Crueldad Infantil vs. Maltrato al Infante


A raíz de una foto que compartí en mi perfil de Facebook, estos otros textos de entre muchos que sobre la crueldad puede uno encontrar en la red (http://aprendizdebrujo.net/2009/11/21/sobre-la-crueldad-de-los-ninos-y-la-nariz-de-mi-tia/http://lacomunidad.elpais.com/pat/2007/8/2/crueldad-innata), o las noticias sobre niños asesinos (como el niño sicario mexicano) y ejemplos terribles como este donde unos niños queman a una cría de gato, me di a la tarea de actualizar y ampliar mis conocimientos al respecto del tema a tratar aquí, investigar a fondo, si bien sin ser experto; para fundamentar adecuadamente la siguiente meditación antropológica.

Por más que nos espantamos de la crueldad de los adultos, por sangrienta, la crueldad, sobre todo psicológica, de muchos niños es para dejar pasmado.


El hoy llamado bulling (que experimenté personalmente en mi infancia, cuando fui víctima de linchamiento a los 9 años) es sólo una muestra y tiene distintos grados de gravedad. Y no es un comportamiento solo aprendido de los adultos.

Está probado por la psicología y la psiquiatría infantil que, alrededor de los 9 años y hasta los 15, todo niño y niña (en especial los varones) genéticamente están predispuestos a ejercitar comportamientos de una competitividad que incluye la crueldad sin límites, como parte del crecimiento, el descubrimiento y desarrollo de la identidad, el liderazgo y otras características individuales.

Si nos instalamos en una ñoña postura de paternalismo ciego, tenderemos a justificar muchos comportamientos al amparo de la "inocencia" infantil. No hay tal.

También, mucha de la crueldad que los adultos lloramos y recriminamos cuando la vemos aplicada sobre los "inocentes" animales tiene su fundamento en esos comportamientos de la infancia. Pero a muchos adultos les parece gracioso, disculpable que los niños "jueguen" bruscamente con las mascotas o descarguen en ellas sus frustraciones e ira infantiles, al fin, son arranques de "bebé", o encontramos justificaciones para la brutalidad basadas en el señalamiento de la torpeza natural correspondiente a la edad de desarrollo en que se halle el infante, o en desórdenes psiquiátricos de disociación social. Insistimos en ver a los niños como criaturitas indefensas, angelicales, cuando no los vemos como "símpáticos demonios". Olvidamos que son adultos en potencia, hombres y mujeres en desarrollo y por lo tanto tienen todos los vicios y defectos de nosotros, aun cuando en formación.

Sí, nuestra tarea, ya como adultos "conscientes" y con experiencia y conocimiento de causa es, presumimos, incidir en la adecuada formación, no en la deformación de los niños y los adolescentes. Lo que han querido inculcar algunas escuelas psicológicas idealistas es el concepto de que son "moldeables" las conciencias. Esto es discutible frente al peso de las condiciones biológicas, más cuando están reforzadas por las condiciones sociales. Y sobre esto último, queremos creer que los niños son como visitantes en una sociedad de adultos, como si los adultos hubiéramos inventado la sociedad; o como esponjas que absorben lo bueno y lo malo por ósmosis cuando no por instrucción. Error. Un niño es un ser muy complejo, tanto como el adulto que germinará en su persona.

El tema es arduo, con aristas, muchas de ellas de carácter moral, y la ciencia hoy está aportando poco a poco elementos para comprender más el comportamiento infantil. Seguiré ahondando en él, y más para liberarme de la barahúnda de prejuicios que madres y padres generan por amor a sus hijos. Yo no he sido padre, cierto, pero lo he sido en un sentido putativo de mis sobrinos y mis pupilos. Porque en la labor de formar tanto como en la de procrear, uno no puede, no debe olvidar el origen y la evolución de las especies.

Entre la crueldad, el maltrato y la interpretación de la conducta
¿Es esta una meditación darwinista? Tal vez, y por fortuna abierta a futuras vertientes. El animal humano es una criatura tan apasionante... Lo que sabemos de nosotros es apenas una pincelada que pretende asentar la base para el retrato de quienes somos.

Una cosa me va quedando clara. No es lo mismo la crueldad infantil, la que los infantes ejercen, que el maltrato que los adultos ejercemos sobre ellos. Como tampoco es lo mismo la "crueldad" que el acoso, como también es importante distinguir el acoso del hostigamiento. Y lo apunto para no olvidarlo, porque está muy traído y llevado hasta la confusión el doble concepto para nombrar dos cosas distintas y la facilidad con que mal interpretamos los significados, causas y efectos de determinados comportamientos.


