Entre edades

"¿Has venido a despedirme?",
dice conmovida la niña a su osito de felpa,
ya dispuesta a encaminarse hacia lontananza.
"Al contrario", responde él,
"he venido a saludar a la mujer
que hoy hace en ti la transformación anhelada.
Vengo a que me abraces y beses
con el fuego de tus nuevos labios. Vengo
a decir adiós al acompañante,
para que me tomes como amante.
Realiza en mí la primera fantasía
de un príncipe encantado.
Llévame ya no en tu equipaje,
sino adherido a tu corazón salvaje".



Entre las metáforas más fuertes que puede experimentar un ser humano están aquellas resultantes de los ritos y ceremonias de transición y crecimiento. Todas las culturas las incluyen como parte de la explicación y determinación de las etapas y edades de las personas que componen a un grupo social. Los ritos son muy diversos y la modernidad los ha modificado por lo general en la superficie, pero no en el fondo. En realidad, aun cuando pueden ser más o menos sofisticados, estos ritos forman parte de los esfuerzos y los propósitos de toda cultura para educar a sus participantes en los temas fundamentales para la vida y la sobrevivencia tanto de los individuos como de los grupos en general. Y parte componente e importante de estos ritos transicionales es el relato, oral, escrito y/o visual que los hace asequibles, digeribles.
El paso de la edad adolescente a la adultez puede ser muy traumático para algunos individuos, más quizá para otros. Es un momento cuando se ponen a prueba ciertas habilidades adaptativas al entorno natural y social, y de ahí que algunos relatos y metáforas que encontramos en mitos, leyendas, cuentos alusivos al tema, parezcan crueles en principio. El comienzo de la separación y el desapego del grupo familiar no es una tarea sencilla. Para los varones, demostrar que se cuenta con la valentía suficiente para enfrentar los retos que la vida adulta suponen puede resultar una prueba emocionalmente devastadora. Para las mujeres, saberse exhibidas, presentadas a la sociedad como la potencial madre de las nuevas generaciones, la potencial y respetable educadora de las mismas, la futura administradora de las riquezas que ha de proveer el hombre como parte de las expectativas del grupo, no es tampoco una situación siempre agradable.
Tanto en ellos como en ellas, el paso de una edad a otra implica riesgos, aprendizaje, retos. Ellas y ellas requieren disposición de ánimo y comprensión de que el rito es más que un simple juego o el simulacro de lo que podrían ser mañana, es, más bien, la manera de constatar lo que pueden llegar a ser a partir de la culminación del mismo rito. Son más que ritos de iniciación.
Traigo a mi memoria los probables ritos de paso que pude experimentar en mi muy trastocada cultura occidental, y los que recuerdo no son comparables en intensidad y profundidad didáctica con los de otras culturas u otros de mis congéneres. ¡Qué bueno! ¡Qué malo!: El primer trago, durante la primera salida nocturna en compañía de mis padres a la edad de 14 años. A esa misma edad, el primer trabajo, la primera responsabilidad, como vigilante o "baby siter" en un camión escolar para el transporte de párvulos. No más.
En occidente, estos ritos de paso continúan la tradición pero de manera más puntual y sostenida, aun con todos los cambios que implica la modernidad, para el caso de las mujeres. Pero por lo que los varones implica, se han visto desdibujados, máxime luego del despertar del feminismo. Tal vez eso explica en parte el marasmo en que se encuentran hoy ellos ante los intercambios de roles y la ampliación de miras de las mujeres. Quizá sería conveniente replantear culturalmente los ritos de paso, desde la escuela y la casa, para afianzar, estimular y redefinir los roles que las sociedades actuales esperan que cumplan sus miembros en la actualidad.

DE TRES EN TRES

Tema Primero.
Pongamos un momento entre Paréntesis los lemas electorales que están empleando los candidatos principales al gobierno del Estado de México y tratemos de hacer un esfuerzo por comprender lo que ocultan o reflejan de cada cual.
Luis Felipe Bravo Mena (PAN): "Ya es justo. Bravo Mena"... ¿qué? ¿Que el PAN llegue al poder en el Estado de México? O el candidato no era justo y ahora ya lo es y por lo mismo sus apellidos sirven para vitorearle. Los juegos interpretativos son muy abiertos en torno a este lema, y en la mayoría, no favorecen al candidato ni al partido.
Alejandro Encinas (Coalición PRD-PT-Convergencia "Unidos podemos más"): "Encinas Puede Más"... ¿qué y que quién? ¿Robar, mandar, hacer, correr, acarrear? ¿Cuál es el verbo, la acción para la que tiene mayor potencial el candidato? Tal vez haya que ponerlos a correr un maratón o cargar bultos o aguantar la respiración bajo el agua o beber jarras de pulque para ver quién y qué en realidad puede más.
Eruviel Ávila Villegas (Coalición PRI-PVEM): "Piensa en grande"... Nada más que recuerde que la ambición rompe el calzón y que prometer no envilece, cumplir es lo que engrandece. Y para los seguidores, militantes y simpatizantes, también es oportuno recordar que expectativas demasiado elevadas terminan por tumbar los ídolos de sus pedestales.
Tema Segundo
También entre Paréntesis la prueba ENLACE y el fardo que empieza a significar para el país el gordísimo corporativismo sindicalista, en especial el del Sindicato Nacional de Trabajadores para la Educación (SNTE) lidereado por Elba Esther Gordillo.

