La campana no va a misa...

VERDAD DE DIOS, lo que va sucediendo con Cuba es interesante y preocupante, valga la cacofonía. La reintegración económica de Cuba al mundo será más rápida que la idea de un México en Movimiento con que nos ha jugado el dedo en la boca el gobierno de Enrique Peña Nieto desde su llegada a la Presidencia de la República en 2012, y dudo que tenga que ver del todo el tamaño de cada país como sí, más la voluntad política de los actores.

Aquí en México, sí, se hicieron reformas estructurales largamente esperadas, con todo y sus "asegunes", pero no pasa casi nada constructivo a pesar de la larga frontera con Estados Unidos y lo que esto significa. En cambio en la isla, ese estratégico enclave caribeño sometido por decenios a un bloqueo económico y político que, no obstante, le hizo en muchos aspectos lo que el viento a Juárez, ya empieza la rebatinga de franceses, chinos, españoles, estadounidenses, noruegos, ingleses y japoneses para invertir. Empresas como Carrefur, por mencionar una de larga lista, hacen fila para apuntalar el turismo, la exploración petrolera, el comercio, la producción fabril y agrícola cubanas. Mientras aquí todo lo bonito está en el discurso, milagrito prendido de una advertencia: la bonanza, de haberla, se empezará a notar a partir del 2017.

Entre tanto, visto entre paréntesis, quizá nos valiera hacer como Raúl Castro en su encuentro con el Papa Francisco el pasado 9 de mayo en el Vaticano que, como la campana, si bien no va a misa, a ella avisa. Por lo que coincido con Jacobo Zabludovsky en su parecer de que a Cuba le está pasando lo que cuenta el tango "Malevaje":
Decí, por Dios, ¿qué me has dao,
que estoy tan cambiao,
no sé más quien soy?
El malevaje extrañao,
me mira sin comprender...
Me ve perdiendo el cartel
de guapo que ayer
brillaba en la acción...
[...]
¡Ya no me falta pa' completar
más que ir a misa e hincarme a rezar! 
Tal vez todavía para muchos Fidel Castro no tenga madera de santo aunque el Diablo era hermoso cuando era mozo y los reclamos de disidentes del régimen castrista dentro y fuera de la isla ya parecían insistente repicar y gritos al cielo.

No cabe duda, para seguir con los refranes, que el Diablo sabiéndose viejo se hace hombre de bien. Y ninguna transición es sencilla. En México lo sabemos tras experimentar la transición democrática que puso fin a más de 60 años de gobiernos emanados del PRI. Cuba no podía ser excepcional. Ahora sí que, Dios mediante, allá como acá no nos queda más que ir a Dios rogando y con palo dando para que los objetivos planteados empaten con las necesidades de cada una de estas naciones. En Cuba no nada más hay que desarrollar la economía, hay que sentar las bases de la transparencia, de la democracia responsable y libre. En México, acomodar las piezas del rompecabezas que hagan del nuestro un sólido estado de derecho que dé garantías no nada más a la población sino a los inversionistas. ¿O qué? ¿No dicen que el dinero Dios lo da y los indios lo trabajan?

Faltará ver, en la extensión que también ha venido experimentando el mal representado por el narcotráfico, el fundamentalismo y el terrorismo, si no también estos, rogando al Santo Valverde y a San Dimas, verán en la isla el puente ideal para cerrar la pinza del mercado del miedo y aplicar aquello de la ley de Caifás: al fregado, fregarlo más, ley canónica, junto con la de Herodes, en las que nuestros políticos son doctos.

Si aquí el mesianismo está a la orden del día en personajes como Andrés Manuel López Obrador que solo sabe rezar para su santo, que no es otro sino él mismo, y se ora casi a diario a San Andrés según el cual, cuando se refiere a Peña Nieto, quien parece bruto, bruto es, en Cuba por otra parte el patriarcado de Fidel lo empata con Abraham. Seguro no verá la tierra prometida y gestionada más bien por su hermano Aarón, hombre de ¿fe?, pero por lo pronto e históricamente queda en las líneas del viejo testamento revolucionario como el cañero orientador del son y el habano.

En fin, al cabo de todo, el monaguillo y el Papa, el vasallo y el monarca, todos irán a la Parca. Por ahora, en México, nos queda concentrarnos en las elecciones intermedias que, con toda su nueva complejidad nos lleva a los mexicanos a ya no saber con cuál mano persignarnos. Yo no sé tú, amable lector, pero dicho entre paréntesis, yo por ahora exclamo ¡válgame San Juan Bautista y San Judas Macabeo!, pues no sé qué en la vista tengo que entre la manada de candidatos puros cabrones veo.

