De monstruos interiores y otras confesiones

Gracias a todos los ausentes y los presentes que, hasta ahora en su vida y la mía, me han dedicado un poco de su tiempo (sobre todo) y paciencia, así como por sus palabras de aliento y las de reconvención, consideraciones y correos. Sé que cuento con más de un@, me lean o no, me toleren o no, me crean o no, se adhieran o no a mis ideas, entiendan o no una forma de ser que, desde siempre y más ahora, me ha distinguido para bien tanto como para mal. Agradezco también la oportunidad que me dan al proveerme de material para la reflexión y la escritura. Porque aun cuando suelo plantear las cosas con suficiente convicción, tengo claro que lo más que puedo tener entre y sobre líneas es razón, o sea, mi palabra, siendo y por ser mía está lejos de pretender encerrar verdades absolutas.

Digo esto con toda seriedad, pero sin tomarlo demasiado en serio (algunos lo ven como una gracejada sin gracia y no faltan los que califican mis ideas y comportamientos como estupideces; el que esté libre de estupidez, que exhiba los primeros calzones, sin miedo al ridículo).

Los golpes de la vida son muy variados y uno debe estar dispuesto a enfrentar los riesgos que conlleva cada decisión y por tanto cada acto, así se relacione con hacerse actor o espectador, víctima o victimario, comparsa o protagonista. Esta filosofía resumida es la que ha conducido mi vida y me tiene donde estoy. (Por algún motivo viene a mi cabeza un librito, en edición única, de un publicista amigo de mi padre intitulado “Filosofía costumbrista” y autografiado por el autor.)

Sí, sé que a ojos de muchos puedo parecer un escritor pusilánime, un aspirante más  a bardo sin ambiciones como el resto de las personas; que no faltan los que tachan mi proceder al amparo de una normas y creencias muy específicas y que, incluso, no faltan los que, creyéndose con toda la experiencia que los años supuestamente dan, pontifican y arrean a quienes, como a mí, ven cuales ovejas descarriadas, y obtusas, desubicadas. Están en su derecho.

Es claro, en los días que vivimos la paranoia está cada vez más diseminada, es la enfermedad más difundida en nuestra sociedad. Todos desconfiamos de todos y de todo. Ya no se puede pedir la hora o decirle qué lindos ojos mi alma a alguien en la calle, porque a la información la sigue una mirada de pistola. Todos nos erigimos en expertos opinadores sobre los temas más variopintos. Es triste constatar la manera como, enquistados en formas de pensamiento y acto, queremos encasillar al otro en función de lo que creemos ser. Todos cojeamos de la misma pata y creyendo comunicarnos, ponemos por delante los principios elementales de lo contrario: la incomunicación.

Para alguien estas palabras serán, seguro, rollo insustancial. Es una forma de expresarme. Y así como cada texto elige sus lectores (no al revés, como se cree), las personas vamos por la vida acomodando a los demás para leer los fragmentos de su existencia que mejor ajusten en nuestro cartabón.  Me dicen que asista a bares, antros, etc., para contactar y "ligar". Nunca he sido de asistir a esos lugares. Me aturden, me engentan. Ahora, consta a varios, he hecho el esfuerzo de adaptarme (¡a estas alturas del partido!), pero sigo sintiéndome incómodo. Otros sitios: museos, la calle, un restaurante, un banco, el súper mercado... Todavía en los años ochenta hasta los velorios daban ocasión para el encuentro de almas. Todos estos ya quedan descartados por la inseguridad. Quedan estas redes sociales, equivalentes en su modernidad a las páginas de Cartas de la Doctora Corazón o las posteriores Agencias para el Romance; o como refugios antinucleares; y tampoco son panacea.

