Entre el rosa y el rojo


"QUE LE APLIQUEN LA LEY a todos los deshonestos; que para eso es la ley", dijo a Indicios Metropolitanos David Parra Sánchez en entrevista exclusiva efectuada el sábado 6 de mayo, en el fraccionamiento La Florida donde este medio topó con el ex candidato a la alcaldía de Naucalpan. El también líder moral del sindicato SUTEyM acudió a un domicilio en esa localidad donde se efectuó una más de las reuniones de trabajo de militantes y simpatizantes del PRI del Estado de México.

La diputada federal, al igual que el resto de la plana del PRI anda muy activa apoyando en la campaña
electoral del candidato priyista Alfredo del Mazo Maza.
Al lugar llegaron, además de Parra, la diputada federal por Culiacán, Paola Garate, y el Jefe de la Oficina de Campaña de Alfredo del Mazo, Enrique Jacob Rocha, entre otros, para instruir y acordar con una veintena de jefes de sección los lineamientos proselitistas a seguir durante las próximas semanas restantes de las campañas políticas con rumbo a los comicios para elegir al gobernador del Estado de México.

En el encuentro se repartieron paquetes de artículos promocionales tales como paraguas, morrales, etc., con el ya característico color rojo que ha hecho su distintivo el PRI.

Entre los asistentes, alguna vecina expresó la queja por el hecho de que varias de las mantas proselitistas que han colgado en casas de la localidad han sido arrancadas o "robadas".

Indicios Metropolitanos aprovechó la ocasión para entrevistar a tan polémico personaje de la política naucalpense. Aquí la entevista íntegra de la que vale destacar que, entre el rojo del partido, el rojo de la inseguridad y el rosa del salario prometido por el candidato Del Mazo para retribuir a las amas de casa hay distintos matices para leer la política así como la realidad que afecta a los mexiquenses.



Al cabo de la entrevista, fuera de cámara, David Parra hizo consideraciones adicionales sobre los mismos temas tratados en ella, llegando a afirmar con su estilo muy personal, en lo relativo a la seguridad: "El Estado de México necesita una policía con huevos; comandantes con huevos". Hizo hincapié en la falta de atención en que, además, por lo pronto el gobierno de Naucalpan, ha incurrido al no atender debida y oportunamente los derechos de los policías municipales, en específicos asuntos que hicieron de conocimiento del alcalde mediante un oficio entregado al ayuntamiento el 27 de febrero de 2017 y del cual obtuvo copia Indicios Metropolitanos.

En el oficio destacan temas como el acoso a las mujeres policías, los llamados "entres" como efecto de la corrupción existente en la corporación policíaca, entre otros.

No estaba muerta…

Foto: Kate del Castillo (cuenta Instagram).
LEO LA NOTICIA SIGUIENTE y me alegra:
La talentosa actriz mexicana Kate del Castillo está de estreno con su más reciente proyecto, la radionovela Sangre Celestial, la cual se transmite por la emisora californiana KCRW.
En entrevista para un medio estadounidense, Kate aseguró sentirse maravillada de que en la actualidad el formato de la telenovela esté tomando fuerza en los podcasts y que los latinos puedan disfrutar de este nuevo formato.
“Estoy encantada de formar parte de esta primera radionovela bilingüe en KCRW”, comentó la actriz luego de integrarse al proyecto.
La historia se centra en Sol y Mundo, dos hermanos de origen mexicano que después de la muerte de su padre descubren que él tenía nueve hijos más, por lo que deciden viajar a Estados Unidos en busca de sus medios hermanos (EL SOL DE HERMOSILLO, 2016).
Esta noticia me alegra, no por la protagonista humana de la misma, sino por el género al que se refiere. Uno con el que me inicié como profesional de la comunicación: la radionovela.

Junto con algunos de los amigos y colegas presentes en el grupo de Indicios Metropolitanos en Facebook, formé parte de las filas de egresados de los cursos que impartía en la XEW don Raúl del Campo Jr., eximio productor de radio (su equivalente, solo por referencia, serían Valentín Pimstein, con quien también laboré como analista literario, y Ernesto Alonso en TV) y quien, además de escribir, dirigir y/o producir programas tan memorables como Apague la luz y escuche, protagonizado por Arturo de Córdova, por mencionar solo uno de decenas, lanzó al estrellato en el espectro radiofónico a numerosas figuras del comentario y la conducción de deportes, noticias y artistas que luego despuntaron y se formaron un sólido nombre en la televisión.
Don Raúl del Campo Jr. y su hija,
también locutora, actriz y productora radial, Martha del Campo.