A una chica preocupada por un supuesto caso de acoso de parte de un compañero en su escuela le dije alguna vez a través de las redes sociales:

Seré abogado del Diablo. Hoy es muy fácil acusar de acoso a cualquiera, más cuando el "pretendiente" es torpe en sus empeños por conquistar a la chica o la chica no gusta del "pretendiente" y toma sus empeños como una molestia. Estoy de acuerdo en que, de ser verdadero acoso u hostigamiento (cosas diferentes) acudas a las autoridades respectivas en tu escuela y/o tus padres y los de él para hacer la acusación respectiva, pero primero tienes que estar plenamente segura y, si tienes manera de aclarar las cosas con él, hacerlo primero por ese camino. Piensa también que, así como para las chicas puede ser "traumática" una situación así, una acusación en falso también puede resultar nociva para el presunto acosador. No te dejes llevar por reacciones virulentas, viscerales y violentas como algunas que he leído. Piensa bien antes de actuar.


Así, cuando tú o yo leamos "crueldad infantil" y "maltrato infantil", no olvidemos que un adulto, al maltratar a un niño, no comete "maltrato infantil", sino "maltrato adulto sobre un infante". Tendemos a mal usar de tal manera las palabras... Y lo peor, acabamos conviniendo por comodidad o ignorancia los usos y las gratificaciones que con las palabras nos acomodan. Pero esta digresión ya es tópico para otro momento.

El grado de incidencia del comportamiento cruel sobre la personalidad de cada quién tiene también y mucho que ver con el punto de vista desde el cual el agredido entiende la agresión. ¿Fue cruel el profesor que en la secundaria me impuso el apodo de "Tucán" burlándose de mi nariz? ¿Fueron crueles los compañeros de salón que jugaban a imaginar mi nariz más grande de lo que era, tanto que cuando me llamaban desde las filas de atrás para que volteara, todos los sentados detrás de mí se agachaban risueños, coordinadamente? Si hubiera dado más importancia a cosas como esas, luego de cosas peores y más traumáticas que experimenté más chico, hoy quizá no sería acusado por algunos de cínico. El cinismo fue mi forma de defenderme de las mofas, cuando otros optan por liarse a golpes por la indignación y la impotencia, sintiéndose héroes, vanagloriándose de su "hombría" para enfrentar la adversidad social; o cuando otros optan por retraerse miedosos del grupo, disminuídos en su confianza en los otros y, peor, en sí mismos.

Pero yo también fui cruel y, a sabiendas, por diversión. Inyectaba escarabajos con alcohol, con aire y me divertía verlos inflarse hasta estallar. ¿Por qué lo hacía? Porque jugaba a ser científico, investigaba. Fui cruel con uno de mis mejores amigos, burlándome de su dentadura, obligándolo a comer picante, pero bien que lo defendía cuando los otros se cebaban sobre él. Hoy, somos como hermanos y vemos aquellas situaciones como "chiquilladas", "travesuras". Él mató a una rana que diseccionamos viva cuando, queriendo tomar una muestra de sangre para ver al microscopio pinchó accidentalmente un pulmón. Él compró el conejo que diseccionamos en la escuela. Él no pudo cortarlo, se encariñó con "Rabito", pero otro compañero optó por tasajear al cadáver y bromear con la vejiga, la que cortó contra la advertencia de la profesora de Ciencias Naturales en la secundaria, para apestar el salón.

La crueldad la llevamos en nosotros, mas no por sernos natural hemos de prohijarla. Acaso podemos tratar de contenerla, porque ni modo de "canalizarla" hacia actitudes y actos positivos, porque sería tanto como disfrazarla de mal menor, de hipócrita bondad.

LECCIONES PARA UNA VOTACIÓN (Tercera y última parte)

Lo prometido es deuda y la seriedad obliga a cumplir. Aquí la tercera parte de un artículo cuya finalidad es darte elementos para reflexionar tu voto (nunca inducirlo).
Terminábamos la parte previa con una pregunta en relación a cómo veo que se acomodarán los porcentajes finales (que no encuestados) tras las elecciones de mañana 1 de julio.

