Morir en el ring

Foto: Ramón Blanco/Juan Carlos Pelayo.- Comisionado de box y lucha de Tijuana
Zeta Tijuana  

ERA DE LA OPINIÓN... de que así como la vida es sueño, los accidentes, accidentes son...

El conjunto de luchadores, empresarios y personalidades asociadas al box y la lucha, en sus distintas declaraciones a varios medios desde el acontecimiento de la muerte de "El Hijo del Perro Aguayo" han insistido en el hecho de que se trató de un accidente lamentable y, en buena medida, menosprecian así el hecho bajo esta argumentación que naturaliza la fatalidad como un riesgo natural del ejercicio de deportes de contacto o los de alto riesgo, como una posibilidad sabida y por tanto asumida por quienes los practican, razón por cierto que no se aplica en igual medida a otras profesiones riesgosas como las policíacas, por ejemplo, donde los accidentes son muy penados tanto por la ley como por la conciencia colectiva siempre al pendiente de los atropellos a los derechos humanos.

Destaca en este sentido lo dicho por Juan Carlos Pelayo Sánchez, presidente de la Comisión de Box y Lucha Libre y Artes Marciales Mixtas de Tijuana a la periodista Adela Micha respecto de lo que consideró un incidente:
Fue un fatal accidente deportivo y yo así lo dejaría.
Dicho que se complementa por lo declarado por Pelayo al periodista Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula, considerando improcedente que el luchador "Rey Misterio" pueda pisar la cárcel, dando a entender, sin decirlo —quizá sin pensarlo—, la equivalencia del hecho con un accidente de trabajo, casi como el que puede tener cualquier obrero:
En la tipicidad del delito hay excluyentes. El Ministerio Público tendrá que analizar que no había intención de ocasionar ningún daño a su compañero y que fue un hecho derivado del trabajo que ellos realizan, pero que no tenía el fin de ocasionarle la muerte o algún daño a alguien.
Por su parte, el luchador "Rey Misterio" se ha negado a dar entrevistas, arguyendo que no está dispuesto a dar pie al amarillismo de los medios que reclaman un culpable, además de no querer comprometer la declaración a que le obliga la circunstancia ante el Ministerio Público.

El luchador "Supernova", quien también saliera herido en otro de los espectáculos de la misma función en que muriera "El Hijo del Perro Aguayo", en entrevista a Televisa Deportes declaró:
Fue una noche oscura, muy tensa, muy rara [...] Uno sube con el riesgo de que ya no puede bajar y lamentablemente le sucedió al "Perro"; y no por eso se tiene que culpar a otras personas de que lo hayan matado.

Impunidad accidental
-- [Foto: webpark.ru] --
Aun cuando la lucha, como el box o las artes marciales, el automovilismo, la tauromaquia y otras actividades de grave riesgo, ya se sabe, implican un entrenamiento, ensayos coreográficos que tienen como finalidad precisamente disminuir la posibilidad del riesgo mortal, eso no excluye de responsabilidad a quien, por error o negligencia o estupidez incurre en o provoca un accidente capaz de atentar contra la vida propia o ajena, como tampoco excluye de responsabilidad a quien cómplice lo prohija ya con el aplauso, ya pagando los costos económicos, ya haciéndose de la vista gorda.

Y aquí viene la contradicción detrás de quienes alegan, por ejemplo, en favor de la vida de los animales, toros o leones de circo o los selváticos. Si está bien preocuparse de sus derechos, olvidando su condición de bestias, ¿por qué no aplicar el mismo rasero al ser humano so pretexto de que este se involucra en actividades como estas por propia voluntad?

¡Acabemos con el sufrimiento de los toros! ¡Acabemos con la industria del espectáculo taurino y similares! ¡Terminemos con la cacería! ¿Y por qué no acabar también con esas actividades que, siguiendo su línea de pensamiento, propende a la justificación de la violencia ingénita en el hombre, promueve esta como un recurso catártico. ¿Acaso la vida de los animales es más preciosa que la humana? ¿Acaso la vida humana, tan preciosa como cualquiera, por el solo hecho de ser humana ha de estar sujeta a principios distintos? Que conste, en estos apuntes y cuestionamientos sarcásticos no estoy afirmando, ni siquiera entre líneas, estar ni con tirios ni con troyanos. Lo que apunto es que la estupidez de unos puede dar espacio a la estupidez de otros; porque la estupidez es la constante más ferviente en el ser humano.

¡No te subas a ese árbol, niño! ¡Pero tampoco te dejes del que abusa de ti! ¡Arremete intolerante contra el injusto! Bofetón por bofetón, diente por diente. Total, ¿qué tanto es tantititito?

Muchos de esos mismos que alegan tal también se oponen, escandalizados, a los juegos de vídeo y películas y caricaturas cargadas de violencia. ¡Que se erradiquen!, gritan, para no seguir distorsionando las mentes de nuestra infancia.

Ahí es donde el fundamento filosófico detrás de los alegatos pierde sustancia, pues está visto que tan "inocente y salvaje" puede ser un toro, sujeto a la voluntad del ganadero y todos los intereses alrededor de su presencia, como "inocente y salvaje" puede serlo el torero, el boxeador que pisa el escenario voluntariamente aunque sujeto por la necesidad —hay que ver cómo explotan a los más ingenuos, a los socialmente más vulnerables que esperan ganar, más que un cinturón o una medalla, el pan nuestro de cada día— y el afán de satisfacer intereses creados alrededor de su presencia.

