burdo recurso electorero. Solo recientemente se han están llevando al cabo acciones para controlar la propagación de organismos y parásitos que afectan a los árboles en la megalópolis que es la zona metropolitana. El plan de recuperación de la Ciudad de México incluye métodos de control como la poda y el uso del Liquidador Integral de Muérdago (LIM) para los árboles afectados por muérdago, pero la labor es ardua, exahustiva de esas que al final no redundan en votos necesariamente.

En el año dos mil trece, el ingeniero forestal José Javier Robledo Morales (MORALES, 2013) ya exponía en su tesis de licenciatura que desde hacía diez años atrás el heno motita se había convertido en un serio problema de salud para los bosques del país incluyendo bosques de pinos piñoneros, mezquitales y una gran variedad de plantas latifoliadas y plantas del desierto.

Un par de años después, la doctora en ciencias Luz de Lourdes Saavedra (SAAVEDRA, 2015) señalaba varios agentes que estaban ocasionando severos daños foliares en los cuerpos arbóreos del Bosque de San Juan de Aragón, próximo al municipio de Texcoco. Los agentes descritos por la investigadora en fitosanidad y fitopatología, además de reducir la estética del árbol reducen de modo considerable el área foliar activa fotosintéticamente, lo que a largo plazo afecta el crecimiento adecuado de las especies arbóreas.

Aunque en aquel año se  identificaron con menor frecuencia el muérdago y el heno motita, el último, aunque es considerado epífito se mostró en competencia con el hospedante por espacio y luz, aunado a ello se observó que el heno motita produce una especie de compresión (cinchado) en las ramas de sus hospederos restringiendo el flujo de nutrimentos. Y ya Saavedra advertía que la presencia combinada de heno motita y muérdago podría en el corto plazo convertirse en una gran problema como ya estamos corroborando ahora en la mitad del año dos mil veintitrés.

Si bien el heno motita ha sido utilizado con relativa frecuencia como forraje para rumiantes (vacas, caballos, etc.), la atención más formal e institucional se puso sobre el heno motita hacia el año dos mil tres, cuando el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP-Campo Experimental Saltillo) y la CONAFOR (Comisión Nacional Forestal) realizaron estudios encaminados a determinar los efectos de patógenos como el heno motita en los bosques de coníferas del norte del país.

En su tesis, el ingeniero Morales (op.cit.) proponía entre otras cosas la posibilidad de compostar el heno motita para utilizarlo como un sustrato alternativo en la germinación de los cedros americanos (cedrela odorata), de la familia de las meliáceas de la zona intertropical americana, y cuya madera tiene un gran valor comercial que por su calidad se utiliza en ebanistería y carpintería, además de servir como árbol ornamental en avenidas, parques, plazas.​ Pero su estudio arrojó que el heno motita no era adecuado  para utilizarse como composta, por su bajo rendimiento en la germinación.

Hacia dos mil cinco se hizo evidente una alta población de heno motita o musgo bola en las áreas forestales de Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, y San Luis Potosí considerándoselo un problema fitosanitario que se agravó al notarse la presencia adicional de diferentes tipos de muérdago pendiendo de las ramas de los árboles hospederos.

Por qué es un problema. Comprendiendo al enemigo.

El heno motita, conocido científicamente como Tillandsia recurvata, como musgo o paixtle bola, es una planta que crece en los árboles y pertenece al grupo de las plantas epífitas de la familia Bromeliacea, es decir, aquellas que se adhieren a otras plantas para vivir sin ser propiamente parásitas. Se distribuye en zonas semiáridas desde el sur de Estados Unidos hasta Argentina.


A diferencia de las plantas parásitas, el heno motita no absorbe agua ni nutrientes de sus hospederos, sino que los obtiene del medio ambiente a través de sus hojas cubiertas de tricomas especializados.

Esta planta tiene una adaptación única, ya que realiza la fotosíntesis principalmente durante la noche y cierra sus estomas durante el día para evitar la pérdida de humedad. En la época de otoño sobre todo, aprovecha los vientos nocturnos para diseminar sus esporas del tamaño de semillas. Sin embargo, hasta donde se sabía, no afectaba directamente a los árboles ni absorbía sus nutrientes, sino que utilizaba al árbol como sustrato para desarrollarse sobre la corteza. Pero algo ha sucedido en las décadas recientes, pues se ha observado que su presencia en grandes cantidades sobre los árboles puede dificultar su desarrollo normal y afectar su salud hasta matarlos de arriba para abajo convirtiéndolos en graves riesgos a considerar por las dependencias de protección civil.

