Aprendiendo a morir (Presentación)

julio 04, 2007 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Desde mí

Por Antonio de Vega y Torres

"Filosofar es aprender a morir" es el título de uno de los numerosos ensayos del escritor francés Michel Eyquem de Montaigne, importante autor renacentista. He querido comenzar este espacio con este tema por una simple razón: vivir es morir.

En verdad a muchas personas la muerte les resulta un tópico azas incómodo y prefieren disociarlo de toda referencia vital. Pues piensan que la muerte es desasosiego tanto como inmovilidad, cosa de espanto o indeseable, pero muy pocas veces se detienen a mirar que es lo más cotidiano y presente.

La respiración, mucho más que otras manifestaciones humanas como la risa, el trabajo incesante, el sexo o el sentimiento de culpa, por ser puramente de orden biológico es el principal indicio que nos permite comprender el valor de la vida y su vínculo indisoluble con la muerte.

Dos caras de la misma moneda, vida y muerte nos definen, nunca seremos nosotros quienes las determinen ni con leyes o buenos deseos, tampoco con actos pervertidos u odios recalcitrantes.

Comprendernos como seres humanos, a cabalidad, debería comenzar por el entendimiento de todo lo que rodea e implica a la vida como tránsito para la muerte. Igualmente, parte de ese comienzo debería ser el entendimiento de todo lo que rodea e implica la muerte en tanto fin último de la vida, tal como la conocemos.

Sin marginar puntos de vista, aproximaciones a este tema. Las meditaciones antropológicas que podrás leer aquí se encaminarán precisamente al engarce de aquellos pormenores de la vida y la muerte que nos hacen ser quienes somos: la risa, las lágrimas, el amor, la pena, los valores en todas sus formas, la política, la economía, la ecología, y en el centro de todo YO. Sí, YO; pues tendrás que perdonarme, estimado lector, internauta, paseante, curioso, o como quieras significarte, ya que, como decía el filósofo y novelista español Miguel de Unamuno, palabras más o menos, "sólo me tengo a mí para explicarme la vida".

Cada mañana, al despertar y descubrirme respirando, puedo percatarme de las múltiples posibilidades que me ofrece la vida y vivirla intensamente, no como si fuera a acabarse de pronto, sino aquilatando lo que acompaña a cada soplo, o puedo simplemente transitar. Y no es que sean dos formas de vida, una consciente de sí misma y la otra transida de rutina, sino son simplemente dos formas de morir: una, viviendo; la otra, muriendo.

Mientras tenga vida, meditaré sin sistema sobre estas y otras razones. Mientras vaya muriendo, meditaré sobre el significado de ser humano. En ambos casos, sin esperar una conclusión teorética o dogmática, por otra parte totalmente absurda de alcanzar. Pero sí comprometido conmigo. Desde mí, para mí, en mi mundo. Circunstancia y situación. Solamente un ego, YO.

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