Pregunto entonces, si seguimos los alegatos de quienes defienden al toro por sobre el torero, por ejemplo: ¿son el box y la lucha profesiones donde caben asesinos legitimados por el quehacer del espectáculo y el afán de erigirlos en ejemplo de salud física y mental, del modo que la fiesta brava da pie a carniceros con lentejuelas y el circo hace lo propio con verdugos torturadores de carpa?

Por supuesto que damos por sobreentendido que ninguno de los luchadores o boxeadores son asesinos a sueldo, como tampoco el torero es un carnicero idolatrado y el domador se juega el pellejo en la cercanía de fauces y garras; sería incluso ofensivo tacharlos de tal manera, dicen; sería una forma de difamación acusar a uno en específico de ser homicida como injusto lo es acusar al otro de ser abusivo frente a las astas o los rugidos.

Se sobreentiende también que en estas actividades no existe dolo ni premeditación, o eso queremos suponer para aquellas en que intervienen hombre contra hombre, en una muy civilizada confrontación de guerreros sin más armas que su propio cuerpo o algún adminículo a manera de extensión, mientras en cambio asentimos con contumaz certeza lo contrario para el caso del toreo. En la antigüedad algunas guerras se dirimían solamente mediante un torneo, campeón contra campeón. Hoy, los torneos se dirimen moneda sobre moneda.

Pero la ley es clara en este aspecto y, guste o no, así como los deportistas están conscientes del riesgo que corren en sus personas, deben estar también dispuestos a asumir la responsabilidad y la consecuencia de sus actos y omisiones en tanto agentes de esa posibilidad de la muerte de otro a causa de su fuerza y sus manos o los instrumentos de su ocupación. A lo hecho, pecho.

La indignación de los defensores de los toros y los animales del circo, por ejemplo, ha llevado hoy a que, como una forma marginal de castigo al hombre abusivo, por lo pronto los cirqueros paguen la factura junto con sus familias enfrentando el desempleo, y esos mismos animales defendidos a ultranza pero dependientes del hombre tengan que pasar sus últimos días o en zoológicos o dejados a su suerte en la salvaje naturaleza a la que ya no están acostumbrados.

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La indignación de los aficionados a esas actividades riesgosas, en cambio, ve como algo natural que uno quede idiota, baldado o muerto a manos de otro o de sí mismos. Si unos se espantan con la sangre del toro y reprueban las tradiciones semejantes heredadas de tiempos inmemoriales, otros se excitan con la sangre y el sudor del  "hombre de acción". Conozco alguna respetable, atlética dama que entre sus trofeos tiene un guante de un famoso boxeador. No lo ha lavado, porque la excita el aroma rancio de la sangre y el sudor combinados. Al fin, hay gustos para todo.

El homicidio imprudencial es un cargo irreductible. No debería dar cabida a ninguna forma de impunidad ni siquiera por sentencias "comprensivas" basadas en supuestos atenuantes excluyentes del hecho en sí.

Aquí, en la muerte de "El Hijo del Perro Aguayo", como en otras muertes acaecidas en diversos deportes y en variadas circunstancias, hay uno o más agentes, directos o indirectos, de un deceso. Hay un occiso, no nada más ¡ups! un fallecido, dos palabras muy distintas: occiso es la persona muerta violentamente, por causas no naturales y ningún accidente y la emergencia que supone en circunstancias como las que llevaron al luchador a fenecer triste y miserablemente pueden ser consideradas como un "efecto natural" o "daño colateral" por más que se lo acepte como consecuencia derivada. No darnos cuenta de eso, no querer darnos cuenta de eso y no poner el remedio —no nada más en este caso sino de raíz haciendo las modificaciones legales y reglamentarias precisas y oportunas solo incidirá en que descubramos que dedicarse a una actividad semejante es tanto como estar dispuesto al suicidio asistido.

Si moralmente en nuestra sociedad mexicana, a este último, el suicidio asistido —que no la eutanasia, son dos cosas distintas— lo mira con horror y suspicacia, ¿cómo es posible que se acepte en cambio este contrato social perverso, morboso en el que uno está dispuesto a entregar la integridad física y hasta la vida para el disfrute de otros. Porque, a pesar del escándalo, quién puede negar que no se cumplió en este "fatal accidente deportivo" el oscuro y oculto deseo de más de uno entre el público acostumbrado a arengar entre vítores y rechifla ¡mátalo, mátalo de una vez!

Hay aquí, queramos o no verlo, un crimen; también en sentido específico de delito grave y, contra lo que opina el comisionado de lucha, de acción indebida y reprensible, aun cuando no se trate de una acción voluntaria y dirigida, con dolo y premeditación de matar o herir gravemente a alguien.

Yo no quiero que alguien en particular sea el pagano. No se trata de cazar brujas, sino de hacer justicia coherente. El que la hace como el que la deja de hacer, tarde o temprano —ese es el riesgo, también— debe pagar. Sea uno o sean dos o tres, este tipo de situaciones deben llevar a castigo, de un modo u otro, a los responsables. Sí, no faltará quien, misericordioso, piense que "Rey Misterio" llevará la culpa cargando en su conciencia y que con eso es suficiente. Pues no, no lo es. ¿Porque cuántos antes y cuántos mañana seguirán impunes por virtud de ¡ups! un accidente.