Sí, hay muchas mujeres solas, y muchos hombres solos. El problema no es que estén solos sino por qué y, más importante aún, cómo toman y experimentan su soledad. Divorciados, viudos, padres y madres solteras, aún los casados y juntados en amasiato (amor libre) hoy van por la vida dando tumbos emocionales, esforzándose por jugar roles para los que la naturaleza no da condiciones ni la sociedad instrucción. E, interesante, por más que salen los sabihondos a decir que es un mal endémico, catequizando  o poniendo escandaloso acento en lo que se nos espera; o esos otros que lo justifican viéndolo con gran naturalidad, porque es cosa de siempre y de todos los siglos, la suya, la de los solos y solitarios de ahora es una soledad existencial, una solitud que los lleva a cuestionarse diariamente en qué consiste la felicidad. (Eso me parece bien, pues nos acerca a las inquietudes de Aristóteles y tantos otros.)

Ahora, la ONU ha declarado que a partir del año próximo, todos los países del orbe deberán dedicar un día, el 21 de marzo, para promover el concepto de la felicidad. ¡Tan mal está la humanidad que necesitamos dedicar un día para recordarnos que uno de nuestros motores de existencia es ser dichoso! ¡Necesitamos comunicarnos y hacernos creer que somos felices!
Yo soy feliz pudiendo, entre otras cosas, halagar a diestra y siniestra a quien se me pegue la gana y cuando lo amerita; la ocasión, la circunstancia son lo de menos. Soy una persona que, aun cuando ha vivido encerrada entre sus cuatro paredes, sus fantasías, sus palabras, la poesía, he procurado estar al tanto del mundo y no nada más por las noticias. Es de la gente de quien obtengo la información primordial, entrevistándola, conversando lo mismo con el policía que con la secretaria o el mendigo. Si bien, caso extraordinario el mío, voy saliendo del cascarón a muy tardía edad, los principios con que he sido formado siempre me mantienen al pendiente de lo probo.

Por ahí me dicen que estuve a punto de ser demandado por “afectar” a unas estudiantes mías so pretexto de enseñarles a respirar. Y no falta quien, sin conocimiento de causa, juzga, mejor dicho prejuzga, partiendo del hecho de que, “no es necesario enseñar a respirar cuando todos lo hacemos desde el nacimiento”. Sólo para información de los neófitos en asuntos de actuación y locución, la respiración correcta es fundamental para un buen desempeño en la oratoria, tanto para el mantenimiento de la voz durante discursos prolongados, como para su adecuada proyección en matices, volumen, tonos (esto queda claro al escuchar, por ejemplo, a la candidata Josefina Vázquez Mota quien es obvio en su monotonía que no sabe respirar). El común denominador de las personas, como no tienen necesidad de usar su voz más que para la charla normal no caen en cuenta de esto y no tienen claro qué tipo de respiración practican.

Una adecuada respiración ayuda no nada más a meditar (quién mejor que los yoguis y budistas practicantes del zen para explicar en más detalle esto), es fundamental para el equilibrio energético de nuestro cuerpo y nuestra alma. Hay dos tipos de respiraciones, la profunda o natural y la corta o deportiva.

La estudiante en cuestión, estudiante de leyes, tenía interés en vencer el miedo escénico y adquirir seguridad para hablar ante el público. En la primera sesión, en mi casa, en presencia de la madre, expliqué cuál es el procedimiento que siempre he seguido para enseñar oratoria y actuación. Posteriormente, en las otras dos sesiones (no continuó el curso ni pagó la última), en presencia de la hermana gemela efectué la clase; incluso en la última sesión estuvo presente el novio, y en ambas veces hice aquello en lo que estoy entrenado. Con ayuda del tacto, tocando y llevándola a tocar mi cuerpo y su cuerpo (el vientre, específicamente) mostré el modo adecuado de colocar el aire en los pulmones. Los ejercicios de relajación, por momentos también requieren que se toquen las extremidades (brazos, piernas), hombros del pupilo, para constatar el grado y la correcta forma de relajación, pues algunos ejercicios si se hacen erróneamente pueden hacer que el discípulo se lastime a sí mismo. Ay, pero no faltan, otra vez, los que quizá por telarañas mentales arrastradas por la conciencia colectiva siguen temiendo a descubrir su propio cuerpo. Por ahí, en algún lado de Facebook vi un letrerito con el que comulgo y que dice algo como: “si los seres humanos nos tocáramos sin vergüenza, ejerceríamos menos la culpa”.

