A Dios rogando y con Del Mazo quedando


PASANDO LAS DOS DE LA MAÑANA, sin necesariamente dar una voltereta, el candidato priyista Alfredo del Mazo Maza ya podía cantar victoria con el 85% de las actas de escrutinio capturadas, pero no sin dar el trago amargo de conocer que, pisándole los talones, minuto a minuto, se encontraba la candidata por MORENA, Delfina Gómez.

En el corte de cifras de esa hora, el priyista contaba en su haber el 33% de los votos, mientras la morenista mostraba 31% y ni siquiera la suma de los votos ofrecidos por Óscar González, candidato del PT, le ayudaban a esta a superar a Del Mazo.


Así, salvo un milagro tal vez conseguido mediante la revisión de las actas con inconsistencias y los alegatos de la oposición en los siguientes días, se ve difícil pensar que, finalmente, el triunfador por una nariz de los comicios en el Estado de México fue el que la mayoría, decía no querer. El aparato electoral, con todo su peso y fuerza, consiguió su cometido.

Resultados de Elecciones en Estado de México, cortes a las 2:30 y 3:00 A.M.
Foto: Archivo Indicios Metropolitanos

Las cifras hablan

Foto: Eduardo Miranda, Revista Proceso.
EL FRACASO DE JOSEFINA era uno cantado a voces aun desde antes de las elecciones internas en el PAN para elegir a su candidato a la gubernatura del Estado de México, el de mayor relevancia de entre los comicios a celebrarse en este 2017.

Pero, ¿el fracaso de Josefina Vázquez Mota es de ella o de Ricardo Anaya o del partido de derecha en su conjunto? Me parece que la respuesta la dan bastante clara las cifras.

Mientras en la elección al gobierno del Estado de México Josefina no pudo levantar más del 12% de las preferencias, yendo sola. El PAN, acompañado de la izquierda que podemos llamar moderada consiguió ganar con amplitud estadística el gobierno de Nayarit, obteniendo más del 40%, al menos hasta el corte efectuado al momento de escribir estas líneas.

En Veracruz, donde se eligieron ayuntamientos, el PAN, de nuevo en coalición con la izquierda moderada del PRD, consiguió 111 del total de 212 municipios.



Si en el Estado de México la pelea se hallaba a la media noche entre el PRI y MORENA con una diferencia de menos del uno por ciento, en Coahuila la diferencia entre PRI y PAN con sus candidatos Miguel Ángel Riquelme y Guillermo Anaya, respectivamente, los ubicaba también en un empate técnico alrededor del 37% de las preferencias, mientras el candidato de MORENA, Armado Guadiana Tijerina, se había declarado vencido antes de terminar el domingo.

Las cifras, como decía, aclaran con creces qué está pasando con la política y los partidos políticos en México, ya no nada más con las preferencias e inclinaciones de los votantes, sobre los que hemos escuchado infinidad de veces el hartazgo que los caracteriza frente a la clase política.

Las cifras nos dicen que el sistema político de la partidocracia está ya tan agotado que solo mediante las esperpénticas y contra natura coaliciones partidarias es posible hacerse con alguna victoria pírrica con la que apenas pueda alcanzarse una oportunidad para compartir el poder.

Al rechazar ir en coalición con el PRD por la gubernatura del Estado de México, como se propuso en 2016, el PAN firmó su sentencia de muerte. Pero lo hizo a sabiendas y a ciencia y paciencia, y para asegurar una derrota concertada (en Los Pinos), debía elegir un candidato o candidata que tuviera muy pocas oportunidades como lo era Josefina Vázquez Mota, quien ya había contendido por la presidencia de la República siendo duramente derrotada por el actual Enrique Peña Nieto.

Las cifras nos dicen que la derecha ha agotado sus fórmulas y ha caído en el descrédito y, como una salida de populismo acomodaticio, se aproxima a la izquierda moderada en el interés de insertarse en el ánimo del pueblo y ya no solo de ciertas élites intolerantes y soberbias.

Las cifras nos dicen que la izquierda moderada está sin orientación, perdida en el desierto de las respuestas, sin proyecto claro, con una ideología que ya no es mi sombra de una socialdemocracia como la que la sustentara años atrás. Habiendo entrado en el juego de la corrupción, habiendo caído en las tentaciones que tanto criticaba, sencillamente la izquierda acabó igualándose con el resto del sistema de partidos.

La persistente anulación en el orden del 3% no es un dato menor. Es el equivalente del grito ahogado de los que no se sienten representados ya por nada ni por nadie. Es dato que nos coloca frente a la fragmentación ya no nada más de un proceso decisorio como son las elecciones, sino de la fragmentación de la conciencia de un electorado que reclama una transición radical del sistema democrático, tal vez hacia uno más de índole parlamentaria, como alguna ocasión apunté en estos Indicios Metropolitanos.

