TODOS OPINAN

mayo 08, 2007 Santoñito Anacoreta 0 Comments

La Perinola de la Comunicación

Por J. Antonio de la Vega

Desde finales de los años noventa, la gente parece estar jugando a diario el juego de la perinola comunicativa. Con cada acontecimiento, todos tenemos algo qué decir, algo qué opinar.

Opinión y verdad: dos hermanas rijosas
Buena o mala, enterada o estúpida, la opinión pública es hoy la medida de casi todo lo que sucede en la sociedad, la economía, la política y hasta la casa. Gobernantes y artistas dependen hoy más del qué dirán, que del qué demostrar. El sondeo, la encuesta, la entrevista callejera se han vuelto el reflejo distorsionado y parcial de la realidad nacional o internacional y, sin embargo, sirven de pauta para las decisiones cruciales.
Obras van y vienen, imágenes se crean y destruyen, y en medio de la batahola que suponen los dimes y diretes del enterado bolero, suerte de periodista con la frustración de pulir la palabra en la superficie del zapato; o de la peluquera, remedo de conductora de petate radiofónico, la verdad es puesta en boca de todos y de nadie.
La verdad queda oculta tras los labios de la maledicencia u olvidada por la desmemoria del consumidor de mensajes de segunda mano.

Un mundo de falsos predicadores
Hoy, parafraseando al tango "Cambalache", da lo mismo ser experto que novato, sabio, chorro o estafador. Todos tenemos una palabra de aliento, una frase críptica, el enunciado dicaz y flamígero que arregla el mundo, deshace entuertos y resuelve conflictos.
Todos gozamos, unos más, otros menos, de cierta libertad de expresión y la ejercemos alegremente, sin reparar en las obligaciones que conlleva el derecho que la sostiene.
A cualquiera, creemos ilusos, se le suelta el micrófono, se le planta la cámara, para que diga lo que provenga desde su ronco pecho. Y ya aquella ama de casa teoriza sobre economía, cuando aquel otro viandante aconseja a los senadores sobre cuestiones técnicas legislativas.
La costurera difama a la cantante que le representa su mayor anhelo frustrado, como el periodista amarillo acomete cual burel afiebrado contra la figura opaca de un presunto criminal. Ética, necesidad, ímpetu, solidaridad, descontrol se resuelven en cada titular, en cada emisión radiofónica, en cada cafetería, incluso en espacios de expresión como este.
A la opinión educada le sigue la grosera y, a esta, la petulante violencia verbal, la misma que cuando no encuentra coyuntura dialéctica pasa de la conversación a la pelea sin mediar disculpa ni ejercitar la tolerancia.

Suma de opiniones
Por lo anterior, desde nuestra próxima entrega, aparte de nuestra opinión, nuestros estimados lectores podrán encontrar aquí, a modo de aforismos, extractos de opiniones comentadas de distintas personas en torno a variados temas. Efectuaremos citas que nos proveerán de indicios con los cuales podremos orientar nuestro personal criterio, para concluir lo más pertinente e íntimo sobre lo dicho y acontecido en el mundo, especialmente en el mundo de habla hispana; y México de modo más concreto.
A partir de allí, nuestros lectores nos podrán incluso hacernos llegar su pensamiento y su sentir, a sabiendas de que su opinión también será tomada en cuenta y, quizá, citada junto a la de renombradas personalidades.
Porque, en definitiva, todos tenemos la palabra, pero pocos la tomamos... en serio y con responsabilidad.

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