Jamás he negado que la tentación llegó a mi casa, ni que no la hube experimentado en el aula más de una vez. Como tampoco he negado que suscitó en mí el afán de tomarla como musa e incluirla en uno de los primeros poemas que publiqué en Facebook “Piel de Tarde”, sin por eso, necesariamente, esperar otra cosa de ella o de la vida. Jamás he negado mi inclinación por muchachas así de hermosas, esculturales, atléticas, y que me encantaría quedar con una de ellas y formar familia (es la edad adecuada para ello), pero no es la primera vez que trabajo con alguna y, si algo sé hacer, aunque me retuerza por dentro, es separar lo personal de lo laboral. No iba a arriesgar mi poco o mucho, bueno o mal prestigio en una tontería tal como ser acusado de andar “toqueteando” a una alumna, por cierto adulta y consciente de sus actos y límites.

El orador y el actor, antes que nada, debe tener clara conciencia de su cuerpo, de cada una de las partes de su cuerpo. Saber respirar es importante para relajar la mente y tener control sobre el cuerpo. El orador y el actor emplean lo que se conoce como respiración profunda o natural (supuestamente la que aprendemos desde el nacimiento, cuando en muchas personas no es así). Esta requiere que se eduque a la persona a llevar el aire hasta el fondo de los pulmones, ocupar la totalidad de la capacidad pulmonar, a diferencia del atleta que ocupa principalmente la mitad, porque requiere efectuar respiraciones más seguidas y contar con la dotación de oxígeno para un consumo más pronto. Así, mientras la primera implica “inflar” el abdomen de manera controlada, teniendo consciencia plena del límite que supone el diafragma y la utilidad de los músculos ventrales para la proyección de la voz, en el deportista basta que el aire quede por arriba del diafragma para poder efectuar con adecuado desempeño su ejercicio.

Está visto que más pronto que tarde el ignorante acaba por imponer su punto de vista. Lo que me recuerda cuando los jueces de la Suprema Corte discurrieron alrededor del tema del aborto. Uno, sólo uno, tuvo el valor de reconocer su ignorancia y su incapacidad por virtud de ella para emitir un juicio en pro o en contra de la manera más objetiva posible. El resto, aun teniendo información científica solicitada a expertos, inclinaron su juicio más hacia lo enfático de sus creencias, cualesquiera que fueran. Así, con individuos que hablan la fe por delante, queda poco por dirimir , dialogar y comprender.

En los párrafos anteriores he discurrido entre varios temas, haciendo una más de mis meditaciones antropológicas. Algún lector notará una aparente falta de orden o un pretexto para justificar procederes perversos, hasta depravados de mi parte. Lo que sé es que todos tenemos un lado oscuro, torcido. La mayoría se avergüenza de esa porción de ser y quiere mantenerla a raya, soterrada, aprisionada para soltarla solamente en los momentos de la más nocturna y lunar intimidad. Otros se ufanan de ella y, como Dorian Grey, son capaces de vender su alma al Diablo para seguir gozando de los “favores” que les da su podredumbre espiritual. Están los que presumen de imagen proba y luego, mediante engañifas  son infieles a sí mismos, a sus cónyuges quienes, aún sospechando, hacen como que no pasa nada, ya sea por miedo o por dejadez. Y están los que abiertamente ostentan la camisa del canalla. Los primeros incluso educan a sus vástagos para ser  “hombres de bien” dispuestos a defender, con los puños si es necesario, una honra mal comprendida sobre la base de una equívoca filosofía del respeto. Los segundos por lo general siempre tienen algún justificante material, al fin, honorable y poderos es el señor don Caballero.
En mí, como en todos, habitan monstruos; varios. Y por muchos años los mantuve en las mazmorras de la conciencia. Ahora, desde que decidí darme oportunidades, esos monstruos esperan la ocasión de, con todo su derecho, manifestarse. Gracias a ellos, guste o no a los otros, he podido conocer cosas que, si bien no desconocía y sabía su importancia para el desarrollo personal, había dejado postergadas. La mayoría de la gente tiene muchas de esas experiencias, por ejemplo las sexuales, a muy tempranas edades y van domando sus monstruos desde entonces hasta que los degradan a la condición de mascotas  para el aburrimiento y la rutina. Eso explica y normaliza que vean ciertos aspectos de la vida con la mesura que dan la madurez pero también el hartazgo y la conformidad.

