Cuando el Comal le dijo a la Olla
Fuente: redespoder.com |
EL AÑO PASADO una noticia circuló sin mucha pena ni gloria, tristemente. Y digo tristemente por la referencia con la fecha y el personaje central de la misma. Me refiero al aniversario 114 del natalicio de Francisco Gabilondo Soler "Cri-Cri".
Desde diciembre de 2020, sus nietos y dueños de los derechos sobre la obra del cantautor habían anunciado que en enero de 2021 "regresaría el grillito cantor" con quien de seguro, como tantos mexicanos, creció nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.
Quién nos iba a decir que reviviría de forma viral tras la adaptación hecha por "El Duende" (locutor de XEW) a la canción de "El ratón vaquero", para hacer una parodia del caso y el enojo del presidente acerca de la "Casa de Houston" asociada a su hijo José Ramón López Beltrán. Espero que Radiópolis haya contado con los permisos correspondientes, porque la descendencia de Cri-Cri tiene fama de ser muy exigente y dura con los derechos, con justa razón.
Es verdad que la familia del compositor puede tener una postura política específica, pero ¿se habrán prestado a esta vacilada? ¿La habrán promovido? ¿Fue idea de Carlos Loret de Mola, de Víctor Trujillo o de algún trasnochado al que la ocurrencia, de no tener los permisos, le podría salir muy cara su "herejía"?
La canción de "El Ratón Vaquero" como muchas de las canciones de Cri-Cri tiene desde su origen una carga de crítica sociopolítica como hemos demostrado comunicólogos, semiólogos en diversos estudios y en este caso concreto una crítica que traspasa las fronteras más allá de la crítica por el valor trasnacional del idioma como una herramienta hegemónica. Lo vemos lo mismo en "El Comal y la Olla", en "El Chorrito", "Ché Araña" y muchas más. Por supuesto, la fantasía fabuladora del compositor abarcó varios temas y puntos de vista, no todos con esa carga digamos que de velada lección que no todos comprenden en la primera lectura. Cabe preguntar si con la adaptación a sus letras se abona o se resta al valor cultural de su obra. Pienso que solo se desarrolla una ampliación interpretativa y utilitaria de la misma.
What a heck!
Que yo recuerde es la primera vez que se hace y difunde un material como el que desde ayer circula por las redes sociales insuflando los ánimos de tirios y troyanos. Creo recordar que una versión semejante anduvo ya rondando en tiempos de la presidencia de Donald Trump y sus ataques a los mexicanos.
Habrá qué ver cómo reacciona el ya de por sí enojado presidente Andrés Manuel López Obrador a esta parodia. Porque, está visto que está bueno para hacer reír, pero no para reírse y si algo debe recordar es que quien a hierro mata a hierro muere y quien se lleva, se aguanta. Y de poco vale que alegue un "derecho de réplica" cuando ni siquiera comprenden ni el mandatario ni su equipo la ley reglamentaria correspondiente al artículo sexto constitucional sobre el derecho a la manifestación de las ideas, la informacíon y la expresión y que asienta con claridad definitoria [subrayado mío]:
Artículo 6o. La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley.
La ley reglamentaria además indica con precisión [subrayado mío]:
Artículo 4. Los medios de comunicación, las agencias de noticias, los productores independientes y cualquier otro emisor de información responsable del contenido original, serán sujetos obligados en términos de esta Ley y tendrán la obligación de garantizar el derecho de réplica de las personas en lostérminos previstos en la misma.
Las agencias de noticias, los productores independientes y cualquier otro emisor de información, responsables del contenido original, cumplirán la obligación a que se refiere el párrafo anterior, através de los espacios propios o donde sean publicados o transmitidos por terceros.
Artículo 5. La crítica periodística será sujeta al derecho de réplica en los términos previstos en esta Ley, siempre y cuando esté sustentada en información falsa o inexacta cuya divulgación le cause un agravio a la persona que lo solicite, ya sea político, económico, en su honor, imagen, reputación o, vida privada.
Artículo 6. La publicación, transmisión o difusión de la rectificación o respuesta formulada en el ejercicio del derecho de réplica, deberá publicarse o transmitirse por los sujetos obligados de manera gratuita.
En caso de que la réplica o rectificación derive de información difundida por una inserción pagada, el medio de comunicación podrá repetir el costo de los gastos originados por la publicación de la réplica a quién haya ordenado la inserción.
