Vecinos tapan agujero clandestino

El sábado 1 de agosto, vecinos del fraccionamiento La Florida tomaron palas, azadones y picos para tapar el agujero escarbado quince días antes por desconocidos en el camellón del fraccionamiento.

En el video que ahora añado a mis Archivos de Crónicas, doy seguimiento y continuidad a lo que he venido informando en la sección "Vecindario" sobre el Agujero en La Florida.





Monumento a la ignominia. La Florida Chicxulub

LEO UNA NOTA ESCRITA por la dilecta colega Rebeca Jiménez en El Universal del 21 de agosto de 2014, la cita que hace de la exclamación a gritos de un personaje llamado “Míster Bache”: ¡No más hoyos!

Este personaje que responde al nombre del ciudadano Antonio Arzate Flores abrazó como causa la erradicación de los baches. Su primera aparición la hizo acompañado de decenas de vecinos e incluso de militantes del PAN y PRD.

El miércoles 29 de julio,”Míster Bache”, que se muestra ataviado con máscaras de luchador de la triple “A” se presentó en el Cabildo del municipio de Naucalpan de Juárez para hacer una más de sus apariciones y habiendo sido seleccionado por quién sabe qué razones del Secretario de Gobierno del Ayuntamiento para presentar una ponencia ante el pleno y alrededor de los temas que le preocupan como son los hoyos que abundan en las calles y avenidas del municipio. Esto luego que el 16 de julio el MANO exigiera al Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM) aclarar el uso y destino de 11 millones de pesos ―de un total de 40 millones― que el gobierno mexiquense liberó para tapar al menos 14 mil baches; y esto, también, como parte de la iniciativa municipal de “abrir” el Cabildo, la “casa del pueblo” a la participación ciudadana en lo que ha llamado la presidenta interina Claudia Oyoque los "miércoles del pueblo".

Como reporté en mis Indicios Metropolitanos, hace dos semanas y piquito en el fraccionamiento La Florida apareció de la noche a la mañana un hoyo de tamaño descomunal y mucho más peligroso todavía que los baches a los cuales hace referencia “Míster Bache”. Vecinos que testimoniaron el hecho recurrieron a las fuerzas de seguridad y no se vio más por ahí a los trabajadores de a saber qué empresa que pretendía levantar un anuncio espectacular.

¿Dónde estuvo “Míster Bache” entonces? ¿Dónde está ahora ese “superhéroe” naucalpense inspirado en “El Santo”, “Blue Demon”, “Fray Tormenta”? ¿O es que el hoyo de La Florida, este moderno cráter postdiluviano debe ser materia de otra clase de superhéroe especializado más en agujeros y túneles como el usado por “El Chapo”? ¿Dónde está “Míster Bache” que no se ha enterado de este agujero desde hace 2 semanas?

 ¿Por qué tenemos que ser los ciudadanos comunes y corrientes los que tapemos los “agujeros” dejados por los gobernantes, los ambiciosos, los legisladores y los jueces?

México ya parece queso gruyere, repleto de agujeros y túneles ocasionados por esas fructíferas bacterias y hongos pertenecientes a los filums de la corrupción, la dejadez, el abuso de poder.

Tenemos toda clase de agujeros. Así como en las calles, tenemos los legales y los de la conciencia.

Bache en la confluencia de Paseo del Verano,
Paseo de Echegaray y Paseo del Otoño, Fracc. La Florida.
Al fondo, márgen del Río Chico de Los Remedios
que desbordara en julio de 2015.
Foto: Archivo VETA Creativa
¿Dónde está “Míster Bache”, de qué sirve fuera de una máscara e imágenes promocionales para no sé qué fines disfrazados? ¿Dónde está Antonio Arzate Flores dirigente del Movimiento Antibache Naucalpan Organizado (MANO)? ¿Tenemos que hacer un Movimiento Antiagujeros y Túneles Tenebrosos (MATUTE) para ser escuchados y atendidos? ¿Quién se va hacer cargo de tapar el hoyo ―dicho sin albur― que ya es metáfora de los múltiples agujeros en distintos aspectos de nuestra sociedad, nuestra economía y nuestra política? ¿Quién se va a hacer cargo, el gobierno municipal o el Estatal que declararon a mis Indicios Metropolitanos no haber dado ninguna clase de permiso para construir allí anuncios espectaculares? ¿Cuál fue la empresa que llegó con su maquinaria y sus camiones a literalmente robar un cacho de tierra a La Florida dejando la correspondiente oquedad?