Desafortunadamente para mí, en mi cuerpo palpitan muchas ansias adolescentes. Afortunadamente para mí y para desgracia de esos otros que, desde la perspectiva apuntada, instalados en el convencionalismo, ya me juzgan y pretenden arrinconarme con su condescendencia a la resignación que debería anclarme a la grosera y contundente  razón que seguiría a la edad, desato no sin temor y prudencia mis degeneraciones, esos impulsos asociados al deseo, esos engendros de mí mismo para ser simplemente quien soy. Pero rara vez pasan de la frontera de lo literario (en papel así como en el trato cotidiano), lo que también, es cierto, para algunos me muestra como un personaje extraño, hecho de palabras y silencios a modo de enmascaramientos de quien soy.

Soy palabra, me entiendo palabra, me vivo siendo palabra. Y es que la palabra es, al fin, el comienzo de todo. El hombre es verbo antes que todo, y por verbo quiero decir acto. En mis palabras puedes ver y escuchar los actos resultantes de mis decisiones, lo que he omitido y por lo que he optado. Mis palabras son el cordel que sostiene las máscaras de la comedia y la tragedia de mi vida. Con cada coma y punto pespunto el traje a la medida del ensayo en turno, del poema ansioso por ver la luz de tus ojos de lector, la fantasía que aguarda narrar mundos parecidos a los nuestros. ¡Qué voy a hacer! Cada palabra en sí misma es Cuasimodo, Bestia, Minutauro que me confronta a mí, en tanto autor, con mis temores más recónditos, y a ti, en tanto lector, con tus inconformidades más  pedestres y superficiales.

¿Cuántos se animan a hacer muchas cosas que me critican? Pues yo me atrevo; y aunque ascender la montaña de la existencia muchas veces me coloca como a Sísifo, nadie puede decirme que no empujo con denuedo la roca en la esperanza de vencer la cima. Y así, con la fuerza de mis monstruos interiores, con la petulancia del reo ferviente, con la humildad propia del que se sabe primero que nada humano, ya subo, ya bajo, para volver a subir. El día menos pensado triunfaré en la tarea consiguiendo los objetivos que me he propuesto o moriré aplastado por el peso de la obsecuencia.

NOTA TRASNOCHADA


Anda circulando por ahí en redes sociales la siguiente información trasnochada que publicó en Twitter una seguidora de la actriz mexicana Laura Zapata:
"NOTICIA DE PRIMERA PLANA... RESULTÓ GOLPEADOR EL MUÑEQUITO COPETÓN. el candidato priísta a la presidencia dla República, EPN le propinó una severa golpiza a su esposa Angélica" explicó la actriz en su cuenta @LAURAZAPATAM
También refiere que Zapata, agregó que este hecho se ha manejado con absoluta discreción. Sin dejar de lado que pidió en su cuenta difundir la noticia para que todo México se entere.
Sinceramente dudo de la información, empezando por la fuente mencionada. Sea verdad o mentira, la única que podrá denunciar o desmentir es Angélica Rivera.

