RECORDANDO EL GOZO



Del diario a la experiencia


Por J. Antonio Castillo de la Vega



Enseguida comparto con ustedes la carta que le escribí al ilustre escritor Aurelio Asiain, con motivo de la edición de la revista literaria Paréntesis.

Naucalpan, Edo. de Mex., México, 18 de mayo de 1999




AURELIO ASIAIN

REVISTA PARÉNTESIS

P R E S E N T E




Distinguido señor Asiain:

La presente es para felicitarlo por la reciente presentación y publicación de la revista Paréntesis que usted dirige y, asimismo, para congratularme por el significado personal que supone tal aventura literaria.




Esto último que anoto le parecerá excesivo, pero dista de serlo porque hace algunos años abracé, como ahora usted, la idea de crear una revista justamente con el título de “Paréntesis” como extensión de la columna intitulada igualmente y que, entre 1989 y 1994, escribí asiduamente en el diario El Universal bajo el pseudónimo de J. Antonio Castillo de la Vega con la siempre atinada ilustración de caricaturistas como Trizas, Olivier y Paco Baca, y la cual se definía ya en la primera entrega como: “Un apartado pujante repleto de dudas que van de la preocupación más banal a la más honda. Un aglutinamiento de ideas y opiniones diversas que tienen que ver contigo...”.




Hoy que el sueño toma forma en manos experimentadas me pongo a sus órdenes ofreciéndole mis servicios como colaborador del que, estoy seguro, será un importante medio para el mundo de la cultura. Me parece una buena oportunidad para revivir mi columna e infundirle nuevo aliento, perfilarla más adecuadamente dentro de la filosofía que le dio origen e incluso enriquecerla con la filosofía del paréntesis que ahora se abre de manera aún más patente como un medio de reflexión y de expresión.




Por favor, no me niegue la oportunidad de volver a empuñar la pluma para un medio. Si usted me pregunta cuáles son mis aspiraciones, he de responderle con la voz de Rilke en el corazón que escribir, escribir, ¡escribir! está en el centro de mi vida y, colateralmente, fungir como un líder de opinión veraz, polémico, persistente, conocido y reconocido dentro y fuera de México. En su momento, Paréntesis (la columna) fue un proyecto joven, ha llegado el tiempo de ser fruta madura.




De nuevo reciba un saludo afectuoso. Seguro de su atención y de su pronta respuesta, quedo de usted s.s. Adjunto copia de los últimos Paréntesis publicados en El Universal así como resumen de mi Curriculum Vitae y una propuesta.




Atentamente




Lic. José Antonio de la Vega Torres (J. Antonio Castillo de la Vega, pseud.)




Luego de esta misiva, no supe si la colaboración que envié salió publicada. Sólo compré el número 5, vi que fue creada una versión en línea y la cual después dejó de salir (creo). Si alguien sabe algo comenten al respecto. Espero sus palabras puestas entre paréntesis.

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P.D.: Hoy, 24 de agosto de 2011, el distinguido y apreciable señor Asiain y un servidor compartimos contactos gracias a las modernas redes sociales, como Twitter, nos seguimos mutuamente con gran respeto. Donde él ahora se encuentra, en Japón, continúa laborando y elaborando en las letras, ha abrazado con fruición el oficio de fotógrafo, entre otras ocupaciones. Mientras un servidor sigo escribiendo, ya lo ven, estos Paréntesis y otros Indicios.