El heno motita puede afectar negativamente a los árboles hospederos al obstruir los tejidos vasculares, modificar su anatomía y disminuir la eficiencia de la fotosíntesis. Se lo considera un "parásito estructural" de los árboles de mezquite y ha sido reconocido como una "plaga" en ciertas regiones de México por CONAFOR, SEMARNAT y SAGARPA (FLORES, 2017). Para controlar las poblaciones de heno motita, se emplean métodos como la poda y quema de ramas infestadas o tratamientos químicos específicos.

Aunque la sobrepoblación de heno motita no era grave años atrás a decir de algunos especialistas, y a pesar de que el heno motita no causa daño directo a los árboles, su proceso de fotosíntesis requiere una mayor cantidad de agua y luz solar en comparación con los árboles huéspedes, por lo que esta planta consume nutrientes esenciales para el desarrollo de los árboles en los que se encuentra adherida. Esta situación y las condiciones climatológicas oportunas pueden permitir que el heno motita y otras plantas epífitas, o incluso aquellas francamente parásitas como varios tipos de muérdago, se reproduzcan más rápidamente. El clima templado y subhúmedo favorece el rápido desarrollo del heno motita, especialmente en árboles como las jacarandas.

A diferencia de las plantas trepadoras que siempre están arraigadas en el suelo, los epífitos germinan en los troncos y ramas de los árboles, y de esta manera alcanzan una posición favorable para recibir los rayos del sol. La mayoría de las plantas epífitas como el musgo, los líquenes, ciertos helechos y la mayoría de las orquídeas no son parásitas ya que se sujetan en los árboles mediante unas raíces especiales que solo hacen las veces de soporte. Estos vegetales se alimentan de los aportes aéreos y de la lluvia, sin embargo ha habido reportes de que algunas de estas plantas sí pueden ejercer algún efecto nocivo en algunos de sus árboles hospedadores o bien conocidos como forófitos. Y esto puede deberse a que, como parte del proceso de sujeción, estrangulan las ramas, o que, dada su proliferación, aumentan el sombreo sobre el follaje interrumpiendo la fotosíntesis. También está la hipótesis de que secretan hacia el interior de los hospedadores sustancias alelopáticas con la función de, mejor que inhibir la circulación de nutrientes, más bien redirigirlos a las plantas inquilinas, especialmente en situaciones de estrés climático como los que vienen experimentando bosques de coníferas, templados y selvas tropicales y negras (de montaña) desde hace décadas a consecuencia del cambio climático.

Las sustancias alelopáticas son compuestos químicos producidos por las plantas que pueden afectar el crecimiento y desarrollo de otras especies vegetales. Se ha propuesto que tanto el heno motita como el muérdago podrían liberar sustancias alelopáticas que tienen un efecto negativo en los árboles hospederos, contribuyendo así a su mortandad. Sin embargo, se requiere de investigaciones adicionales para comprender mejor la naturaleza y el alcance de estas sustancias alelopáticas, y su relación con la mortandad de árboles en el centro de México.

Por otro lado, también la población de muérdagos, pertenecientes a la familia Loranthacea, plantas parásitas que se encuentran en casi todos los ecosistemas naturales, ha aumentado y se los ha visto creciendo en simbiosis junto con el heno motita en las mismas especies de árboles afectadas, unas más que otras. Se han identificado alrededor de 150 especies de muérdagos, y algunos géneros como Arceuthobium, Psittacanthus, Phoradendron y Struthanthus son especialmente perjudiciales para los árboles como manzanos, encinos, pinos, sauces, fresnos y olmos. Y si bien el muérdago no suele causar la muerte de los árboles, su presencia puede debilitarlos al absorber agua y nutrientes de sus hospederos.