Revisé cuidadosamente la cuenta de Laura Zapata, a quien sigo desde hace tiempo. El comentario que aquí se incluye lo hizo el 25 de junio y, por la redacción de los tuits aledaños en su historial, se desprende que a ella misma no le consta y sólo está refiriendo algo que escuchó o leyó en alguna fuente que no identifica. Y aparentemente la nota es tan vieja como apareció el 16 de marzo del año en curso, en Expediente Noticias: Aseguran que Angélica Rivera si estuvo hospitalizada, nota que la reportera de espectáculos, Laura Alvarado, difundió por Radio Fórmula. Lo preocupante es que, cierto o no, se recurra a información no debidamente probada y documentada para generar ataques, en este período de veda electoral, contra quien sea.

Con la finalidad de no desinformar y mucho menos descontextualizar lo dicho, enseguida lo publicado (sin edición) en la cuenta de la actriz Laura Zapata. Revisando la cuenta de la actriz Angélica Rivera, no hay ninguna reacción a lo dicho entre el 16 de marzo y el 25 de junio. (Para quienes no conocen o manejan Twitter, lo mostrado enseguida debe ser leído de abajo hacia arriba.)

Laura Zapata ‏@LAURAZAPATAM
Pero médicos cercanos al nosocomio han alertado a la población para q todo mundo se entere de quién es verdaderamente el muñequito copetón
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25 jun Laura Zapata ‏@LAURAZAPATAM
El hecho se encuentra totalmente encubierto para que los medios no se enteren de la noticia y esta no trascienda...
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25 jun Laura Zapata ‏@LAURAZAPATAM
y fue de tal magnitud qla actriz recluida en Hospital Ángeles recuperándose de heridas infligidas por candidato Priísta a la presid la Rep
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25 jun Laura Zapata ‏@LAURAZAPATAM
El fin d semana pasado(29 dmayo)el candidato priísta a la presidencia dla República, EPN le propinó una severa golpiza a su esposa Angélica
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25 jun Laura Zapata ‏@LAURAZAPATAM
NOTICIA DE PRIMERA PLANA... RESULTÓ GOLPEADOR EL MUÑEQUITO COPETÓN
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25 jun Laura Zapata ‏@LAURAZAPATAM
Si esto es cierto,un día va a terminar en la morgue,no en el hospital. Y este "Pichi" les va a echar a perder sus planes a los managers.
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25 jun Laura Zapata ‏@LAURAZAPATAM
hace unos meses se habló de q hasta se fue a Miami, c sus moretones, y Televisa le hizo un pequeño regalito d consolación q la hizo volver.
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25 jun Laura Zapata ‏@LAURAZAPATAM
DICEN QUE EPN LE PEGO.- No sería ésta la primera golpiza que le pone Quique a Angelica Rivera ......

LECCIONES PARA UNA VOTACIÓN (Primera parte)

A toda capillita le llega su fiestecita; y no hay plazo que dure cien años ni cuerpo que los aguante. Así, las campañas electorales para los comicios próximos, en que los mexicanos elegiremos presidente de la República, presidentes municipales, jefes delegacionales en el Distrito Federal, diputados federales, senadores y en algunas entidades gobernador, ya terminaron y, por lo mismo y en virtud de las nuevas y tan discutidas leyes electorales, se entra en una etapa breve de veda, una especie de laguna de la tranquilidad que tiene como meta teórica permitir a los ciudadanos sopesar lo visto y escuchado a lo largo de las campañas: propuestas, promesas, discursos, posturas, opiniones, encuestas, cifras, consideraciones de toda índole para nutrir y justificar el lado hacia el cual inclinar su muy particular e individual voto.

Ahora bien, el presente artículo se inscribe en la tesitura de darte herramientas como elector precisamente para esto último, y ayudarte a meditar cuidadosamente las razones de tu sufragio al momento de marcar la boleta en esos breves momentos de soledad en la casilla. Que pienses que cada cruz marcada significará una cuenta más en alguno de los platos de la balanza. El movimiento “Yo Soy 132” tuvo entre sus principales y originarios motivos esto precisamente, aun cuando (y en su momento y lugar apunté de manera oportuna que sucedería  y sucedió) no faltaron  los oportunistas que se colgaron de la iniciativa universitaria, para pudrirla en el afán de sacar agua para sus respectivos molinos. Pues bien, sin más preámbulo entremos en la materia.