Cuando tomamos los porcentajes resumidos de por lo menos seis reconocidas encuestadoras y calculamos el promedio de las mismas, encontramos que los porcentajes relativos (especulativos) colocan a cada candidato en una posición específica en el inconsciente colectivo lo que incide en cierto modo sobre la proporcionalidad de la lección por parte tuya, en tanto elector. Así, al calcular como tendencia en las inclinaciones electorales a Enrique Peña Nieto con promedio aproximado de 45.3% lo que debemos leer es que, proporcionalmente cuenta con un 27.9% de probabilidad de ser marcado en la boleta. Mientras Andrés Manuel López Obrador (25.15%) cuenta con 15.5% de probabilidad de ser marcado en la boleta, Josefina Vázquez Mota (27.5%) con 17% y Gabriel Quadri (2.05%) con 1.3% de probabilidad, lo que nos arrojaría una probable participación de aproximadamente 61%, más alta que en 2006. El restante 39% absoluto ha de ser distribuido en las otras opciones del voto nulo, voto blanco y abstencionismo.

Si introducimos consideraciones de carácter sociohistórico a partir de los acontecimientos recientes y los no tanto la influencia de las campañas, la incidencia del movimiento #YoSoy132 y similares, podemos presumir (siempre especulativamente, eso son los pronósticos)  que el interés generado en estas elecciones derivará en una participación cercana al 62%. EPN podría obtener proporcionalmente una votación del 27.8%, AMLO y JVM alrededor del 16% en un probable empate por el segundo sitio de las preferencias y GQ con 2%. Los votos nulos podrían alcanzar la probabilidad del 9% (en gran medida por la confusión que significará el diseño para algunos electores), los votos blancos de casi el 2% y el abstencionismo tal cual (por inasistencia) un aproximado del 23%. Dado que las reglas electorales mexicanas meten en la misma canasta voto nulo, voto blanco y abstencionismo a falta de no saber qué hacer con los primeros, la cuenta nos da una probabilidad de casi 38% de abstencionismo. Esto siempre, OJO, siempre considerando el universo a partir del cual se efectúan los cálculos y que es el total de la lista nominal.

En virtud de que para conservar su registro, todo partido político debe obtener como mínimo 2 % de la votación total emitida a nivel nacional en cualquiera de las elecciones federales, para que los partidos coaligados conserven su registro, deben obtener una votación mínima equivalente a la correspondiente suma de dichos porcentajes. En este sentido es importante mencionar que la solicitud de registro de un convenio de coalición debe indicar el orden de los partidos para la conservación de su registro, en caso de que el porcentaje de la votación obtenida por la coalición no sea equivalente a 2 por ciento que requiere cada uno de los partidos coaligados. [Cf. http://www.ife.org.mx/docs/Internet/FAQ/Docs_ES_PDF/regimen-juridico-financiero.pdf].

Cifras relativas al Padrón Electoral (en él se encuentran todos los ciudadanos mexicanos que solicitaron su inscripción al mismo, con la  finalidad de obtener su Credencial para Votar con fotografía y así ejercer su derecho al voto) al corte del 24 de mayo del 2012:  40 millones 848 mil 182 hombres, lo que en resumen hace el 48.36%. 43 millones 616 mil 531 mujeres, lo que en resumen hace el 51.64% [Cf. Lista Nominal y Padrón Electoral (Estadísticas)]. Lo que hace un total de 84 millones 463 mil 713 ciudadanos empadronados. Pero es otro el dato de los incluidos en la Lista Nominal (contiene todos aquellos ciudadanos que solicitaron su inscripción al Padrón y cuentan ya con su credencial para votar con fotografía vigente): 79 millones 454 mil 802 ciudadanos enlistados. Es decir que la lista nominal vigente abarca el 94.07% de la población empadronada.

Los jóvenes entre los 18 y 25 años de edad que durante estas campañas se han caracterizado por su activismo y forman parte del Padrón Electoral suman 13 millones 610 mil 104, mientras los jóvenes enlistados son 13 millones 543 mil 355. Lo que significa que el 99.46% de los jóvenes empadronados están ya en la lista nominal. Un dato que revela el marcado interés de los jóvenes por participar en estas elecciones, aunque tampoco es suficiente como para tomarlo como dato relacionado con lo que han dado en llamar "voto útil" que es el que se emite efectivamente (por parte de los indecisos en una espiral de silencio) y puede en un momento determinado dar un vuelvo a los números. En realidad hoy, el voto útil no está en ese fragmento de población de manera exclusiva, sino en la subdivisión relativa a los niveles socioeconómico y cultural. Parece, según las tendencias, que entre más bajo es el nivel educativo más incidencia de un voto directo y  sin dudas sobre tal o cual candidato o partido, mientras que el ascenso en el nivel sociocultural incide en la duda, misma que no creo que hayan resuelto de manera suficiente las campañas electorales. En cuyo caso, los números colocarían al revés a JVM y AMLO, colocando a este en segundo lugar y muy probablemente separándose de esta para casi empatar con EPN con cifras alrededor de 28%, dejando a la candidata por el PAN con 19%. Esto podría suceder en el supuesto de que el estimado de anulación se redujera notablemente a cerca de un 5% por causa de una mejor comprensión del procedimiento para votar y/o indecisos inclinados finalmente hacia un candidato en particular.