Foto: Getty Images

El muérdago ha sido utilizado en terapias complementarias y alternativas para el tratamiento del cáncer, y se han estudiado sus extractos en diversos ensayos clínicos. Estos extractos han demostrado resultados positivos en términos de mejoría en la supervivencia y reducción de reacciones adversas en pacientes con cáncer de mama y cáncer colorrectal no metastásico. Sin embargo, cabe destacar que la relación del muérdago con la mortandad de árboles en el centro de México requiere de una investigación adicional para determinar su implicación específica. Quizás de la abundancia nociva podría beneficiarse la industria químico-medica mexicana, sobre todo ahora que en nuestro país y como efecto de las torpes decisiones gubernamentales en torno a la pandemia, así como el recorte presupuestal para la compra de medicamentos contra el cáncer, propició escasez de estos insumos. Tal vez, el interés conjunto podría redundar en beneficios para el bienestar tanto de los árboles como de los seres humanos. Lo mismo puede decirse del heno motita o paxtle bola para el interés agropecuario (PANORAMA AGROPECUARIO, 2014).

Los muérdagos, en tanto parásitos, invaden los árboles e incluso arbustos de gran tamaño, y se alimentan de su savia, debilitando su estructura hasta ocasionar la muerte del árbol afectado. Se propagan mediante la dispersión de semillas a través de aves, animales e insectos que consumen sus frutos y luego depositan las semillas en otras ramas, donde germinan y comienzan a desarrollarse nuevamente. En áreas urbanas donde no eran muy frecuentes, han podido observarse estas plantas adaptadas al ambiente y pudiendo crecer en superficies tales como grietas de edificios, entre muros, y desde ahí extendiéndose hacia las copas de los árboles. Esto ha llevado a considerar el muérdago como una plaga silenciosa que ha causado la muerte de más de 100,000 árboles en la Ciudad de México en los últimos cinco años.

Algunos observadores han notado un aparente patrón de comportamiento. Primero aparece el muérdago cuyo follaje se confunde con las copas de los árboles a los ojos de los viandantes inexpertos que no notan su presencia, y al cabo de un tiempo surge a la vista el heno motita. En otros casos ha sido al revés, apareciendo primero el musgo bola en troncos, por lo general en la cercanía de algunos líquenes, tímidamente y en cuanto va extendiéndose a las ramas superiores las aves encuentran más espacio donde posarse y defecar las semillas del muérdago en la corteza, permitiendo su instalación y prosperidad.

Esto puede ocasionar efectos como estos:

  1. Competencia por recursos: Aunque el heno motita no absorbe directamente los recursos de sus hospederos, su presencia en grandes cantidades puede competir por la luz solar, el agua y los nutrientes disponibles en el entorno. Esto puede afectar negativamente el crecimiento y la salud de los árboles hospederos, debilitándolos y haciéndolos más susceptibles a enfermedades y otros factores de estrés.
  2. Sombreamiento: El heno motita forma densas matas sobre las ramas de los árboles, lo que puede generar sombreado excesivo en las hojas y ramas de los árboles hospederos. El sombreado prolongado puede reducir la capacidad de fotosíntesis de los árboles, disminuyendo su producción de energía y debilitando su crecimiento y supervivencia.
  3. Acumulación de humedad: La presencia del heno motita sobre los árboles puede retener la humedad, creando un ambiente propicio para el desarrollo de microorganismos patógenos, como hongos y bacterias, que pueden infectar y debilitar a los árboles. Además, la acumulación de humedad en las ramas y troncos puede favorecer la descomposición y la aparición de pudriciones, lo que también puede contribuir a la muerte de los árboles afectados.

En Tula de Allende, Hidalgo, hacia dos mil diecisiete [(CONAFOR, 2017); (RESÉNDIZ & SÁNCHEZ-TRUJILLO, 2021)] se había observado un serio avance del heno motita ya considerado franca plaga. Ello motivó entonces como ahora  a los agricultores a requerir, sobre todo de parte de las autoridades respectivas, acciones urgentes para salvar a los árboles, sin embargo la desatención al campo por parte de los gobiernos estatales y federales ha empeorado el problema.

