Alrededor de la Fe

En fecha reciente leí en cierto periódico un anuncio-invitación a la conferencia “El gran acontecimiento guadalupano” a ser impartida por el P. Canónigo Dr.  Eduardo Chávez Sánchez. La invitación en sí no tiene nada de particular, excepto por una afirmación que, por decir lo menos, me parece escandalosa por ofensiva en su ignorante soberbia.
A la letra, tras explicar sucintamente en escasas tres líneas la importancia de la aparición mariana y considerar que “ahí está comprendido tanto el pasado como el futuro de México y de toda la humanidad”, termina apuntando la siguiente falacia: “Es por eso que el nombre de Guadalupe significa el Ombligo de la Humanidad”.
Mi intención con esta misiva no es entrar en un debate académico. No es el medio para ello. En todo caso es hacer un señalamiento, conminando a los lectores, creyentes o no, a la precisión.
Seguro más de uno ha leído o por lo menos escuchado aquella máxima atribuida a Carlos Marx: “La religión es el opio de los pueblos”. Ideologías y credos aparte, es una máxima que encierra una gran verdad, pues no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y desafortunadamente aquí y en China las religiones nos dan aún más que motivos para equilibrar nuestro ser, pretextos para no ser (filosóficamente hablando).
Virgen de Guadalupe,
Extremadura, España
La precisión que se impone es esta: el nombre Guadalupe no significa y jamás ha significado como apunta el texto citado “el Ombligo de la Humanidad”. Es un vocablo de origen indoeuropeo, más exactamente árabe-latín que combina las palabras “Guada” y “Lupe”, que significan respectivamente “Río o Corriente de Agua” y “Lobos”. Así, recurriendo estrictamente a la etimología, Guadalupe, contra lo que se quiera creer, significa “Río de Lobos” del mismo modo que Guadalquivir significa “Río de piedras o pedregoso”. El nombre dado a la virgen, entonces, y seguro el canónigo conferencista lo aclarará en su momento, tiene una raigambre profundamente hispana y no, como muchos quieren, insisto, creer, nahua o mexica.
Ahora bien, del nombre y sus denotaciones a las connotaciones que cualquiera puede dar a las palabras por el libre albedrío al momento de interpretarlas es donde y cuando vienen los problemas.
Todos podemos interpretar con entera libertad las palabras, y darles un determinado significado en función de lo que representan o proyectan. Así, el nombre de Guadalupe, aun cuando no significa denotativamente lo apuntado, connotativamente, en tanto representación de un credo particular y sus alcances y proyecciones puede ser comprendido como epicentro y motivo de dicho credo. Pero, de ahí a considerarlo el “Ombligo de la Humanidad” ya hay mucha distancia conceptual que raya en la soberbia, pues cada religión e ideología en el mundo puede alegar ser lo mismo.
Virgen de Guadalupe, México
Dos cosas han dado al traste actualmente con muchas religiones (y no nada más) desde un punto de vista sociológico y mercadológico: la soberbia clientelar y el ninguneo intolerante. Ejemplo: en muchas empresas se da como día de asueto el 12 de diciembre, cuando se celebra a la Virgen de Guadalupe, pero el Día de la Madre, sólo se da medio día, si es que se da. O sea, en la óptica de un catolicismo guadalupano recalcitrante se da la óptica miope de pensar que todos, por el hecho de ser mexicanos o vivir en México, somos guadalupanos, cuando en realidad eso no es cierto, como sí lo es por contrario que todos tenemos madre.
Con este texto no he pretendido hacer una diatriba de ningún credo específico. Solamente llamar la atención a los creyentes y a los que no lo son que lo peor que puede hacer cualquier persona es creer a ciegas, con ignorancia supina, en lo que sea. Porque se puede creer a ciegas lo mismo en un santo que en un político, en una pareja que en un amigo. Si bien la fe parece opuesta a la razón, en realidad ambas se complementan; o deberían. El conocimiento cabal y amplio, alejado de prejuicios, suposiciones, falacias, sobre lo que es objeto de la fe de cada cual es lo que nos puede hacer más próximos a lo divino. No se trata de no creer, sino de creer razonablemente; dando oportunidad y beneficio a la duda. Algo además aplicable a todos los órdenes de la vida.
Si yo me creo el centro del universo, pobrecito de mí el día que confirme que también yo recorro una órbita alrededor de algo más que es ni mejor, ni peor, ni mayor ni menor que yo; sencillamente alrededor de algo más.