Con respecto al congreso, estimo que las proporciones serán casi equivalentes, y la gente esta vez optará por dar la mayoría al conjunto de legisladores del candidato persidencial que elijan, en el entendido de que lo necesitará para sacar adelante las reformas que necesita el país. Será, de nuevo, un congreso dividido, pero a diferencia de elecciones pasadas donde la tendencia del electorado fue votar en sentido contrario a su voto presidencial, en la inteligencia de "contrarrestar" el peso del ejecutivo, dado el estancamiento lo más probable es que el voto ahora sea como digo, en sentido contrario. Lo que aplicará igual para elección de gobernadores y presidentes municipales.

En fin, aquí mis pronósticos, ya podremos cotejarlos mañana, a partir de las 8 de la noche, directamente en el PREP de l IFE. ¿Seré brujo?

LECCIONES PARA UNA VOTACIÓN (Segunda parte)

En la primera parte de estas entregas expuse suscintamente los detalles relacionados con la conformación de la boleta electoral a usarse en los comicios por venir. Asimismo puntualicé de forma ilustrada los casos y formas como podrás emitir tu sufragio. La didáctica de estos artículos tiene como finalidad servir como apoyo para la reflexión y práctica de tu voto.

Ahora, en esta segunda parte, abundaré en lo tocante a la perversión implícita en el diseño de la boleta. Perversión ocasionada (no exclusivamente en esta y para esta ocasión) por la reglamentación de los propios partidos y el apego a la ley por parte del IFE. Pero no se malentienda aquí el concepto perversión como una maldad, sino en el sentido etimológico del mismo en tanto per-versum: por-dar-la-vuelta, por-cambiar, entendido como una manera diferente de plantear o traducir un mismo suceso, aquí el suceso de decidir.

Todas las boletas electorales, como todo producto visual, impreso, obedece a una composición gráfica. Eso lo sabemos bien quienes tenemos al menos un mediano contacto con las artes gráficas y con las artes en general, no se diga los diseñadores. Siempre que se diseña algo, ya sea de manera consciente y calculada o de forma inconsciente y espontánea, ese algo diseñado, sea bidimensional o tridimensional obedece a varias normas, reglas y fórmulas estudiadas y conocidas desde muy antiguo. Una de ellas, y quizá la más determinante de los efectos de una obra en el espectador es la relacionada con la proporción: la regla áurea.

No me detendré a cansarte con detalles alrededor de esta regla, sin embargo apuntaré que es un factor semántico importante en la construcción de mensajes visuales, ya que permite establecer los límites y alcances matemáticos y perceptuales de una obra y sus partes en su apreciación estética tanto como en su interpretación (lectura).

Imagen "A". Una supreficie dividida por una cuadrícula
en cuatro partes. La espiral muestra la relación
proporcional entre las partes.
¿Cómo aplica a una boleta electoral? Sencillo. Dicho de manera en extremo sintética, la regla áurea, también conocida como llave de oro, establece la propoción entre las cosas como una relación armónica y simétrica de tamaños y medidas. A efectos de la boleta electoral... Cuando a una superficie como el papel en que se imprime la boleta se la cuadricula en nueve partes iguales y se acomodan en la cuadrícula elementos visuales, el acomodo de estos elementos, para que sea armónico ha de obedecer a la regla de proporción. Véase la imagen "A". Así, para que al ojo parezca que el contenido de la boleta tiene un equilibrio armónico entre tamaño de casilleros y distribución de los mismos en la hoja, su acomodo debe ser matemática y geométricamente proporcional. Un ejemplo práctico es el acomodo empleado por Twitter para el diseño de su interfaz de usuario (la página en la cual navegamos).


Ahora bien, más allá de la simple proporcionalidad,  otro dato que aporta esta regla es la tendencia probabilística de que un elemento dentro del espacio arreglado sea percibido (suceda u ocurra en la conciencia) antes que otro.

