Todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar.

marzo 01, 2023 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Foto: Instagram / anagabrieloficial

LO OCURRIDO recientemente durante un concierto en Los Ángeles de la cantante mexicana Ana Gabriel es un indicio de las contradicciones sociales por lo menos en México y de los mexicanos como público, dondequiera que nos encontremos.

Es conocido que como pueblo y cultura somos melómanos y exigentes, que no nos llenamos con facilidad, y en general y desde hace mucho los artistas propios y extranjeros saben que el público mexicano pide siempre más y mejores espectáculos. Además no gusta de que se le mezclen de improviso asuntos y temas en apariencia disímbolos y menos que se le regañe y ridiculice sin un consentimiento previo, como ocurre con algunos comediantes.

Cuando la gente va a ver a un cantante cantar, eso espera: música por sobre todo. Puede tolerar puentes discursivos en los que el artista guía la temática para dar una coherencia y congruencia al repertorio a presentar introduciendo una canción nueva, resaltando el significado de tal o cual pasaje, siempre en el afán de hacerse cómplice del público en la obtención de los efectos emocionales e intelectuales esperados o planeados al momento de construir el drama espectacular y su contexto.

Ello, no obstante, no tendría por qué menoscabar el derecho de expresión del artista en torno a otros temas que, como persona y ciudadano, le interesan, preocupan y aquejan. Sin embargo, es cierto que el artista debe mostrarse asaz sensible y sutil a fin de determinar la manera y el momento precisos, adecuados, oportunos y pertinentes cuando puede extraer de su ronco pecho ya no el gorgorito melódico, el chiste improvisado, la provocación insidiosa sino el mensaje motivador o incluso aleccionador.

Hoy, como el día del concierto, se han escandalizado y sentido ofendidos los estúpidos,los cretinos  y obtusos que, con una mediana razón y siendo parte del público presente en el concierto o espectadores en la distancia atenidos a los resúmenes noticiosos, vieron a una Ana Gabriel dispuesta a exponer su postura política en torno al Instituto Nacional Electoral, la democracia y la libertad en México, así como en países a los que, por esa misma postura ideológica ella ha optado por no presentarse: Venezuela, Cuba, Nicaragua cuyos gobiernos dictatoriales han minado la calidad de vida de sus ciudadanos.

La cantante expuso preocupada su parecer sobre el grado de descomposición sociopolítica y la inseguridad que se vive en México. Argumentó que por ese mismo motivo actuaba en EE.UU. porque ahí juntaba muchas nacionalidades sobre las cuales, de manera improvisada y pretenciosa, podría deslizar el mensaje que alertara a su conciencia.

Ana Gabriel no es la primera ni será la última artista en dejarse llevar por la suposición, bastante acertada, de que el escenario es palestra oportuna para ejercer el poder de la influencia y la persuasión sobre las masas hacia tópicos específicos incluida la política. El arte al final de cuentas es un medio de comunicación más, y como tal entre sus funciones y disfunciones también está la de formar opinión. No se trata de una práctica exclusiva de los oradores políticos, nosotros los periodistas de fondo, articulistas o académicos. En Europa y en Estados Unidos es una práctica más o menos frecuente, y ejemplos pueden mencionarse muchos, algunos afortunados en la reacción del respetable, otras veces no, como ha sido este caso.

Hay quienes tachan a los artistas metidos a la política como activistas o de manera franca como candidatos a un puesto de elección popular. Esos críticos badulaques creen que el artista, como el zapatero, ha de dedicarse a su actividad y nada más. Y algunos artistas, asumiendo su papel, están dispuestos a mantenerse al margen por salud mental o de su prestigio. Lo que está bien, siempre y cuando el ejercicio profesional no vaya de la mano de la coerción autoinfligida por miedo a la pérdida de popularidad y otros privilegios que la fama da.

Por supuesto están los que piensan lo contrario y actúan en consecuencia, y no por ser artistas separan su condición como personas y ciudadanos de su actividad profesional, la que ejercen así de manera comprometida no solo con lo que la define sino con la sociedad a la cual se debe.

Mientras en otros países artistas han alcanzado gubernaturas o presidencias, en México ha sido usual que los partidos políticos aprovechen la popularidad de determinadas celebridades provenientes de diversos ámbitos de la cultura, como el deporte, la intelectualidad, el cine o la televisión para "jalar agua para su molino", ganar y asegurar votos que garanticen curules de representación proporcional en el Congreso u ocupar alcaldías. Y tal práctica ha terminado por tergiversar el derecho y los afanes legítimos que las celebridades, en tanto ciudadanos, comparten con el resto de la sociedad para votar y ser votados, independientemente de que sean o no doctos en leyes o política. Ahí tenemos a Jesusa Rodríguez, Carmen Salinas (q.p.d.), Paquita la del Barrio, Sergio Mayer. la hoy fallecida y siempre controversial Irma Serrano, y toda una pléyade entre la que han estado lo mismo lumbreras que cabido socotrocos de pelmazos.