Urge legislar al respecto. Urge regular las comisiones, federaciones, asociaciones y empresas ligadas con estas actividades tan nobles como lo son las deportivas, por el bien de los mismos que hacen el espectáculo y sus familias, por el bien de los espectadores. Urge poner en orden la medicina deportiva en México. O váyase pensando de una vez con qué sustituiremos a los boxeadores y luchadores cuando la violencia del espectáculo —que ha ido escalando en crudeza conforme evolucionan el público, sus maneras y expectativas— sea tal que no haya modo de controlar a la fatalidad o esta se vuelva el ingrediente clave para el éxito de taquilla.

La muerte no sobreviene por sí sola, por generación espontánea, aunque a veces así lo parezca o así queramos imaginar que ocurre. Es el efecto final de un conjunto de causas fatales que, en este caso, convergieron en un cacofónico concierto de voces exultantes dentro y fuera del ring.

Toda proporción guardada, lo experimentado por los mexicanos en los recientes quince días, entre el despido de Carmen Aristegui y la muerte de un luchador lleva un mensaje similar: cada cual debe hacerse responsable de sus actos, omisiones y yerros. Mientras en un lado se da la tentación de andar como plañidera llorando una presumible cortapisa a la libertad de expresión —lloriqueos y reclamos, por cierto, expuestos a diestra y siniestra sin menoscabo aparente de dicha libertad supuestamente agraviada—, por otra parte nos percatamos de que somos permisivos de lo más deleznable en aras del solaz y el entretenimiento. Unos buscan quien la pague, mientras otros buscan no pagar.



Mercado de la Información

CON CIERTA FRECUENCIA CONTESTO encuestas, especialmente de esas que dizque dan dinero (pesos que solo, hasta hoy, veo acumulados en una cuenta mientras alcanzan el límite mínimo de cobranza). De cinco en cinco pesitos voy "ahorrando".

El hecho de que se ofrezcan premios, cupones o dinero en efectivo por la contestación de encuestas es un arma de dos filos para los negocios y especialmente para los "investigadores", pues por más candados y trampas que pongan para cerrar la población de su interés, más pronto que tarde, en afán de obtener el premio quienes respondemos terminamos mintiendo.

Esta práctica que se popularizó en el primer lustro del siglo XXI ha traído consigo también la popularización de la mentira como recurso informativo subyacente en una buena cantidad de información que circula en la Internet y no nada más.

La mentira en las encuestas deriva en un sesgo de la información y por lo tanto no abona a la adecuada toma de decisiones, sobre todo de índole mercadológica y administrativa. Entre la mentira y los excesos que pueden encontrarse en datos y contenidos a lo largo y ancho de los medios de comunicación hoy está el deseo como motor. El deseo de aportar lo que uno cree y lo que uno necesita.

Los cuestionarios de las encuestas siguen haciéndose a la vieja usanza y con las mismas creencias metodológicas de antaño, es decir de la segunda mitad del siglo XX, incluyendo preguntas cuya finalidad es descartar probables entrevistados influidos por el conocimiento de causa. Ejemplo, siguen eliminándose a quienes tenemos algo que ver con la publicidad, la comunicación, como si no fuéramos también potenciales clientes de lo que se quiere averiguar. ¿Acaso no consumimos también? Esta es una práctica contra la que, mientras estuve como docente en la academia, siempre me opuse. Si bien entiendo su finalidad original, hoy por hoy me parece una estupidez que ni siquiera se ha afinado.

Otra... Se incluyen preguntas que se espera las personas contesten con franqueza, pero cuando una persona se siente excluida desde la pregunta, más cuando ya ha avanzado lo suficiente en el cuestionario, con tal de terminar y no perder la oportunidad del pago, opta más pronto que tarde por mentir. Ejemplo: yo no tengo hijos, pero eso no significa que no vaya al cine y disfrute películas infantiles. Tengo que inventarme que no tengo 52 años, un hijo o hija de ciertas edades para continuar con el cuestionario. Entonces respondo como si fuera ese niño. Entrego información útil, desde mi perspectiva. A veces resulta y gano el premio, otras redunda en una pérdida de tiempo sin mérito alguno. Teniendo experiencia en la elaboración y medición de este tipo de instrumentos tampoco veo preguntas suficientemente capaces de identificar el grado de honestidad del encuestado.

¿Debe o no debe pagarse por obtener información? ¿Cuál es la tasa de honestidad y su relación con la tasa de sesgo de la información obtenida por este método? ¿Cuánto podemos confiar los consumidores, aún más que los comerciantes, con estas prácticas de metodología publicitaria y mercadológica? ¿Quién manipula a quién?

Tras la teoría de la encuesta se sigue apelando a una separación social en clases. Sí, es verdad que la estratificación social sigue siendo un dato indubitable y tristemente indeclinable dadas las características mismas del ser humano y las sociedades que construye, no obstante la gente evoluciona en lo individual tanto como en las formas de su convivencia, desempeño y desarrollo. Hoy muchas veces resulta ocioso preguntar sobre el material del piso de la casa que se habita, como si no hubiera personas habitando piso de tierra pero con poder adquisitivo suficiente como para tener en el interior del hogar los más actuales avances de la tecnología como un teléfono celular, por ejemplo.

