En los primeros días de noviembre del 2010, Andrés Manuel López Obrador, declinante líder de la izquierda mexicana, se dio la vuelta por los municipios de Huixquilucan y Naucalpan, para establecer los bastiones y elementos básicos hacia una contienda electoral que se adivinaba encarnizada en el Estado de México. Fíjense en los verbos y las fechas. La apuesta política es doble: ganar la gubernatura de la entidad al del mazo, encaminar a la izquierda mexicana rumbo a la presidencia de la república. ¡Pero todos apuestan igual! ¡Hasta se han hecho compadres tirios y troyanos para desbancar al que creen ya entronado, el actual gobernador Enrique Peña Nieto!

Todos han estado yéndose con la finta, pasando desapercibidas muchos indicios sutiles. Los tiempos y los hechos se repiten, pero los nombres cambian. Insisto y lo dejo por escrito: en la cacería de patos, los señuelos, por ser de madera, flotan bien y no se distinguen. Y no faltan los cazadores que confunden al cisne joven, sólo por ser negro, con el blanco al cual han de tirar. Entre los juncos de la política, astuto, agazapado, espera su turno para graznar la verdadera presa. Y para distraer y dividir al contingente y bajar presión sobre el principal señuelo, por allá sale el pato Lucas desde Veracruz, bien FIEL a la causa de mantener con vida a la parvada. No  nos extrañe que al rato, Donald y sus sobrinos también asomen desde otros puestos de feria para atraer los perdigones de los necios trasnochados y los bizcos con escopetas oxidadas.

Mientras tanto, entre que son peras o manzanas, dando espacio para que la patita Daisy se acomode la flor en su cabeza, los pintos y los colorados me dictaron en plena temporada de muertos la calavera que ahora pongo a consideración de los espectros.

Soy un asiduo lector y oyente de Jacobo Zabludovsky. En gran medida debo mi incursión en los medios a su ejemplo, como lo hice de su conocimiento al regalarle mi tesis de licenciatura, misma que ignoro si seguirá en su vasta biblioteca o si siquiera alcanzó un rincón en algún anaquel, como ignoro si leerá esta entrega.

Su columna más reciente intitulada "Adiós calidad de vida" que publica en el diario El Universal, del que hace algunos años fui columnista, como siempre es una impecablemente bien escrita, bien pensada. Sólo un pero le he puesto a @Zabludovsky_  (como es su cuenta de Twitter): jamás he leído ni escuchado de su pluma y su boca (ni cuando estaba en Televisa) que vacacione en México. Sólo hace comparaciones con Madrid, Paris y Buenos Aires. Aunque cosmopolitas, como las que puede efectuar Carlos Fuentes quien pasa la mitad del año en Cuernavaca y la otra mitad en Inglaterra, me parecen muy pobres sus referencias. Nunca he leído de él que reseñe y loe nuestras ciudades, nuestra gente, fuera del zócalo y el Centro de la Ciudad de México que, hay que decir de paso, no son todo el país aun cuando en ellos se concentren muchos acontecimientos que reflejan lo que sucede a lo largo y ancho de la nación. Y España, Argentina y Francia no son todo el mundo. No todos los lugares de recreo y convivencia son cantinas, hostales, El Taquito, la Plaza de la Maestranza, La Merced.