Te aplacas o te aplacamos AMLO

marzo 06, 2023 Santoñito Anacoreta 0 Comments


ERA DE LA OPINIÓN... de que, como reza el refrán, el valiente vive hasta cuando el cobarde quiere, pero al parecer en la política mexicana se ha pretendido aplicarlo viceversa y tergiversándolo, de modo que el cobarde vive mientras el valiente no pueda y en tanto no se anime a poner un alto a las tropelías de los necios, quienes suelen cometerlas por rencor, envidia, ira malsana, autocracia o locura. Es decir, parecería que la valentía cobarde de cerrar pozos petroleros redunda más en beneficios que la valiente cobardía de la prudencia tolerante y sosegada, más dispuesta a soportar con una aparentemente virtuosa abnegación los embates de los abusos del poder 

Digo lo anterior como reacción a la reciente demanda de amparo interpuesta desde septiembre del año pasado por la prestigiada escritora, académica y colega periodista, Denise Dresser, contra el presidente Andrés Manuel López Obrador. Un hecho sin precedentes en la Historia de México. El caso incluso sirvió de pretexto a Santiago Creel, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados para, con un discurso contestatario propio de un aspirante a ser candidato por su partido, el PAN, a la Presidencia de la República, emitir advertencias como la deslizada, en días pasados.

Si él no se quiere comportar como Presidente de la República, pues se lo vamos a estar recordando una y otra vez; y cada vez de manera más severa, más directa, más concreta, para que vea que, en esto, no estamos jugando": Santiago Creel

Choque de opiniones

Si en la Ciudad de México chocan los trenes, en la política chocan las palabras.

Harta, como muchos de nosotros, de ser sujeta, ya de manera directa o indirecta, de los denuestos que el primer mandatario de la nación disfruta desperdigar a diestra y siniestra al momento de sus abusivas "Mañaneras", la escritora y —a ojos de algunos— rijosa tuitera, decidió en septiembre del año pasado asesorarse con el Consejo Nacional de Litigio Estratégico para efectuar una acción legal contra Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, por violentar sus derechos humanos y ciudadanos.

En su más reciente colaboración en el diario Reforma, Dresser recuerda que, en una primera sentencia, la Secretaria de Acuerdos de la jueza que recibió su recurso argumentó sobre las evidentes mentiras y difamaciones del presidente sobre la escritora que son: "simples opiniones y un ejemplo de la libertad de expresión". Y agrega Dresser, para no olvidar como ciudadanos que tal aseveración es un desatino: "el Artículo 134 de la Constitución acota las expresiones de servidores públicos a temas que atañen a su trabajo, y no pueden utilizar nombres, imágenes, voces o símbolos". (Aquí peca de ilusa, como si el presidente no pudiera hacer referencias sutiles e indirectas con el mismo efecto nocivo y difamatorio).

Si hemos de ser equitativos, flaco favor pues le hace el poder judicial a la libertad de expresión; y flaco favor hace la Constitución al derecho del ciudadano encumbrado al máximo cargo.

Este diferendo en el litigio da mucho para reflexionar, empezando por el cuestionamiento de si un ciudadano erigido en funcionario público, como lo son los cargos de elección popular (legisladores y gobernantes) y sus respectivas administraciones, ¿por ese solo hecho ven mermados sus derechos como el de expresión, tal como indica el Artículo 134? ¿Qué es más perverso, permitir la entera libertad expresiva, sin acotamientos, tentando al abuso del poder? ¿O regular los límites de los que, detentando el poder por designio popular, han de aguantarse estoicamente las ganas de despotricar como cualquier ciudadano contra lo que no les acomoda o agrada?

El hecho es indicio relevante que ojalá no caiga en el basurero de la Historia y, en cambio, además de sentar precedente permita a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación hacer, en su condición de poder equitativo al presidencial, la jurisprudencia respectiva para que ningún otro mandatario o funcionario público se vean tentados o se sientan en libertad de ejercer el poder desde el templete de la manera artera, aviesa y desproporcionada con que Andrés López Obrador lo ha venido haciendo desde que comenzó su régimen, no solo distorsionando un mecanismo en principio útil como podrían haber sido las "Mañaneras" en tanto recurso comunicativo y de información, sino transformándose él mismo en un remedo de mal "estandopero" cuyas gracejadas polarizantes son solo festejadas por la claque de simpatizantes, medios oficialistas de turno y demás fauna de impertinentes zopencos. ¿Y qué podemos decir de las artimañas legaloides como las interpuestas en sentido contrario por la la magistrada Yazmín Esquivel Mossa para acallar a los denunciantes del plagio de que se la acusa? ¿No son estos rasgos de otra cara del libertinaje y la anarquía? 

