Nibiru: Entre la verdad aceptada, la verdad oculta, la ficción y el misterio


UNA PUBLICACIÓN "viejita" de National Geographic contiene indicios que ya se venían barajando en las teorías conspiratorias, en las teorías ufológicas y demás. Y, como se muestra en este video sobre Nibiru (dato que aun no confirmo al redactar este artículo):



"un observatorio de Hawaii detectó un gigantesco cuerpo celeste pasando por detrás del sol" entre los días 9 y 10 de abril, mismos días que la magnetósfera sufrió aparentemente una marcada anomalía y en muchos países se pasó a la fase 3 de la pandemia de Covid-19; y en muchos países, incluido México, se alertó sobre el aumento de la radiación solar. Días también en los que ocurrió la noticia sobre la fragmentación del cometa Atlas en su viaje por nuestro sistema solar, y cuando los avistamientos de un extraño objeto en los cielos nocturnos tiene azorada a la gente a lo largo y ancho del orbe, cuando bien puede tratarse de la "nueva luna" que orbita a nuestro planeta y que fuera descubierta recientemente: un asteroide capturado por nuestra fuerza gravitacional.

¿Será que la pandemia es un pretexto para tenernos en casa, para "protegernos" de emisiones cósmicas ocasionadas por las distorsiones gravitacionales del noveno planeta cuya órbita calculada se correspondería con la del mítico Nibiru?





Los cálculos astronómicos parecen dar la razón a los mayas, razones místicas y míticas aparte. 

Ahora estará por verse si los efectos astronómicos también justificarán los efectos astrológicos, entendidos estos como la influencia del geomagnetismo sobre las emociones y organismos vivientes, por un lado, y por consecuencia sobre los procesos mentales o más, la inversión abrupta de los polos y los cambios tectónicos; incluso sobre las trayectorias de algunos de los asteroides identificados como riesgosos por su cercanía con el planeta, uno de los cuales, del tamaño de una casa, pasó cerca de nosotros hace pocos días también.

Quizás la pandemia, muy aparte o además de explicarse por teorías conspiratorias hacia un "nuevo orden mundial", tiene como finalidad recluirnos para "reducir" el daño colateral probable de un cataclismo como el que muchos imaginan con estas noticias.

Lazos con la antigüedad

Los avistamientos por parte de ciudadanos en el mundo de un extraño objeto durante las noches, como una nueva estrella gigante, bien podrían ser los testimonios vivos y confirmación ingenua de la existencia de un planeta que aun la comunidad científica está por corroborar o la de la nueva luna terrestre en que se ha convertido el asteroide  2020 CD₃ (o C26FED2), capturado por la gravedad de nuestro planeta. De tratarse de lo primero, la astronomía moderna estaría cerrando lazos con la astronomía antigua y muchos mitos cobrarían carta de certitud, así como se sentarían las bases de una nueva manera de abordar a los fenómenos astronómicos y la misma astrología, madre de la astronomía, tendría que ser revisada ahora sí en serio y en forma desde una perspectiva que le podría devolver en parte algo de crédito histórico, pero que también podría darle un carácter más científico y menos de superchería, de puente explicativo entre lo cósmico y lo mundano, como siempre ha pretendido mostrarse esta disciplina.

El miedo era oportuno antes...



"El miedo era oportuno antes, cuando conservábamos la esperanza"
Jean Paul Sarte, A puerta cerrada

COMO DIJE EN un video que transmití en vivo recientemente, la "creación" de un villano común y general, de mayor potencial aniquilador que el terrorismo, es la perfecta justificación para implementar medidas restrictivas, coercitivas. Todo es "por nuestro bien". Las autoridades, aun cuestionables en sus aspiraciones políticas y morales, en la ejecución de los planes de contingencia encuentran la palestra para erigirse héroes decisorios del futuro de nuestro desarrollo.
La corrupción que se quiere combatir va más allá de la corrupción en los ámbitos gubernamentales, institucionales, empresariales, pasa por arrasar la corrupción individual, mental, emocional, moral, sexual...