Esta plaga, que no solo se adhiere a árboles vivos sino también a árboles muertos, petrificados, incrementó su presencia en las zonas boscosas urbanas y rurales del centro de México y ya no nada más en el norte, como se había reportado años atrás. Ahora se sabe también que se alimenta de la contaminación y se encuentra presente en diversos lugares no solo rurales sino urbanos, incluso en cables de transmisión de energía eléctrica, lo que aumenta su riesgo para el desarrollo local y regional, aun cuando la CFE (Comisión Federal de Electricidad) no se ha pronunciado en años al respecto.

A pesar de que las epífitas, como el heno motita, no absorben agua ni nutrientes de las plantas hospederas y se ignora lo que las lleva a adherirse a cables de energía eléctrica, y si bien se creía que solo afectaba a pocas especies de árboles, hoy se ha observado que la lista de especies afectadas se ha ampliado, por lo que es necesario tomar medidas para controlar su proliferación, ya que puede interferir con la producción de árboles frutales y dañar la infraestructura.

Un problema para tomarlo como personal.

Los primeros reportes recientes a la luz de ls opinión pública sobre árboles enfermos en el centro del país fueron notas aisladas, en medios locales de Hidalgo y Querétaro. Los campesinos de esas entidades habían notado que los árboles morían de pie —sí, como metafóricamente reza la obra teatral del dramaturgo español Alejandro Casona con dicho título—. A ellos siguieron aislados apuntes en redes sociales de vecinos del Bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México.

Que yo notara personalmente un árbol en mi calle, un majestuoso jacarandá seco, por entero, en cuestión de medio año, falleciendo luego de más de veinte años de lento y mirífico crecimiento, fue otro indicio para tomar en cuenta, ir más a fondo en la investigación e incidir en la medida de mis posibilidades en generar conciencia sobre el asunto. Así, no solo recorrí mi terruño sino platiqué con la gente, cara a cara, niños, familias, evidenciándoles el tema, explicándoles su importancia desde mi humilde y limitado conocimiento de escritor, comunicólogo, periodista.

Hoy veo con agrado nuevas noticias esperanzadoras, un poco más de compromiso de algunos ciudadanos y de gobiernos locales como el de mi municipio Naucalpan de Juárez, con cuya actual directora del medio ambiente, Amaya Bernárdez, del gobierno encabezado por Angélica Moya, coincido en sus dichos [VENEGAS, 2023); (LEÓN, 2023)], aunque me atrevo a afirmar, sin afán de correrirle la plana, que el porcentaje que menciona del 60% del "arbolado urbano" enfermo por las plagas es solo una cifra conservadora y parcial.

De hacerse un censo adecuado y puntual que abarcara las zonas boscosas y parques como Los Remedios, Naucalli, Presa Iturbide, etc., nos espantaríamos al verificar el problema. Y más, al momento de sumar los casos indebidamente reportados desde hace dos años por las entidades aledañas de Querétaro, Hidalgo, Ciudad de México, Michoacán, Guerrero y Morelos, los más afectados tanto en zonas rurales como urbanas. ¿En qué condiciones se encuentran Villas del Carbón, Cuautitlán Izcalli, Atizapán, y otros municipios caracterizados por sus zonas boscosas y grandes parques naturales?

Un voto para la sensatez. Eligiendo el árbol de la vida.

Mientras unos hoy se pavonean por haber ganado electoralmente el Estado de México y otros hacen lo propio respecto de Coahuila, entre urnas y bosques desde el norte hasta el centro del país, el heno motita y el muérdago hacen otra clase de estragos a la larga más nocivos que los hechos por políticos o narcotraficantes, estragos acaso solo comparables con los incendios forestales y la tala ilegal e inmoderada.

Sería de esperarse que el gobierno estatal, ahora a ser encabezado por la morenista gobernadora electa Delfina Gómez, tome cartas en el asunto de manera más decisiva, coordinada incluso con el gobierno federal hasta ahora omiso en el tema, y más allá de motivos electoreros rumbo al dos mil veinticuatro.

Los pulmones del norte y centro de México están en riesgo, además, porque estas plagas que hoy los afectan justo proliferan en condiciones climáticas como las que tendremos todo este año y el siguiente por el efecto de El Niño, la sequía que propicia, de por sí ya afectando los recursos hídricos como ha notado y reportado OAPAS Naucalpan, y los cada vez más violentos huracanes provenientes del Pacífico, cuyas ráfagas contribuyen a la diseminación de esporas y semillas justo a lo largo de la Sierra Madre Occidental y el Eje Volcánico.

