PALABRAS PRESAS

Bajo la publicación de cierto amigo venezolano en Facebook se dio una "confusión" lingüística luego que bromeé con él al apuntar que sólo me anda "cucando" con las imágenes de las bellas amigas que me comparte (sólo en foto, ¡qué caray!). ¡Se quedó estupefacto, algo ofendido por que usé la palabra "cuca"! Me explicó que no sabía qué quería decir y que en Venezuela es una "mala palabra", sin entrar en detalles.

Yo, ni tardo ni perezoso, me di a la tarea de hacer la pertinente aclaración apuntando la definición de "cucar"del Diccionario de la Real Academia y no solamente:

El verbo también acepta la forma "cuquear" (derivación onomatopéyica del sonido del pájaro Cu Cú, empleado desde antiguo a modo de señal para provocar a los compinches en determinada acción a actuar conforme a lo planeado). En efecto, siguiendo la Enciclopedia del Idioma de Martín Alonso y el Diccionario de Latinoamericanismos del Dr. Santamaría o distintos diccionarios de sinónimos como el de Miguel Doezis, se dan como acepciones para "cucar": azuzar, provocar, incitar, guiñar, instigar, impeler a un animal o persona humana para que actúe de determinada manera.

Alguien más agradeció la "corrección" y seguí (edito, actualizando y ampliando):

El breviario cultural tuvo a bien, sin ánimo petulante, ayudarnos a todos a seguir aprendiendo, algo que no dejamos de hacer todos los días en distintos ámbitos. Ayer no habías escuchado o leído "cucar", hoy tu bagaje, tu acervo (que no acerbo) en cuanto a léxico se ve ampliado por un vocablo nuevo, reconocimiento de la ortografía y ampliación de relaciones significativas y de uso. ¡Es lo rico de leer!

Después, con una pena que comprendo bien, mediante correo privado, mi amigo me solicitó no insistir en el tema y tras explicarme que en Venezuela popularmente se llama "cuca" a la vagina. Así hice (respetando su muro) y su identidad nacional, no sin ceder a la tentación de ampliar el breviario cultural con buen humor de este modo:
Gracias por enriquecer mi acervo. Jajaja... No seguiré, pero ¡qué te preocupas! Si tú no tienes cuca, no puedes cuquear, jajaja. Y menos mal que ninguno tenemos una tía a la que digan de cariño Cuca, ahí va Doña Cuca, jeejejejeje (muy común en México y en España y otros países hispanohablantes como diminutivo de Refugio (Cuca, Cuquita) como ella http://cucacooking.blogspot.mx/ o como nombre para alguna mascota (derivado de cucita, como se denomina en zoología a la perrita faldera. 
Por cierto, últimamente hay muchas cucas (abreviatura de cucaracha, el insecto, que también en el caló mexicano se refiere groseramente a la vagina) rondando mi casa, ¡hay plaga! (del insecto, ojalá hubiera de las otras, sería más entretenido y suculento).
Ahora me doy a la tarea de abundar, para enriquecimiento y solaz de todos aquellos interesados en ampliar su vocabulario, incluso de aquellos magistrados, ministros de la Suprema Corte de Justicia que ahora repiensan la posibilidad de revertir su sentencia penalizante de las palabras maricón, puñal, joto en tanto presumibles alusiones a la homosexualidad de una persona.

Hay también la persona cuca o cuco (la taimada y astuta, solapada, pilla, calculista que ante todo mira por su medro o comodidad), la que se pone cuca (arreglada en el vestir y la apariencia, coqueta). Cuca es una oruga o larva de cierta mariposa nocturna (muy aparte de esta aquí retratada, inspirada en aquella). Es otro nombre para el cuclillo, ave trepadora; ¡cuco! es la expresión empleada en un juego de naipes también conocido como "malcontento", para señalar que se tiene el rey y no trocar. Es otra manera de referirse al tahúr. En Andalucía se llama así al culero del niño, al calzón interior femenino, al oriundo de Almodóvar del Río. En Santander, España, es una acepción para la nuez. En Salamanca dícese del ganado vacuno que tiene los cuernos excesivamente cerrados. En Guadalajara, España, es otra forma de referir al coquero, culero, talega, lienzo que se pone atrás a los niños pequeños para que hagan sus necesidades. En México, la frase "hacer a uno cuco o cuca" es hacer burla de alguien. Cuco también es otra manera de llamar al coco o fantasma que se figura para meter miedo a los niños.

De lo anterior se derivan: cucología, que en Navarra es la cuquería, es decir la gramática parda, o sea la habilidad para conducirse en la vida y para salir a salvo o con ventaja de situaciones comprometidas. Cucón, en Navarra es la coca o coco o golpe que se da en la cabeza de otro con los nudillos de la mano cerrada.

Si en Venezuela cuca popularmente refiere a la vagina, miembro femenil, la cucona es, por contraste en Argentina el pene o miembro viril. Los cucos, en Rioja, son una especie de guisantes muy pequeños para pienso del ganado.

En fin, que no podemos andar por cada región penalizando palabras. ¡Como si pudiéramos encarcelar la lengua a punta de cucas (dicho sea esto sin albur)!

Y para rematar, qué tal imaginarnos a las palabras que vayamos penalizando por virtud de la inteligencia jurídica y el criterio de los magistrados y legisladores cómo pasarían el tiempo entre los barrotes del desuso y el olvido. Yo creo que el gran Cuco Sánchez, puede darnos buena idea.