Las categorías de clasificación de los datos deberían ya estar acordes a la actualidad, pero los estadísticos siguen anclados, anquilosados por los protocolos, procedimientos y formulaciones surgidas en los años cincuenta y revisadas en los setentas. La sociedad, repito, ya no es la misma.

Resulta incluso grosero y discriminatorio que, por ejemplo, no se consideren ciertas ocupaciones como si no pudieran establecerse a partir de ellas nichos y sus comportamientos. Nunca he visto que, por ejemplo otra vez, se cuestione si el entrevistado es digamos artista. Se espera por defecto que quien conteste tenga cierto nivel educativo, se halle en ciertas y limitadas ocupaciones que se da por sentado componen el grueso de la población económicamente activa, como si un pintor o un escritor o un artesano no comieran, no cagaran, no tuvieran hijos en edad de usar pañales, no consumieran ropa o contenidos de la Internet.

En este sentido, los avances y propuestas del principal buscador, Google, han, sí, sentado las bases para una revolución en la manera como se segmenta y recaba la información de manera dinámica. Los despachos de investigación, los investigadores son los que están estancados, a pesar de las nuevas aplicaciones y, en el actual mercado de la información se requiere más imaginación metodológica,

La Cabeza de Medusa (2a. parte)

EN LA PRIMERA PARTE de esta entrega expuse un parecer que muchos podrán tomar como una posición muy personal —y lo es— respecto del caso Aristegui-MVS-Mexico Leaks. En esta segunda parte desmenuzo con un poco más de imparcialidad lo expresado en algunos medios y por ciertas personalidades del gremio periodístico, esto con la finalidad de, en la tercera y cuarta partes, hacer consideraciones más a fondo sobre aquellos puntos que el caso de Carmen Aristegui mueve a reflexionar. ¿Será que, como en el caso de la salida de Pedro Ferriz de Con de Cadena 3 y luego de Grupo Imagen, como declaró su esposa Dore Hijar en entrevista a Fernanda Familiar, "aquí le tendieron un cuatro"?

El alegato empresarial y laboral
Quiero comenzar con lo expuesto por una de las partes, la empresa MVS, en un fragmento del boletín con el cual dio a conocer el rompimiento de la relación contractual con Carmen Aristegui, esto en el afán de contextualizar los dichos y los hechos en un regular orden cronológico de los sucesos.
[...] MVS Radio ha dado por terminada la relación de trabajo que tenía con la periodista Carmen Aristegui Flores, en virtud de que la periodista fijó como condición para resolver el problema que enfrentamos la reinstalación de dos de nuestros colaboradores. Es pertinente recordar que estos dos colaboradores fueron separados de sus cargos por haber comprometido el nombre de MVS, sin contar con facultades para ello y sin haberlo consultado previamente con la administración de la empresa. 
Lamentamos la posición de la conductora, pero como empresa no podemos aceptar condicionamientos  y ultimatos de nuestros colaboradores. El diálogo no se atiende imponiendo condiciones, sino escuchando a las partes y tratando de alcanzar acuerdos.

En MVS Radio trabajamos en equipo. La cultura de nuestra organización gira en torno a ese concepto, por lo que las actitudes individualistas no tienen cabida en nuestro proyecto. No podemos permitir que alguno de nuestros colaboradores pretenda privilegios en menoscabo de sus compañeros y mucho menos que pretenda imponer a la administración condiciones y ultimatos. 
Nuestros conductores y reporteros encuentran aquí un espacio propicio para desarrollarse profesionalmente. La libertad de expresión se ejerce cabalmente en MVS Radio, tal y como ha quedado demostrado en el caso particular de Carmen Aristegui.
Me parece fundamental el punto de vista de dos periodistas que trabajaron muy de cerca con Carmen Aristegui: Javier Solórzano y Pedro Ferriz de Con, y de quienes fue socia varios años proveyendo de noticias precisamente a Multivisión  y luego a Imagen hacia la década de 1990. Sociedad que terminó rota por discusiones internas y egos sobrados como cierta vez reconoció Pedro Ferriz en una entrevista y como recordó Federico Arreola en un texto de 2013.