El presente artículo consta de tres partes. La primera, esta, tiene como finalidad instruirte sobre los pormenores que necesitas conocer esta vez para emitir tu voto de manera clara, exacta, sobre todo para evitar confusiones. Lo planteo de esta manera porque en esta ocasión las boletas electorales presentan algunas complicaciones de lectura que es necesario dilucidar para su mejor empleo en la casilla, tanto por los funcionarios de casilla (escrutadores, más específicamente), como por los representantes de partidos y por supuesto cada elector. En la segunda parte expondré un conjunto de consideraciones en relación con la inducción "involuntaria" implícita en el diseño de la boleta electoral, y en la tercera apuntaré algunas notas tendientes a efectuar, como es mi costumbre ya y dando continuidad a artículos previos, mis muy personales pronósticos sobre los resultados de la elección, tanto sobre la base de los datos existentes como a contrapelo de los mismos, claro que con la mayor objetividad posible y sin incurrir en el delito electoral de  "inducir el voto" en ningún sentido.



Votando con palitos y manzanitas
Comencemos por mostrar la boleta.

Ahora que vayas a la casilla a depositar tu voto (supongo que ejercerás tu derecho, que no obligación, tampoco te dejes coaccionar por los enjundiosos simpatizantes) notarás, por lo pronto y como ejemplo, en relación con la boleta dedicada para la elección de Presidente de la República cambios importantes en cuanto a la manera como podrás asentar tu decisión. Estos cambios son similares, salvo por detalles “menores” en las boletas para elegir diputados, senadores, jefe y  delegados del Distrito Federal, presidentes municipales y gobernadores. Así, usando la mencionada como ejemplo vámonos con palitos y manzanitas para saber  cómo votar.

Lo primero que notarás es que, por ley, los  casilleros que contienen la información de los partidos están acomodados en función de la antigüedad de su registro ante el Instituto Federal Electoral. Siendo el más antiguo el PAN (1939), seguido de PRI (1946), PRD (1989), VERDE (1986), PT (1990 y 1991), Movimiento Ciudadano (2011, antes Convergencia, 1999 y Convergencia para la Democracia, 2002), Nueva Alianza (PANAL, 2005). El último casillero está en blanco para que puedas anotar el nombre de un candidato o de un partido no registrado, ejemplo, José Antonio de la Vega Torres o Manuel Jesús Clouthier Carrillo (hijo de Manuel de Jesús Clouthier del Rincón "Maquío", quien fuera candidato presidencial por el PAN en 1988) o Julia Orayén, la edecán del primer debate o el Partido Todos con Hipólito Ingram Aspeitia (TCHINGAS); este es el casillero para el famoso Voto Blanco del cual escribí en mis artículos previos "Votar o No Votar", "Piensa tu voto. Aprendiendo a votar" y "Votar o Anular. Falso Dilema", "Arrancadero 2012", "Tres candidatos sobre la tela de una araña", voto blanco este sobre el que se llegó a pensar que existía una especie de movimiento: el movimiento del voto blanco y el movimiento del voto nulo, cosa más que alejada de la realidad, aun cuando en su momento reconocidos académicos y politólogos abrazaron la idea con bastante enjundia y raciocinio. No pierdas de vista que estos, el voto blanco y el voto nulo (en tanto voluntario) son para ti opciones adicionales a los partidos y candidatos registrados y cuentan igualmente al momento de efectuar las actas de escrutinio.