LENGUAJE DOSIFICADO

Llevo un par de días mascando la noticia acerca de de que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación buscan revertir la restricción del uso de las palabras maricón y puñal por considerarlos (en una primera oportunidad) ofensivas por homofóbicas. La andanada de críticas (entre las cuales sumo y he sumado las mías) no se hizo esperar y para ello muchos utilizamos el mismo lenguaje restringido para referirnos a los ministros como putos, jotos, maricones, puñales, floripondios, maricas, mariquitas (y recuerdo al gran comediante mexicano Jesús Martínez "Palillo") acobardados pulpos chupeteadores del erario nacional "jijos de su mal dormir", y todo para referirme o referirnos al hecho grosero por obtuso de acusar a las palabras de lo que jamás podrán ser culpables: la intención.

Es de sabios cambiar de opinión y parece que ahora eso es lo que sucede. Los señores ministros (en el plural incluyo a las mujeres; es innecesario jugar con la aborrecible y tediosa fórmula diplomática introducida por Vicente Fox y otros en afán de granjear a los géneros) están reconsiderando su decisión no sólo por injusta para un elemento fundamental de nuestra idiosincrasia y cultura (el lenguaje, la lengua, el idioma), sino por inoperante. Lo que debe castigarse o premiarse siempre es el propósito no el instrumento empleado. El crimen o la ofensa no los comete el "puñal", sino quien lo empuña con todas sus razones, ventajas y desventajas. A veces entre amigos decimos "no seas maricón (cobarde, timorato), lánzate a la conquista de la morra esa o a resolver tal problema" y el aludido no se da por vilipendiado.

Más y mejor harían los homosexuales (y no nada más) en esa muy merecida y loable lucha por ejercer y exigir sus derechos en también obligarse a engruesar su piel y no andar ahora sí que de chilletas maricones diciendo a diestra y siniestra "mírelo miorcó". En una sociedad igualitaria y democrática como la que propugnamos quien se lleva, se aguanta. O todos coludos o todos rabones. Si son tan hombrecitos o mujercitas para hacer valer lo que les corresponde, séanlo también para adaptarse y orientar el sentido de la adaptación de esta a veces agobiante sociedad injusta en su heterosexualidad.

Una clase sobre valores

Era de la opinión... de que la letra con sangre entra, diría un profesor de cuando muy cerca mediados del siglo XX. De entonces a la fecha los métodos y procedimientos pedagógicos y didácticos han evolucionado, en buena medida a la par de la modernidad tecnológica y las exigencias adaptativas que esta conlleva.

El caso que retrata el vídeo incluido en esta entrega... ¡Ah, cómo me recordó algunas ocasiones que hice algo semejante como parte de mis clases! (ex alumnos recordarán) ¡Bien hecho y bien planificada la clase por la profesora!

Es común que se nos exija a los profesores servir de ejemplo y muchos procuramos, con todos nuestros defectos serlo de alguna manera constructiva. Pero muchas veces los mismos estudiantes y sus padres olvidan que ellos mismos pueden ser materia, objeto de ejemplo para enseñar lo positivo y lo negativo de nuestras conductas como seres humanos.

Lo interesante de este vídeo que ha dado la vuelta en las redes es que la profesora se limitó enfatizar el tema de los valores anclándolos en un hecho real, cercano y contundente. No lo convirtió ella misma en un efecto de bulling cibernético sino fue otra persona quien subió y diseminó el vídeo, ¿tal vez con intención de poner en entredicho el método didáctico de la profesora? Si así fue, erró, porque la mayoría de las personas sensatas aplaudirán el método y reprobarán la impertinencia, la "gracejada", una de tantas más que andan por las redes sociales.

Podría haber reaccionado yo mismo de otra manera, quizá poniéndome en los zapatos de la estudiante toda vez que cuando yo tenía 9 años la maestra me puso en evidencia ante el salón por causa de un malentendido, pero el caso es diferente. Entonces, yo pasé al frente a mostrarle mi tarea y la profesora profirió ante mi poca aplicación un "discreto" <<¡puta madre>> que luego yo, en casa, comenté inocentemente: <> pregunté a mi madre quien se atragantó la comida. Al día siguiente mis padres convocaron a junta con el director de la primaria y estuvo presente la profesora. Quedó en entredicho su honorabilidad y no encontró manera para explicar su desliz. De regreso al aula me expuso y el más cábula de los compañeros, el "matón" al que todos tenían miedo y consentido de la maestra (no era mal estudiante, lo reconozco) organizó que me lincharan en el recreo. Así, llegado el momento, un grupo de 50 estudiantes me persiguió por toda la escuela con ánimos de golpearme, de hacerme un "escarmiento". Me refugié en la papelería y librería de la escuela. Entonces conocí el miedo y esa experiencia definió buena parte de quién soy ahora en más de un sentido.

Lo que este vídeo retrata no es nada más la burda grosería y falta de respeto de la estudiante y de su compañero cómplice al retuitear el mensaje de la primera donde llama perra y puta a la profesora, sino que pone en evidencia la tergiversación de los valores. La culpa no la tienen las redes sociales que tienen políticas de funcionamiento y relativa apertura, que son solo medios al alcance de cualquiera. La culpa no la tienen los "escuincles" o "mocosos" en formación y desarrollo.

En todo caso la culpa la tenemos todos por no poner un justo medio en la permisividad o en la censura. Nos preocupamos demasiado de los contenidos en las redes, pero olvidamos que nosotros mismos somos ya ahora los creadores de dichos contenidos y quienes fijamos las tendencias de los mismos.

Era de la opinión... que la violencia no viene de fuera de nosotros, proviene de nosotros. Pues sigo siendo de esa opinión. Nosotros, cada cual, es el responsable de sus actos y no debemos olvidar que por cada derecho tenemos una equivalente obligación. No ofendas, para no ser ofendido. No expongas, para no ser expuesto. Respeta y serás respetado. Ama y serás amado.