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Foto: Archivo VETA Creativa |
SIN DUDA LA CELERIDAD con que en ocasiones pueden trabajar
las dependencias de Servicios Públicos y Obras Públicas de Naucalpan, como de
otros municipios en el país, puede ser pasmosa. Y así quedó demostrado la noche
que transcurrió entre el momento de mi publicación intitulada “
¡Para
eso me gustaban!” y el día siguiente, cuando los baches reportados en ese
texto al fin fueron cubiertos con asfalto luego de días de no ser atendidos
(ojalá dure el gusto).
El gobierno de Naucalpan tiene una excusa para su morosidad
en la programación de los servicios y las obras públicas: el presupuesto está
de “cuenta chiles”, no hay dinero suficiente a consecuencia de las deudas
heredadas más las adquiridas en fechas más cercanas.
Aquí, en
Indicios Metropolitanos lo dije, no
una vez sino varias, que el gobierno de Edgar Olvera tendría, como tiene,
poco
margen de maniobra; y así ha sido. No obstante, ahí va, caminando,
resolviendo problemas —no siempre de la mejor manera—, tratando de satisfacer las
necesidades y demandas de su población gobernada.
Tapar el par de baches motivo del reportaje anterior en cosa
de una noche habla tanto muy bien como muy mal del gobierno. La conclusión no
puede ser solo en el lado positivo. ¡Qué bien! que se eliminó el peligro para
conductores de vehículos y transeúntes. ¡Qué mal! que haya sucedido casi de
inmediato de un jalón de oreja, de donde quiera que haya provenido.
Por su parte, los ciudadanos, incluso el delegado y los
policías, involucrados, tuvieron y tienen su propia y respetable excusa: si el
gobierno no actúa, nosotros lo hacemos; sea de manera formal o informal. Lo que
cuenta es la intención.
Se cometió sin duda un error: utilizar un vehículo oficial
como lo es una patrulla para una función que no es la especificada por ley,
para cargar costales con cascajo, en vez de emplear un transporte particular y eximir
a los policías de la responsabilidad de incurrir en una falta administrativa. Así,
lo que era una noble causa se ensució por una torpeza en el proceder que pudo
haber costado incluso la libertad a los policías que, cumpliendo además con el
afán tras la política gubernamental de trabar proximidad con la ciudadanía con
el fin de mejorar la imagen y la relación, por hacer un bien pasaron por encima
de la ley que los obliga y para la que no hay excepciones.
Nadie fue castigado. El “incidente” no pasó de una llamada
de atención a los actores. Y eso estuvo bien. Hoy los policías tienen la
instrucción de tener cuidado y no prestarse a situaciones anómalas, sin que por
ello deje de prestarse auxilio a la ciudadanía en lo necesario en un ánimo
constructivo de cooperación, que fue el espíritu que prevaleció en el hecho básico.
Las intenciones cuentan, pero no tanto más que las formas.
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Policía montada, luminarias, podas en La Florida
Fotos: Archivo VETA Creativa |
¡Qué bien! que no trascendió a mayores consecuencias como el
arresto de personal valioso. No era —hablando de intenciones— el propósito de
este espacio incidir de manera negativa, provocar un mal a quienes, en su noble
ingenuidad o desconocimiento o bonhomía actuaron de buena fe. En todo caso, el propósito
era —y se consiguió, de la mano de las gestiones respectivas de los personajes
pertinentes— llamar la atención sobre el hecho, las necesidades, los dichos.
Las virulentas aunque comprensibles reacciones de propios y
extraños a lo escrito en estos Indicios Metropolitanos pusieron en
evidencia dos cosas: 1) la contradictoria doble moral —que no ética— de muchos
ciudadanos que están dispuestos a perdonar, omitir incluso, la violación de las
formas en que queremos que se base un Estado de Derecho con tal de justificar
la falta so pretexto del bien común, cuando esos mismos ciudadanos no toleran
que, bajo el mismo argumento, otros y el gobierno incluido pretendan aplicar la
ley. O sea, ¿queremos un Estado de Derecho a modo, donde las leyes se apliquen
a discreción y contentillo de uno o varios? Seguro no faltará el cínico que
exclame ¡eso ya sucede! Entonces, ¿cambiamos o no? Ora sí que, lo que no es parejo, es chipotudo.