Palabras que arrancan rumores

NOCHE, ALREDEDOR DE LAS 9:45 del viernes 8 de mayo de 2015, a escasos metros pasando Las Torres de Satélite se produjo un choque entre una vieja unidad de microbús y un vehículo particular, esto en carriles centrales de la lateral del periférico, dirección norte, en Naucalpan de Juárez, Estado de México. Abordo de la unidad de transporte público viajaban 10 pasajeros además del chofer. En la unidad particular solo el conductor. Al sitio llegaron patrullas y una ambulancia, pues uno de los pasajeros requirió atención médica en el lugar. El hecho no pasó a mayores fuera del desquiciamiento del tránsito, generando largas filas en la dirección rumbo a Querétaro hasta el nudo que suponen Las Torres de Satélite.

En las redes sociales circuló fuertemente el rumor de que en la cercanía del restaurante bar La Chilanguita frente al monumento construido por el Arq. Luis Barragán había ocurrido una balacera entre presuntos narcotraficantes, que las unidades de estos habían quedado atravesadas en la vialidad y habían muerto diez personas. Otras versiones ubicaron el hecho más adelante, a la altura de la oficina de Correos, casi frente a Plaza Satélite, toda vez que coincidió con la presencia de fuerzas militares y federales en la proximidad de Circuito Arquitectos. Funcionarios municipales desmintieron el rumor a mediodía del día siguiente.

Cabe señalar que el rumor tuvo como origen los dichos de oficiales de policía en la zona y presumibles testimonios de viandantes.

Redes sociales y Rumorología
Personalmente recogí algunos de esos dichos y testimonios ya que estaba yo en la cercanía de la zona que recorrí en una parte a pie, sin hacerlos públicos hasta no confirmar los hechos, como es costumbre en estos mis Indicios. Y personalmente atestigüé el hecho del percance de tránsito. Por desdicha, para mí y los lectores, en el momento mi celular quedó sin batería y no pude registrar la imagen del hecho, no obstante, comparto el vídeo que alcancé a grabar el cual, aclaro, no puede ser ni siquiera considerado evidencia de nada tanto por las condiciones de la grabación como por el contenido. Me atengo por lo tanto a lo confirmado oficialmente por funcionarios del gobierno municipal, por lo pronto, hasta el momento de redactar estas líneas y quienes declararon:
No hay reporte de ninguna balacera en el sitio y la hora señalados. Lo único reportado es el choque entre una unidad de transporte público y un vehículo particular en medio de los carriles de lateral del periférico. Abordo del microbús iban 10 pasajeros, uno de los cuales requirió asistencia médica en el lugar. El tránsito se complicó por esta causa alrededor de las diez de la noche. A esas horas en los carriles contrarios circulaban unidades militares y federales como parte de uno de los operativos de las llamadas Bases de Operaciones Mixtas que tienen más de un año operando en la entidad y el municipio.
La coincidencia entre el operativo y el percance vial suscitó el rumor y lo alimentó hasta varias horas entrado el sábado siguiente, lo que es un claro indicio del poder y del riesgo latentes en el inadecuado uso que el común denominador de las personas hace de las redes sociales, generando rumores que inquietan y aterran a la población.

Las redes sociales son un magnífico instrumento de comunicación actual, pero es con mucho el más peligroso porque cualquiera puede hacer uso de ellas para desequilibrar la opinión pública en favor o en contra de una persona, un hecho o una situación concretos. De aquí la importancia de conminar a los ciudadanos a mirar y compartir con reserva la información que circula en las redes mientras esta no esté debidamente confirmada por las instancias profesionales.



Claro que existe siempre la tentación de reportar como un hecho fidedigno el testimonio de actores a quienes les consta una parte de la verdad, pero no ha de olvidarse eso, que es solo una verdad parcial que debe ser verificada cabalmente.

Campañas y ventarrones
Días atrás (6 de mayo) pude registrar el efecto de los vientos sobre un espectacular en La Florida. Comparto el hecho sin edición, por lo que me disculpo por las fallas de origen.

Respecto de ese hecho me limito a decir que a los cinco minutos del suceso llegó al lugar solo una patrulla municipal, a los veinte minutos comenzó a llover por tercera ocasión en el día.