PEINANDO GANAS

Va un individuo caminando por ahí, por cualquier calle y de pronto cae en un bache. Va otro individuo trotando por ahí, por cualquier parque y de pronto es asaltado por una duda. Allá y acullá deambulan aspiraciones con apariencia de personas; taconean torneadas piernas en busca de un camino que las lleve a un asiento donde puedan descansar de tanto andar, donde puedan recibir el masaje de la comprensión y de la tolerancia.

En la ciudad como en los sueños, los personajes y las naciones palpitan. Uno va construyéndolos entre paréntesis, como quien amorosamente imagina repúblicas donde los Sócrates y los Platones dialogan con la sensatez del viento. Jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, putas y beatas más pronto que tarde apoyan el pie sobre la huella que dejaron otros, ¿para qué?



En México, en estos como en todos los tiempos, la continuidad es una asignatura pendiente. Los caminos que han seguido gobernantes y ciudadanos están repletos de meandros, zigzaguean entre esperanzas, peligros, presunciones, raigambres. Es necesario esquivar el ninguneo y la intolerancia si se quiere ser alguien en la política tanto como en la vida cotidiana. Los mexicanos, decía Octavio Paz, somos contemporáneos de los otros hombres, pero no queremos asumir lo que esto significa. En nuestro imaginario colectivo seguimos colocándonos como una nación para mirarse entre paréntesis, como una pausa ejemplar con tendencia al desarrollo de una potencia que no acaba de resolver su impotencia esencial.

Ya sea que hablemos de niños de la calle, de precandidatos presidenciales, de perros o gatos, todos los días amanecemos peinando ganas. Ganas de ser aún  más que de tener. Ganas de crecer aún más que de creer.

Así, mientras a unos los carcome el rencor, a otros los emperifolla la pretensión. La oligarquía se ha convertido en una colección de cabezas para solaz y esparcimiento de Salomé, las que, quedando expuestas en bandejas de metales preciosos, conversan entre sí en un tremebundo soliliquio de vanidades.

¿A qué quiere llegar esta retahila de ideas? A nada y a todo. Al fin y al cabo son un conjunto de palabras que, como promesas firmadas ante notario sueñan con algún día rebosar el Paréntesis, para inundar esas verdes miradas de la esperanza que anida en los corazones de cada uno de los lectores. Son como obsesiones plasmadas en las páginas de un libro en la forma de argumentos de campaña para vender el curso de la imaginación, el que nos pueda guiar en el ascenso y en el desarrollo de lo que alguien supone que queremos ser como pueblo y como nación.

Estas palabras, como cerdas de un cepillo, acarician, desenredan la cargada de deseos, siempre puestos entre los paréntesis conformados por la necesidad, la única candidata natural capaz de orientar la nave hacia las soluciones que de verdad sacien el hambre, la sed y hagan, del poder, servicio y, de la voluntad, entrega auténtica.


Tres Candidatos sobre la Tela de una Araña

Hace ya casi seis meses anoté aquí, en un artículo previo, Arrancadero 2012, entre otras cosas, lo siguiente en torno al proceso electoral rumbo a las elecciones presidenciales mexicanas en 2012:
... a todas luces el partido y el candidato que gobernará México a partir de 2012 será Enrique Peña Nieto, abanderado del PRI. No obstante, por otros indicios más de carácter político que estadístico insisto en sostener que dicho probable candidato ha sido empleado por el instituto político como punta de lanza y señuelo para distraer las baterías de los contendientes. Si esto es cierto, Enrique Peña Nieto no será el candidato "natural" del PRI, sino escuda a uno más, tal vez de extracción ciudadana" o con un perfil suficientemente bajo como para elaborar un programa de gobierno y campaña adecuado a los tiempos. Esta hipótesis descansa en el desempeño y presencia de personalidades como el senador Manlio Fabio Beltrones, entre los más "mencionados" como posibles precandidatos, sin referirme necesariamente a él como el caballo negro priyista.
A la luz de los recientes acontecimientos como las elecciones internas en el PRD, para determinar su candidato rumbo a la presidencia del 2012, la declinación de Manlio Fabio Beltrones en favor de Enrique Peña Nieto, los escenarios planteados en ese texto así como en otros publicados en otros espacios de esta Indicios Magazín-e comienza a tomar forma. Véase si no. Tras lo anterior, yo ya apuntaba:
Si bien Peña Nieto aseguraría, conforme a las estadísticas, el triunfo priyista en 2012, la opción de usar un candidato menos posicionado por el PRI equilibraría la contienda tanto como en 2006, dado que los otros partidos y sus aspirantes a candidatos no han podido rebasar el 40% en las preferencias. La competencia sería un ejercicio aún más democrático y parejo que pondría a prueba sin discusión las reformas electorales, la madurez de los electores, la solidez de las instituciones y la legitimidad de todo un proceso. Permitiría, adicionalmente poner en mayor evidencia las virtudes y defectos de nuestro actual sistema y, ...orillaría a urgir los cambios necesarios para el futuro más próximo. Por esta misma razón, Andrés Manuel López Obrador, insisto, para mantener su "congruencia" ideológica (que no de proceder) está "obligado" a no apuntarse como aspirante para el 2012, pues pondría en entredicho su aparente y discutible "legitimidad" como "presidente legítimo", en contraposición con Felipe Calderón Hinojosa, presidente legal y legítimo, oficial, de México. Hacerlo enfatizaría su característica tozudez y violentaría sus principios morales apegados a la idea de la "no reelección". Esto último, por supuesto, no descarta que su MORENA (Movimiento para la Regeneración Nacional) pueda participar ya como promotor del voto o como partido, ya sea unificando a la izquierda recalcitrante para que el PRD se ubique como un partido de izquierda más moderada, o continuando en calidad de apéndice de éste.