Dijo Javier Solórzano y coincido, de ahí este reportaje en partes, mesurado, "es muy difícil abstraerse de ciertos temas [...] y hay que tratar de centrarlos", y sigue, transcribo palabras más o menos:
La industria de los medios de comunicación está, si bien diversificada, concentra el poder en pocos; y los grupos que son fuertes tienen una hegemonía muy clara. Los grupos que no son tan fuertes pero que sí tienen un peso, como es el grupo MVS, siempre se la han pasado un poco en esa tesitura de tratar de ser independientes, tratar de ser fuertes ante la competencia [...] 
Desde que se estableció la relación entre Carmen Aristegui y este grupo [empresarial...] todo se hizo complicado. Porque el periodismo de la mañana era duro, a veces podía ser criticado, pero era un periodismo honesto, auténtico que se desarrollaba de manera fuerte. 
Y como suele pasar cuando se establecen relaciones de información sobre el poder, muchas de las cosas que se dicen y hacen pegan; y pegan fuerte. 
Yo no sé qué tanto el factor externo haya intervenido en el despido de Carmen Aristegui, pero es evidente que hay un entorno que obliga a pensar en ello. 
Uno de los asuntos que más le han pegado al régimen actual es el tema de la "casa blanca". Es un tema que el propio gobierno no ha sabido salir de él, es un tema que está ahí, latente. [Se colocó] a un secretario de la función pública para que lo investigara, pero no está en sus atribuciones directas. Iba a haber una comisión externa que lo revisara, pero seguimos como si nada hubiera pasado. Y este tema se sumaba a muchos otros que incomodaban. 
Entonces, hay un entorno y, quiérase o no, puede tener influencia directa en las decisiones que toma una empresa. Que muchas veces además las empresas se ven sujetas y sometidas al poder político o a las reacciones del poder político.
En este caso apareció un hecho concreto que [...] detonó todo. Para decirlo de manera muy doméstica: si hubiera volado la mosca en tres semanas, hubiera sido "el" elemento. Lo que sucede es que este elemento fue uno muy fuerte: el presunto uso del nombre de la empresa para hacer una alianza con Mexico Leaks y que, a partir de ahí, todo fue sobredimensionado [...]  
Hay que pensar en algo. ¿Qué pasa en la relación que los periodistas establecen con los medios de comunicación? ¿Por qué los dueños de los medios de comunicación en muy pocos casos abren los espacios y se juegan el espacio y mantienen ese nivel? ¿Por qué un asunto que pudo haberse resuelto se convierte en el pretexto para despedir a una periodista? Eso es lo que está hoy en la mesa y que lleva a pensar en el entorno [...]. 
Este incidente coloca de nuevo muchos fantasmas a los cuales no hay por qué evadir [...]
Vayamos glosando. De la opinión de Solórzano extraigo tres temas para analizar luego:
  • Entorno político como factor que mueve a suspicacias.
  • Relaciones entre el periodismo y los poderes económico y político.
  • El lugar del periodista (comunicólogo o comunicador) como generador de contenidos bajo la égida de un patrón.
Hay aquí cierta reminiscencia marxista que recuerda el análisis estructural de las relaciones de clase básicas del capitalismo entre los productores, los dueños de los medios y quienes concesionan o licencian el ejercicio de los primeros en el ámbito de los segundos. Sigamos.

Veamos ahora lo que tuvo por decir Ferriz de Con al respecto, quien no está de más recordar, también salió de forma "sospechosa" de Grupo Imagen tras un escándalo de faldas.