Un par de horas atrás la zona se había quedado sin servicio eléctrico a consecuencia de un corto circuito en el área del fraccionamiento Boulevares. Coincidió que a los veinte minutos del suceso que relato el servicio fue restablecido poniendo en probable riesgo a los transeúntes en el sitio.

En el vídeo se nota cómo por momentos la lona llega a tocar los cables de alta tensión. A causa de la lluvia, la hora y las condiciones para grabar no pude continuar en el sitio por lo que desconozco los detalles acerca de cuándo llegó Protección Civil y las autoridades correspondientes para registrar y resolver oficialmente el acontecimiento.

El lado de la cartelera espectacular con vista al sur tiene un anuncio relacionado con la campaña electoral del candidato a presidente municipal para Naucalpan de Juárez por el PRI, David Parra Sánchez.

La conversación que sostengo con un trabajador de la zona se relaciona con una información que estaba yo buscando confirmar acerca de la existencia de un bar "clandestino" al lado de La Chilanguita y que algunos vecinos consideran que es un "Table". Pude confirmar después que se trata solo de un bar, con permisos, que funciona desde hace tres meses y con carácter de "exclusivo" al que puede entrarse por invitación, y funciona entre jueves y sábados a partir de las once de la noche.


Escisión a la vista 3. Carrera hacia la transición

Publicado originalmente en mi Blog "Tiempo y Destiempo"
sobre la plataforma Wordpress, el 19 de agosto de 2007

Modificadas las instituciones electorales, hechas las reformas necesarias —aunque siempre insuficientes— a la Constitución, con derrotas y victorias a cuestas, caídas y cortes de cabezas, lograda la transición democrática, el PRD se preparó para los siguientes pasos.

Como si siguiera un guión inspirado en los libros de AMLO “Los primeros pasos” y “Del esplendor a la sombra”, adaptadas las ideas y los conceptos a la época moderna y con miras al siglo XXI, el PRD reforzó su forma de organización hacia el exterior, creando redes ciudadanas, ampliando su influencia en los lugares más apartados de la República —como otrora hiciera el mismo PRI en sus inicios—, prometiendo esperanzas algunas de las cuales en el camino resultaron fallidas cuando no falsas y otras en verdad fructificaron, trayendo determinado progreso a la comunidad. Pero, por otra parte, descuidó los intereses y tendencias internas.

La izquierda, siempre atomizada (fenómeno que no es exclusivo de las izquierdas latinoamericanas), fragmentaria por naturaleza en razón de su enteco oposicionismo, comenzó a perder orientación.

Mas, sin perder el hilo, considero prudente hacer aquí una pausa motivada por la respuesta que las anteriores entregas de este análisis han suscitado.

Si alguna corriente de pensamiento ha demostrado a lo largo de la historia tener una piel en extremo sensible a la crítica, esa ha sido la denominada izquierda; etiqueta esta que, como muchas, hoy ya sólo eso son, marcas no siempre justas en su afán por delimitar estereotipos y por lo cual personalmente prefiero no utilizar si no es como un mero recurso descriptivo, para mi gusto grosero por impreciso y simplista.

Es verdad que en cuanto a sensibilidad cutánea ante los señalamientos, la izquierda no está sola ni es la única susceptible a la roña. Creo que nadie está vacunado del todo contra ella, pero no dejan de resultar sintomáticas las respuestas de militantes y simpatizantes cuando uno, cualquiera, incluso correligionarios, diverge en las ideas. Generalmente reaccionan visceralmente, ofendiendo, agrediendo verbal o físicamente, como fieras heridas y perseguidas, poniendo en evidencia una perniciosa característica de los ignorantes, los desesperados, los necios y los atrabiliarios, y que es la gran dificultad que tienen para argumentar a favor de sus causas, sea porque carecen de un vocabulario azas variado para expresarse de múltiples formas, o porque la lógica empleada en la construcción de sus enunciados y proposiciones es incorreca o errada.

Por supuesto, una generalización como la expuesta en las líneas anteriores puede dar pie a la respuesta airada de más de uno; nada más comprensible, sobre todo de quienes de un modo u otro han sido foco de la intolerancia de los otros y, en su inteligencia, acusándola arremeten defensivamente con la misma como estandarte sin reparar que son precisamente los juegos retóricos las más sutiles formas de provocación. Sería mejor preguntarse antes de actuar o hablar por impulso cuán tolerante se puede ser con un intolerante; o viceversa, cuán intolerante se puede ser con el tolerante.