Contra lo que alguien puede pensar, y poniendo en cuestionamiento las posturas conspiracionistas tanto como las integristas, para reconstruir muchas veces hace falta destruir y no bastan una o dos o tres "bombas" que acaben con unos pocos miles, o un virus que infecte a millones.

La situación actual establece los indicios para la construcción de un discurso y un significado sociales basados ya no nada más en el  miedo a lo otro, sino al miedo a lo que hay dentro de uno orgánica y psicológicamente. Hoy ya no nada más comprendemos que el infierno son los otros, sino que el infierno está en nosotros.

En su libro "Los extravíos de la Libertad", Pierre Grimal anotaba, examinaba ya en la última década del siglo pasado un dilema que siempre se ha impuesto sobre el ser humano a lo largo de la Historia: ¿libertad o muerte? Es lo que se pregunta Hamlet en su cuestionamiento sobre ser o no ser: "¿Morir, dormir? Soñar tal vez". Y es lo que nos pone enfrente Calderón de la Barca al reflexionar: "¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ficción, una sombra, una ilusión, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son".

Alguien me decía hace muy poco que "este virus covid-19 es muy sabio, nos está dejando muchas lecciones". Y ahí está la ficción, el dotar de una inteligencia a una entidad que de la vida solo contiene el ARN puede resultar excesivo, pero es una metáfora de nosotros mismos.

Hoy muchos aquilatan los valores familiares, las instituciones enviadas al demonio, desgajadas, rebasadas por una sola cosa: el miedo. El miedo que es paralizante y la parálisis que es necesaria para la instauración de un nuevo orden. Es un factor entrópico. El caos que da pie al orden y que me da pie para este nuevo video que, mejor con mi voz, complementa y acomoda, organiza mis pensamientos hasta aquí apenas introducidos.


La Comunicación al servicio de la Salud Mental


DESDE HACE AÑO Y  MEDIO tengo atorado un ensayo que he venido escribiendo acerca de "la enfermedad mental" como pretexto para hacer un examen crítico de las llamadas "ciencias de la comunicación de las que soy profesional, y mismo sobre el que puede leerse un avance aquí.

A mes y medio de declarada la pandemia, a cuatro meses de distancia del primer caso reportado, tras una oleada de notas, reportajes, crónicas enfocadas en los datos, la información médica, las planeaciones gubernamentales, los protocolos, desde la semana pasada los medios han comenzado a difundir el lado más humano de esta crisis global. Comenzaron, entre noticias falsas, exageraciones y certezas verificadas, mostrando las desgarradoras imágenes de fallecidos en las calles de Ecuador, las que dimensionaron el problema que hasta entonces veíamos concentrado en las zonas hospitalarias o imaginábamos desde el claustro de nuestro aislamiento. Los testimonios de miedo, horror, indolencia, descrédito, paranoia, han dado paso a los testimonios cargados de palabras y miradas nostálgicas, en las que la angustia se mezcla con la esperanza (como en el video colectivo "Close to you" ) y la incertidumbre se encuentra con el coraje para sobrevivir.



Aquí dos muestras recientes, de muchas que ya circulan y empiezan a viralizarse (este concepto ya va resultando odioso) con un propósito de balancear la entropía en el sistema de comunicación. Así como la emergencia sanitaria implica una serie de fases, así también la planeación de la comunicación para el desarrollo las contempla como método, recurso y desahogo de las energías que se acumulan en el conflicto dentro del sistema psicosocial. Así y de muchas maneras más, mi profesión en tanto "agente del cambio", mirada por los más reticentes como "maestría en manipulación de las conciencias", cobra particular significado que, a contrapelo de lo que pueden pensar colegas como Andrés Oppenheimer al afirmar que podrá ser "sustituida" por la cibernética y la informática. Es posible, pero el toque humano siempre será esencial aun para desentrañar los vericuetos del más complejo algoritmo.