Tuve la fortuna de pasar todos los filtros y quedarme como asistente, guionista y cuasi productor de las últimas radionovelas producidas en México entre 1987 y 1988: Veneno para las ratas escrita por Felipe de Jesús Ortiz Sánchez; y como actor en La Parca, escrita por mi querido amigo Joaquín Guerrero Casasola, hoy autor de varias telenovelas exitosas escritas para Argos TV.

Desafortunada, tristemente, entre ese final de la década de los ochenta y la actualidad, la única escuela generadora de actores y actrices capaces de provocar con la imaginación y el potencial de su voz ha sido la vapuleada industria del doblaje, aparte de la escuela creada por el mismo don Raúl. Si a eso se le suma la tozudez de muchos comunicadores, comunicólogos, publicistas, diseñadores y mércadólogos perezosos más proclives a extraer el audio de un video para transmitirlo como si hecho ex profeso para un medio estrictamente auditivo como la radio (así sea la señal de streaming, lo que no es propiamente radio), la calidad creativa de los contenidos de hoy se explica.

Los guionistas actuales para “radio” no imaginan, no dan elementos para que el público imagine, por las mismas razones anotadas y la dependencia creciente de las nuevas tecnologías, aplicaciones, redes sociales y, por supuesto, la imagen. La idolatría hacia la imagen como fundamento del homo videns del que hablaba Giovanni Sartori fallecido el 4 de abril de este año derivó en formas de comunicación menos comprensivas por sintéticas, menos imaginativas por sensacionalistas (en tanto apelar más a la superficialidad de los sentidos en vez de la profundidad intuitiva). Esos mismos creadores jóvenes de la llamada generación “millenial” parecen olvidar sus bases fascinados como están por todo lo digital:
[…] casi todo nuestro vocabulario cognoscitivo y teórico consiste en palabras abstractas que no tienen ningún correlato en cosas visibles, y cuyo significado no se puede trasladar ni traducir en imágenes […T]oda nuestra capacidad de administrar la realidad política, social y económica en la que vivimos, y a la que se somete la naturaleza del hombre, se fundamenta exclusivamente en un pensamiento conceptual que representa —para el ojo desnudo— entidades invisibles e inexistentes […]
[… T]odo el saber del homo sapiens se desarrolla en la esfera de un mundus intelligibilis […] que no es en modo alguno el mundus sensibilis, el mundo percibido por nuestros sentidos. Y la cuestión es esta: la televisión invierte la evolución de lo sensible en inteligible y lo convierte en el ictu oculi, en un regreso al puro y simple acto de ver (SARTORI, 1998, págs. 45-47).
Este “abandono” de lo inteligible va de la mano de la evolución lingüística que acompaña a las nuevas tecnologías.

Recuerdo haber tratado el tema con mis entonces estudiantes universitarios ya desde finales de los noventa, aun cuando los datos no llamaron la atención de los medios sino hasta casi una década después. Los estudios sobre lenguaje y vocabulario revelaban preocupantes descensos en la cantidad de palabras y términos empleados por los jóvenes hablantes, siendo además muchas de esas palabras variantes de ellas mismas. Un estudio de la Academia de la Lengua reveló que la gama léxica de los adolescentes mexicanos no excedía las 200 palabras diarias y, de ellas, alrededor del 30% se correspondía con caló, palabras altisonantes con variaciones repetitivas, apócopes, onomatopeyas redundantes (EFE, 2008). Eso no ha mejorado ni cambiado en 2017. Los acrónimos, abreviaturas y simplificaciones expresivas como los emoticones, ya típicas en la manera de expresarse hoy las personas mediante WhatsApp, Twitter, etc., si por un lado ha desarrollado nuevas maneras de pensar y decir más sintéticas, por otra parte, al dejar de lado, reducir, disminuir el empleo del vasto léxico al alcance de la expresividad ha propiciado la simplificación de las ideas hasta el extremo de la vacuidad y, sobre todo, minar la habilidad de la lectura de comprensión. Profundizar en algo es tomado como la antesala de lo fastidioso, aburrido, lento. En el ritmo de los días actuales y modernos no hay cabida para el análisis. Las nuevas generaciones se conforman con ver lo primero que sale a su alcance, no miran y mucho menos observan; oyen, pero ya no escuchan; consumen, pero ya no paladean, no degustan. Mucho menos cuestionan sobre una base de racionalidad, sino lo hacen sobre un impulso de prurito conformando así el sustento “intelectual” de la opinión en vez de fundar el juicio en argumentos y constructos lógicos complejos.