Tras la pausa
Retomando el hilo y sin dejar las consideraciones anteriores como una isla, debo decir que cuando se califica a algún personaje de un modo u otro, el adjetivo empleado implica —mas no fuerza—, una suerte de provocación.

Todo adjetivo, en cuanto elemento retórico de descripción de manera natural incita a la mente a imaginar en cierta forma al objeto o sujeto descrito. Empero, el adjetivo carece en sí mismo de mayor valor que el de un accesorio. Señalar una rosa como roja o amarilla no añade ni sustrae nada esencial a la rosa misma. Como bien resumió Carlos Fuentes apoyado en insignes poetas: Sí, ¿qué hay en un nombre, qué hay en una palabra? “Mi nombre caía bien”, decía Pilar, la hermana de Franco, para explicar candorosamente sus pequeños privilegios. Pero “la rosa sería perfumada aunque cambiase de nombre”, dijo Shakespeare. Y “una rosa es una rosa es una rosa”, confirmó Gertrude Stein. Y después de todo, “aquí no suceden cosas de mayor importancia que las rosas”, escribió Carlos Pellicer [“El poder, el nombre y la palabra”].

Así pues, aun cuando el adjetivo suma al concepto una cualidad virtuosa o defectuosa (no necesariamente desde una perspectiva moralista), lo hace sólo a nivel sustancial, desde y en función de la apariencia presente concreta de la cosa designada. Porque el adjetivo es un accidente.

Esto es, al describir a los jóvenes del FJR del PRI de los años 80 del siglo pasado, entre los que se encontraba nuestro actual sujeto de interés AMLO; al describirlos, decía, como provocadores o como arietes de cierta corriente política de inspiración profundamente demócrata al interior del PRI, no por ello se les transforma en su esencia personal e individual. Mal haría en pretender afectarlos radicalmente sólo con palabras y peor si recurriera a métodos más definitivos y punibles.

AMLO el provocador
No crea el lector que lo aquí expuesto busca erigirse en diatriba ni siquiera en loa del personaje examinado. En un ejercicio de objetividad, no puedo ni debo pecar de parcial. La historia, los acontecimientos documentados son los que muestran el lado incitante de AMLO.

Para quienes no van con su proceder es conveniente recordarles lo que enseñan el Judo y la Lógica. Responder al provocador en la misma propoción, dirección y sentido de su propósito conlleva a la confrontación y por ende al menoscabo del propio equilibrio. El contestatario cae víctima de su propia fuerza defensiva de contra ataque. El papel dinámico respecto del sistema con el cual establece nexos de intercambio o dependencia, ubica al incitador, al soliviantador, como un elemento catalítico y propiciatorio de la crisis, que no del cambio (sobre esto abundaré en otra ocasión). O sea es un factor crítico por antonomasia. Su trabajo en este aspecto es y debe ser delicado, sutil, preciso, contundente, subversivo, con una meta específica: la generación del conflicto. Es decir, para ponerlo en términos teórcos de los sistemas: potenciar la carga energética capaz de poner en movimiento al sistema en su conjunto. Pero hasta aquí llega su desempeño. Nunca el factor de catálisis puede ser el mismo al que deriva la solución.

Alquimia política
AMLO y otros, con sus discursos ácidos, sus conductas y modos de organización contrarios a la norma, en este asunto son originales, agentes originarios del cisma y el desorden. Mas son otros individuos ni más ni menos capaces, simplemente con características distintas, quienes tienen a cargo controlar y evitar la precipitación de los ánimos. Otros más vienen a especializarse en la conformación, evaluación y asiento del producto resultante. He ahí los roles de Leonel Cota, Alejandro Encinas, Carlos Navarrete, Javier González, René Bejarano (con todo y “ligas”) y su esposa Dolores Padierna, por mencionar algunos de los más notorios; sin olvidar por supuesto al líder moral Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y, en su momento, a los personajes zapatistas, líderes sindicales, etcétera.

Entre operadores, consejeros, ejecutores, administradores y voceros, los miembros del PRD han ido llevando a la institución a una encrucijada que ya experimentamos en su punto más álgido en la segunda mitad del año 2006, tras las elecciones presidenciales. La contradicción se hizo un procedimiento de peso estratégico en el que aparentemente la afirmación explosiva de AMLO “al Diablo con las instituciones”, atentaba contra toda forma institucional menos la propia del PRD, lo que a más de uno hizo cuestionar entonces ¿qué es el PRD, si no un instituto político partidista?