El 12 de marzo, desde su nuevo canal en YouTube "Ferriz Live TV", el periodista comentó tras describir los desplegados en medios impresos por parte de MVS (redacción editada para hacerla más legible):
De lo que se queja MVS, de Joaquín Vargas, ante una iniciativa de Carmen de plegarse a una plataforma social que se conoce como Mexico Leaks, no es de Mexico Leaks o la alianza, sino de que Carmen lo hubiera hecho sin su autorización, y a todo esto MVS lo califica como un abuso de confianza [...]. 
Carmen es una gran comunicadora. Para mi gusto la mejor comunicadora de noticias que hay en este país. Es una mujer comprometida con la libertad de expresión. [...] Creo que la postura de Carmen es interesante hacia la libertad de expresión. Donde no vamos de acuerdo es con su accionar. Varias razones: 1) ella no es accionista de la empresa, por lo mismo no es codueña [...] los dueños son quienes ponen las políticas y todos alrededor de estas se ciñen a ellas. 2) [Carmen] dice que su único compromiso es con el público y creo que, sí, hay un compromiso muy grande con el público, pero también debe de haberlo con la organización para la que se trabaja; y de eso no habló absolutamente nada.
Días después, el 16 de marzo (cuando escribo este artículo y sucede la noticia del despido de Carmen Aristegui), el comunicador opina y añade, señalando que la noticia es compleja y plagada de retruécanos y leyendo fragmentos del boletín emitido por MVS (de nuevo edito para mejor legibilidad):
No hay cosa que nos dé más pena que la terminación de este contrato, porque Carmen es una  mujer extraordinaria, periodista que tenía, hoy por hoy, el culmen del raiting en la radio en México. La relación con su más cercano perseguidor en las noticias de la mañana era de 9 escuchas a uno. Y esto es mucho. Prácticamente dominaba el espectro. 
[...] Se han sumado [a las reacciones] el New York Times, el Washington Post, el Wall Street Journal. [Este] buscó la postura de la presidencia del grupo por el despido de los periodistas Lizárraga y Huerta y no obtuvo una respuesta. Tampoco los periodistas despedidos hablaron, no atendieron la solicitud del diario norteamericano. 
[...] Yo puedo entender que, si yo estoy en la casa de otro y me invita a cenar, lo que tengo que hacer es responder a las reglas de la casa que me invita e impone sobre su casa. Yo no puedo llegar como un invitado a proponer las reglas de una casa que no es mía. 
Si se es socio de una organización, se tiene derecho a opinar sobre ello mientras se sea tal. Si no se es socio de una organización y en cambio se es empleado, entonces se ciñe uno a lo que le empresa dicta. 
¿Qué hizo Carmen el viernes? Utilizó un micrófono de la empresa, para hablar de la empresa y cuestionarla. Pienso que si el micrófono es prestado y es de la organización, no puede uno tomar el micrófono para hablar mal de la empresa que da el micrófono. Se puede hablar de lo que sea, menos de la empresa que da el micrófono. 
Todo parece apuntar a que Carmen Aristegui y MVS terminan su relación por haber tomado Carmen la iniciativa de subirse a la plataforma de Mexico Leaks sin haber tenido la autorización de la empresa, sin haber tenido la delicadeza de consultarlo. Por otra parte, el ombudsman [Gabriel Sosa Platas ...] nombrado por la empresa [...] y la propia Carmen dice que a ella le cambiaron las reglas del juego cuando le habían dado la potestad de que en su programa todo lo que se dijera fuera a título y responsabilidad de ella. 
Visto así, Carmen falló por la simple razón de que está proponiendo reglas y puede pensarse que MVS tiene toda la razón en obrar así. Pero aquí hay un tema subyacente que tendría que obligarnos a todos a rascar. 
Carmen Aristegui se metió con un tema muy complicado, escabroso. 
Si en algún tiempo nos hemos metido algunos periodistas con el actual régimen, sabemos que el actual régimen tiene una forma y un desempeño. Si uno se pone a pegarle al régimen por causas que, razonadas o no, acaban dándole en la cabeza al Presidente de la República, cláramente a Carmen Aristegui le habían "cortado el cartucho". [...] En algún momento yo hablé de la capacidad del presidente y en algún momento Carmen habló de la probidad del presidente [...].
Tras la metáfora del cartucho cortado, Ferriz, como muchos otros colegas periodistas en su espacio y momento, hizo una puntual relación de los reportajes de investigación que venía explorando Carmen Aristegui junto con los periodistas despedidos, reportajes que pusieron de cabeza al actual régimen y que en la opinión de Javier Solórzano y otros que tocaré más adelante abrió la ventana a la sospecha sobre la probable relación entre la decisión empresarial y los golpes dados a los intereses creados, llevando al gobierno de Enrique Peña Nieto a pasar por una crisis de credibilidad brutal, como la califica Ferriz quien concluye ofreciendo, si esto es así, su solidaridad y aprecio:
[...] porque se ha callado la voz femenina más importante en los medios de comunicación en este país. 
Pienso que si esto fue así, tenemos que revisar muchísimo sobre nuestros procesos de relación con un gobierno que, bajo esta perspectiva, pudo haberla censurado. En un tiempo como este, en México, tan oscuro, de tanta desconfianza y de tanta división, una voz como la de Carmen no debió haber sido acallada; ¡en caso! de que este hubiera sido el tema que hoy nos ocupa. 
Si todo esto fue producto de una mala relación con la empresa, la empresa y la empleada tendrían que dirimir sus procesos y hasta ahí se acaba el problema. 
Pero si aquí se trata de ir viendo cómo van cayendo voces, gente acreditada en este país en función de su forma de hablar, de la libertad que proponen y de la verdad que buscan, Carmen Aristegui debía estar hoy al aire. No lo está. 
Hemos visto tiempos de México así, sí. Tan graves como este, no, ninguno. Estamos hoy, los mexicanos, viviendo uno de los tiempos más oscuros de nuestra historia. La historia de nuestro país tiene que estar ligada con la democracia, para el presente y para mañana. Tiene que estar ligada con el libre pensamiento, el libre flujo de ideas, el tránsito libre de la opinión [...]
Y mandando un mensaje más personal, Ferriz remató:
Yo sé que Carmen no se va a doblegar, si este fue el caso [...]. 
Yo creo que, Carmen, tienes todo un camino andado... Mucha gente sugiere que te metas a Internet. Te vuelvo a decir como te dije en algún momento, cuando te llamé [para notificarte que] acababan de ser corridos de Canal 13, a ti y a Javier [Solórzano]. Los llamé para que se incorporaran conmigo en MVS precisamente. Me dio mucho gusto convivir contigo. También me dio mucho gusto convivir con Javier. Hubo, sí, desavenencias que trajeron por consecuencia nuestra ruptura, pero siempre con el respeto de que eres una mujer de valor, de una profunda inteligencia y de una enorme entereza. 
Yo sé que no vas a perder nada de eso y que este tránsito en algún momento será superado por ti como por todos los que se han visto en tu circunstancia, si es que hay en todos el valor, la inteligencia, la entereza y el amor a México como estoy seguro la mayoría tiene [...]. 
Todo volverá a su nivel. Acuérdate de una cosa, Carmen: hay tiempos, y estos son lamentables tiempos en los que México sufre de un exceso de rencor.
Esto me hace pensar...

La hipótesis conspiracionista
Es claro que el regreso del PRI al poder presidencial en la persona de Enrique Peña Nieto y lo que representa ha traído consigo una ola de resquemores, suspicacias y presunciones, muchas de ellas de veras bien fundadas, otras solamente como secuelas de viejos miedos, rancias maneras opositoras de pensar y actuar. De un lado se temen las reacciones autoritarias a la vieja usanza, las tranzas y trácalas de la corrupción en todos los órdenes y niveles. Del otro lado se evidencia que, sin importar las siglas partidistas, si algo está podrido en México, somos los mexicanos. Porque nuestros políticos, autoridades, autoridades auxiliares, instituciones y demás no provienen de algún planetoide (aunque eso parezca). Surgen de entre nuestras mismas filas como población, aun cuando nos neguemos a reconocerlos. Han estado educados bajo el mismo techo, con los mismos argumentos culturales que tú o yo, por más que nos queramos mantener al margen y aleguemos que somos de otro barro.