Habría que traer a los trabajadores que hicieron el agujero dado que ya están fichados, están sus nombres en el ayuntamiento porque fueron llevados ante el juez calificador. Deberían ser obligados a tapar el agujero que ellos hicieron y asimismo declarar para quién lo hicieron. La ciudadanía no tiene por qué tapar ningún agujero que no haya sido hecho por ella. Responsabilidad también implica competencia y viceversa.

Entiendo que la seguridad de la ciudadanía es lo primero y que resulta poco más que preocupante dejar a la buena de Dios un hoyo como este o como las barrancas más que zanjas dejadas por inmobiliarias en diversos puntos del municipio luego de pretender construir edificios o complejos comerciales y de oficinas en baldíos o en glorietas. Aquí hay prácticamente una tumba abierta en la que puede caer desde una cochinilla hasta alguno de nuestros vecinos ancianos o algún joven; como en aquellos otros casos han estado a cielo abierto y por años gigantescos tiraderos con vocación de fosas comunes.

A mí, por mi parte y de forma muy personal, no me pesan las manos para tomar una pala y escarbar de regreso la tierra suelta; pero, siendo objetivo, el agujero tal como se encuentra ahora cobra un significado, un simbolismo, un valor emblemático tanto o más importante que las mismas Torres de Satélite.

El agujero, si no lo tapamos los vecinos y al contrario lo rodeamos con una cerca que permita mirarlo pero evite el acercamiento, lo hacemos de inmediato Monumento a la Ignominia ―aunque, claro, ya sabemos que más pronto que tarde la ignominia sirve de refugio para la basura y los desperdicios o incluso para el ingenio de algún “cagado” que mire en la ocasión una letrina, como hizo algún turista mexicano orinando en el pebetero bajo la Torre Eiffel, en Francia―. No desaprovechemos la ocasión de embarrarle en la cara a los culpables y a la sociedad indiferente el lodo de hechos y casos como éste. De poco vale la buena voluntad de unos pocos dispuestos a “tapar un agujero”, cuando quedan tantos más al descubierto.

Esta tarde, vecinos del fraccionamiento "honrarán" dicho "monumento" en punto de las 18 hrs.

Leyendo de cabeza

TE EXTRAÑARÁ QUIZÁS, querido lector, lo que comentaré esta vez aquí, en esta sección “Palabra y Media” donde por lo común trato temas relativos al uso del lenguaje en los medios y sobre el lenguaje de los medios. Pero que no te engañe el aspecto superficial de lo tratado porque a fin de cuentas las estadísticas, rama de las matemáticas, es una expresión lingüística sintética y como tal, cuando se la emplea en los medios de comunicación requiere conocimientos precisos y claridad de pensamiento para no generar en el público masivo equívocos o falacias.

Te extrañará también que por segunda ocasión y como ocurrió con mi texto “A la sombra de una duda”, ponga lo dicho aquí entre “Paréntesis”. Es que el tema en uno y otro se presta.

En el blog colectivo Polemón del escritor mexicano Jaime Avilés se reprodujo el último día de julio de 2015 la encuesta elaborada por el periódico Reforma para medir los niveles de aprobación versus desaprobación de la gente sobre el gobierno del mandatario Enrique Peña Nieto. Por su parte, Consulta Mitofsky, como otras empresas dedicadas a la medición del parecer público, hizo de conocimiento general sus mediciones alrededor del mismo tema para el séptimo trimestre del régimen, pero abarcando además otras vertientes como la aprobación y desaprobación generales sobre gobiernos estatales y legisladores y otros tópicos asociados.

Me vi obligado a comentar a la Redacción de Polemón, de colega a colegas, que no nada más me parecía muy interesante, como de costumbre, su publicación, pero les conminé a tener cuidado con la lectura hecha por ellos de los datos estadísticos. Si bien la Redacción del blog comprendió el trasfondo y el sentido de los resultados de la encuesta, la lectura hecha resultaba errónea y confusa para el lego en estadísticas.