Josefina Vázquez Mota fue la pieza de cambio para los comicios de 2018, para asegurar el camino de la alternancia que permita a nuestra democracia mexicana transitar hacia su consolidación, porque ya venía resultando necesario, obligado que, para de veras ser democrática, todas las fuerzas y colores y tendencias políticas tuvieran la oportunidad de tener acceso al poder de manera franca y determinante.


El fracaso de Josefina, no será, sin embargo, el fracaso de la mujer mexicana. Porque, ganando Delfina o Del Mazo, el papel que la mujer ha desempeñado en el buen curso de las elecciones y la política asegura cambios importantes que ya los predecesores han venido construyendo.

La brecha está abierta


TODAVÍA NO COMENZABAN los escrutinios en las casillas del Estado de México y ya los partidos de los candidatos punteros, PRI. PAN, MORENA, cantaban su victoria sobre la base de la percepción y los dichos de sus representantes en las mismas.

Hacia las 7 de la noche del domingo 4 de junio de 2017, de pronto parecía que tenía la entidad ya tres gobernadores electos, cosa absurda. Las cifras oficiales del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) comenzaron a verse hacia las 8:30 de la noche, pero, mientras, la confusión ya campeaba entre los mexiquenses.

El afán de notoriedad lo mismo de candidatos que de medios de comunicación en su interés para atraer al público y administrar sus raitings, arrojaba datos que mostraban como virtual triunfador ya a uno o a otro candidato, en especial Alfredo del Mazo y Delfina Gómez.

Conforme fueron avanzando las horas, al filo de la media noche se hizo franco un empate técnico alrededor del 31% favoreciendo a esos candidatos. Unos medios tomaron las cifras oficiales del IEEM como si se tratara de una declaración formal del instituto indicando que el ganador de los comicios era el priyista, cuando en realidad el IEEM no se había pronunciado de ninguna manera. Andrés Manuel López Obrador saltó a la palestra para revirar la información. Mientras, los panistas se tiraron al suelo en medio de la depresión, quizás adelantada, al ver el grosero declive de Josefina Vázquez Mota —yo lo advertí a tiempo en estos Indicios Metropolitanos— que no parecía levantar vuelo (así de azogue puede ser). Y a tal punto era su desazón, que varios declararon, susurrantes, que preferían que ganara Del Mazo a que quedara Delfina como gobernadora.

Pero, en realidad, la historia apenas se iba escribiendo. Hacia la media noche, las cifras hacían ver un franco empate técnico entre Del Mazo y Delfina, empate que no consideraba en el cómputo la declinación de Óscar González, candidato del Partido del Trabajo, en favor de la morenista, pues de ser así, la diferencia habría favorecido a esta y, seguro, modificado la percepción editorial de los colegas periodistas ávidos de procurar la nota sensacionalista.

Una hora después, a la 01:15 hrs. de la mañana del 5 de junio, el PRI parecía repuntar, pero la diferencia seguí siendo mínima, de apenas 0.2602%, solo entre los dos punteros y la promesa del PT se mostraba como la determinante para el triunfo morenista, capaz de elevar su porcentaje a casi el 33%. Dónde quedaba el resto de los votos que hacían falta para unos y otros. El PRD prácticamente no se movía de un honroso 18%, pero el voto nulo… Ese sí iba cumpliendo las proyecciones de estos Indicios Metropolitanos, ubicándose en el 3% y subiendo poco a poco. Esto, ya con el 67% de captura de las actas de escrutinio.

Pasada la medianoche, el PRI aventajaba por muy poco a MORENA en el Estado de México.
Foto: Archivo Indicios Metropolitanos.

Lo que iba quedando claro era el mensaje de los mexiquenses hacia el régimen priyista y los gobiernos panistas: el hartazgo frente a la corrupción, la violencia, la política económica y social, y otros temas, está empujando a una actitud general de la gente más inclinada a la izquierda.

Ello, como he escrito, podría en efecto confirmar la lectura que he hecho y sostengo en estos Indicios Metropolitanos, en el sentido de que las elecciones del 2018 serán para la izquierda. Quede o no Delfina Gómez como gobernadora al final del cómputo de los votos, la brecha ha quedado abierta y la izquierda camina con paso franco hacia la alternancia en la presidencia de la República. Pero, ojo, con izquierda no me refiero a un partido específico o persona en particular. No tengo en la mente a Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, sino a muchos otros aspirantes o potenciales aspirantes cuya ideología, aun militando en los partidos básicos, se inclina hacia la izquierda. Es por eso que no veo oportunidad para una Margarita Zavala o un Moreno Valle. Aunque tenga la estatura —desde mi punto de vista— para ser un estadista, Ricardo Anaya no comulga con el pensamiento de izquierda. Muchos independientes, aun considerándose por elemental definición como una reacción izquierdista no lo son por necesidad.

El camino, como digo, está trazado. Falta ahora ver quién, qué hombre o mujer se lanza a andarlo.