El Coco de los políticos mexicanos


Sin ánimo de generar más ruido en torno a las elecciones intermedias que se celebrarán en México el próximo 5 de julio, sobre todo ahora que está en boca de todos la polémica en torno al VOTO NULO y el VOTO BLANCO; y más bien con la finalidad de orientar a la opinión pública, vaya al ciberespacio la siguiente información.
Diferencia entre Abstención, Voto nulo y Voto blanco
Votar es estrictamente un derecho y no, como algunos quieren que se crea, una obligación; puede verse como tal si y sólo sí desde el punto de vista social y moral. En cuanto derecho puede ejercerse o no a voluntad del ciudadano en mayoría de edad como individuo. Además de la obvia participación directa con el sufragio directo, en todo comicio organizado para efecto de elección de representantes, gobernantes, sondeo de opinión o cotejo de preferencias, tres son formas legítimas de participación democrática y todas arrojan información sobre el grado de composición o descomposición de un sistema político.
Abstención, cualquiera que sea la causa: desidia, flojera, fastidio o rebeldía es una de tres:
  1. Avalar por omisión.
  2. Decir a los políticos elegidos aún a pesar de la ausencia de uno ante la urna que se está conforme con quien resulte ganador, que no importa quién gane, aun cuando el argumento sea "todos son la misma vasca".
  3. Implica dejadez a modo de reacción, falta de interés en el proceso democrático. No cabe, salvo en situaciones de causa mayor, el pretexto de "no tuve tiempo de asistir a ejercer mi derecho".
Anular puede ser:
  1. Resultado de un error, una torpeza involuntaria al momento de registrar el propio voto (invadir o pasarse del espacio destinado a un partido o candidato, marcar más de de un espacio por indecisión o confusión). Pero cuenta.
  2. Una acción intencional, pensada, meditada, incluso dolosa en el afán de presionar, de provocar un cambio del estado de las cosas, del sistema político, de las formas de la democracia imperante. Para esto la acción debe ser evidente: cruzar o tachonar toda la boleta electoral sin afectarla en su integridad física, pues romperla, rasgarla, arrugarla cae e la categoría de delito electoral con una sanción de varios salarios mínimos.
Voto blanco es una forma de voto válido adicional al que comúnmente se practica para señalar a un candidato o partido seleccionado. Se refiere a la opción dada de un espacio sin logotipo de partido ni nombre de candidato y que se incluye en las boletas a efecto de que los votantes puedan anotar el nombre de un partido o candidato no registrado. Pensado originalmente para validar las candidaturas independientes, en las legislaturas como la mexicana donde no están permitidas las candidaturas de este tipo aun yendo en contra de la garantía individual consagrada en la Constitución del derecho a votar y ser votado, esta forma de voto válido sólo es tomado como dato estadístico vago y que se presta para suspicacias.
El Coco de los políticos
Estas tres formas de votación hoy, en México, han tomado carácter de coco, poniendo en alerta a los políticos. ¿Por qué? Porque pueden incidir de manera determinante en la composición del sistema de partidos y por lo tanto en las ventajas que este trae a las organizaciones políticas tal como ahora se definen y su consecuente registro institucional. Considérese lo siguiente:
20 % DE LOS VOTOS NULOS HACEN NULA LA CASILLA. 20 % DE LAS CASILLAS NULAS HACEN NULO EL DISTRITO. 20 % DE LOS DISTRITOS NULOS HACEN NULA LA ELECCIÓN.
La siguiente es la fórmula que emplean los partidos políticos para obtener el porcentaje de votación conseguido y poder conservar el registro ante el Instituto Federal Electoral (IFE) y por lo tanto gozar de la partida presupuestal correspondiente para funcionar (mucho dinero):
VOTOS RECIBIDOS POR DETERMINADO PARTIDO
DIVIDIDO ENTRE
VOTOS EMITIDOS EN LAS URNAS (LOS VOTOS EN LAS URNAS SON TODOS LOS VOTOS VÁLIDOS + VOTOS NULOS).
Para obtener y/o conservar un partido su registro ante el IFE, el mínimo necesario es 2.0%. Por lo tanto, si aumenta el universo de votos contenidos en la urna, el porcentaje a favor de ese partido disminuirá. Por lo que si un ciudadano no comulga con ninguna de las propuestas o candidatos, una opción para contrarrestar el natural voto "duro" que implican los simpatizantes, militantes y adherentes de un partido o candidato es que, en lugar de propiciar mayor abstención, haya mayor anulación de votos o mayor cantidad de votos blancos. Si se toma en cuenta que comúnmente en las elecciones intermedias el abstencionismo se mide en alrededor del 60%, ¿qué ocurriría si la participación fuera mayor al 80% y dentro de este porcentaje alrededor del 20% fuera de votos nulos? Con este esquema hipotético e incompleto, suponiendo que todos los partidos en México (9) tuvieran proporcionalmente la misma cantidad de votos resultaría: 9/80 = 0.1125 = 11.25%; entonces, ¡ninguno conseguiría registro! ¿Quién representaría a la ciudadanía (en caso de los diputados locales)? ¿Quién gobernaría (en los casos de ediles y gobernadores)?
La idea es promover el voto, la participación ciudadana y activa en la defensa de los derechos individuales. Vota, como quieras, pero vota. La decisión se demuestra sufragando.

