Cuestión de tercios
Monosabios cumpliendo su labor levantan del albero a la torera herida y le llevan rumbo a la enfermería ante la mirada amenazante del cárdeno. |
EN ESTOS INDICIOS
METROPOLITANOS, he comentado en diversos momentos acerca del peso que
la percepción tiene en la opinión pública, en esa opinioncracia que hoy nos gobierna tristemente y no nada más eso,
sino se ha erigido incluso en algunas ocasiones en un ominoso tribunal donde
los necios ejercen de jueces y partes.
Este artículo breve
puede ser considerado un apunte al vuelo para señalar de nueva cuenta ese
odioso divorcio entre lo que creemos y lo que pasa en la realidad.
Cuando somos jóvenes,
listos para abrazar una vocación, la realidad nos da un frentazo, uno de los
primeros, cuando nos confronta con el hecho de que las cosas en lo laboral no
son como imaginamos o nos cuentan la escuela, el coach, nuestros padres o los medios de comunicación. Más pronto,
quizás antes o más tarde ocurre algo similar con las relaciones de pareja. Así,
en distintos rubros parecemos avanzar sobre un camino pavimentado de
frustraciones, mentiras, falsedades, lucubraciones, ilusiones vanas.
Y eso que aplica al
desarrollo personal de cada quien, a veces con más fortuna que otras, sucede
también a los gobiernos y a las sociedades en general.
Sin ir lejos,
pensemos en Naucalpan, Estado de México, centro de atención básico de estos Indicios
Metropolitanos sin ser el único tópico de interés para mí. Municipio de
vocación industrial y comercial que, aun habiendo seguido su llamado, no ha
atendido las vocaciones alternativas de mucha de su población, descuidando
asuntos como la cultura, por ejemplo, tema sobre el que hablaré en otro
momento.
Diariamente recibo
en los correos asociados a este blog alertas distintas acerca de temas
relacionados con Naucalpan.
Te habrás dado
cuenta, estimado lector, que es raro que yo publique nota roja o que acaso me
atreva a hacer análisis al respecto de lo contenido en las noticias policiacas,
unas más sensacionalistas que otras. Esto es por dos razones: primero, porque
creo que es poco lo que puedo aportar sobre ello por no ser experto en la
materia, pero también porque me parecería un abuso caer en la insistencia que
ya otros hacen bien o mal, a veces con obsesión, echando sal en la herida como
si lo disfrutaran. Además, desde la definición misma de lo que es este blog en
tanto “Revista unipersonal sobre temas de actualidad, comunicación y humanidades”,
aun siendo un asunto muy humano, hacerlo desviaría el espíritu que fundamenta
su esencia en tanto medio.
Por eso, este artículo
solo anotará unos, eso, indicios. Ni siquiera pruebas, evidencias, o datos
estadísticos capaces de revelar más que lo que da pie para la especulación.
Decía que
diariamente recibo alertas distintas acerca de temas varios sobre Naucalpan. La
nota roja está entre ellos y es de destacar que, solo un día como hoy, 3 de
mayo de 2017, dos tercios de las noticias se refirieron a hechos policiacos
ocurridos durante el puente largo del fin de semana, asaltos en su mayoría. En
cambio, un tercio de las alertas se referían a ofertas laborales, en su mayoría
para adultos no mayores de 35 años.
Para quien no sabe “leer”,
esos “datos” podrían resultar alarmantes. Seguro un nutriente más, delicioso,
para engordar esa percepción que permite a la opinioncracia cebarse sobre los logros y los fracasos, en este
caso, del gobierno municipal de Naucalpan encabezado por el alcalde Edgar
Olvera. Pero, sería solo eso, percepción.
Muchos han sido los
estudios, unos más sesudos y serios que otros, encuestas también, que han
planteado la desproporción entre la cifra de desempleados, en especial jóvenes
o adultos jóvenes y las cifras en aparente aumento de los delitos, no nada más
en Naucalpan, sino en el país. Parecería que nos regodeáramos lacerándonos la
conciencia con el silicio de la vergüenza de haber elegido gobiernos y
autoridades ineptas e incapaces —al menos a nuestros ojos de víctimas de la
circunstancia, cuando no cómplices victimarios.
Mientras el
presidente de la república, Enrique Peña Nieto, ajusta sus cifras sobre el
desempleo para hacerlas, en lo que cabe, más realistas, los candidatos al
gobierno del Estado de México incurren en los mismos errores de siempre al
prometer lo que viene a la mente de ellos y de su equipo de asesores. Al fin,
prometer no envilece, dar es lo que aniquila mientras duren las campañas
electorales. Total, ¡qué tanto es tantititito!
Josefina Vázquez
Mota reculó en ese mismo periodo de las alertas que comento cuando, tras el
debate, hubo de someter a telefónico sondeo de opinión su promesa de generar 1
millón de empleos.
Y es que las cifras
visten, aunque no siempre visten de la mejor manera. También en ello, los estadísticos
y los mercadólogos de la política se han hecho a la idea de que el maquillaje
de los porcentajes puede ser una buena manera de inclinar la balanza hacia tal
o cual candidato. Al fin y al cabo, el grueso del pueblo, piensan —y no sin razón—
no guarda memoria y también incurre en la misma torpe ingenuidad, la misma
mezquina dependencia.
Desde antes del
debate, y como dije aquí mismo, quedó claro que la contienda por el Estado de México
quedará dirimida entre dos candidatos. Ahora es cosa de ver cómo los partidos
políticos acomodan a sus caballos en las infografías y las encuestas hechas a
modo, pues mientras unos cantan en la lotería a Del Mazo como puntal de la
esperpéntica coalición PRI-Verde-Nueva Alianza, otros hacen lo propio con “Chepina”
y ni qué decir de Teresa Castell, la candidata independiente; o la morenista
Delfina Gómez, de la que puede decirse que es todo menos una “Juanita” más en
las filas tras AMLO. Por contraste, mientras, aquel infame “Juanito” original colorea
hoy las pantallas televisivas en calidad de patiño de ese otro esbirro conocido
como el “Abogado del Pueblo”, Christian Sánchez, dentro del contenido del furris
reality show de TVAzteca Enamorándonos
y del que solo rescataría yo a dos o tres bellezas.
En fin, que en el
coso de la democracia el primer tercio ha pasado y va siendo hora de que salgan
al ruedo los monosabios para hacer las delicias y la entretención de los
aficionados. Aquel que consiga saltar el burel de la verdad con más gracia sin
recibir cornada grave o mortal, podrá llamarse a cortar oreja junto al valiente
de la tarde. Por ahora, todos están en la fila, alternando posiciones,
aguantando, cansando los ímpetus de la bestia popular. Es probable que, ya en
el último tercio y para el 4 de junio el juez de plaza se incline más por
agitar el pañuelo del fastidio y nombrar triunfador al menos malo entre los
malos.
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