En el afán petulante por ser distintos, los jóvenes “de ahora” —nada distintos de los de siempre— acaban por abrazar cualesquiera modas y tendencias que les brinden un asidero de identidad, acabando así por uniformarse en el gusto.

Así, si en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX los jóvenes abrazaban el rock and roll y el rock para distinguirse de sus padres y abuelos, hoy todos son rockeros, no hay contracorriente, la contracultura ya absorbida en la cultura general se convierte en la medida del nuevo establishment. Hoy es más marginal quien gusta, por ejemplo, de la música barroca, que quien canta las canciones de “Los Tigres del Norte”.

Ni siquiera, en nuestra cultura latinoamericana, la introducción y diseminación de la música de banda, mezcla híbrida entre lo rural, lo vernáculo y lo urbano, ha conseguido satisfacer esa urgencia por lo auténtico. Las minorías étnicas y de variedad de definiciones de sexo, en su pretensión de establecer su unicidad, por abrazar los mismos gustos e intereses culturales del común denominador, tampoco han aportado nada o muy poco a esa defensa de la identidad. Todo ha sido elevado a la categoría de marca y cada marca apela a ser la razón de todo potencial consumidor de lo que significa. La paradójica heterogeneidad acabó haciéndose el paradigma de lo homogéneo. La vieja mayoría pasó a ser la minoría y, en la defensa de los derechos de las minorías, estas han venido a conformar la nueva mayoría, no tanto por número como por simpatía y afiliación.
[…] la imagen no da, por sí misma, casi ninguna inteligibilidad. La imagen debe ser explicada […] (SARTORI, 1998, pág. 51)
El problema radica en que hoy pocos son quienes desarrollan no nada más el conocimiento sino la capacidad para interpretar la imagen, diseccionarla, analizarla, desglosarla, adentrarse en su fondo más que en su forma, para hacerla inteligible. No basta ver una imagen, hay que saber mirar y más, observar para comprender por qué lo que no está retratado, muchas veces, es más importante que lo evidente.

La velocidad de consumo satisface la glotonería sensual de quienes consumen signos y símbolos sin mayor interés en el contexto conceptual que los sostiene y da su razón de ser. Así —he dicho en otros textos míos del pasado— lo que preocupa no es ya qué tanto leen las personas sino con qué calidad leen. Si por una parte es verdad que el número de lectores de libros y prensa escrita ha decaído aceleradamente, por otro lado, eso no significa que haya decaído el número de lectores en general dados los avances de la alfabetización.

La Internet está conformada, en su mayoría, alrededor de un 80%, por contenidos de texto verbal frente a un todavía modesto 20% de contenidos audiovisuales, teniendo de este la mayor proporción la imagen fija (fotografías, memes, cartones), seguida del video que ha desplazado a la imagen animada (gif, clips). Esto obedece primordialmente a razones de índole técnica y de programación relacionadas con el intercambio datos e información. Pero, la apariencia nos hace creer que es todo lo contrario: que la imagen prolifera frente a la palabra. El atractivo natural de la imagen fija o en movimiento nos ha llevado a esa conclusión un poco apresurada cuando no es así. Por lo tanto y contra lo que se cree, la gente hoy lee más y no menos, solo que ahora lee más de pasada, seleccionando a ojo de pájaro lo primero que encuentra gracias y mediante buscadores como Google, cuyos algoritmos inteligentes facilitan el acceso a la información más próxima en significado (no en exactitud) a lo que se espera hallar. Los buscadores, entonces, hoy se asemejan bastante a la oratoria de vieja usanza (aun un recurso de los políticos de nuevo cuño) más empeñada en dar al espectador lo que desea, en vez de lo que necesita de veras. Si bien, el rápido desarrollo en este tema ya empata a los buscadores con los viejo bibliotecarios, más aguzados.
Decía Sartori:
[…] aun admitiendo que el acto de ver empobrece el entendimiento— este empobrecimiento está ampliamente compensado por la difusión del mensaje […] y por su accesibilidad a la mayoría. Para los triunfalistas de los nuevos medios de comunicación el saber mediante conceptos es elitista, mientras que el saber por imágenes es democrático […] [ibid.].
Aunque no siempre, también hay que decirlo, el contexto, enfoque y contenido mismo de la imagen no implique una finalidad democrática en sí misma, en tanto finalidad.