Tras la elección interna en el PRD, el candidato de la izquierda finalmente es Andrés Manuel López Obrador. El caso es interesante, pues acentúa lo anotado arriba en torno a este personaje, pero también enfatiza lo sostenido por mí en ese texto y en otros anteriores, en el sentido de que solamente una izquierda unida podría en verdad hacer contrapeso.
... 2012 podría ser la ocasión para que el PRD llegue la presidencia, solidificando la transición democrática, siempre y cuando la izquierda en su conjunto se divida en moderada y radical o se unifique, siendo lo primero lo más probable. Dicha división tajante permitiría igualmente a la izquierda radical medir el grado de aceptación que tiene entre la ciudadanía.
Es claro que la unión de la izquierda fue principalmente promovida por Marcelo Ebrard Casaubon, como consta en las noticias registradas por los medios, a diferencia de AMLO quien siempre puso en tela de juicio alianzas entre los partidos de izquierda. La integración de la izquierda en una sola fuerza alrededor de un personaje no precisamente de unidad, con tendencia más bien rijosa aunque en el discurso ahora diga estar en pro de la construcción de una "república amorosa", da un carácter más competitivo a los institutos aislados.

El PRI, en cierto modo, estaba esperando la decisión de la izquierda para afianzar sus estrategias y acomodar las piezas del rompecabezas. El presidente del PRI, el profesor Humberto Moreira ya había señalado hace un par de meses que el enemigo a vencer era Andrés Manuel López Obrador, afirmando tal cuando las estadísticas en realidad no le daban ventaja al tabasqueño. La preferencia por competir contra el Peje no es gratuita, pues fue y es tanto como azuzar a los que olvidan la extracción priyista de AMLO. En cierto modo, la izquierda cayó en la trampa. Al elegir a AMLO como candidato rumbo al 2012, para confrontarlo supuestamente contra Enrique Peña Nieto, lo que se pretende desde una óptica es entrar en una "lucha de titanes de la popularidad". Sin duda eso calentará los ánimos y hará de las elecciones del año próximo unas entretenidas, notables, de remembranza. No obstante, el electorado, vote por AMLO o por Peña Nieto, acabará votando por el regreso del PRI al gobierno. Por más que AMLO se quiera deslindar de sus orígenes, y plantarse en sus tendencias de izquierda, lo aprendido no se olvida fácilmente y de ello ya ha dado muestras más de una vez en su proceder tanto como candidato, como líder, militante acomodaticio y como jefe de gobierno del Distrito Federal.

También observé en aquel artículo:

Aun siendo enemigo de las etiquetas manidas, empleándolas aquí he de apuntar que pienso que a México ya no le conviene tener un sistema de partidos grandes y pequeños satélites, es preferible un sistema en el que convivan las ideologías en cinco puntales específicos: PRI (centro), PAN (derecha), PRD (izquierda moderada, socialdemócrata), ¿MORENA? (izquierda radical), y una quinta y última opción donde podría acomodarse la ultra derecha, misma que también tiene derecho a participar activamente como contraste del radicalismo izquierdista. No más.

La reducción de fuerzas políticas, así como la eliminación de los legisladores plurinominales, la concreción de una Reforma General del Estado encaminaría a México a una democracia cercana al modelo parlamentario, más propio y ad hoc, pienso, a nuestra idiosincracia cultural.