Lo cierto es que, en política, al final todos somos neófitos y no hay una verdad absoluta en eso como en otros asuntos, lo que deja a cualquiera en libertad de expresar su opinión y compartirla con quienes considera necesario hacerlo. Ana Gabriel ahora, como en otro momento Barbra Streisand o Elton John o Alex Lora, Eugenia León han tenido oportunidades para exhibir sus filiaciones y sus fobias políticas e ideológicas tanto como Silvio Rodríguez o tantos más.

Entonces y para terminar, lo que estuvo mal de parte de Ana Gabriel no fueron sus dichos tanto como la sensibilidad para pulsar el tono, el momento y la manera para deslizar su parecer. Lo que estuvo mal fue su reacción de enojo virulento frente al abucheo del público. Pudo haber hecho, en vez de un freno tajante en el concierto, utilizar como pretexto alguna de las canciones, introducir el mensaje y rematarlo con la letra motivadora y sugerente, incluir como parte de su propuesta artística el mensaje propositivo o reaccionario, como se quiera leer, dirigiendo así, canalizando el significado de las palabras hacia el meollo de su preocupación, compartiéndola, propiciando un elemento de mutua identificación entre público y artista sin tergiversar el ánimo subyacente. Entonces y así, su concierto habría tomado una altura distinta y ella habría sido valorada también bajo otro cariz.

Lo que estuvo mal fue brincar como la maestra o la madre exaltada que se llama ofendida exagerando su lectura de la reacción rebelde del crío berrinchudo, y pretender como respuesta la reprensión mediante el chanclazo o el chantaje moral.

Pero también, hay que decirlo, lo que estuvo mal fue la intolerancia explícita del público que, amparado en el anonimato de la masa enajenante, linchó de tal manera irrespetuosa a un individuo, censurando su posibilidad y derecho de expresarse libremente, dejando de tal modo y con tal claridad que la tiranía de la masa puede ser tanto o peor que la de los gobiernos autocráticos.

La disculpa posterior de Ana Gabriel en entrevistas justificando su conducta en hechos personales intrascendentes para el público ha sido en verdad injusta e innecesaria. Sin embargo, queda tanto para la cantante y compositora como para el público que la sigue y admira una lección en la paráfrasis: todo cabe en un concierto sabiéndolo acomodar.


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P.D. Como final, algunos harían bien en tomar seriamente las consideraciones que Lena Horne hiciera en los tiempos del macartismo en EE.UU. y que se sugieren en su canción "Napoleon", aquí interpretada por Barbra Streisand (debajo la letra y su traducción).




Napoleon's a pastry

Bismarck is a herring

Alexander's a crème de cacao mixed with rum

Herbie Hoover is a vacuum


Columbus is a circle and a day off

Pershing is a square, what a pay-off

Julius Caesar is now a salad on a shelf

So, little brother, get wise to yourself


Life's a bowl and it's full of cherry pits

Play it big and it throws you for a loop

That's the way with fate, comes today, we're great

Comes tomorrow, we're tomato soup


Napoleon's a pastry

Get this under your brow

What once useta be a roosta'

Is just a dusta' now


DuBarry is a lipstick

Pompadour's a hairdo

Good Queen Mary just floats along from pier to pier

Venus De Milo is a pink brassiere


Sir Gladstone is a bag, ain't it shocking?

And the mighty Kaiser, just a stocking

The Czar of Russia is now a jar of caviar

Even Cleopatra is a black cigar


Yes, my honey lamb, Swift is just a ham

Lincoln's a tunnel, Coolidge is a dam

Yes, my noble lads, comes today, we're fads

Comes tomorrow, we are subway ads


Homer is just a swat

Get this under your brow

All these bigwig controversials

Are just commercials now


Life's a bowl and it's full of cherries

Better get your jug of wine

And loaf of love

Before that final vow

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(Traducción)

Napoleón es un pastel

Bismarck es un arenque

Alexander's una crema de cacao mezclada con ron

Herbie Hoover es un vacío


Colón es un círculo y un día libre.

Pershing es un cuadrado, qué recompensa

Julio César ahora es una ensalada en un estante

Entonces, hermanito, sé sabio contigo mismo


La vida es un cuenco y está lleno de huesos de cereza.

Juega a lo grande y te lanza por un bucle

Así es el destino, llega hoy, somos geniales

Viene mañana, somos sopa de tomate


Napoleón es un pastel

Pon esto debajo de tu frente

Lo que una vez solía ser un gallo

Es solo un polvo ahora


DuBarry es un lápiz labial

Pompadour es un peinado

Good Queen Mary simplemente flota de muelle en muelle

Venus De Milo es un sujetador rosa


Sir Gladstone es una bolsa, ¿no es impactante?

Y el poderoso Kaiser, solo una media

El Zar de Rusia es ahora un tarro de caviar

Incluso Cleopatra es un cigarro negro


Sí, mi cordero de miel, Swift es solo un jamón

Lincoln es un túnel, Coolidge es una presa

Sí, mis nobles muchachos, llega hoy, estamos de moda.

Viene mañana, somos anuncios de metro


Homer es solo un golpe

Pon esto debajo de tu frente

Todas estas controversias de peces gordos

Son solo comerciales ahora


La vida es un cuenco y está lleno de cerezas.

Mejor consigue tu jarra de vino

y pan de amor

Antes de ese voto final

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Sobre la censura, venga de donde venga, y sus efectos


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