Que “revivan” las radionovelas —cuya revivificación hay que anclarla en el hoy ya añejo podcast, suerte de cápsula radiofónica que se ha negado a morir— tendría que dar motivo para pensar que “revive” la imaginación y se fortalece la metáfora. Que la velada censura intelectual sobre la palabra y los conceptos que encierra, y que siguió al sobredimensionamiento de la imagen cede, al fin, venciendo a esa “nada” que ya acusaba el escritor de ficción surrealista Michael Ende en su afamada novela infantil La historia sin fin. No obstante, mientras este revivificar un género no pase a ser una práctica constante y tenga, como parece, visos de una ocurrencia mediática y mercadológica para justificar la imbricación de los nuevos medios, esta visión optimista que hago no deja de ser, quizás, algo más que un salto, un dejo, un suspiro, melancolía.

Falta escuchar si los nuevos creadores de contenidos para radio son capaces de narrar con solo sonidos, matices, silencios; de describir ambientes, estados de ánimo con el solo poder de los diálogos y las voces y los efectos y la música, la que ya, de por sí, hoy enfrenta la dificultad de los derechos de autor tan acaparados por las compañías productoras hasta el punto de haberse vuelto mejor que una virtud en la más odiosa monserga exclusivista.

¡Enhorabuena y larga vida a la radionovela!

Referencias

EL SOL DE HERMOSILLO. (4 de mayo de 2016). "Kate del Castillo revive la radionovela". Recuperado el 4 de mayo de 2016, de El Sol de Hermosillo / Espectáculos: https://www.elsoldehermosillo.com.mx/espectaculos/kate-del-castillo-revive-la-radionovela
SARTORI, G. (1998). Homo videns. La sociedad teledirigida. Madrid: Taurus.


Cuestión de tercios

Monosabios cumpliendo su labor levantan del albero a la torera herida y le llevan rumbo a la enfermería ante la mirada amenazante del cárdeno.

EN ESTOS INDICIOS METROPOLITANOS, he comentado en diversos momentos acerca del peso que la percepción tiene en la opinión pública, en esa opinioncracia que hoy nos gobierna tristemente y no nada más eso, sino se ha erigido incluso en algunas ocasiones en un ominoso tribunal donde los necios ejercen de jueces y partes.

Este artículo breve puede ser considerado un apunte al vuelo para señalar de nueva cuenta ese odioso divorcio entre lo que creemos y lo que pasa en la realidad.

Cuando somos jóvenes, listos para abrazar una vocación, la realidad nos da un frentazo, uno de los primeros, cuando nos confronta con el hecho de que las cosas en lo laboral no son como imaginamos o nos cuentan la escuela, el coach, nuestros padres o los medios de comunicación. Más pronto, quizás antes o más tarde ocurre algo similar con las relaciones de pareja. Así, en distintos rubros parecemos avanzar sobre un camino pavimentado de frustraciones, mentiras, falsedades, lucubraciones, ilusiones vanas.

Y eso que aplica al desarrollo personal de cada quien, a veces con más fortuna que otras, sucede también a los gobiernos y a las sociedades en general.

Sin ir lejos, pensemos en Naucalpan, Estado de México, centro de atención básico de estos Indicios Metropolitanos sin ser el único tópico de interés para mí. Municipio de vocación industrial y comercial que, aun habiendo seguido su llamado, no ha atendido las vocaciones alternativas de mucha de su población, descuidando asuntos como la cultura, por ejemplo, tema sobre el que hablaré en otro momento.

Diariamente recibo en los correos asociados a este blog alertas distintas acerca de temas relacionados con Naucalpan.

Te habrás dado cuenta, estimado lector, que es raro que yo publique nota roja o que acaso me atreva a hacer análisis al respecto de lo contenido en las noticias policiacas, unas más sensacionalistas que otras. Esto es por dos razones: primero, porque creo que es poco lo que puedo aportar sobre ello por no ser experto en la materia, pero también porque me parecería un abuso caer en la insistencia que ya otros hacen bien o mal, a veces con obsesión, echando sal en la herida como si lo disfrutaran. Además, desde la definición misma de lo que es este blog en tanto “Revista unipersonal sobre temas de actualidad, comunicación y humanidades”, aun siendo un asunto muy humano, hacerlo desviaría el espíritu que fundamenta su esencia en tanto medio.

