Una clase sobre valores

septiembre 08, 2013 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Era de la opinión... de que la letra con sangre entra, diría un profesor de cuando muy cerca mediados del siglo XX. De entonces a la fecha los métodos y procedimientos pedagógicos y didácticos han evolucionado, en buena medida a la par de la modernidad tecnológica y las exigencias adaptativas que esta conlleva.

El caso que retrata el vídeo incluido en esta entrega... ¡Ah, cómo me recordó algunas ocasiones que hice algo semejante como parte de mis clases! (ex alumnos recordarán) ¡Bien hecho y bien planificada la clase por la profesora!

Es común que se nos exija a los profesores servir de ejemplo y muchos procuramos, con todos nuestros defectos serlo de alguna manera constructiva. Pero muchas veces los mismos estudiantes y sus padres olvidan que ellos mismos pueden ser materia, objeto de ejemplo para enseñar lo positivo y lo negativo de nuestras conductas como seres humanos.

Lo interesante de este vídeo que ha dado la vuelta en las redes es que la profesora se limitó enfatizar el tema de los valores anclándolos en un hecho real, cercano y contundente. No lo convirtió ella misma en un efecto de bulling cibernético sino fue otra persona quien subió y diseminó el vídeo, ¿tal vez con intención de poner en entredicho el método didáctico de la profesora? Si así fue, erró, porque la mayoría de las personas sensatas aplaudirán el método y reprobarán la impertinencia, la "gracejada", una de tantas más que andan por las redes sociales.

Podría haber reaccionado yo mismo de otra manera, quizá poniéndome en los zapatos de la estudiante toda vez que cuando yo tenía 9 años la maestra me puso en evidencia ante el salón por causa de un malentendido, pero el caso es diferente. Entonces, yo pasé al frente a mostrarle mi tarea y la profesora profirió ante mi poca aplicación un "discreto" <<¡puta madre>> que luego yo, en casa, comenté inocentemente: <> pregunté a mi madre quien se atragantó la comida. Al día siguiente mis padres convocaron a junta con el director de la primaria y estuvo presente la profesora. Quedó en entredicho su honorabilidad y no encontró manera para explicar su desliz. De regreso al aula me expuso y el más cábula de los compañeros, el "matón" al que todos tenían miedo y consentido de la maestra (no era mal estudiante, lo reconozco) organizó que me lincharan en el recreo. Así, llegado el momento, un grupo de 50 estudiantes me persiguió por toda la escuela con ánimos de golpearme, de hacerme un "escarmiento". Me refugié en la papelería y librería de la escuela. Entonces conocí el miedo y esa experiencia definió buena parte de quién soy ahora en más de un sentido.

Lo que este vídeo retrata no es nada más la burda grosería y falta de respeto de la estudiante y de su compañero cómplice al retuitear el mensaje de la primera donde llama perra y puta a la profesora, sino que pone en evidencia la tergiversación de los valores. La culpa no la tienen las redes sociales que tienen políticas de funcionamiento y relativa apertura, que son solo medios al alcance de cualquiera. La culpa no la tienen los "escuincles" o "mocosos" en formación y desarrollo.

En todo caso la culpa la tenemos todos por no poner un justo medio en la permisividad o en la censura. Nos preocupamos demasiado de los contenidos en las redes, pero olvidamos que nosotros mismos somos ya ahora los creadores de dichos contenidos y quienes fijamos las tendencias de los mismos.

Era de la opinión... que la violencia no viene de fuera de nosotros, proviene de nosotros. Pues sigo siendo de esa opinión. Nosotros, cada cual, es el responsable de sus actos y no debemos olvidar que por cada derecho tenemos una equivalente obligación. No ofendas, para no ser ofendido. No expongas, para no ser expuesto. Respeta y serás respetado. Ama y serás amado.


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