Si bien el SNTE por una parte se ha coordinado (cuando no coludido) desde hace ya un buen rato con distintos gobiernos municipales, estatales y federales para "promover mejoras a la educación", lo cierto es que exámenes más o menos, planes de carrera allá o acá, la educación en México sigue siendo un serio problema, ya ni siquiera o nada más conflicto de intereses. Continúa actuándose, tanto en el ámbito público como en el privado, aplicando la política clientelar, pero una de tal factura que ya ni teniendo todos los recursos se asegura la calidad del conocimiento y sus aplicaciones. Los índices de reprobación tanto de profesores como de estudiantes preocupan mucho y se reflejan entre otras cosas en el divorcio escuela-realidad cada vez más grosero y esto tanto en los niveles de profesionalismo de profesores, como de los estudiantes y las expectativas de las familias mexicanas.
¿Cuándo entenderemos que la educación, si bien es importantísima, no es la panacea; y que no es midiendo hasta la saciedad decimal todo y por todo como mejoraremos lo esencial?
Criticamos a los Estados Unidos de Norteamérica por promover un American Way of Life y un "Sueño americano" que es más una falacia que una verdad indubitable, pero aquí hemos hecho lo propio al "vender" ideas tan nocivas como ingenuas: "la Revolución le hizo justicia", "estudia para que seas alguien en la vida", "leer no cuesta nada", "el conocimiento es poder", entre otras. Nadie dice que no conlleven algo de verdad, pero para que su sentido positivo sea realizable no basta con la voluntad de decisión de un presidente, un padre de familia o el ceñimiento de los particulares dedicados al negocio de la educación a normas y programas educativos alejados de las necesidades del país mareado entre los rumores de la moda y las aspiraciones chabacanas de una clase media más desdibujada que paisaje entre neblina.
La educación en México, separada de políticas laborales y de seguridad en general lo único que está produciendo es un conjunto de generaciones de egresados o medio egresados que cuando mejor les va llevan en el bolsillo la frustración de sus sueños, el trauma de verse en la obligación de sobrevivir a como dé lugar, incluso emigrando de sus lugares de origen. Ya nadie educa realmente. No hay campesinos que capaciten para generar los productos elementales del sostenimiento de la sociedad. No hay agrónomos que eduquen a los campesinos restantes para no renegar de la tierra improductiva y en cambio introducirlos en las más modernas técnicas de riego, sembradío y cosecha. No hay científicos, financieros con lo necesario para soportar el desarrollo ya no solo del campo sino de las ciudades algunas, como el Distrito Federal, siempre al vilo, con la espada de Damocles a punto del colapso.
Si todavía hasta los años 80 lo preocupante era la "fuga de cerebros", hoy ya no importa si se fugan o no los cerebros, sino que cerebros y cuerpos de toda índole de capacidades y habilidades huyen a donde sea y como sea en busca de una vida por lo menos decorosa y soportable. Y es ahí , dicho sea entre Paréntesis, donde el narcotráfico y el conjunto de formas del crimen organizado ha venido haciendo su agosto, reclutando desde infantes hasta ancianos en la cadena de producción y distribución de estupefacientes, trata de personas y otras linduras deleznables.

Lloramos miles de muertos por una guerra que se antoja absurda dentro de su necesidad. Tendemos a acusar con dedo flamígero a las autoridades encargadas del orden y la seguridad, pero olvidamos que ellas sólo son uno o dos engranes en el más complejo sistema social al que pertenecemos. La dispersión y podredumbre del tejido social no comienza en la calle sino en la casa, primero, y en segundo lugar en el aula y el patio escolares, desde ahí su influencia se extiende a la academia, la ciencia, la política, el gobierno, la empresa, en una larga y ominosa cadena de enlaces.
Tema Tercero
Y para cerrar el Paréntesis, qué les parece que abordemos las reformas pendientes y con las que hacen malabares nuestros legisladores más interesados en su circo electoral... No, creo que eso lo abriría más y más y más. Mejor lo dejo igual de pendiente.