Por eso, este artículo solo anotará unos, eso, indicios. Ni siquiera pruebas, evidencias, o datos estadísticos capaces de revelar más que lo que da pie para la especulación.

Decía que diariamente recibo alertas distintas acerca de temas varios sobre Naucalpan. La nota roja está entre ellos y es de destacar que, solo un día como hoy, 3 de mayo de 2017, dos tercios de las noticias se refirieron a hechos policiacos ocurridos durante el puente largo del fin de semana, asaltos en su mayoría. En cambio, un tercio de las alertas se referían a ofertas laborales, en su mayoría para adultos no mayores de 35 años.

Para quien no sabe “leer”, esos “datos” podrían resultar alarmantes. Seguro un nutriente más, delicioso, para engordar esa percepción que permite a la opinioncracia cebarse sobre los logros y los fracasos, en este caso, del gobierno municipal de Naucalpan encabezado por el alcalde Edgar Olvera. Pero, sería solo eso, percepción.

Muchos han sido los estudios, unos más sesudos y serios que otros, encuestas también, que han planteado la desproporción entre la cifra de desempleados, en especial jóvenes o adultos jóvenes y las cifras en aparente aumento de los delitos, no nada más en Naucalpan, sino en el país. Parecería que nos regodeáramos lacerándonos la conciencia con el silicio de la vergüenza de haber elegido gobiernos y autoridades ineptas e incapaces —al menos a nuestros ojos de víctimas de la circunstancia, cuando no cómplices victimarios.

Mientras el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, ajusta sus cifras sobre el desempleo para hacerlas, en lo que cabe, más realistas, los candidatos al gobierno del Estado de México incurren en los mismos errores de siempre al prometer lo que viene a la mente de ellos y de su equipo de asesores. Al fin, prometer no envilece, dar es lo que aniquila mientras duren las campañas electorales. Total, ¡qué tanto es tantititito!

Josefina Vázquez Mota reculó en ese mismo periodo de las alertas que comento cuando, tras el debate, hubo de someter a telefónico sondeo de opinión su promesa de generar 1 millón de empleos.
Y es que las cifras visten, aunque no siempre visten de la mejor manera. También en ello, los estadísticos y los mercadólogos de la política se han hecho a la idea de que el maquillaje de los porcentajes puede ser una buena manera de inclinar la balanza hacia tal o cual candidato. Al fin y al cabo, el grueso del pueblo, piensan —y no sin razón— no guarda memoria y también incurre en la misma torpe ingenuidad, la misma mezquina dependencia.

Desde antes del debate, y como dije aquí mismo, quedó claro que la contienda por el Estado de México quedará dirimida entre dos candidatos. Ahora es cosa de ver cómo los partidos políticos acomodan a sus caballos en las infografías y las encuestas hechas a modo, pues mientras unos cantan en la lotería a Del Mazo como puntal de la esperpéntica coalición PRI-Verde-Nueva Alianza, otros hacen lo propio con “Chepina” y ni qué decir de Teresa Castell, la candidata independiente; o la morenista Delfina Gómez, de la que puede decirse que es todo menos una “Juanita” más en las filas tras AMLO. Por contraste, mientras, aquel infame “Juanito” original colorea hoy las pantallas televisivas en calidad de patiño de ese otro esbirro conocido como el “Abogado del Pueblo”, Christian Sánchez, dentro del contenido del furris reality show de TVAzteca Enamorándonos y del que solo rescataría yo a dos o tres bellezas.


En fin, que en el coso de la democracia el primer tercio ha pasado y va siendo hora de que salgan al ruedo los monosabios para hacer las delicias y la entretención de los aficionados. Aquel que consiga saltar el burel de la verdad con más gracia sin recibir cornada grave o mortal, podrá llamarse a cortar oreja junto al valiente de la tarde. Por ahora, todos están en la fila, alternando posiciones, aguantando, cansando los ímpetus de la bestia popular. Es probable que, ya en el último tercio y para el 4 de junio el juez de plaza se incline más por agitar el pañuelo del fastidio y nombrar triunfador al menos malo entre los malos.