Rumor de teclas

The Typewriter es una pieza corta compuesta en 1950 por el compositor estadounidense Leroy Anderson, en el ánimo de la producción de obras para el consumo mayoritario que implicaba el nacimiento del nuevo medio: la televisión.
Una época, junto con los 60s, de abierta experimentación con los sonidos y, en general, con las formas en todas las artes con ejemplos como Stockhaussen, Andy Warhol, por mencionar solo dos de un cúmulo de artistas de todo el mundoy todas las manifestaciones que dieron un nuevo impulso y, en mi opinión humilde y de expertos en la materia, quizá el último de gran valía al arte de las vanguardias que lograrían sostener su ritmo de producción e innovación hasta mediados de los 80s, cuando comenzó a reflexionarse muy seriamente sobre la idea de "la muerte del arte" y el "fin de las vanguardias", toda vez que de entonces a la fecha sólo atestiguamos una serie de repeticiones sobre lo mismo, con muy pocos elementos novedosos generalmente aportados por las nuevas tecnologías en constante y efímera evolución.
Por otra parte, es una especie de "homenaje" a un invento que revolucionó las formas de comunicación, democratizando el poder de la imprenta, llevándolo al hogar, a la escuela y la oficina, haciendo popular la herencia de Gütenberg. Quienes hemos tenido la fortuna de escribir con esos aparatos, aun cuando nos fascina la modernidad, ese sonido, esa textura del papel en el rodillo, la dureza o suavidad del flexible movimiento de las teclas nos conectaba como nunca con el sonido mismo de la palabra escrita. Escribir directamente sobre la máquina era respirar cada sílaba, imprimir el ritmo de cada palpitación de las ideas fluyendo desde el cerebro hacia las puntas de los dedos; lo más similar a empuñar la pluma para cortar el viento, para enfrentar la injusticia, para seducir a la prenda del deseo. Por eso aún guardo mis máquinas, poque si hubiere un Armagedón, su nobleza y durabilidad permitiría dar cuenta del fin de una era y el comienzo de otra. Sí, añoro la campanilla que anuncia el final y el principio, suerte de profecía del silencio en diálogo con la memoria.

Siempre en mi pensamiento

Porque siempre pienso en ti, madre...

Tres conceptos, una parodia, muchas verdades 1

México, mi México lindo y querido, como otros países latinoamericanos conmemora el Bicentenario de la revolución que lo llevó a su independencia. Pero además, a diferencia de los demás, conmemora en este mismo año el Centenario de la Revolución que lo encaminó más francamente hacia la democracia, en un sendero que no está exento de obstáculos y tropiezos.
Para el caso de México, concretamente, las fechas conmemorativas del Bicentenario caen el 15 y 16 de septiembre, porque, en la primera fecha de 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, a la cabeza de otros héroes nacionales y caudillos, arengó al pueblo en contra del "mal gobierno" instaurado por el imperio francés tras conquistar España en 1808; y promovió en ese famoso "Grito" la eliminación del sistema esclavista en las colonias de la Nueva España. Por su parte, el 16 de septiembre de 1821 fue cuando el Ejército Trigarante entró en la Ciudad de México victorioso dando remate a la lucha intestina por la independencia de España. Estas son las fechas correctas y no, como celebran en Washington y otros lugares de Estados Unidos, por elemental ignorancia que jamás han querido superar, el 5 de mayo, fecha que se refiere al triunfo en 1862 del ejército de un país ya constituido como república conocida como México sobre el ejército a la sazón más poderoso del mundo como era el del imperio francés, que cometió la atrocidad de invadir, como antes los estadounidenses en 1847 (cosa que aún siguen haciendo de manera burda y con cualquier pretexto), a un país independiente.
La segunda fecha a conmemorar cae el 20 de noviembre, porque entonces, en el año 1910, se registra el estallido de la rebelión armada en contra del régimen dictatorial de Porfirio Díaz. Una fecha que, además no sólo es importante para México sino para el mundo por señalar la primera revolución a comienzos del siglo XX de muchas que vendrían. Importante porque incluso sirvió de modelo para la Revolución rusa de 1915. Ambas revoluciones sentaron las bases para los cambios que sobrevendrían hasta antes de la Segunda Guerra mundial, porque había en ellas la simiente de la expansión de las aspiraciones democráticas con todos sus vicios y virtudes, lo mismo de corte socialista que de perfil capitalista.

Retomando el camino
Por estas razones y muchas más opté por esperarme a este mes para publicar, entre fechas, una serie de artículos de opinión alrededor de estos y otros temas. Aprovecho pues, para ofrecer una disculpa a los pocos o muchos lectores que nos han seguido y favorecido con su atención (aunque aún no con muchos de sus comentarios), porque al hacer una labor de escritor-pulpo en muchas ocasiones he debido fallar en la frecuencia de publicación. Sólo espero que la "calidad" de los contenidos pueda resarcir mis faltas a los ojos de todos ustedes.
Comienzo esta serie con el siguiente vídeo "viral", parodia del anuncio grabado por el entrenador de la Selección Mexicana de Futbol con motivo del Mundial, y que al amparo de la suposición de que será eliminado pronto de Internet ha aumentado rápidamente el número de visitas y vistas. Elaborado por un conjunto de talentosos y críticos autodenominados "Los Detonadores", lo dejo a su criterio como primera entrega de una serie de artículos. Aquí corto el preámbulo para no viciar su punto de vista, añadiendo solo y finalmente que he optado por publicarlo aquí en SWI, aún además de en mi revista Indicios Magazín-e principalmente por el público al que se dirige. Será interesante conocer las opiniones provenientes de otras latitudes.


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