5 DE JULIO, ¡ZAPATO?

He venido escuchando y leyendo a diestra y siniestra definiciones que van y vienen sobre el voto nulo y el voto blanco. Sin olvidar que en estos espacios de Indicios Magazín-e fue publicado el texto que parece haber detonado la bomba que ahora tiene temblando a los políticos mexicanos, una cosa me queda clara: el Paréntesis se abrió y no tiene para cuándo cerrarse.
De entre todas las opiniones quiero destacar las vertidas en más de una ocasión por Jacobo Zabludovsky tanto en su programa radiofónico De Una a Tres que transmite Grupo Radio Centro por sus frecuencias 690 de AM y 88.1 FM, como en su columna Bucareli que publica el Diario mexicano El Universal, donde esta columna Paréntesis vio y dejó de ver la luz hace ya varios años, como destaqué en el artículo que le dio vida en esta su versión en línea.
Don Jacobo, independientemente de mi admiración por él, es de los pocos que tienen claro el significado y el valor legal, moral y humano de las opciones de voto denominadas VOTO NULO y VOTO BLANCO. Acaso le ha faltado precisar algunos detalles para orientar mejor a su vasta audiencia. Para ayudarle, Indicios Magazín-e le ha hecho llegar una colaboración mínima extraída de nuestra sección Tiempo y Destiempo que también invitamos a nuestros lectores a revisar detenidamente con la idea de aprender a votar de manera efectiva.
Al margen de estas notas y para ampliar un poco el Paréntesis valga decir que se avizora en el futuro cercano un SEÑOR ZAPATO que calzará a la democracia mexicana y hará que la zapatilla de La Cenicienta se vea más que deslustrada en los pies de los partidos y candidatos actuales.
Más allá de su uso conceptual en el juego de Dominó para referir una derrota contundente y absoluta de los contrarios, la idea del "zapato democratizador" viene bien en estos momentos cuando buena parte de la población mexicana no se siente justamente representada por sus políticos. Cuando los mexicanos estamos cantando amenazadoramente aquello de "la chancla que yo tiro...". Pero está visto que en el país de los chancludos el rey, además de tuerto, usa zancos de media zuela.
Aquí y allá el electorado mexicano ha decidido ponerse coturnos y corear al unísono, acallando las voces discordantes de los que, esperando sorprender con sus desesperados argumentos, ya afirman en una larga lista que el voto nulo (que confunden con el blanco) es una jalada (dicho sin albur), un parásito, un sufragio tirado a la basura, abstención activa, la razón que ahogará las alternativas minoritarias, una moda, un movimiento de orígenes turbios e intereses creados, una amenaza a la democracia, una manera de sancionar, o simplemente algo inútil, cuando en realidad no es nada de eso. Si es inútil, lo es sólo y sólo si en la medida de las limitaciones que el código de procedimientos establece, porque a ojos de la ley no lo es.
Lo importante es votar, asistir a la casilla y decir "aquí estoy y esto elijo". Que un candidato firme ante notario, como propuso el empresario Alejandro Martí para forzar un compromiso de compra-venta de sufragio, no obliga al político a nada, aunque se constituya alrededor suyo un "observatorio ciudadano". Con todo lo respetable que es la propuesta del señor Martí, no deja de ser ingenua, pasto para populistas y oportunistas, y trasnochada. No olvidemos que el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto ya usó y fue el primero en usar ese recurso, si bien el sentido y el trasfondo fueron distintos. La propuesta tiene buena intención, eso ni dudarlo, pero es perfectible.
La democracia no la hacen los partidos, dicho sea entre Paréntesis, como tampoco la hacen los institutos electorales, ni los medios de comunicación o los políticos. La democracia la hace la sociedad, usted, yo, todos, independientemente de inclinaciones, afectos o fobias. Así, más nos vale un trapazo a tiempo y no un choclo agujerado a destiempo.