Estas condiciones climáticas fuerzan a los árboles a dosificar la circulación de nutrientes mediante su savia, lo que los debilita, y estas plagas de muérdagos y heno motita lo que hacen es depositar en las células enzimas que instruyen a los árboles a dirigir los nutrientes hacia ellas, por lo que en vez de alimentar las ramas alimentan a los inquilinos que prosperan a sus anchas.

Para resolver este problema preocupante podrían tomarse medidas como las siguientes:

  1. Campañas de concienciación: Realizar campañas educativas para informar a la población sobre la importancia de los árboles, su papel en el ecosistema, incluso como atrayentes y recopiladores de agua de lluvia para el mantenimiento de los mantos acuíferos, y los peligros que enfrentan. Promover la responsabilidad individual y colectiva en la protección y cuidado de los árboles.
  2. Reforzamiento de la vigilancia fitosanitaria: Fortalecer los programas de vigilancia fitosanitaria para detectar y tratar rápidamente enfermedades y plagas que afectan a los árboles. Aumentar en número y capacitar al personal encargado de la vigilancia forestal rural y urbana para mejorar sus habilidades de detección y control.
  3. Restauración y reforestación: Implementar programas de restauración y reforestación que se centren en especies resistentes a las plagas y adaptadas a las condiciones climáticas locales. De preferencia especies endémicas. Fomentar la participación de la comunidad en estas actividades. Incluso promover la creación de huertos urbanos, jardines verticales que, aunque sea en poca medida, ayuden a mitigar los efectos de la urbanización y del cambio climático.
  4. Investigación científica: Promover la investigación científica para comprender mejor las causas de la mortalidad de los árboles y desarrollar métodos efectivos de prevención y control de las plagas. Fomentar la colaboración entre instituciones académicas, científicas y gubernamentales.
  5. Políticas serias y comprometidas de protección ambiental: Establecer y fortalecer políticas de protección ambiental que incluyan medidas específicas para la conservación de los árboles. Crear áreas protegidas, regular los desarrollos inmobiliarios, el comercio de especies vegetales y promover prácticas sostenibles en el sector agrícola y forestal.

Si yo fuera candidato al congreso o a la presidencia de la república, digo siguiendo un poco la ironía crítica de un artículo mío anterior en este mismo blog, no echaría estas propuestas (que no promesas vacuas) en saco roto.


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Referencias

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  • CONAFOR, Gerencia Estatal de Hidalgo. (2017). Comisión Nacional Forestal. Retrieved June 12, 2023, from https://iefectividad.conanp.gob.mx/i-efectividad/orden_docs/ivonne/PN%20El%20Chico_REV_EIBM/PN%20El%20Chico/Componente%20de%20Manejo/Instrumento%20de%20Protecci%C3%B3n/Diagn%C3%B3stico%20Fitosanitario%20Del%20Estado%20De%20Hidalgo%202017.pdf.
  • FAO. (2023). Fao.org. https://www.fao.org/3/y5031s/y5031s0f.htm
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  • RESÉNDIZ, Marisol & SÁNCHEZ-TRUJILLO, Gabriela. (2021). "Environmental function and control of heno motita (Tillandsia recurvata) in the atmospheric basin of Tula de Allende Hidalgo". Journal of Enviromental Sciences and Natural Resources. 19-30. 10.35429/JESN.2021.19.7.19.30.
  • CONAFOR. 2023. "Sanean Mil Hectáreas Forestales Plagadas En Aguascalientes". Gobierno de México https://www.gob.mx/conafor/prensa/sanean-mil-hectareas-forestales-plagadas-en-aguascalientes?idiom=es-MX.
  • FLORES, Joel Dr. (2017). "El 'heno motita' en San Luis Potosí.¿Es una planta parásita del mezquite?". Pulso San Luis. https://pulsoslp.com.mx/slp/el-heno-motita-en-san-luis-potosi-es-una-planta-parasita-del-mezquite/1539631.
  • NIH. (2023)."Extractos De Muérdago (PDQ®)". Instituto Nacional del Cáncer (National Cancer Institute). https://www.cancer.gov/espanol/cancer/tratamiento/mca/pro/muerdago-pdq.
  • MEDIO AMBIENTE, Secretaría del. (2022, 3 de febrero). "Avanza Programa De Saneamiento De Árboles Y Palmeras En La Ciudad". Secretaría Del Medio Ambiente. https://www.sedema.cdmx.gob.mx/comunicacion/nota/invierte-gobierno-capitalino-60-millones-de-pesos-en-saneamiento-de-arboles-y-palmeras-de-la-Ciudad-de-Mexico.
  • BENÍTEZ, P. (2022, April 22). Los enfermos árboles y palmeras de la Ciudad de México. Https://Www.cronica.com.mx/; La Crónica de Hoy. https://www.cronica.com.mx/metropoli/arboles-palmeras-ciudad-enfermos.html
  • SAAVEDRA Romero, Luz de Lourdes. (2015.). INDICADORES DE SALUD FORESTAL Y SU APLICACIÓN EN ÁREAS VERDES URBANAS CAMPUS MONTECILLO POSTGRADO DE FITOSANIDAD FITOPATOLOGÍA. Retrieved June 13, 2023, from http://colposdigital.colpos.mx:8080/jspui/bitstream/10521/2899/1/Saavedra_Romero_LL_DC_Fitopatologia_2015.pdf
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  • PANORAMA AGRARIO. (2014, April 29). El paxtle, una nueva alternativa nutricional. Panorama Agrario. https://panoramaagrario.com/2014/04/el-paxtle-una-nueva-alternativa-nutricional/