En el aire está la pregunta ¿por qué hizo MVS pública su desaprobación cuando un conflicto de la naturaleza que se alega pudo dirimirse internamente, entre las partes? —los trapos sucios se lavan en casa—. Y la respuesta es simple y ahí está la evidencia: porque Carmen Aristegui fue la primera en romper el orden al dar a conocer públicamente la alianza de la "Unidad Aristegui/MVS Noticias" con la plataforma Mexico Leaks, como consta en el minuto 17:24 del vídeo del fragmento de la emisión del noticiario del 10 de marzo. Ahí, lo dicho por Carmen desde la perspectiva del ejercicio del periodismo libre es indubitable, resulta difícil no adherirse al espíritu cuando dice que evidentemente hay que subrayar la importancia que tiene en el mundo y en México...

Foto: Revista Mexicana de Comunicación
[...] el desarrollo del periodismo libre e independiente, un periodismo que es necesario para cualquier democracia. La tarea de los medios de comunicación, la tarea de comunicar asuntos de interés público es fundamental. No hay democracia posible sin una prensa independiente, sin una prensa rigurosa, sin una prensa que exponga los asuntos de interés público con rigor, con fuerza y con la claridad que se requiere en tiempos como los que vivimos en México [...]
¿Qué debemos entender por "prensa independiente"? ¿Existe de verdad tal cosa? Y si la hay, ¿cuál es el precio de la independencia? Porque libertad no es lo mismo que independencia, como independencia no es lo mismo que autonomía.

Los amantes de las teorías conspiratorias por lo general ubican como villano favorito de todas las cosas, de todos los ocultamientos, tergiversaciones y perversidades al gobierno, sea el que sea y del nivel que sea, así el municipal como el federal. Todo lo que implique a autoridad apesta para el pueblo bueno que, ¡ironía!, jamás se cubre con la piel del lobo, dicen, aunque hieda como tal y, bravo y rabioso, se oculte entre la borregada.

Parte de las razones que explican el atractivo de mirar conspiraciones a diestra y siniestra, ya sea como gobernante o como ciudadano, radica justo en la falta de transparencia. Un gobierno sin transparencia es visto por sus gobernados como uno coludido con fuerzas malévolas que buscan y tienen interés en dominar y sojuzgar las conciencias de los individuos. Mientras los individuos y las empresas sin transparencia se ven a sí mismos como dignatarios de la secrecía propia de un sistema económico, social y político que ampara la propiedad, la pertenencia y la posesión del fruto del esfuerzo como premios meritorios, justificaciones del deber ser que les asiste. Entre personas nos exigimos discreción, mientras que de los entes públicos exigimos apertura, al fin son públicos. Y aquellas personas, físicas o morales, que se atreven a confrontar, a enfrentar, a encarar, a desafiar, a desnudar a quien detenta alguna forma de poder establecido toma casi de inmediato el carácter de héroe —aunque sea de pacotilla—, de Robin Hood, Cid Campeador, defensor de los oprimidos y entonces aun la sinrazón le asiste. Pero los seres humanos somos contradictorios, pues abrirse demasiado genera tanta desconfianza como cerrarse demasiado y vivir en el misterio. Lo cerrado, no obstante es un gigantesco imán que atrae nuestra curiosidad y nos fuerza, cuando menos, a imaginar. Somos —y Carmen Aristegui no es la excepción— como el gato de Schrödinger:



Las nuevas tecnologías han venido a incidir de manera notable en estas teorías conspiratorias, tanto de facto como de jure e incluso de manera imaginaria. Los bots parecerían estár a la orden del día como recursos y herramientas al alcance de una extraña fauna de troles, orcos y similares cuyo fin es, cuando más claro, desestabilizar la opinión pública, inclinarla hacia un lado concreto, generar tendencias específicas, neutralizarlas mediante el ataque sesgado, programado y masivo. Son las caras ocultas tras máscaras, el anonimato cobarde pero organizado capaz de canalizar los sentimientos de las masas informes y fijar la agenda informativa, para bien o mal.

La crítica pues, en este escenario, se vuelve un ejercicio difuminado por los intereses de propios y ajenos, de simpatizantes y adversarios. La batalla por las libertades, entonces, se encuentra en las mismas trincheras, atorada, sin salir a la tierra de nadie para enfrentar cara a cara al contrincante, si lo hay. La crítica, hoy, si la hay, adolece de lo más elemental para ella misma: la autocrítica.