La bifurcación de métodos evidenció la escisión anunciada años atrás, producto de rencillas y reconcomios internos de parte de ciertos abusivos, convenencieros, acomodaticios y demás sátrapas politicastros radicales extremistas (nótese el tren de adjetivos), que carentes de lealtad al partido y hambrientos de poder y lo que lo acompaña, incidieron en su resquebrajamiento. ¿Cómo entender al cuerpo en medio de un brazo político pragmático de vigor callejero, radical, impositivo y de otro institucional, protocolario, negociador? ¿Cómo pensar a un “presidente legítimo” que no gobierna sino detrás de las cortinas, como caricatura telenovelesca de un Benito Juarez recorriendo el país en campaña constante sobre su carreta sin posibilidad presupuestal neta y patente para cumplimentar las promesas? ¿Cómo unir las piezas, los hemisferios cerebrales de por sí separados?

Sólo hay un modo, disectando la masa por el cuerpo calloso que, según se sabe, es el encargado del intercambio de información entre los lados izquierdo y derecho del cerebro.

Es por esto, que los mismos perredistas conocen perfectamente, como parte de su historia, que es de esperarse no una fractura —eso sería una exageración infundada—, pero sí una escisión fundamental en los principios que lo determinan. Desde el momento que los convocantes establecieron como uno de los principales motivos para definir al congreso como “extraordinario” la necesidad de efectuar una profunda revisión y reforma estatutaria, la escisión quedó anunciada.

¿Escisión? ¿Cómo? Liderazgos rotos
Si contraponerse al provocador —como erróneamente lo hizo Vicente Fox— conlleva a la confrontación, por otra parte evitarlo, eludirlo, omitirlo, serle indiferente, cancela el diálogo y con ello toda posibilidad de negociación y entendimiento (como le ocurrió a otro provocador y manipulador astuto, Carlos Salinas de Gortari). Entonces, ¿cuál es el punto medio? La sensatez.

En la inercia por obtener y mantener triunfos, el PRD abrió la puerta a renegados y oportunistas de toda factura, tendencia y color. Muchos de ellos encontraron recientemetnte en AMLO un padrino excepcional (Manuel Camacho Solís, por ejemplo, ubicado en los ochentas junto con Enrique González Pedrero entre los principales ideólogos de la Corriente Democrática), y sirvió de escaparate y caldo de cultivo para activistas salidos de las filas del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de la UNAM y el Congreso Universitario como Carlos Ímaz, Martí Batres.

Al margen del historial vergonzante de algunos de ellos, lo que cabe decir es que los acomodaticios vieron la ocasión de allegarse un “hueso” a la vieja usanza, gozándolo hasta el final. Cada grupo, cada corriente, cada individuo empezó a ver para su santo; lo mismo radicales que moderados.

Luego de perder las elecciones presidenciales dos veces, fraude o no de por medio, la imagen y el peso políticos del ingeniero CCS decayeron. Qué decir de Porfirio Muñoz Ledo quien en su búsqueda terminó cobijado por la utilitaria sombra de Vicente Fox Quezada. Los jóvenes del otrora Frente Juvenil Revolucionario (FJR) del PRI, purgados de palabra en su momento por Jorge de la Vega Domínguez, hacia los noventa y durante el sexenio foxista, lograron ocupar posiciones clave en las dependencias de gobierno, ya en el ámbito federal ya en el de la capital del país, o en las entidades que poco a poco iba ganando el PRD unas veces mediante coaliciones y otras por mérito propio.

Las bases indígenas y campesinas antes primordialmente priístas y ahora más perredistas se hicieron notar a veces con visos amenazantes. El corte con bisturí en el ánimo nacional, en los principios monolíticos latentes del sistema había comenzado, pero de igual manera había dado inicio la segmentación de la izquierda en facciones.

Con esta escisión a la vista desde hace casi 20 años, lo que ahora se pone en la mesa del congreso perredista bajo el escrutinio de propios y extraños es algo en verdad serio y fundamental: más allá de la unificación del partido, está la definitiva posibilidad de resultar victorioso el partido en las elecciones presidenciales de 2012. ¿Cuál será el destino de AMLO? ¿Qué seguirá al Frente Amplio Progresista?