La publicación de la réplica o rectificación deberá realizarse sin comentarios, apostillas u otras imágenes o expresiones que desnaturalicen la función de la réplica, rectificación o respuesta.
El —llamémoslo con un eufemismo— diferendo que ha significado el choque de trenes entre el Presidente y la prensa en México con ataques y descalificaciones directas y difamatorias, cada vez más subidas de tono por parte del Ejecutivo a personalidades de los medios de comunicación, opositores, disidentes, críticos, intelectuales en distintos momentos como Denisse Dresser, Roger Bartra, Ricardo Rocha, Carmen Aristegui, Julio Hernández López "Astillero", Carlos Loret de Mola, Raymundo Rivapalacio, Joaquín López Dóriga, algunos de los cuales fueron incluso feraces defensores de su propuesta política por el cambio, hoy, esos, los más visibles dentro de toda una pléyade, habrían de sumarse a los periodistas en efecto asesinados moral, económica, política o físicamente a lo largo del sexenio y cuyo número rebasa períodos previos igualmente criticables.
La espada de Damlocles
Este diferendo, decía, rebosó el vaso de la tolerancia por ambos lados. Por el lado del Presidente generando iracundia desmedida e iquisitorial, revanchista tras la detonación que significó la bomba del reportaje sobre una probable causa delictiva de tráfico de influencias tras las propiedades de Carolyn Adams, la esposa del hijo del mandatario, José Ramón López Beltrán. El reportaje, difundido por el canal Latinus que encabezan entre otros familiares de su archienemigo y ex gobernador de Tabasco Roberto Madrazo Pintado, derivó en la descomposición del ánimo presidencial y su recalcitrante reacción, a su vez, en una indignada manifestación solidaria del gremio periodístico no solo de México sino con voces del extranjero a través de dos foros que se efectuaron en las salas de chat de Twitter con las etiquetas #TodosSomosLoret y #notodossomosloret, e incluso se dieron contestaciones en blogs bajo la etiqueta #notodossomoselpresidente.
La crítica al máximo yerro de Andrés Manuel López Obrador podría inclinar notablemente la balanza de su popularidad, aunque también es cierto que aún cuenta con una importante cantidad de adeptos, simpatizantes, corifantes y enceguecidos ciudadanos que continúan creyendo en sus promesas vanas y sus provocaciones.
Y en esas provocaciones quiero ahora centrarme. Porque, podremos gritar, manotear, rasgarnos las vestiduras por causa del escándalo; pero, si somos justos y equilibrados, tenemos que reconocer que detrás de los excesos del poder político también están los excesos del poder económico y mediático que hoy ven seriamente amenazados sus intereses. Ese poder "fáctico" vive cómodo y tanto como el Presidente en un Estado dividido y desigual. Si uno divide echando sal en las heridas y rencores del pasado, de las diferencias de clase y las injusticias heredadas que han tenido como causa y consecuencia la perpetua corrupción de un sistema social y político, entonces el otro divide continuando las desigualdades a partir de una meritocracia más nutrida de inquina que de valores. Ninguno, al final de cuentas, tiene la estatura moral para darnos lecciones de bonhomía. Ni Andrés Manuel con su alegada honestidad valiente y su cartilla moral, cuyo Código de Ética para la Función Pública el propio presidente ha pisoteado; ni Carlos Loret y tantos más al final más convertidos en la careta de los intereses económicos que en la verdadera búsqueda de la verdad y el afán por informar.
Sí, tiene razón el Presidente, es grosero que una celebridad sea un futbolista o un periodista gane los millones exhibidos y que muchas veces la ganancia obedezca no tanto al trabajo realizado o la carrera y la trayectoria, como a otros factores más sospechosos. Sí, tiene razón el Presidente al comparar su salario pagado con los impuestos de los mexicanos, pero yerra y también nos da un bofetón, aunque diga que le da pena, al mostrarnos, de esa manera burda, la miseria y desigualdad que aun existe en nuestro país y sobre la que ni él ni su gabinete ni su séquito de corifantes han hecho nada para revertir sino todo lo contrario.
Sí, tiene razón Loret de Mola, puestos todos en la misma balanza, ocurre que no solo el de arriba anda desnudo, sino toda una nación de ciegos donde el tuerto es rey y el príncipe no es más que un mendigo.