LAS BARBAS DE ERUVIEL

Desde la anterior publicación no me había sentido con motivos suficientes para impulsar, catapultar esta "nueva" columna de Indicios Magazín-e. Y no es que faltasen temas, en la Zona Metropolitana más grande del país si algo sobra es justamente la variedad de tópicos sociales, políticos, económicos, y un largo etcétera. Quizá lo que tenía seca la pluma era la calidad del papel secante, demasiado absorbente para mi gusto.
Ahora, en cambio, cuando han dado comienzo las elecciones a gobernador del Estado de México, la tinta fluye más ligera al calor de los tiempos, aunque también seca más rápido y hay que estar remojando la punta más seguido.
Entre las ideas pendientes estaba la de definir este espacio. Ya está, será una columna por lo pronto, con aspiraciones a edificio. Algunos de los albañiles entrevistados para la construcción de la obra negra se han visto un poco retrasados en la tarea, pero seguramente, en cuanto pasen los efluvios de la Santa Cruz (que ya duraron un friego), estarán de vuelta para, con ahínco y enjundia, comprometerse a lecharear estos muros para una prístina comunicación.

Por lo pronto, y en lo que se van remojando los adobes electorales, tras brindar con un buen pulque con los maestros que edifican nuestro futuro con libros como tabiques de porosa conciencia y flaca memoria, traigo a colación la primera entrega de muchas más cuya intención es provocar, en el lector inmediato, el mediato y el colado, la reflexión, tal vez alguna sonrisa, una lágrima que caiga en la arena y cimbre la casa desde y por la que somos ni más ni menos que esto.
El ex gobernador interino del Estado de México, César Camacho, durante un reciente encuentro con connotados ciudadanos simpatizantes y militantes priyístas apoyadores del actual candidato Eruviel Ávila Villegas, en una impecable intervención oratoria de las que acostumbra, entre otras cosas dijo:
[...]los otros que generaron una gran expectativa y causaron la más grande decepción; los primeros que presumen ser demócratas y finalmente les gana su autoritarismo; los segundos, que se han achicado frente a los desafíos.
Tras su derrota de hace casi 20 años, ahora regresan a tratar de gobernar una entidad que apenas conocen y una población de la que ignoran prácticamente todo. No conocen San Juanico en Tlalnepantla o La Colmena en Villa Nicolás Romero; si despertaran en Chiconautla en Ecatepec o en Dos Ríos en Huixquilucan no sabrían cómo volver a su casa.

Les consta a los mexiquenses y a los mexicanos que pidiendo la solidaridad de la sociedad acabaron por darle la espalda a la misma. Sufrieron para encontrar candidatos; uno, sujeto a los caprichos de un necio con ínfulas de caudillo, otro que con grisura busca tender un manto que oculte la ineficacia y corrupción de su gobierno.
Los mexiquenses, sensibles y enterados, se van a dar cuenta que mientras los otros preparan una batalla, nosotros nos alistamos para una elección; en tanto que ellos buscan cómplices, nosotros tenemos aliados; mientras ellos suman rencores, nosotros avivamos la esperanza.
Ellos quieren el poder para servirse, nosotros procuramos oportunidades para la gente; quieren apostarle a la desmemoria, nosotros apelamos a la conciencia colectiva; promueven la democracia ingobernable, nosotros queremos la gobernabilidad democrática...
[... E]n la política como en la vida, la victoria no es producto de la casualidad, sólo la merecen quienes se empeñan en alcanzarla y le dan sentido sirviendo a los demás [...]
Hemos querido introducir en este México nuestro la democracia, vistiéndola con el traje de meritocracia. Pero he aquí que, como en el cuento del rey necio, ese es un traje que sólo puede estar hecho a la medida del justo; y, como se elabora con la tela invisible de la prudencia, quizá deberían los aspirantes a reyezuelos calzarse por lo menos los zapatos de la humildad, no vaya a ser que las piedras del camino les lastimen sus delicados pies.
Pues hay muchos que han servido a la ciudadanía montados con orgullo sobre la silla ecuestre de la banalidad, y los ha habido que lo han hecho andando descalzos entre los surcos del campo, y aún así la victoria no les alcanza ni para un duro.
Y es que eso de merecer es cosa ardua, ya lo enseña la parábola de los talentos; y no siempre del agrado del que, creyendo merecer más consigue menos y, viceversa, de quien sabiéndose indigno se sorprende de la recompensa meritoria y acomodado en las poltronas de la circunstancia y la oportunidad olvida el refrán que apunta: "cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar".
Dicha la fábula, sólo cabe esperar la respuesta del electorado para conocer cuál, de entre los candidatos más posicionados, es el Ceniciento al que le calzará el zapato del Estado de México, y cuáles quedarán como frustrados hermanastros.