Por naturaleza, el ojo humano al leer, sigue una trayectoria ajustada a la regla de oro de tal modo que la visión obedece a la inercia de la proporcionalidad, fijando la atención (así sea un instante) en los elementos que proporcionalmente tienen mayor peso por ubicación de lectura. Por lo general el ojo humano (que no la corteza cerebral) comienza a ver una página por la esquina superior derecha (primer cuadrante de la cuadrícula) y a partir de allí comienza, siguiendo la espiral de la llave de oro, a cerrar breves espacios triangulares y rectangulares, de arriba a abajo y de derecha a izquierda, hastsa completar en la mente la imagen total. Ver imagen "C".


Cada elemento que encuentra a su paso, según sus características de color, tono, matiz o acento, forma, dimensión, inclinación, ubicación tiene mayor o menor probabilidad de ser captado más o menos tiempo y por lo tanto obligar al ojo a detenerse un poco más para asimilarlo. Claro que la propocionalidad puede ser manipulada al antojo de quien elabora el mensaje visual, para efectos de interesar al lector en tal o cual sección del mensaje. Como podemos ver en la imagen "B", es lo que hizo Twitter al acomodar el historial de tuits en el lado izquierdo. Con un espacio blanco, brillante y en movimiento obliga al ojo a leer por el lado contrario del natural y rematar su lectura en la sección de resumen del perfil. O sea, la distribución de los elementos y su forma de presentarlos distribuye también proporcionalmente las probabilidades de ocurrencia de los mismos en la conciencia y conforme a un modo de arreglo y lectura convencionales (al menos para el ojo occidental).

En el caso de la boleta electoral que nos ocupa, la determinación de acomodar los casilleros de los partidos en orden secuencial a partir de la antigüedad del registro de los mismos ante el IFE establece un orden de lectura lógico, convencional, pero no natural a efectos del recorrido visual. Para este, lo primero que aparece no es el PAN, sino el PRI, por lo tanto el candidato Enrique Peña Nieto, dándole en apariencia y proporcionalmente una probabilidad de aproximadamente el 14% de ser visto antes que el resto. Pero el ojo no se detiene sólo en ese punto, pues hace su recorrido natural abarcando de la parte al todo, guiado y detenido por factores como ya dijimos tales como el color, etcétera y, más adelante, sigue encontrando casilleros que, por la repetición del nombre de un candidato y/o los otros factores visuales mencionados multiplican la probabilidad también proporcionalmente. Es decir, si al comienzo de esta explicación ya pensabas que la boleta podía inducirte involuntariamente a votar por Enrique Peña Nieto, te equivocas, porque quien aparece mayor número de veces es Andrés Manuel López Obrador, y basta ver la distribución de su nombre en el conjunto de casilleros para concluir que la probabilidad de que sea votado más veces, sólo por la abultada ocurrencia visual en la conciencia del elector es tanto más alta (aproximadamente 62%) que la del primero toda vez que la probabilidad se distribuye de manera geométrica y proporcional a lo largo y ancho del conjunto total que es la boleta. Nada tiene que ver con que seas zurdo o derecho.

Ahora, una cosa es la probabilidad de marcar la cruz sobre uno o más casilleros de la boleta, en el supuesto de un elector participativo y otra cosa es estimar sobre la base de las tendencias la  manera como esas probabilidades se modifican por la acción directa del voto.

Hasta días pasados, las tendencias resultaban de las múltiples y variadas encuestas de opinión, cada una de las cuales, según la firma encuestadora que se tratara, consideraba para sus pronósticos ciertas variables. No obstante, todas las encuestas sólo reflejan valores relativos, nunca absolutos. Son relativos por que no incluyen en la metodología (salvo algunas excepciones) los datos relacionados con los votos blancos (candidatos/partidos no registrados), la opción de anular el voto voluntariamente y la opción de no acudir a la casilla (abstencionismo).

Cuando echamos un vistazo a la página del PREP del IFE notamos que este sí contempla absolutamente todos los casos, de ahí que las cifras que arroja son absolutas. Ello no significa que no pueda al final hacerse la correspondencia relativa. Es decir, mira la imagen de abajo (Cf. IFE Estadísticas PREP 2006):


Estos datos se corresponden con las elecciones presidenciales de 2006. En ese año la participación ciudadana resultó en un 58.55%, lo que deja al abstencionismo con un muy alto 41.45%. ¿Cómo veo que podrán acomodarse ahora los porcentajes absolutos en la presente elección? Eso lo dejo para la siguiente parte.
(Continuará)