El desempleo del título revisitado o Si yo fuera candidato...


LEO UNA REFLEXIÓN publicada por una amistad en el grupo de Indicios Metropolitanos en Facebook acerca de la aparente necesidad de contar en el gobierno con gobernantes y funcionarios académicamente preparados. Esta reflexión, este buen deseo, me lleva a considerar la posibilidad de alzar la mano como candidato independiente ya que no comulgo con los procedimientos más que con las ideologías de los partidos existentes. Es una idea que ha pasado por mi mente en varias ocasiones. Sin embargo, me detiene una máxima que dice: "quien esté libre de ambiciones, grite primero ¡aquí 'toy!". Aunque la ostentación de un título universitario no garantiza que un funcionario público sea competente y honesto, es innegable que la educación, la capacitación y la experiencia influyen en la conformación de la inteligencia y la personalidad.

La inteligencia no se limita a los estudios o a la genética, sino que es una herramienta adaptativa del ser humano frente a su entorno. Todos poseemos inteligencia, y aunque su tipo y calidad pueden variar a lo largo de nuestra vida, la instrucción y la educación juegan un papel importante en su desarrollo. No obstante, la inteligencia no se define solo por los conocimientos académicos, sino también por el sentido común, la sensibilidad y la amplitud de criterio.

En la política mexicana, hemos visto candidatos y funcionarios con títulos universitarios destacados que han defraudado la confianza de la sociedad. La honestidad y la valentía no se adquieren a través de un título, sino que provienen de los valores personales y los buenos propósitos.

Resulta fascinante cómo, en ocasiones, se subestima la importancia de la honestidad y la valentía en la gestión política. Quizás deberíamos dejar de lado los títulos académicos y enfocarnos únicamente en la lealtad ciega, porque, como todos sabemos, la lealtad es el único requisito indispensable para gobernar con éxito. Al menos eso dice el presidente Andrés Manuel López Obrador. ¡Qué maravillosa sería una sociedad dirigida por personas ciegamente leales, sin importar su falta de conocimientos y experiencia!

En la esfera política, a menudo se escucha que la honestidad y la valentía son virtudes fundamentales para quienes ejercen cargos de liderazgo. Sin embargo, resulta irónico que, en ocasiones, estas cualidades parezcan menospreciarse en comparación con otros aspectos. Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, ha expresado públicamente que prefiere la lealtad y honestidad de sus subalternos antes que su experiencia y conocimientos. Esta afirmación contradice la idea de que la honestidad y la valentía no se adquieren a través de un título académico, sino a través de la integridad y el coraje personal. Es evidente que existe un despropósito en menospreciar a las clases medias y a aquellos que aspiran a un mejor futuro para sí mismos y sus familias.

