Aprobada en lo general la minuta de la Ley de Seguridad

agosto 05, 2011 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Viéndolo desde mi perspectiva como escritor y poeta, además de comunicólogo, ni modo de hacerse loco como el monje.

La "palabra" que defiende el poeta Javier Sicilia que encabeza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad no es la misma en que se emplean los políticos.

La "palabra" de los políticos nada tiene que ver con la honra de nada y sí en cambio es fundamento de la confusión y la conveniencia. Convenir y negociar políticamente, aún siendo en estricto sentido un acto poético, no lleva a construir un poema pedagógico capaz de transformar las instituciones de un plumazo. Si bien constitucionalmente todo ciudadano, todo mexicano puede en su derecho introducir al congreso proyectos de iniciativas de ley, es claro que el desconocimiento de los procesos y procedimientos y métodos legislativos hace la diferencia entre ser tomado en cuenta o acabar en el archivo de iniciativas nonatas.

Primero que nada, Javier Sicilia no es político, sino poeta; y, aún más importante, es un padre agobiado por el duelo. Los psicólogos y tanatólogos recomiendan a los dolientes que al menos durante un año no intervengan o eviten la toma de decisiones importantes. Es loable (a mí me sucedió igual cuando intervine en mi comunidad con respecto al Viaducto Bicentenario) el esfuerzo de dar la cara a la sociedad y a la vida cuando el dolor de la pérdida es inmenso. Pero ese es un factor para que, bien o mal asesorado, Javier tenga cuidado de sus decisiones. Vaclav Havel movió a Polonia más por el cuidado de su palabras, que por el cuidado de sus política; pero ya en el gobierno hubo de invertir los términos.

Los poetas nos entendemos transformadores, mientras los políticos como planificadores; entre ambos falta la labor poética de los ejecutores y estos, muchas veces son los que terminan distorsionando las palabras de unos y las ideas de otros.

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