Lo segundo que notarás es que los nombres de los candidatos aparecen en algunos casos más de una vez. Esto obedece a que, por ley, siendo candidatos correspondientes a alianzas entre partidos, el IFE está obligado a hacerlo de esta manera. Eso introduce la primera complicación, que de alguna manera ya vimos en las elecciones de 2009, pues, al momento de tú llegar al espacio donde en soledad emitirás tu voto, tendrás que considerar varias opciones para señalar tu elección. Esas opciones en el pasado incidían en anulación de boletas por considerarse errores de facto, pero ahora la ley "libera" de dichos errores hasta cierto punto, lo que no significa que impide la anulación por otras causas. ¿Cómo es esto? Mira los siguientes ejemplos (y por favor, no los consideres formas de inducción del voto en algún sentido, son ejemplos que he tomado de otras fuentes periodísticas y del mismo IFE).

En el caso de que quieras votar por un candidato específico, tendrás que marcar su nombre una o tantas veces como aparezca, pero ¡OJO! Si el candidato aparece, como Enrique Peña Nieto o Andrés Manuel López Obrador, dos o tres veces, eso NO SIGNIFICA que estarás duplicando o triplicando el número de votos para ese candidato. Tampoco será motivo para que la boleta sea anulada por tener dos o tres cruces (como se hacía antes). El escrutador de la casilla deberá considerar un solo voto PARA EL CANDIDATO y el IFE, por su parte, contará un voto para el candidato y adicionalmente un voto PARA CADA PARTIDO de la fórmula elegida, con lo cual cada cruz abona a su mantenimiento del registro ante el IFE. Así, el ejemplo mostrado con la letra "A" daría un voto al candidato y un voto al partido. Mientras el ejemplo con la letra "B" implicaría un voto para el candidato, un voto para la fórmula combinada y un voto para cada partido de la fórmula.

Ejemplo "A" (arriba). Votando por un candidato y un partido específicos.
Ejemplo "B" (abajo). Votando por un candidato, una coalición específicos y los partidos correspondientes.
Así, como puedes ver, la primera complicación consiste en que al emitir tu voto debes primero pensar qué determinará tu sufragio: ¿el candidato?, ¿la institución que encabeza?, ¿la fórmula de instituciones en alianza? Es decir, puede ser que la personalidad del candidato y su trayectoria personal y profesional determinen tu preferencia, o puede ser que tu afiliación y simpatía por la institución política sea lo que incline tu decisión, o que el conjunto de propuestas concordantes que fundamentaría la alianza de dos o más partidos sea lo que optes. De cualquier modo debes tener cuidado al momento de cruzar el o los casilleros correspondientes.

Ejemplo "C". Tachaduras comunes causales de anulación de boleta y voto.
Ahora bien, tienes que tener cuidado de dónde y cómo tachas, porque una cruz mal puesta puede ser motivo de anulación de la boleta, como podemos ver en el ejemplo "C". Las causas comunes como rebasar una casilla y tocar otra de un partido o candidato opositor siguen siendo motivo de anulación, así como tachar toda la boleta (recurso que emplea quien elige anular voluntariamente su voto, dentro de sus opciones de sufragio; ya lo mencioné en artículos previos, no implica abstencionismo, es voto útil para efectos, por ahora, solamente estadísticos).

Dicho y mostrado lo anterior es importante recalcar que una de las bondades que introoduce esta metodología de registro del voto es propiciar su raciocinio, se esté o no de acuerdo con que puedan efectuarse coaliciones y alianzas (las que personalmente, insisto, me parecen una aberración democrática por implicar la forzada asociación de ideologías contradictorias, por muy complementarias que puedan o parecer). Por una parte desmotiva el voto por impulso (el del "ahí se va" o "Ave maría, dame puntería"), el "marrullero y "obliga" al elector a pensar así sea un instante las razones de su sufragio, concentrar su atención en el nombre del candidato o en el logotipo del partido, en ambos o en el conjunto que los comprende; en considerar cuánto pesará su voto para el mantenimiento del registro de un instituto político o su desaparición. Entre los vicios que implica está el de confundir al elector o  propiciar el error "involuntario" de parte del elector indolente o el impulsivo o el manipulador, en cuyo caso la tasa de anulación puede elevarse de manera notable. Otro de los vicios o fallas más importantes es lo que desarrollaré en la segunda parte de estas entregas.
(Continuará)