Aplaudo sin reparo los logros que se han venido evidenciando
en mi fraccionamiento La Florida, mi casa, gracias a las gestiones del delegado
y COPACI y vecinos comprometidos. Podas, rehabilitación de espacios; reparación,
reposición y renovación de luminarias, cámaras de vigilancia y estrategias preventivas
del delito entre otros temas van por buen camino y eso nadie puede ni debe
escatimarlo. Y lo reitero ahora como lo he señalado en otros artículos
anteriores, aun cuando no faltan los que, con una miope o deficiente capacidad
de lectura de comprensión han pasado por alto el dato.
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"Jueves culturales" de la asociación Colonos de La Florida, aspectos de la restauración
de las instalaciones a cargo del Arq. Cuauhtémoc Rodríguez
presidente de Fomento Cultural Torres de Satélite.
Fotos: VETA Creativa y Colonos de La Florida |
En la misma canasta de los logros he metido, aun a pesar de
contraposiciones ideológicas e idiosincráticas y de carácter entre vecinos, lo
que se ha hecho desde la reactivada asociación Colonos de La Florida presidida
por la Dra. María de Lourdes Fromow. Los “Jueves Culturales” han abierto un espacio
para la convivencia y la integración que había quedado en el olvido. De la
participación en ese programa cultural del Arq. Cuauhtémoc Rodríguez para
exponer a la concurrencia la importancia, el valor y el estado actual de Las Torres
de Satélite, surgió una forma de colaboración que incidió en que pudieran
restaurarse
las
instalaciones de la asociación que hacían literalmente agua, como también reporté
aquí.
También no faltan quienes le restan importancia a esto y es
verdad que la impericia de la mesa directiva actual puede y ha podido cometer
errores que derivan en irregularidades legales —quiero pensar que sin dolo e
impulsadas, como el otro caso, por las buenas intenciones— a la luz de los
estatutos, como ocurrió en la más reciente “asamblea informativa” celebrada el
6 de agosto de 2016.
Las reacciones al anterior artículo, como decía, por un
momento me hicieron sentir como si fuese aquel gran humanista Elio Antonio de
Nebrija quien hubo de vérselas con la Inquisición por sus observaciones sobre
la gramática de las traducciones bíblicas y en su Apología escribió:
Si me acomodara a la actitud de mis amigos y empleara
mis vigilias en las fábulas y ficciones de los poetas, si me dedicara a
escribir historias y, como dice el poeta, todo lo viera de color de rosas, me
querrían bien, me alabarían, me darían mil parabienes. Pero como […] investigo
en la tierra aquellas cosas cuyo conocimiento persevera en el cielo, me llaman
temerario, sacrílego y falsario y no falta nada para que […] me hagan
comparecer ante los jueces cargado de cadenas […]. ¿Qué hacer en un país donde
se premia a los que corrompen las Sagradas Escrituras y, al contrario, los que
corrigen lo defectuoso, restituyen lo falsificado y enmiendan lo falso y
erróneo se ven infamados y anatemizados y aun condenados a muerte indigna si
defienden su manera de pensar? ¿He de decir a la fuerza que no sé lo que es?
¿Qué esclavitud o qué poder es este tan despótico? [cit. (PÉREZ, 2014);
cf. (NEBRIJA, MARTÍN Baños, & MACÍAS Romero, s/d; BONMATÍ Sánchez, 2007)].