Sin embargo, mientras el sistema político mexicano siga centrado en el partidismo y los partidos políticos funcionen como clubes exclusivos, donde los ciudadanos son vistos como meros votantes y no como individuos con derechos y necesidades, difícilmente veremos un cambio real. Es necesario que se promueva una cultura política que valore la participación ciudadana y que los candidatos independientes, incluso los no registrados por el sistema pero sí por el ánimo popular tengan un espacio legítimo para postularse y ser reconocidos por la sociedad.

La transparencia también es fundamental en los candidatos y funcionarios, y es necesario que todos ellos presenten con claridad su declaración patrimonial y de intereses. Pero, ¿qué tanto es tantititito?

Imaginemos un municipio como Naucalpan o incluso todo México gobernado por un robot con inteligencia artificial. Si bien, hablando de inteligencia, puede parecer una solución ideal para evitar la corrupción y el nepotismo, también es importante recordar que la tecnología no reemplaza la necesidad de liderazgo humano, empatía y capacidad de comprender y resolver los problemas de la sociedad.

En conclusión, la psicología y la sociología de los grupos nos enseñan que la aceptación y el respaldo de la comunidad son fundamentales. Ser un buen candidato independiente requiere más que solo tener una personalidad fuerte y un sentido común. Lograr un gobierno honesto, transparente, sano pasa por la necesidad de contar con el apoyo y el reconocimiento de los conciudadanos a los que se pretende representar, es decir no solo ser legalmente constituido sino soportado por una legitimidad más que suficiente. Alzar la mano como candidato puede ser tentador, pero no garantiza que el grupo esté de acuerdo en ser representado por esa persona.

Si yo fuera candidato, mi única promesa de campaña sería que jamás prometeré prometer lo falso, lo imposible, lo popular con tal de detentar el poder.


Un par de cuentos pa'l que trague más pinole

Foto: Sergio Vázquez / La Prensa

ERA DE LA OPINIÓN… de que, como dice el refrán, quien tiene más saliva traga más pinole. Pero parece que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, como buen tabasqueño aficionado a esa bebida refrescante y energética que es el pozol, hasta se le atragantan los hielos como las palabras que salen de su boca.

Lo anterior lo acoto luego de que, como parte de los escarceos que ha sostenido el mandatario con la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, la ministra Norma Piña, un conjunto de la ciudadanía se volcó con manifestaciones variopintas clamando "La Corte no se Toca" y en redes sociales se ha viralizado el extracto de video de cuando el hoy presidente recibió en la Corte su constancia de legitimidad tras haber obtenido el triunfo en las elecciones de dos mil dieciocho. En esa ocasión y como parte de su discurso, Andrés Manuel López Obrador aseveró palabras más o menos que, en apego al respeto interinstitucional de los poderes de la nación, no sería un entrometido en los asuntos del Poder Judicial, cosa que en la práctica y sobre todo a poco más de un año de estar próximo el final de su mandato, no ha cumplido a cabalidad lanzando contra jueces, magistrados y ministros, como antes contra medios, nosotros los periodistas, abogados, empresarios y etcétera, una andanada inmisericorde de diatribas, máxime cuando las cosas no salen como a él se le antojan, como si los demás fueran los culpables de su estupidez e ineptitud como gobernante.

Algunos tijeretazos al estilo Corte Inglés

La Constitución no es ningún traje a la medida. Constantemente requiere ajustes y de ahí la justificación de las reformas incesantes que parece definir el papel del Poder Legislativo, como si los legisladores, en vez de representar los intereses de las mayorías y de las minorías por igual, fueran una suerte de sastrecillos valientes.

Es una falacia en el discurso y en los hechos esa propuesta retórica de "La Corte no se toca". Pero tampoco nos vayamos con la finta y veamos a los legisladores de tal modo, pues si la moraleja del cuento de los hermanos Grimm inculca que el ingenio puede ser más poderoso que la mayor de las fuerzas, por otro lado también enseña de manera indirecta lo importante que es la autoconfianza, al caso que nos ocupa tanto de la oposición como del pueblo. Ya que de no ser por lo mucho que el propio sastrecillo cree en sí mismo —y aquí me refiero al grupo de sastrecillos que conforman la bancada morenista que se ha mostrado muy envalentonada—, no hubiese sido nunca capaz de realizar las hazañas que logró.