Ejemplo, Polemón anotó en el primer párrafo de su artículo (sic): 
Esto representa una pérdida de 34 puntos porcentuales desde abril de 2013, cuando la desaprobación hacia el pirísta era de 30%.
Encuesta: Reforma
Cuando la gráfica mostraba no una caída sino un ascenso de 30 a 64 puntos porcentuales para la desaprobación y un descenso de 50% a 34% en la aprobación. Es decir, la caída en la aprobación de la gente sobre el gobierno de Enrique Peña Nieto es en verdad de 24% y no 34% como Polemón informó equivocadamente leyendo al revés los datos. Quizá por la carga psicológica derivada de contrastar las variables de aprobación y desaprobación, queriendo destacar el descenso en la aprobación, el medio enfatizó el aumento en la reprobación, el que sí creció en 34 puntos porcentuales; no cayó sino aumentó. La explicación, tal cual la expuso Polemón, requeriría una gráfica de orientación distinta con cifras negativas.

Lo anterior puede parecer verdad de Perogrullo para algunos, especialmente para los que se dan de muy enterados y chichos en la materia, pero la sutileza interpretativa en las estadísticas es lo que las hace manipulables al gusto del consumidor y, aun cuando matemáticamente implican cierto grado de precisión, esta puede difuminarse por virtud de una presentación poco clara y/o una lectura torpe o amañada.

Ya fuera por interpretación del medio o que Polemón se limitara a transcribir la descripción del diario Reforma, la descripción de los resultados es errónea, confusa, tergiversada y, por ende, voluntaria o involuntariamente sensacionalista y poco objetiva.

Al margen de esta lectura alrevesada por parte de un medio ―cosa más o menos frecuente entre muchos colegas periodistas para los que las matemáticas han sido su coco duro de pelar―, los datos no dejan de ser relevantes porque retratan un momento en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y en general de la clase política de todos los niveles en franca descomposición, por lo menos a ojos de la ciudadanía.

Encuesta: Consulta Mitofsky
La gente, no nada más está harta de la manera como se ejerce la política, de la corrupción que la acompaña y define, de las mentiras y las falsas promesas; está fastidiada del estado de inmovilidad que guardan las cosas en el país y cómo, adicionalmente, los abusos de poder tanto público como privado siguen haciendo estragos ―y no solo en lo económico― a favor de unas minorías.

Pero lo anterior no es exclusivo de México. Dice el refrán: mal de muchos es consuelo de tontos; pero no creo que la población mundial sea tonta. Bastantes problemas aquejan a todos como para que encima los ambiciosos, los mezquinos, los egoístas, los abusivos hagan agosto para tales o cuales aprovechados en medio de la confusión, el descontento y la indiferencia y a costa del resto.

Encuestas como las comentadas se repiten régimen tras régimen, país tras país. Es más o menos común que a mediados de los periodos gubernamentales las cifras estadísticas relacionadas con la popularidad tiendan a la baja; la magia del matrimonio siempre la menoscaba la rutina. Lo preocupante ahora es que esto se está viendo generalizado y la caída de las popularidades se ha visto más pronunciada e incluso acelerada allá como acá. La realidad, tarde o temprano, termina imponiéndose sobre las ilusiones y los deseos.

Los mexicanos estamos abrumados por los aspectos negativos y dolorosos de la realidad que nos aqueja, sentimos que nada avanza, el dinero circulante se suelta a cuentagotas en espera de los efectos mayúsculos, macroeconómicos de las reformas impulsadas por el gobierno actual. Estamos avisados que los resultados comenzarán a experimentarse paulatinamente a partir del 2016 y de manera más notable entre 2017 y 2018 para algunos rubros, mientras tanto, el bolsillo del mexicano de a pie ya luce agujerado, pero no por desgaste usual de meter la mano y extraer monedas, sino por meter la mano y aun rascando no hallar ni un quinto.

En la medida que quienes nos dedicamos a leer la información para allegarla al público y quienes gobiernan sigamos empecinados a ver un mundo del revés, continuaremos abonando al desencanto, al desequilibrio y generando inconformidad e incluso alimentando el encono, y ya se sabe que este no necesita sino el más mínimo pretexto para encajarse en el ánimo.