Hechos y excusas aparte, es momento de dar vuelta la página
y mirar por acciones propositivas mejor que solo reactivas. Acciones que justo
permiten, sin desmedro de las disposiciones legales, una colaboración virtuosa
entre ciudadanos y gobierno como ya viene sucediendo, por ejemplo, en la Ciudad
de México con la invención de una aplicación para dispositivos móviles denominada
“Bache” mediante la cual los ciudadanos pueden registrar y reportar los baches
existentes y su ubicación para facilitar y hacer más expedito tanto el
inventario como la reparación de los mismos.
Si el presupuesto no da para contar con una cuadrilla de
inspectores que, como sucede en Estados Unidos y otros países, por las noches recorren
las ciudades para revisar e inventariar las necesidades urbanas para actuar
como gobierno en consecuencia; si, en cambio, los ciudadanos comienzan a
demostrar interés, compromiso, disposición para colaborar en tareas semejantes,
¡pues qué esperan los gobiernos municipales y estatales para elaborar los
instrumentos que hagan las veces de bisagra para reforzar sus buenos oficios
con las buenas mercedes de la población? ¿Por qué no pensar una ley que
canalice y haga responsables a los ciudadanos de un pedazo de vía pública
frente a su casa o establecimiento comercial o industrial, para darle mantenimiento
de manera coordinada? Algunos vecinos en La Florida ya empiezan a hacer lo
propio cortando el pasto de los camellones frente a sus fachadas, por ejemplo,
pero siendo tan esporádicos los casos, estos espacios públicos ya parecen
cabeza de sardo tusado. ¡Pero, bueno, la intención es lo que cuenta!, dicen.
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Pastos de La Florida (ribera y camellones)
Fotos: VETA Creativa |
Es el momento. Por ello, no creo que sea un tema tan aparte
que días antes de lo narrado, el jueves 18 de agosto, el alcalde mismo, Edgar
Olvera, anduviera dándose su vuelta por el fraccionamiento La Florida, entrara
en la cafetería Starbucks a eso de
las tres de la tarde acompañado de una colaboradora y consumiera una botella de
agua y un sándwich. ¿Dato irrelevante? Mi olfato periodístico me dice que no. Lo
que me lleva al aspecto contradictorio expuesto al comienzo de este artículo.
Días atrás, servicios públicos dedicó tiempo y esfuerzo para
cortar los pastizales en la ribera del río Chico de los Remedios que delimita
La Florida y Bosques de Echegaray. Inexplicablemente, los trabajadores dejaron
lunares selváticos al mero centro y solo del lado de La Florida, eso sin mencionar que no recogieron "su tiradero", como tampoco han recogido los restos de un árbol roto por el golpe de un microbús en Paseo de la Primavera. Algún vecino
calificó el hecho de “misterio para la araña”. Indicios Metropolitanos se
dio a la tarea de también investigar este asunto y topó con que el misterio
radica quizás en el criterio burocrático.
Algunos vecinos entrevistados achacaron de forma
especulativa que la puntada podía deberse a la animadversión que se ha
suscitado entre la Dra. Valdés —quien por coincidencia vive justo enfrente de
la peculiaridad— y COPACIs y gobierno municipal. ¡Pero qué necesidad, para qué
tanto problema! Vaya usted a saber. Lo cierto es que la mañana del 23,
trabajadores de Servicios Públicos volvieron para ¿terminar el trabajo?
Referencias
BONMATÍ Sánchez, V. (2007). "La Filología Bíblica
del humanista Elio Antonio de Nebrija". Studia Philologica
Valentiniana, Vol. 10(Num. 7), 47-63. Recuperado el 23 de agosto de 2016
NEBRIJA, E., MARTÍN
Baños, P., & MACÍAS Romero, B. (s/d). Apología. Huelva: Biblioteca
Montaniana / Universidad de Huelva.
PÉREZ, J. (2014). Cisneros,
el cardenal de España (españoles eminentes). Madrid: Penguin Random
House.