¡Por supuesto que al "gigante" de la Corte debe tocársele! Igual que al gigante autócrata que hoy nos gobierna, triste es decirlo pero es verdad, legítimamente. Un gigante con ínfulas de caudillo mesiánico tentado a revivir las viejas usanzas del presidencialismo imperial —para citar a Enrique Krauze, hoy vapuleado por los esbirros que componen la actual intelectualidad orgánica de turno.

No por defender la institucionalidad de un poder componente de nuestra República hemos de pasar por alto una dolorosa y grave realidad. Me refiero al hecho indubitable y multifactorial de la corrupción en el poder judicial, en todos los niveles, de varias maneras, y que hemos padecido todos los mexicanos en mayor o menor medida. Corrupción dada en la impartición de justicia además coludida por la existente en la procuración de justicia dependiente del ejecutivo, y amparada en la perversa interpretación de las leyes de la mano de la ineptitud o la socarronería de abogados, asimismo de la ignorancia y analfabetismo legal del grueso de la población, por no mencionar la artera voluntariedad del gobernante en turno en cualquier nivel, del municipal al federal. ¿O no ha utilizado el propio AMLO los argumentos judiciales para pararse el cuello cuando las sentencias salen a su favor? Y, cuando fue Jefe de Gobierno en la Ciudad de México, ¿no dio trazas de ser un un atrabiliario capaz de saltarse leyes y sentencias? Ahí están los ejemplos de la construcción de los segundos pisos y más recientemente la arbitraria manera de expropiar las vías de Ferrosur, que podría ser un acto justificado pero en la práctica mostró la calaña de presidente que elegimos, para el que sus dichos lo definen de pies a cabeza cuando ha expresado con exabruptos: "A mí no me vengan con que la ley es la ley", o "Quien no está conmigo está contra el movimiento".

En esta sastrería, para muestra basta un botón

Ministerios públicos, jueces, magistrados y ministros tanto como los legisladores y los funcionarios dependientes del poder ejecutivo hoy deben ceñirse, entre otras, a una ley de salarios máximos que está mal redactada y en el texto falla a su espíritu desde el momento que toma como cota superior el sueldo de una función como la del Presidente del Ejecutivo, cuando en realidad la cota tendría que ser pareja como techo igualando el sueldo de los presidentes de los tres poderes y de ahí, hacia abajo, disminuir proporcionalmente los emolumentos.

Hoy, ese hueco en la ley es uno de los factores interpretativos para que por un lado los consejeros del INE y por otro los ministros devengaran y devenguen más que el Presidente del Ejecutivo. El alegato es atendible, razonable, aunque se preste también a triquiñuelas políticas por parte de los partidos.

Yendo más allá, esa ley de salarios máximos, como propuse hace años, justo cuando estaba por crearse dicha ley, tendría ya que hacerse extensible al resto de los mexicanos para impedir la concentración de la riqueza en unas pocas manos y propiciar una mejor distribución de la riqueza en general, así en el gobierno como en la empresa privada. Ningún empresario, ninguna celebridad del medio del espectáculo o los deportes, por ejemplo, tendría por qué obtener como salario más que las cabezas de los poderes estatales, aquí o en China, aunque la dinámica económico-financiera sea distinta. Eso lo expliqué en un conjunto de textos de mi autoría en mi blog añales atrás: 

Entonces, para terminar. la SCJN está tan sujeta a revisión y reformas constitucionales como cualquiera de los otros poderes e instituciones gubernamentales. Toda ley es perfectible y la división de poderes no significa que no puedan incidir unos sobre otros en una constante labor de equilibrio, por supuesto sin que ello signifique la violación de las atribuciones respectivas. Si a la Corte la imaginamos intocable, es tanto como prohijar los abusos desde las existente lagunas constitucionales.

El verdadero problema no estriba en la crítica dizque injerencista que AMLO ha hecho sobre la Corte u otras instituciones autónomas como el INE o el INAI, sino en el tono y la dudosa intencionalidad de sus querellas y diatribas a las que, como si también hubiera salido de un cuento, personajes como la ministra Norma Piña han salido al paso como Juan Sin Miedo.