Descabezando encabezados

octubre 20, 2020 Santoñito Anacoreta 0 Comments


Recordando al eximio colega Raúl Prieto de la Loza "Nikito Nipongo", leo a veces ejemplos como la siguiente nota y me dan vergüenza ajena.

¡Nooo! ¡Si mis colegas periodistas y publicistas pueden ser divinos en la torpe e ignorante manera de manejar el lenguaje, el idioma, destrozando, haciendo mal ejemplo entre los muchos (no todos) ya de por sí ineptos lectores! Esta nota es irrisoria en su encabezamiento, ¡pobrecito automóvil! Ya lo imagino como al personaje de Derbez Eloy Gamenó reclamando: "¡Mi'ahorcó, óigame, no!"

La gramática correcta tendría que haber sido: "Sofocan incendio de vehículo sobre Periférico". Pues, como indica el diccionario el verbo sofocar es transitivo y además:

1.- Producir [el calor excesivo u otra cosa] sensación de ahogo o dificultad para respirar: "no soporto el calor del trópico porque me sofoca".

2.- Apagar o dominar una cosa que se extiende o se desarrolla, especialmente un fuego: "sofocar un incendio".

Examinemos la lógica detrás del encabezamiento y de la crítica que hago.

Aun cuando el vehículo es una cosa, sofocarlo llevaría a apagar su motor encendido por cualquier medio, y por lo tanto a detener su funcionamiento.

Dirán, ¡estaba encendido, mira el fuego! Sí, pero no es lo mismo apagar la chispa del motor que controlar un incendio en el motor o en cualquier parte del coche o un bosque o la casa, pues las causas de un incendio pueden ser diversas. Aun cuando el efecto final sea el pretendido, el orden lógico en la idea y la imagen mental que genera no son menos importantes.

La pregunta a responder para determinar el objeto directo de la proposición enunciada sería qué es lo sofocado y en función de la respuesta se da el orden de las palabras.

Sí, dirán que se puede responder que el objeto a sofocar es el "vehículo incendiado"; pero, el vehículo es, en esta respuesta, el núcleo del objeto directo, mientras el participio del verbo incendiar empleado como adjetivo pasa a ser el circunstancial de modo, mientras "sobre el Periférico" es el circunstancial de lugar.

Entonces, si lo que pretendemos es sofocar una acción perniciosa, lo sofocable tiene que ser el sustantivo que da pie o del que deriva el acto o verbo. Así, sofocar a una persona es producirle o provocarle ahogo en la respiración que deriva en respirar; por tanto, ahogar un vehículo puede conseguirse inyectando en la combustión más aire (comburente) o más gasolina (combustible) en la mezcla; mientras que ahogar al fuego implica añadir a la mezcla en plena combustión un gas, líquido o sólido que actúe como retardante o inhibidor. Lo sofocable aquí es el incendio y no el vehículo.

Dirán, lo explicado ¿no es lo mismo? Sí y no. Pues no es lo mismo ahogar, retardar la mezcla previa a la combustión que ahogar, retardar, calmar la combustión iniciada, en progreso o desarrollo. Lo que se requiere controlar es el incendio y no el vehículo para evitar un mal mayor.

Finalmente dirán, ¡pero la idea se entiende al cabo! Sí, porque así de rico y flexible es nuestro idioma y el lenguaje en general. Ello no justifica, empero, que se escriba y hable con la mayor y mejor propiedad y precisión posibles.

Mucho del trabajo en comunicación tiene que ver con lo anotado y no nada más los que nos dedicamos a informar o publicitar, difundir, educar tenemos un compromiso y una obligación para con el lenguaje, la cultura y el público, sino nuestro quehacer hace parte de una pedagogía y, está visto, la que fundamenta a nuestro pueblo ha mostrado ser tan endeble y vacua y torcida que por eso estamos como estamos: con padres y maestros que no reconocen la "o" ni por lo redondo, abogados y jueces y ministerios públicos que se la viven peleando, jugando, litigando en medio de interpretaciones fuera de lugar acerca de contratos, demandas, oficios y sentencias que, de tan mal redactadas so pretexto de la jerga propia de la profesión se vuelven no nada más ininteligibles sino tramposas. O gobernantes que hoy dicen y mañana se desdicen.

Ahora, más allá de las solas letras, pensemos: si en la política que hoy campea en México las cabezas empezaron a rodar, literal y metafóricamente tras la declaración de guerra al narcotráfico años atrás, entonces quizá descabezando encabezados podamos dar de modo más sencillo con las razones detrás de la miseria que nos compete como sociedad y nación.

El establecimiento de la agenda diaria por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador tendría que dar paso a encabezamientos más precisos, claros, transparentes y no servir de vanagloria y condescencencia lambiscona de doctos periodistas que apenas sirven como remedos de bufones convertidos en heraldos con más interés en el palo y el pastelazo en el escenario de las redes sociales que en develar la verdad y hacer crítica.

Los acontecimientos y dichos recientes tras la detención del general Secretario de la Defensa Salvador Cienfuegos Zepeda en EE.UU. a manos de una DEA ínclita por corrupta, retorcida y atrabiliaria, vistos como un mensaje entre gobiernos, equivalen a cualquiera de los elementos necesarios para que suceda una combustión.

En México como en Estados Unidos la división y el descontento sociales están candentes, la presión está aumentando de formas peligrosas, en parte por efecto de la pandemia y en parte por efecto de la recesión mundial, sin mencionar las torpes decisiones de gobiernos, y la vía rápida ha sido insuficiente para la solución de conflictos.

¡Ya no es nada más la economía, imbéciles! No es echando baldes de agua fría o polvo de extintor como AMLO o Trump o FRENAAA conseguirán apagar los fuegos encendidos por ellos mismos dentro y fuera. Y no es tampoco atizando con el soplador como sofocarán la inconformidad ciudadana o la que, mundialmente, está germinando en las cajas de Petri donde se está cultivando la guerra que viene. No es haciéndose pendejo, ese a quien le habla la Virgen, como la oposición cifrará los liderazgos que hacen falta para consolidar a la democracia. A menos, claro está, que todo sea parte de una fantástica conspiración no nada más para disminuir la cantidad de gente en el planeta por medio de pandemias, sino para forzar guerras intestinas, regionales y planetarias que consigan, mediante la conflagración, aumentar artificialmente la tasa de mortalidad por contraste con la de natalidad. Pues no hay duda que la capacidad del planeta para sostener la vida humana y en general está siendo puesta a prueba y el cambio climático no es sino un conjunto de reacciones naturales a una serie de acciones naturales y humanas.

¿Qué encabezamientos, qué lógica queremos leer mañana?

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