MI VIEJO PARÉNTESIS

mayo 17, 2007 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Puntos suspendidos... entre paréntesis
Por J. Antonio Castillo de la Vega

Corría el primer día de junio de 1990, cuando di mi primer "apretón de tinta" a modo de saludo público a través de un medio masivo de comunicación impreso, el diario El Universal.
Así comenzó mi oficio de articulista cuando, convocado junto con otros jóvenes por mi estimado colega y amigo Enrique Bustamante Martínez, me di a la tarea de poner entre "paréntesis" sentimientos e ideas bajo el influjo renacentista de Michel Eyquem de Montaigne.
Ahora, diecisiete años después y en la independencia casi total (siempre se depende de la necesidad y de los caprichos del tiempo), veo la oportunidad de reabrir el Paréntesis que se cerrara el 5 de febrero de 1994, para dar paso a otros signos, puntuaciones y acentos de la vida.
Divertimento en equipo
En aquella primera época, mi viejo Paréntesis fue brillantemente ilustrado por los artistas José Luis Diego Hernández "Trizas" y Paco Baca, quienes con esa agudeza sintética que caracteriza al buen dibujante de cartones (a mucha honra: monero), supieron traducir mis argumentos, sandeces, lúcidas ocurrencias o extravíos verbales, en imágenes breves, editoriales punzantes, crónicas puntuales y bocetos armoniosos y simpáticos.
Tras la etapa iniciática devino, como es natural, la encrucijada. Ante mí se expusieron varios senderos atractivos de la profesión de comunicador y comunicólogo. Curioso e insaciable recorrí varios de ellos: el camino de la docencia, el pasillo de la televisión, el andador mágico de la radio. Ahora, en la carretera de la información, encuentro un espacio idóneo para retomar los corchetes y ofrecer mediante ellos una suerte de fuente de sodas en la que los lectores paren un momento a refrescar la memoria, a alimentar la curiosidad, a descansar la pata rajada. Ojalá vuelva a ser de su gusto.
Paréntesis diseminados
Luego de la primera aventura periodística, el paréntesis pareció diseminarse por el mundo, como se constatará en una próxima entrega. Primero salió una revista literaria editada por el connotado Aurelio Asiain. Luego esta revista tuvo su versión en línea. Más tarde varios canales de televisión de paga usaban la idea del paréntesis para sus cortes promocionales entre programas. Más recientemente he visto que hay revistas y sitios en varios países con el nombre Paréntesis, unos dedicados a la música, otros a la literatura, otros sin un perfil determinado.
En fin... Lo bueno es que el derecho de autor no está a discusión. Porque el paréntesis no puede ni debe ser puesto a disposición de uno solo como propiedad intelectual, pues ¿se imaginan cuántas demandas habría sólo por cada pensamiento que tomara forma en el silencio de nuestra cabeza?

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