No me cabe duda que 2012 será un nuevo parteaguas en la historia democrática de México.
Sigo pensando lo mismo, las alianzas ya establecidas entre el partido Verde Ecologista, Alianza y PRI, por una parte y por otra el antes llamado Convergencia y hoy bajo la denominación de Movimiento Ciudadano, coaliado con PT y PRD apuntan hacia lo previsto. Y bien haríamos en eliminar esos pequeños partidos, para que terminaran fundidos en grandes institutos con mayor congruencia ideológica y fuerza social para la competencia, en vez de seguir siendo pretextos para el clientelismo político, negocios de marrulleras minorías que no aportan nada a la democracia real. Por su lado, el PAN aún no ha evolucionado en conjunción con las demandas de los tiempos, y la lentitud de sus procesos internos y la división que ahora se hace más marcada entre la derecha moderada y la extrema derecha tampoco abona al beneficio del instituto electoral, cuyo candidato más probable para el 2012 sería la monótona Josefina Vázquez Mota (monótona en la forma de hablar, monótona en la temática, monótona en la gesticulación y en muchos otros aspectos comunicacionales que, comparativamente con sus contendientes de los otros partidos la restan más que sumarla, pues no cabe duda que el elector todavía decide mucho más con la percepción que con la cabeza).

Ahora bien, en días recientes, el coqueteo casi natural del PRI y el PAN con la fuerza que representa el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) encabezado por la maestra Elba Esther Gordillo ha variado. Estos institutos han comenzado a jugar un juego peligroso al intentar aislar esta fuerza. Si bien es deseable marginar a Elba Esther y minar su poder, no es haciéndola el feo como se va a conseguir el cometido. Todo lo contrario. Elba Esther ha demostrado por años su astucia y maleabilidad, y, si ha sabido hacer simbiosis con esos institutos, ello no obsta para que conste que pueda enfilar sus baterías para apoyar a quien incluso la ha execrado en la izquierda. Esa podría ser una estrategia arriesgada porque el acercamiento de Elba Esther a la izquierda podría provocar o la división de la misma o, lo más probable, una integración aún más perversa con la sola finalidad de asegurar el triunfo al amparo de la fuerza que significan los maestros en México. Pero también sería una incongruencia adicional a las ya características en el discurso de AMLO quien, arremetiendo contra los monopolios insiste en sus estrategias populistas, mientras por otro lado besa la mano del mismo demonio que él acusa de haberle encerrado mediática y hasta financieramente.

SME y CNTE marchan juntos.
La telaraña sindical  no se limita a las filas de los maestros. Los electricistas (y no únicamente los de SME, que sigue dando patadas de ahogado), los petroleros (aún con poder mientras haya una gota de petróleo que exprimir), los trabajadores del estado, por mencionar unos pocos, tendrán un peso muy específico en las elecciones por venir todavía más que en otras, pues aún estando por mucho tiempo en íntima relación con las fuerzas vivas del PRI, en una confrontación Peña Nieto versus AMLO, esas fuerzas se verían doblemente comprometidas y por lo mismo más divididas de lo que antes en su historia pudieran haber estado.

Es evidente el apoyo que dan en ciertas circunstancias a la izquierda lopezobradorista, como también lo han sido más de una vez las muestras de adhesión al ex gobernador del Estado de México. Esto, en la suposición de que el próximo domingo 28 efectivamente éste sea el candidato determinado por el PRI. Pues si bien es remoto que surja un "Juanito", lo cierto es que la disciplina al interior de este partido puede guardarnos aún muchas sorpresas. Por lo pronto, la mancuerna Peña Nieto - Beltrones parece haber quedado resuelta en un esquema futuro como Presidente - Srio. de Gobernación, a menos que el llevado y traído y fantasmal Grupo Atlacomulco tenga establecido influir para que detrás del joven político se añadan otros miembros del grupo, en cuyo caso habrían de barajarse nombres como el de Emilio Chuayfet, César Camacho, Alfredo del Mazo, entre otros para completar el equipo de campaña así como para perfilarse en un presumible gabinete.

No faltan los que se escandalizan con semejantes hipótesis y "rezan por un milagro" que detenga el arribo de Peña Nieto o AMLO a la presidencia. El problema no está tanto en los hombres como en lo que los sostiene y define, mismo que se trasluce en el contenido de sus respectivos libros. Hay candidatos que viven a la sombra del sistema y los que viven proyectando su sombra hacia el horizonte, entre estos hay muchos ciudadanos con todo el derecho de aspirar al máximo cargo de elección popular; y son la mayoría. Esos, ¿dónde están?