MI VIEJO PARÉNTESIS

Puntos suspendidos... entre paréntesis
Por J. Antonio Castillo de la Vega

Corría el primer día de junio de 1990, cuando di mi primer "apretón de tinta" a modo de saludo público a través de un medio masivo de comunicación impreso, el diario El Universal.
Así comenzó mi oficio de articulista cuando, convocado junto con otros jóvenes por mi estimado colega y amigo Enrique Bustamante Martínez, me di a la tarea de poner entre "paréntesis" sentimientos e ideas bajo el influjo renacentista de Michel Eyquem de Montaigne.
Ahora, diecisiete años después y en la independencia casi total (siempre se depende de la necesidad y de los caprichos del tiempo), veo la oportunidad de reabrir el Paréntesis que se cerrara el 5 de febrero de 1994, para dar paso a otros signos, puntuaciones y acentos de la vida.
Divertimento en equipo
En aquella primera época, mi viejo Paréntesis fue brillantemente ilustrado por los artistas José Luis Diego Hernández "Trizas" y Paco Baca, quienes con esa agudeza sintética que caracteriza al buen dibujante de cartones (a mucha honra: monero), supieron traducir mis argumentos, sandeces, lúcidas ocurrencias o extravíos verbales, en imágenes breves, editoriales punzantes, crónicas puntuales y bocetos armoniosos y simpáticos.
Tras la etapa iniciática devino, como es natural, la encrucijada. Ante mí se expusieron varios senderos atractivos de la profesión de comunicador y comunicólogo. Curioso e insaciable recorrí varios de ellos: el camino de la docencia, el pasillo de la televisión, el andador mágico de la radio. Ahora, en la carretera de la información, encuentro un espacio idóneo para retomar los corchetes y ofrecer mediante ellos una suerte de fuente de sodas en la que los lectores paren un momento a refrescar la memoria, a alimentar la curiosidad, a descansar la pata rajada. Ojalá vuelva a ser de su gusto.
Paréntesis diseminados
Luego de la primera aventura periodística, el paréntesis pareció diseminarse por el mundo, como se constatará en una próxima entrega. Primero salió una revista literaria editada por el connotado Aurelio Asiain. Luego esta revista tuvo su versión en línea. Más tarde varios canales de televisión de paga usaban la idea del paréntesis para sus cortes promocionales entre programas. Más recientemente he visto que hay revistas y sitios en varios países con el nombre Paréntesis, unos dedicados a la música, otros a la literatura, otros sin un perfil determinado.
En fin... Lo bueno es que el derecho de autor no está a discusión. Porque el paréntesis no puede ni debe ser puesto a disposición de uno solo como propiedad intelectual, pues ¿se imaginan cuántas demandas habría sólo por cada pensamiento que tomara forma en el silencio de nuestra cabeza?

ACTOR AVEJENTADO INVOLUNTARIAMENTE

Una palabra y... ¡ni Matusalén!

Por José Antonio de la Vega Torres

Foto: esmas.com/Marco Polo Dávila

En la reciente entrega del premio TVyNovelas, transmitido en vivo el domingo 13 de mayo, distintos errores de redacción por parte de los guionistas en los textos de la narración off abonaron varias perlas lingüísticas dignas de mención. Aquí sólo incluiré dos a modo de muestra.

Manuel Ojeda, la edad y el prestigio
El error más craso lo cometieron cuando, en el segmento cuya conducción quedó a cargo del actor Manuel Ojeda, los escritores pusieron en boca de la locutora una descripción de este importante histrión mexicano calificándolo como "el decano de los actores". ¡Qué! Manuel Ojeda definitivamente debería sentirse ofendido. Estoy seguro que los guionistas no tuvieron intención de afectarlo, pero lo hicieron en su ignorancia, pues al querer loar al personaje por su prestigio, terminaron sumándole años. Decano, conforme al Diccionario de la Real Academia, es un sustantivo (no adjetivo) que denomina a la persona "más antigua de una comunidad, cuerpo, junta, etc. Quien con título de tal es nombrada para presidir una corporación o una facultad universitaria, sin embargo de no ser el más antiguo". Que sepamos, Manuel Ojeda no cumple la última parte, y con respecto a la primera, si alguien es decano en la comunidad de los actores del cine, el teatro y la televisión mexicanas, ese solamente es hoy por hoy don Ernesto Alonso.

La fea más bella y la lógica
La segunda perla idiomática la apreciamos cuando los escritores pusieron en voz de la locutora que presentaba el segmento del premio al programa más popular, la idea de que, respecto a la telenovela La fea más bella, "nadie en México dejó de ver por lo menos uno de sus capítulos". ¡Vaya lógica! ¿Qué quisieron decir con esa construcción gramatical? El silogismo no cuadra. Si nadie dejó de ver por lo menos uno, entonces todos vieron a lo sumo, o sea cuando mucho, uno. ¡Qué flaco y contradictorio favor le hicieron al innegable alto rating de la mencionada novela. Lo que debieron haber dicho es: Nadie en México se perdió ni uno de sus capítulos.

En fin, errar es humano. Pero una adecuada revisión y correción al estilo de los libretos evitaría semejantes fallas groseras o incongruentes como las mostradas.