Los caminos torcidos de la opinioncracia

Conste que no digo, desde mi ámbito profesional de la comunicación, que las "Mañaneras" no sean un instrumento del poder con virtudes. La novedad, copiada de los americanos con tintes extraídos del acostumbrado proceder castrista cubano, instaurada por AMLO cuando fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, a la sazón Distrito Federal, entonces compitió con la propuesta del propio presidente en turno Ernesto Zedillo quien sólo realizó una conferencia de prensa al estilo gringo o europeo, sin sentirse realmente cómodo. Esa claudicación abrió la puerta para el uso excesivo de las conferencias "Mañaneras" por parte de AMLO ayer y peor hoy, transformando el templete a veces en púlpito, a veces en escenario para sainetes.

Ahora, en el interés por abrirle puertas y ventanas al presidente, los diputados morenistas han querido además aderezar el pastel de la intolerancia colocando la cereza de una reforma a la Ley de Imprenta de mil novecientos diecisiete mas no para actualizarla, sino para enfatizar su sesgo autocrático, censor, conservadurista propio del carrancismo que la promulgó, aunque los legisladores presenten su propuesta como todo lo contrario, una reforma moderna, progresista y populista nacida del bien hacer de las buenas conciencias.

Cierto, la Ley de Imprenta debe de actualizarse como ya se hizo con la Ley de Radio y Televisión promulgada en tiempos de Luis Echeverría Álvarez. Pero dicha actualización debe de hacerse en función y a la luz de las reformas ya efectuadas en la Constitución por las legislaturas pasadas, y no como una ocurrencia del reyezuelo y su corte de lambiscones.

El derecho de réplica debe revisarse a la letra para ajustarlo de la manera adecuada y ser ejercido en tiempo y forma, considerando las complicaciones tecnológicas de ahora; porque hoy quien difama y quien es difamado tienen un terreno disparejo para el entendimiento y la exposición de sus opiniones y argumentos. Mientras el primero emplea diez palabras, el segundo está limitado a expresar su desacuerdo y demandar satisfacción con tres palabras acomodadas en el rincón más olvidado del mismo medio. Mientras uno hace un video corto que difunde de forma viral en TikTok, el otro se descose en un texto escrito e impreso en un blog o un periódico que solo unos pocos leerán con detenimiento. La réplica entonces queda sujeta y dependiente del consumo de contenidos por parte del público y sus usos, costumbres y preferencias mediáticas.

En realidad la réplica, a no ser como aderezo del chisme, no le importa a nadie más que al quejoso denunciante y al actor presunto ofensor.

Si las "Mañaneras" fueran un medio de comunicación de veras y no solo un teatro de mala factura, tendrían que atenerse a las mismas regulaciones, y el presidente como su administración tendrían que someterse, en tanto editores de contenido, a las mismas exigencias que aplican a los que, personas morales o físicas, contrarían su voluntad aun presentando datos duros e incontrovertibles, muchas veces tomados de las mismas fuentes oficiales, lo que resulta contradictorio.

El caso de Denise Dresser, lo sabemos, no es el único ni el primero desde el punto de vista de los abusos del poder durante el gobierno actual. Sin embargo, es el primero en decir de forma definitiva y contundente ¡ya basta! El problema es que al igual que el presidente, la quejosa raya en el choque de opiniones que no llevan a nada, como se lee en su carta abierta donde "explica" sus motivos como en una especie de boxeo de sombra.

Carta Abierta de Denise Dresser. Fuente: Cuenta Twitter de Denise Dresser.

Este gobierno se ha llenado la boca, desde su campaña electoral, con promesas que a la postre y sobre la marcha pocas han sido cumplidas y, tanto o más que en gobiernos previos, se han revelado con toda su dimensión de mentiras y exageraciones demagógicas. Las "Mañaneras" han sido por un lado la expresión de un estilo personal de gobernar, no precisamente el mejor ni el peor; y por otro el espejo donde la mezquindad halla su reflejo.

Al final, y leyendo la explicación añadida por Dresser en una carta abierta, queda claro que todo no es sino un retorcido juego de teléfono descompuesto donde la opinioncracia revela la capacidad de sus vicios y el "pueblo bueno" encuentra más motivos para verse distraído de lo verdaderamente importante para su destino.

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