PIENSA TU VOTO. Aprendiendo a votar

Votar es una acción que se nos antoja sencilla, y lo es cuando se la mira superficialmente: basta hacer fila en una casilla electoral, cruzar una opción en una o varias boletas y, tan tan, eso es todo.
Pero si lo que uno quiere es que su voto sea efectivo es necesario tomar en cuenta algunas consideraciones que generalmente no se nos enseña ni en la escuela, ni nos informan los medios de comunicación.

Hoy que en México está tan llevada y traída la discusión en torno al voto blanco y el voto nulo, se impone por salud de la democracia mexicana hacer ciertas precisiones.
Para que,
por parte de los escrutadores que conforman la Mesa Directiva de toda casilla, un voto sea considerado VOTO VÁLIDO (o comprometido o diferenciado, como algunos han denominado), el elector DEBE REGISTRAR SU VOTO SOLAMENTE COMO SE MUESTRA EN LA ILUSTRACIÓN. Cualquiera de las variantes mostradas se cuentan como voto válido.

En cambio, si el elector no sigue los lineamientos anteriores y al momento de registrar su voto cae en uno de los siguientes ejemplos, los escrutadores consideran tal voto nulo. Estos ejemplos, que pueden tener como origen el error de parte del individuo que emite su voto, pueden ser hechos también con todo propósito.
Esto último lo menciono porque, quienes se han dedicado recientemente a promover que la gente vote, pero que vote nulo no están haciendo de manera correcta la distinción de los modos de anulación y la manera como se relacionan estos con la aparente intencionalidad detrás de ello.

Para el caso de las boletas que incluyen candidaturas comunes entre partidos, pero los partidos fueron registrados en las mismas individualmente con su propio recuadro y no en un diseño conjunto representando la coalición, también existe una manera de identificar el voto nulo y el voto válido. Es el caso que se muestra en la tercera ilustración.
Debe considerarse, que estos ejemplos no tienen nada que ver con la otra opción denominada VOTO BLANCO. Generalmente, pero no siempre, dependiendo del número de partidos registrados y espacios o recuadros en la boleta, puede o debe existir un recuadro en blanco. Este recuadro da la posibilidad al elector de anotar en el espacio el nombre de un partido o candidato no registrado y/o cruzarlo como en los otros casos. Este NO ES UN VOTO NULO siempre y cuando no caiga en una de las muestras de la segunda ilustración.
Es importante destacar que TODAS LAS FORMAS DE VOTACIÓN CUENTAN. El hecho de que nuestras legislaciones federal y locales no tengan normas de procedimientos que determinen qué hacer con los votos nulos y blancos, en caso de ser su número superior al de los partidos o candidatos registrados y votados, no obsta para que conste este hecho. TODAS LAS FORMAS DE VOTACIÓN CUENTAN, y para muestra basta constatar que entre los muchos documentos que deben llenar y firmar los funcionarios de casilla, entre actas y reportes están aquellos en los que se asientan TODOS los resultados.
Si las formas de votación que hoy se discuten NULO Y BLANCO sólo tienen valor estadístico, no por ello pierden su carácter de opción válida y legal. Es tarea de legisladores y juzgadores interpretar y definir el significado de tales datos para el mejoramiento de nuestra incipiente democracia. Las encuestas recientes arrojan que hay la posibilidad de que el voto nulo o blanco (aún confundidos por los mismos encuestadores) alcance porcentajes nunca vistos de entre el 15 y el 18% de la votación en las próximas elecciones intermedias a celebrarse el 5 de julio de 2009. De ser así o aún superior, la tercera fuerza electoral que hasta ahora ha sido el Partido de la Revolución Democrática (PRD) bajaría en las preferencias. Y aun cuando no fuera así, el solo dato debería ser leído en principio como la señal de un electorado que no se siente debidamente representado por ninguna de los partidos existentes. No se trata de indecisos o solo de ciudadanos descontentos. Sino sería la evidencia de que o el sistema de partidos actual está rebasado y caduco, o el cambio cívico en la población está gestando un nuevo nicho que requiere atención más dedicada y moderna. En el supuesto de que rebasara esta tendencia a todos, el indicio significaría algo más: el estado debería ser reformado desde la raíz y con la mayor prontitud posible.
Votemos, como queramos, por quien queramos, pero ejerzamos ese derecho (que no obligación, como algunos quieren hacernos creer falsamente).
Pensar el voto, es aprender a elegir y configurar el tipo de democracia que nos queremos dar.