Y justo eso le señaló MVS por voz de Felipe Chao, Director de Relaciones Institucionales del grupo, a Carmen Aristegui, luego del mensaje que ella emitiera el 19 de marzo:
[...] No te confundas, Carmen, lo grave, muy grave que nos está pasando es que, una vez más, no puedes aceptar que te equivocaste [...]
La ausencia de autocrítica por parte de la periodista, lamentablemente, excluyó, en su momento, la posibilidad de que reconociera que se equivocó.
[...] Carmen sostiene que su despido fue "fraguado con mucha anticipación" y por la intervención de situaciones "extrañas e inexplicables". Eso es falso.
[...] Este es el momento de que cada quien se haga responsable de sus propios actos. Los reporteros que fueron separados de sus cargos son responsables de haber comprometido una alianza de MVS en la que no fuimos consultados.
[...] La periodista Carmen Aristegui es responsable de fijar condicionamientos y un ultimátum que, por cierto, [...] reiteró a la administración de MVS para imponer su voluntad. 
Y MVS Radio es responsable de no aceptar ni desafíos ni condiciones. MVS se hace responsable de su libertad de empresa y de contratación, libertades, Carmen, tan valiosas y apreciadas como tu libertad de expresión.
Y aun a pesar de saberla cómo es de conflictiva y habiendo sido el primer causante de una experiencia traumática en el sentido que hablamos aquí, Ferriz de Con le ofreció sumarse a su canal añadiendo:
La esencia, la esencia, la esencia de esto que hoy estamos comentando que es tan complicado tiene que ver con, por un lado, una relación obrero-patronal [...] Punto número dos: que es un pretexto; que a MVS la orillaron a correr a Carmen, que fue un cobro de facturas que tenía en el cajón el Presidente de la República por haber sacado Aristegui la noticia de la "casa blanca" de Sierra Gorda 160; que hay un movimiento intransigente en México para oponerse a la libertad de expresión... Eso es algo que sí nos ocupa y nos preocupa [...]
Estamos viviendo un tiempo de México en el que todos los mexicanos tenemos que pensar que la libertad de expresión es la pauta y [...] la más importante [herramienta] para la democracia. 
Carmen —y hablo a todos los que se sientan igualmente agraviados—, posiciones indeclinables para defender la libertad de expresión existen, están, o se toman o se da uno por vencido. ¡Se puede uno dar por vencido! Pero no creo que sea tu caracerística, Carmen. Ni la tuya ni la de otros periodistas que presuntamente han sido agraviados, por el mismo proceso, de coartar su libertad de expresión. Formas de salir al aire hay. 
[...] Carmen, no pierdas el tiempo. Acepta que hay cosas que hay que tomar con humildad y la vida enseña muchas cosas, muchísimas. En la vida aprende uno. Y hay lecciones y hay momentos en los que la arrogancia debe ser la premisa para sacar un tema adelante, y hay otros en los que uno tiene que hacer acopio de humildad, de sencillez, de tenacidad y de trabajo; y de mucho valor. 
[...] Las puertas no se cierran todas, como tampoco se abren todas al mismo tiempo. Pero MVS está en su derecho de hacer lo que quiera con su organización, y tú estás en el tuyo de hacer lo que quieras con tu vida. 
[...] Cada quien es dueño de su éxito o de su fracaso [...] Las dos partes tendrán algo que perder. [...] En una relación perder-perder todo mundo pierde: pierde el público, pierde Mexico, pierde MVS, pierde Carmen, pierde la libertad de expresión...
En enero de este año y mediante su cuenta de Twitter y el portal de su nuevo canal, Ferriz de Con lanzó un hashtag o etiqueta de tendencia: "#unidosporlaverdad" como continuación de su propuesta de "Revolución del Intelecto" acompañado de un cuestionamiento y una invitación al gremio periodístico y no nada más:
En el México moderno domina un sentimiento inverso, basado en la histórica desconfianza y la repetida traición. A veces por envidia, a veces por abuso. Todo cimentado en un sistema de injusticia y falta permanente al Estado de Derecho. Prácticas, todas, que explican un desenlace. Solo soy invisible, unidos somos invencibles. 
¿A qué va todo esto? 
Reiteradamente vemos en innumerables publicaciones en redes sociales que la gente no cree. No cree en los políticos. No cree en las policías. No cree en los medios y aparentemente no existe periodista honesto. Todos somos “comprados” por intereses diversos. A decir de los mexicanos, los periodistas somos practicantes de un oficio que es objeto de renta o venta temporal o permanente. No hay convicción ni principios. No hay lucha ni compromiso. 
Siendo esta la impresión que damos, merecida o inmerecidamente, quiero convocar a los comunicadores de este país. A los informadores y formadores de opinión de buena voluntad con México y sus habitantes, a que nos unamos. 
Hagamos un frente común responsable y comprometido. Pleguémonos a un código de valor y ética. 
Pido a quienes nos dedicamos a una actividad tan noble, enaltecerla y posicionarla en la confianza de nuestro público. 
Pido un esfuerzo de pluralidad en todos. Despojemos egoísmos o desconfianza. Protagonismo o antagonismo. 
Dejemos de lado la muy particular forma de pensar, para unirnos en una sola voz que resulte de un sólido compromiso con la verdad y el amor a México. 
Por muy encumbrados que estén o por lejanos que parezcan, súmense a la lista. 
Periodistas, editorialistas, comentaristas, informadores. Juntemos nuestras intenciones en una sola. Creíble y digna. 
México espera buenas noticias. Podemos ser la primera.
Siguiendo esta idea, el 20 de marzo publicó en Twitter:


Si MVS tuvo presión para separar a Carmen Aristegui, se reafirma un México intolerante que sentíamos superado.

Y esto, de ser así, como la percepción apunta, es lo que debe servir de centro del tema que he venido analizando en este reportaje, pero sin caer en la tentación conspiracionista.