¡SANTA SEMANA!
Días de Guardar
Expresión similar han venido por lo menos pensando más de un perredista recientemente.
Domingo de Palmas
En medio del paréntesis de la Semana Santa, montados en sus burros ideológicos y tribales, los candidatos a la presidencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) impartieron votos y bendiciones para su causa a diestra y siniestra. Esto sucedió hace apenas siete días.
Transcurrió el tiempo y las cuentas no han salido.
Entre dimes, diretes, vilipendios, señalamientos, acusaciones, sólo alcanzan a escucharse vituperios de los romanos, alaridos de los flagelantes y encruzados, lamentaciones de las dolorosas. Barrabases, Judas, ladrones, pontífices y peregrinos mendicantes han desfilado en el viacrucis de las elecciones internas de un partido más escandalosas de los tiempos recientes. Y no es que haya algo de particular con el PRD. También el PAN, Alianza, PRI, el Verde Ecologista, y hasta algunos sindicatos han puesto en evidencia los malos y sucios oficios que los caracterizan cuando de buscar el poder se trata, pero no puede negarse que a la luz de las elecciones presidenciales de 2006, cuando el mismo PRD se desgarró las vestiduras reclamando un fraude inexistente, acentuando irregularidades innegables y apelando a la legitimidad de la opinión masiva por sobre la legalidad, ahora se enfrenta como ningún otro partido al estercolero que lo sustenta.
¡Con qué cara podrán ahora alegar, exigir limpieza, claridad, orden, legalidad y sobre todo legitimidad!, cuando son ahora (como siempre, hay que apuntarlo entre paréntesis y aludiendo a dichos a Tiempo y Destiempo) precisamente los perredistas los expuestos ante la opinión pública. Craso error.
Sábado de Gloria
No, no todo es miel sobre ojuelas. No bastan la convicción y la voluntad para hacerse del poder. Eso ahora lo están corroborando las corrientes al interior del PRD. Y deberían poner sus barbas a remojar otros dentro y fuera, porque falta ver si tras la crucifixión de presuntos aspirantes a salvadores de la patria, luego de la incendiaria tendencia a la descalificación, no permanecen aún ciegos y necios en su afán por acceder a las delicias del Olimpo.
Lo experimentado los devela a muchos como lo que son: politicastros, no más. Pero también, pongámoslo entre corchetes, demuestra la existencia de algunas aves de raro plumaje: buitres, cuervos, palomas, gallitos, cisnes y garzas, que con grácil movimiento saben escapar de la baraunda de reconcomios para migrar hacia horizontes más cálidos. Simpatizantes, militantes y colados, oportunistas y devotos han hincado el diente, han dado a beber vinagre al pueblo y con cada puñalada lo desangran. ¿Cuándo entenderán que su descrédito y su inutilidad no son gratuitos, que se los han y están ganando a pulso? ¿Será que no les importa y una dieta legislativa, un fuero valen más que el más raquítico deseo de la gente: vivir en paz y prosperidad?
Domingo de Resurrección
En fin, la Semana Mayor ha llegado a su fin. No así el escándalo y sus secuelas. Con la vista puesta en el futuro, que el PRD y en general los políticos resuciten es algo que se antoja, si no imposible, sí poco probable. La cuesta levantada tras el choque de las placas tectónicas que hacen los sustratos del PRD no podrá retraerse ni retractarse. Y contra lo que puedan afirmar algunos, el asunto no compete solamente al partido en cuestión. El paréntesis ha sido suficientemente amplio como para abarcar y cimbrar a todos, es más a todas las instituciones políticas. La estructura está resquebrajada, y mientras los jalones de greñas están de a peso en nuestro barrio, aquí cerquita los grandes intereses tienen fija la mirada en nuestro "tesoro". De nada valdrán manifestaciones, movilizaciones, negociaciones, gritos y sombrerazos, en tanto un atado de bueyes siga jalando el arado en el sentido opuesto al necesario.
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